— Bienvenidos…— Trago saliva — al Campamento Valhala…— Jareth estaba atónito. — Jornada de Puertas Abiertas…— Leyó. Era acojonante. Se supone que Winnie que era chica de pocos amigos. ¿Cómo había ganado la apuesta? ¿De dónde había sacado 7 clientes? ¿Había usado la compulsión? Imposible. Incluso si había cambiado Mystic Falls, ella seguía siendo una licántropa, no debía tener esa habilidad. Vaya lio en el que iba a meterse ahora. ¿Qué iba decirle a Cherry? ¿Que la había cambiado por una niña? Por supuesto que no. Encima Winnie tampoco era una persona super agradable para su hermana.
 
— Esto es una locura…— Dijo él. Que si, que el campamento era bonito y tenia un montón de cosas con las que entretenerse, pero ¿Y Einar? Jareth todavía no estaba listo para repetir su conversación con Selene. Santo Cielos. Algún día iban matarlo por culpa de esa chica. De repente, suspiro y se bajó del coche. Mejor seguía esperándola afuera.

— Vamos Weasley…— Alego con un tono de súplica. ¿Dónde se supone que estaba? Iban a irse a las 12:00 y, ya estaba pasada por 10 minutos. Acaso ¿Se había dormido? No. Ayer no habían tenido luna llena. Era imposible que estuviera tan cansada. Parecía mentira que ella y Robin tuvieran tan poquita diferencia de edad, pensó Jareth. La morena nunca lo hubiera dejado tanto tiempo esperando.

Francamente, era una putada que pudiera ir con ellos. El pobre de Jareth ya se había acostumbrado a encontrársela.

15 minutos tarde, la silueta de Winnie salió del edificio. Ya era hora Entonces negó con la cabeza. Debería haberse enojado, pero, lo cierto es que no lo hizo. De hecho, lucía entretenido viendo las prisas de la chica.

Jareth tenía ambos brazos estirados por encima del Impala. Literalmente, era como si estuviera reposando en un sillón. Iba vestido con una camisa blanca de mangas cortas y con un jeans de cuadrilles color gris.

Resopló con molestia, arrodillándose delante de su cama. —Ya te he dicho que solo es un amigo. ¿Vas a decirme de una vez dónde me has escondido las malditas zapatillas?— Estaba llegando tarde, y odiaba llegar tarde, pero una de sus compañeras parecía empeñada en hacerle la mañana imposible. Llevaba más de media hora buscando sus zapatillas mientras la otra no dejaba de cotorrear detrás de ella. Todavía se preguntaba cómo se había enterado que vendrían a buscarla, no es que le importase que lo supieran, pero no soportaba que metiera las narices en su vida, y a la chica le encantaba hacerlo.

Habían pasado diez minutos desde que se suponía que debía verse fuera con Jareth, y su compañera seguía sin abrir la boca para decirle dónde demonios había escondido sus cosas. Y se le estaba agotando la paciencia. —Ya, se acabó la gracia, o me das mis zapatillas o te juro que acabas con ese bonito vestido tuyo manchado de sangre.— La mirada seria que le lanzó, y la amenaza de ensuciar de sangre uno de sus vestidos favoritos fue suficiente para que se asustara y entendiese que no estaba bromeando, y por fin consiguió que le devolviese sus zapatos. No habría sido ningún problema que se los escondiese si no fuese el único par que tenía que no estaba en las últimas.

No le dijo nada más, ni se molestó en volver a mirarla, sólo tomó su mochila, su skate y abandonó la habitación a toda prisa. Cómo odiaba llegar tarde, y más aún si el motivo de su retraso era alguno de sus estúpidos compañeros. Por suerte Jareth seguía ahí cuando salió, y eso le hizo dar una última carrera para poder alcanzar el coche cuanto antes. —No preguntes, sube al coche y arranca antes de que la estúpida de mi compañera venga a meter sus estúpidas narices donde nadie la llamó.— Tan emocionada que había estado por aquel día, tanto que se había esforzado por conseguir esos siete clientes, ¡siete clientes! para ganar esa apuesta que le había impuesto el idiota de Jareth para que aceptase acompañarla, y la idiota de Nancy ya le había hundido los ánimos al subsuelo.

— ¡Dios, al fin! — Exclamo Jareth con tono apresurado. “Sube al coche y arranca antes de que la estúpida de mi compañera venga a meter sus narices” ¿Cómo? ¿Su compañera? No puede ser ¿Qué carajos había hecho? Era imposible que no se riera con Winnie, pensó el licántropo, mientras lograba, a duras penas, aguantarse la risa. — ¿Se puede saber que hiciste esta vez? — Pregunto, al mismo tiempo que la veía subirse al Impala.

¿Eh? ¿Quién era ella? — Es ella ¿Cierto? — La chica estaba en el segundo piso del orfanato y, literalmente parecía que tenía la cara endosada en la ventana. Francamente, se veía ridícula. Ahora, no hacía falta preguntar mucho, para saber que le interesaba corroborar. — ¡Gracias por cuidar de ella! — Exclamo dirigiéndose a la ventana. Exacto, había hecho justo lo que no tenía que hacer. — No sabía que tuvieras a una Jerry encerrada en tu habitación — Bromeo.

— El Cinturón Weasley — Ordeno Jareth con tono paternalista. Le importaba bien poco que fueran Licántropos. Mientras ambos estuvieran en la sociedad mundana, iban a tener que ceñirse a las normas que había. Aunque sea, por respeto.

La miro y sonrió — Vamos allá — Seguía sin hacerle gracia lo de encontrarse con Einar, con Charlotte o con Selena. Sin embargo, ver a esa chica con él lo hacía sentirse optimista. No se conocían hace mucho, pero, le tenía aprecio. De alguna manera, sentía que podía en ella y que, mientras la tuviera cerca, nunca nada iba a ser tan malo.

Era un poco parecida a Jerry en ese sentido. Ambos emanaban buen rollo, incluso cuando estaban de malas. Era como si los iluminara un precioso velo de luz.

—¿Sabes? — Pregunto Jareth mientras la miraba — Todavía no entiendo ¿porque quieres ir a ese campamento? — Su expresión lucia divertida e intrigada a la respuesta. — ¿Eres consciente de que habrá más personas como nosotros? — Como nosotros Desde que Winnie sabía acerca de la licantropía de Jareth, todo era más fácil para ellos. — ¿No te asusta que algo se salga de control?  —

Ojalá tuvieran tiempo para que pudiera empezar a entrenarla. Hasta ahora, solo había podido enseñarle de cultura. Algo, no muy útil para la enorme comunidad de sobrenaturales que había en la ciudad.

Bufó como un gato enfadado al escuchar a Jareth. ¿Eso iba a ser lo primero que le diría? "¿Qué hiciste esta vez?" —¡No hice nada! No sé cómo se enteró de que venías a buscarme y no hacía más que preguntar cosas estúpidas.— Tan estúpidas como lo era ella. Si es que no podía caerle peor. —Y como no le quise responder ninguna de sus tonterías, me escondió las zapatillas y no las encontraba.— Guardó su mochila y el skate en los asientos traseros antes de subirse al asiento del copiloto, y una vez se sintió lejos de la mirada de Nancy, pudo respirar tranquila. —Y tú eres un capullo por echarme la culpa.— Se cruzó de brazos, acomodándose contra el asiento.

No le hacía falta mirar hacia el edificio del orfanato para saber que Nancy había estado con la cara pegada en el cristal desde que había salido de la habitación. —Sí, es ella, pero no vayas a... ¡JARETH!— Dios, era de lo peor ¿Por qué seguía siendo su amiga? Le recibió con un puñetazo en el brazo cuando se subió al coche también. —Eres el ser más despreciable del universo.— ¿Lo pensaba realmente? Por supuesto que no. Pero estaba lo suficientemente molesta y enfadada con el mundo en general que no podía evitar esas cosas. —Ya quisiera ser un poco como Jerry, créeme. Vosotros os lleváis bien. Yo no la soportaría ni aunque fuese una muñeca de trapo incapaz de moverse y hablar. Sólo le interesaba preguntar porque alguna vez te vio en el restaurante trabajando, le pareciste guapo, y según ella si una chica y un chico se llevan bien, es porque tienen un lío, no porque sean amigos.— La estupidez más absurda que había escuchado alguna vez, Nancy era experta en soltar cosas parecidas a esas, siempre pegada a las revisas de adolescentes que daban los consejos más pésimos que alguna vez pudieran existir.

Rodó los ojos y buscó a tientas el cinturón, manteniendo la postura en la que había quedado tras acomodarse. —Sí, papá.— Una sonrisa burlona apareció en sus labios mientras se colocaba el cinturón por encima y lo abrochaba. No era de las que solían viajar sin él puesto, pero había preferido tomarse unos segundos de no moverse en absoluto para intentar calmarse. De verdad que Nancy la sacaba de sus casillas como nadie. Una vez arrancó, se movió un poco para poder encender la radio, buscar alguna canción del gusto de ambos y dejarla a un volumen lo suficientemente alto como para poder escuchar bien las canciones, pero no tanto como para no poder hablar.

De nuevo se dejó caer contra el asiento, más tranquila conforme se iban alejando del orfanato. —Ya te lo dije ¿es que no me escuchas cuando hablo? Dominic me habló del campamento, y es mi oportunidad perfecta para conocer el sitio tranquilamente.— Porque aquella jornada de puertas abiertas no había podido llegar en un mejor momento. Sacó el panfleto que había conseguido, y que llevaba doblado en uno de los bolsillos del pantalón. —Jareth, no soy una niña de tres años. Sé que habrá más gente como... Como nosotros, y puede que... Bueno, que esa sea una de las razones por las que quiero ir. No conozco a mucha gente así ¿sabes?— Sin contar a Jareth, apenas eran dos personas más. Se sentía perdida en ese mundo, necesitaba conocer a más personas como ella, de su edad, que pudieran enseñarle a llevar aquello de una manera menos peligrosa para los demás. —Tú siempre has tenido a tu hermana, pero yo no sabía nada hasta hace unos meses, ni conocía a nadie con quien hablar sobre ello...— Igual había tenido que ser duro para ellos, pero al menos no habían estado completamente solos.

Con la mirada perdida en el folleto, se llevó el pulgar a la boca para poder mordisquearse la uña. —No, no me preocupa para nada. ¿Por qué debería? Si algo llegara a pasar estarías tú ahí, y también Dominic. No puede salir nada mal estando vosotros.— Y es que sí, confiaba en ellos hasta el punto de sentirse despreocupada de cualquier accidente que pudiera pasar mientras ellos estuvieran cerca, y aquello que había dicho era lo más sincero que había dicho en todo lo que llevaba de mañana. —Oye ¿crees que podamos parar a comprar algo de comer? Nancy no me dio tiempo de desayunar porque me estuvo tocando las narices.— Le observó, ahora sí, dejando la información sobre la jornada en sus piernas, y bajando un poco la ventanilla para permitir que pasase el aire fresco-

¿Se había enterado? ¿Cómo así? ¿Cuándo? — Un segundo, ¿ella era una las chicas que llevaste al restaurante? — Repuso Jareth con tono de pregunta. — Quizá oyó alguna broma de Jerry…— Tenía sentido ¿no? Es decir, él sabía del compromiso que tenía con Winnie. Además, detestaba el incómodo silencio que surgía al tomar los pedidos. Es muy probable que hubiera visto a esa chica junto a Winnie, y al atenderla, no pudo evitar que se le escapara esa información. — Digo, no es que sea una persona muy discreta…— Agrego, mientras soltaba una pequeña carcajada contenida.

Menos mal que tenia que hacer ese viaje con Winnie, pensaba Jareth. De todas las personas que conocía en Mystic Falls, ella era la que más lo hacia reír. Lev era su amigo también, pero, a él lo conocía previamente. Esa chica había sido un descubrimiento. — ¿Las Zapatillas? — Repitió con extrañeza y entretención.  — Acaso ¿no tenías otro? — Por Dios. Lo había dejado esperando por ¿unas zapatillas? Era una situación surrealista. ¿Qué importa si iba con otras?  — Es increíble… — Musito con expresión divertida. Luego, negó lentamente con la cabeza — ¿Desde cuándo una Weasley se preocupa tanto por su ropa? — Bromeó.

Winnie era una chica guapísima. Según Jazz, ella y Robin eran de las más guapas del pueblo ¿Por qué se preocupaba tanto por el atuendo? Es decir, iba verse bien con lo que sea que tuviera encima.

¿Echarle la culpa? Vale, sí. No había estado bien con eso, pero ¿Cómo se suponía que iba a saber acerca de su amiga antes de que ella se lo contara? Era un Licántropo, no un adivino. — Vamos, no te enojes, ¿de acuerdo? — dijo después de darle un pequeño empujoncito en el hombro. — ¿Por qué mejor no me dices qué es lo que más ganas tienes de hacer en ese campamento? — agregó con tono cariñoso — El panfleto tiene un montón de actividades — Jareth las había leído todas en la mañana y, francamente, no podía creer que Einar hubiera incluido el lanzamiento de hachas en el programa. Su obsesión con la cultura vikinga resultaba abrumadora.

— ¡Tranquila! — Alego Jareth, mientras se reía — Solo era una broma, no tienes que enojarte tanto — Entonces se inclinó sobre el volante y la vio hundirse en su asiento. Se veía enfadada. Tal vez, demasiado enfadada. Acaso ¿debería hacer algo? Si ¿cierto? — Perdón ¿vale? — Se disculpo. Tenia el rostro lleno de amabilidad y de gentileza. — No debería haberlo hecho… — Reconoció, mientras se encogía de hombros. — Pero se le olvidara — agrego con tono despreocupado — Créeme… — Jerry también estaba en la misma etapa, pero, él no le daba bola. ¿Qué importa lo que dijera el resto de la relación que tenían? Ambos que sabían que eran amigos. Solo tenían que quedarse con eso. A lo mejor, con el tiempo se volvía entretenido. ¿Quién sabe?

— ¿Despreciable?… —  Repitió Jareth fingiendo indignación — ¿Cómo que despreciable? —  Se rio. Era alucinante. Cada vez que se reunían, Winnie tenia un insulto nuevo que tirarle. Él sabía que eran bromas, pero, le parecía impresionante la creatividad de su vocabulario. Era como si tuviera diccionario de ofensas enquistado en la cabeza. Luego, esperó un segundo de silencio y añadió, con una sonrisa — También te quiero, Weasley — Obviamente, no pudo mirarla porque estaba conduciendo, pero se imaginaba el tipo de reacción que había tenido. Jazz era un chico emocionalmente abierto, y eso solía desconcertar a algunas personas. — ¿Sabes? Creo que no deberías enojarte con tu amiga — Comento, mientras esbozaba una sonrisa maliciosa. — Solo ha dicho que soy guapo — No era vanidoso. Sin embargo, gozaba tener ese papel cuando estaba con personas de confianza. — Tú me invitaste a comer y me diste helado — Solo lo soltó. Sabía que iban a empezar a debatir de nuevo, pero, le gustaba. Según él, Winnie se veía super mona cuando discutía.

Luego, bajo ambas ventanas y añadió lo siguiente — Yo tampoco disfruto con esto, pero…— Entonces la vio a los ojos — ¿Qué puedo hacer? La genética fue demasiado generosa conmigo — Sonrió. Por desgracia, para él y todas las demás chicas, no se encontraba tan emocionalmente estable como para tener una relación. Estaba mejor que antes, pero aún tenía camino sin hacer.  

Inmediatamente, el rostro de Robin llego a su cabeza. Trago saliva. Ojalá las cosas fueran diferentes, pensó. La noche del baile había sido increíble. Literalmente, era la primera vez en que Jareth se había sentido libre de nuevo. Quizá Lev tenía razón y, debía tomar el riesgo de sentir más cosas. A lo mejor, ir a ese con ella había una señal. Tal vez había notado algo que lo atraía, pero aún no era consciente de ello.

¿Papá? Que estúpida era esa niña, de verdad. Un día era Malfoy, al siguiente un tonto, luego un despreciable, y ahora... ¿un papá? ¿Qué sería mañana? ¿Un dinosaurio? Con el rumbo que llevaban las cosas, tampoco sería descabellado que lo pensara. — Que tonta eres, de verdad…— Repuso él, después de dar un hondo suspiro.

— Qué pereza — reconoció Jazz — Detesto cuando empiezan a pedir canciones a la gente. — Era una bonita manera de causarles sentido de pertenencia a los oyentes, pero es que siempre llamaban las mismas personas. — ¿Puedes cambiar la estación? — Preguntó mientras le dirigía una mirada de soslayo. Por Dios, iban a un campamento ¿Por qué iban a ponerse a escuchar canciones de desamor? Querían pasársela bien.

¿Dominic? Cierto, lo había olvidado. El era su maestro de gimnasia ¿no? Pues era una buena oportunidad para conocerlo. Winnie solía hablar super bien de él así que, debía ser una buena persona. Quizá tendría un poco de carácter, pero eso era lo típico de los profesores. — Tengo dos trabajos, cariño — Contestó mientras rodaba los ojos — Perdón si no recuerdo todas mis conversaciones. — Después, volvió a sonreír siguió escuchando a su acompañante. Tiene sentido, pensó. Él siempre había estado con Cherry. Había pasado por un millón de desafíos, pero, en cada uno de ellos, había estado ella. Trago saliva. Nunca había padecido la soledad. Incluso su Maldición de Licántropo la habían despertado juntos. —  Tienes …. Razón…— Repuso. Se tonaba que se había apenado su tono de voz. —  Lo siento…— Esa chica era importante para Jareth. Sin embargo, no siempre lograba tener el tacto que quería. Aunque llevaban meses siendo amigos, todavía le resultaba difícil distinguir entre la frialdad y la asertividad. — ¿Sabes? No sé qué hubiera sido de mi vida sin Charlotte…— Confeso, mientras la miraba a los ojos — Incluso antes de Licantropía ella siempre fue más fuerte que yo…— Era difícil de explicar y, se veía. Quería utilizar bien las palabras — No me refiero al aspecto físico, sino al corazón que tenía. Cherry irradiaba entusiasmo y determinación, y a pesar de todas las dificultades que habíamos enfrentado, nunca perdía su inocencia...— Explico — Era como una superheroína de esas de los comics. — Suspiro. Luego, vio el cambio de color en el semáforo y continúo conduciendo.

Tragó saliva. — A lo que quiero llegar con todo esto es que… — dijo con tono natural. — Si fuera tú, no me preocuparía tanto por el número de amistades porque… — continuó. — Veo en ti lo mismo que veía en mi hermana. — Y ahí estaba. Había vuelto el Jareth emotivo. Había trasladado su corazón al mismo sitio que su boca.

— Vamos abuelo… — Musito con tono de cansancio — Muévase… — Ese viaje iba a ser un calvario. Estaban atochamiento terrible. Giro la cabeza, cuando la voz de su acompañante — ¿Comida?… — Repitió. Ok, vale, no esperaba ese comentario. No era extraño. Sin embargo, había sido un poco repentino. — Por supuesto. — Contestó él. De todos modos, no llegarían pronto a Grove Hill. La opción más inteligente era abandonar el embotellamiento y esperar a que las carreteras se despejaran.

Entonces, giro el volante y cambio el rumbo del viaje. — ¿Qué suelen desayunar en el orfanato?  — Pregunto curioso.

Negó despacio, haciendo memoria de los clientes que había llevado al restaurante para ganar la apuesta. Podía poner la mano en el fuego sin quemarse a que en ningún momento la había invitado a ella. —No, ella no vino, una de sus amigas sí, quizá ella se lo contó... No lo sé, tampoco me quiero preocupar por ella ahora mismo, ni pensar en ella tampoco.— Suspiró, buscando esconderse en el interior del coche. Cuanto antes desapareciera de la vista de Nancy, antes podría relajarse. —Tengo otro par, pero está en las últimas, no está para pasar todo el día en el bosque. Este es el mejor par de zapatillas que tengo, por eso me las escondió.— Rodó los ojos ante el comentario de Jareth. Si tuviera más pares de zapatillas habría cogido otros cualquiera para ponerse, pero estando allí las posibilidades se reducían demasiado. —Pues desde que no cuenta con mucha de ella y se tiene que preocupar de la poca que tiene. No tienes ni pizca de mentalidad Weasley, me has decepcionado.— Suspiró y negando con la cabeza, falseando un gesto de decepción.

Con los brazos cruzados sobre el pecho, observaba desde el espejo retrovisor cómo el orfanato quedaba cada vez más lejos hasta desaparecer por completo de su vista. —Me enfado porque solo sabe meter sus narices en la vida de los demás. Y porque tú eres un bocazas. Mira que te dije que solo subieras al coche...— Nancy siempre hacía lo mismo, parecía que disfrutara haciéndole la vida imposible únicamente a ella. Por aluna razón, la había tenido en el punto de mira desde que llegó al orfanato. —¿Y si te digo que me gustaría hacerlo todo? Ya no podré apuntarme en la carrera, pero sí que quiero practicar tiro con arco. Y con hacha. Y la tirolina debe ser una pasada.— Ahí estaba de nuevo la Autumn de siempre. Hablar de las actividades, y estar lejos del centro lograba mejorar su humor sin ninguna duda. —Está bien, da igual, olvídalo. De todos modos se iba a poner igual de pesada aunque no hubieras dicho nada, así que no importa.— Se habría inventado cualquier estupidez con la que molestar, era algo que se le daba de fábula. —Mira que eres tonto...— Resopló, casi bufando de nuevo. Estaba de broma ¿verdad? ¿Después de todo lo que había dicho, nombraba a esa idiota como su amiga? —¿Qué he dicho exactamente que te ha dado a entender que es mi amiga? ¿La parte de "no la aguanto ni dormida" o la de "ojalá se callase mil años"? Porque creo que me he perdido algo.— Frunció el ceño y alzó un dedo amenazador en su dirección, aunque como iba conduciendo lo más probable es que no lo viese. —Ah, no, no vuelvas a ir por ahí, te lo advierto. Y guárdate el ego, en el coche no cabemos todos.— Terminó bromeando para que no se tomara demasiado en serio sus palabras. Ya habían tenido esa discusión muchas veces, ninguno de los dos daba su brazo a torcer, y prefería que lo evitase lo máximo posible.

Suspiró cuando el ritmo y el tono de la siguiente canción desentonó tanto con la que acababa de terminar, haciéndole torcer el gesto en una mueca de desagrado incluso. —En mi defensa diré que la anterior canción era buena. Esta es como una patada en los huevos, por dios.— Se incorporó ligeramente para poder alcanzar la radio y buscar otro dial donde pusieran buena música. —Si no te gustara tanto la radio, te diría de poner mi cassette.— Con ella se evitarían sustos como ese sin ninguna duda.

Era increíble, encima se sacaba una excusa de lo más pésima. Nada tenía que ver su trabajo para que le prestara atención cuando le hablaba de temas importantes. Bien que no se había olvida de todavía de ese helado al que le había invitado. —No culpes a tu trabajo de tu sordera selectiva. Escuchas y recuerdas lo que más te conviene y te interesa, a mí no me puedes engañar.— Suspiró y negó despacio, bajando la mirada mientras sus dedos atrapaban el bajo de su camiseta, como hacía cada vez que un tema la ponía ansiosa o era demasiado delicado. En ese caso, era ambas cosas. —Está bien, no tienes que disculparte, sólo... Quería que entiendas mi punto del asunto. Puede que para ti sea algo con menos importancia, llevas más tiempo que yo en todo esto, conoces más gente...— No quería ahondar demasiado en recuerdos que todavía le hacían daño, y tampoco quería hacer que Jareth pensara en cosas que pudieran hacerle sentir incómodo. —No puedo decir que te entiendo, pero sí que me dais un poco de envidia. Mucha, mejor dicho. Siempre pensé que sería genial tener un hermano, y aún más desde hace meses.— Ni siquiera había podido llegar a plantearles a sus padres seriamente si no habían pensado tener otro hijo. O dejarle adoptar una mascota, cualquier cosa para sentirse más acompañada cuando ellos se fueran a trabajar.

Esbozó una sonrisa tímida y avergonzada por las palabras de Jareth, pero no dijo nada, no sabiendo nunca qué decir cuando le decía ese tipo de cosas. Así que optó por hacer caso a su estómago y aprovecharlo para cambiar de tema. —Sí, con la imbécil de Nancy no pude pasar por el comedor a coger algo, pensaba llevarme un sándwich al menos pero no pude. Creo que por ahí estoy viendo una estación de servicio.— Señaló a un pequeño edificio que se veía un poco más adelante en su lado del camino. —No creas que gran cosa, tostadas, cereales, leche, zumo, alguna fruta... Yo suelo coger la fruta y largarme. O llevarme algunas tostadas. ¿Qué sueles desayunar tú?— Prefería comer de camino a la escuela o a donde fuera a esconderse esa mañana que hacerlo en el comedor del orfanato, ese lugar la deprimía y le absorbía las energías.

¿No la había llevado? Pues debía ser un demonio ¿no? Porque Winnie estaba desesperada por ir a ese campamento. — Lo siento ¿sí? — Dijo Jareth con tono apenado. — Solo intentaba quitarte la cara larga... — Pobre chica, pensó. Ella solo quería olvidarse de todo y, él le tomaba el pelo ¿Qué clase de amigo era? La miro con ternura y esbozo una sonrisa — Pero… tienes razón — Afirmo — No hablemos más de ella — Estiro el brazo y le acaricio tiernamente el cabello — Hoy solo seremos Weasley y Malfoy — Entonces soltó una carcajada y devolvió su brazo al volante.

Por suerte, ya no se veía el orfanato en el espejo retrovisor. Más temprano que tarde, todo volvería a ser como antes,

¿Solo dos pares? ¿Desde cuándo un adolescente solo tenía dos pares de zapatillas? Jareth intuía que estaba jodida económicamente, pero, nunca pensó que tanto ¿Dónde carajos estaba su familia? Y ¿Quién era el sujeto que administraba ese orfanato? Acaso ¿no les regalaban nada a los chicos? Por Dios.

Un segundo, ¿Estaba rodando los ojos? ¿De Verdad? Mientras él pensaba en como ayudarla, ¿ella se burlaba de él? Entonces negó con la cabeza y se rio — Eres una sinvergüenza — Dijo de repente. No quito la vista de la carrera. Sin embargo, sabía que Winnie lo estaba mirando. ¿Cómo? Pues, porque él hubiera hecho lo mismo, si el caso hubiera sido al revés. Eran amigos, se conocían al pie de la letra.

— ¿Mentalidad Weasley? — Repitió con humor y con sorpresa en su tono de voz. ¿Por qué debería tener mentalidad de Weasley? Acaso ¿no lo había escuchado? Él era un Malfoy (un Potter cuando no tenia el cabello tintado) Encima tenia el descaro de hacerse la desilusionada — Lamento tener dinero cariño — Ironizó con una sonrisa juguetona. ¿Pudo ser más cruel? Si, definitivamente sí, pero, no quería que se le fuera de las manos otra vez.

Winnie acababa de decirlo, se había comportado como un bocazas. En su defensa, la línea entre la broma y la gilipolles era demasiado delgada como para estarla distinguiendo todo el tiempo. — Tengo una pregunta… — Anuncio Jareth — ¿Quién administra vuestro orfanato?… — Puede que no estuviera al tanto, pero es posible que hubiera escuchado algún dato en alguna ocasión. Exceptuando el Mundo Sobrenatural, las cosas cotidianas rara vez se ocultaban en Mystic Falls. — Digo, ¿no puedes pedir un cambio de compañera? — ¿o zapatillas nuevas?, pensó. — Seguro que hay alguna chica agradable — Agrego en un sutil intento por entusiasmarla. Incluso podía haber sobrenaturales ¿no?

Tiro con hacha. Imposible, no podía evitarlo. Cada vez que escuchaba eso, aparecía Einar en su cabeza. Trago saliva. Campamento Valhala Era alucinante lo que había conseguido. Jareth había ayudado en la construcción, pero el merito no era suyo. Toda la idea había nacido de Einar. Él y Selene habían actuado como unos completos visionarios.

Se ve linda, pensó. ¿Cómo no iba a conmoverse con Winnie? Literalmente era niña yendo a un parque de diversiones. — Calma señorita ansiedad — Bromeo mientras le daba una miradita de reojo. — Entonces intentare no involucrarme mucho — Ahí estaba, tenia otra vez su sonrisa maliciosa. — Digo, para que puedas ganar en algo — Entonces encogió los hombros y se rio. Lo único que quería Jazz con eso, era provocarla. Sabía que, si entraban en esa dinámica antes de llegar al campamento, todo seria mucho más divertido.

— ¿Cómo que tonto? — Exclamo desconcertado. No se podía ser más sinvergüenza. Winnie tenia suerte de que no caducaran los insultos, pensó Jareth. De lo contrario, seria muda. — Pero si me hablas igual que a ella — Argumentó. Movió la cabeza de un lado al otro y después sonrió. — O que ¿me dirás que es diferente? — Santo Cielos ¿Qué hacían yendo a un campamento? A esa chica le falta clases de etiqueta. De no ser porque llevaba 20 años con el mismo nombre, Jareth estaría prendidísimo. Idiota, tonto, Malfoy, despreciable ¿Cuánto más iba a seguir la lista?

— ¿Sabes? Pensé que nunca diría esto, pero me equivoque … — La miro. Trago saliva. — Cuando nos conocimos, dije que socializar estaba sobrevalorado ¿recuerdas? — Continúo. Era imposible que Winnie no notara lo que venía ahora. Jazz tenía la gracia dibujada en la cara — Pues creo que no es tú caso, necesitas tener amigos Weasley — Bromeo.

“No vuelvas a ir por ahí” — Vale, tranquila — Exclamo riendo, mientras levantaba algunos dedos del volante. Que risa. La reacción de Winnie había sido justo la que Jareth había esperado. Era impresionante, no llevaban un año conociéndose, y ya sabia leerla. Al final, lo de la química no era mentira. Ambos encajaban increíble como amigos. Era como si se conocieran de toda la vida. — Que hormonal estas hoy ¿no? — Agrego riendo. Touche Vale, tenía que darle merito por lo del ego. Había sido una buena respuesta.

¿Qué mierda era esa canción? Jareth arrugo la nariz — Justo — Confirmo. Era como una patada en los huevos. ¿Qué pasaba con las radios de Virginia? ¿Desde cuando eran tan aburridas? ¿Dónde estaba la música de verdad? Un segundo, Winnie ¿Tenia una Cassette? ¿Por qué no lo había dicho antes? — ¿Qué? ¿Y lo dices ahora? — Exclamo con gesto entretenido — Ponlo — Por Dios. Se supone que tenía que estar atenta. Es decir, la música era la tarea del copiloto ¿no? Además, él siempre había querido saber que escuchaba Winnie. Era intrigante que siempre anduviera con los cascos puestos. — Lo que sea es mejor que esta basura — Rio.

— ¿Memoria Selectiva? … — Repitió Jareth, con tono entrenido mientras miraba de reojo a su acompañante. Está ansiosa, observó. Se notaba que no le gustaba tema de la conversación. — Son hechos cariño … — Puntualizó. A ver, siendo francos, Winnie no estaba equivocada con lo que decía. Sin embargo, Jazz no pensaba reconocérselo. Las conversaciones eran más entretenidas así. — Además … — Agrego malicioso — No sé porque te preocupa acordarte de eso. Digo, no fue una mala cita — Como le gustaba tomarle a esa chica. Era mágico. Sabía que iba a ponerse super roja con el comentario.

A medida que avanzo la conversación, Jazz y Winnie fueron tocando otro tipo teclas. No los había aburrido bromear. Sin embargo, no podían solo con eso. El viaje era largo y, la personalidad no era lo único que los unía. “Siempre pensé que sería genial tener un hermano.” Ser un licántropo era un desafío mayúsculo, Jareth lo sabia en carne propia.

En realidad, era admirable que Autumn hubiera sido capaz de sobrevivir tanto tiempo sola. No todo el mundo lograba esa hazaña. Entonces giro la cabeza y, la miro a los ojos. ¿Cuánto había tenido que pasar? Pobre chica. Luego tomo su mano y la apretó — ¿En serio? Pues, yo amaría tener otra hermana — Repuso con tono cariñoso. — Solo si quieres claro esta… — Ofreció.

De Jazz podían decirse un millón de cosas malas. Excepto una, que no tenia corazón. La miro. Esta avergonzada, observó. Acaricio sus dedos, y llevo la mano al volante otra vez. Ahí estaba, cambiaba de tema para evitar complicarse. Se notaba a leguas que Winnie no era una buena oradora.

— Si te sirve de algo… — Comentó — Creo que habrá mucha comida en el campamento … — Jareth conocía muy bien a Einar. Sabía que no dejaría a un lado un detalle como ese. Mucho menos con Selene asesorándolo. Además, era una cosa de sentido común. Con la tremenda cantidad de gente que iba a asistir era estúpido no poner comida. Entonces, volteo el volante y siguió las indicaciones de su compañera.

— ¿Yo?… — Repitió. — Pues.… — Jareth tampoco llamativo con sus comidas. En realidad, comía bastante a ella. Al menos, sin contar los Sándwiches. Su estomago no soportaba algo pesado por la mañana — Soy bastante simple — Confeso — Me gustan las tostadas y los batidos de fruta.… — Continúo — Intento acompañar la tostada con aguacate o con algún tipo de mermelada, pero no me arriesgo más allá de eso… — Concluyo.

Más tarde, cuando llegaron al sitio de compras, Jareth estaciono el coche — Seremos breves ¿vale? — Informo. Había un millón de cosas que podían comer dentro del coche. — Yo me encargo de pagar, tú solo preocúpate de tomar lo que sea que te guste — Sonrió.

—En serio, olvídalo, no tiene importancia, habría seguido siendo igual.— Se encogió de hombros, no quería que se sintiera mal por haber intentado molestarla como lo había hecho porque sabía que había sido una simple broma, Jareth no tenía culpa de lo mal que le caía Nancy. —¿Por fin admites que eres un Malfoy de pies a cabeza?— Le miró de reojo con una sonrisa burlona al sentir la mano en su cabeza. Aún le fascinaba los cambios de humor y de conversación que tenía cuando estaba con él. Y ahí iba de nuevo, resopló con fuerza, ocultando con eso una carcajada que casi se le escapó con lo que dijo. —¿Sinvergüenza yo? De verdad, eres increíble. Me llamas sinvergüenza y un segundo después me estás restregando que tienes pasta. Eres un capullo, Malfoy.— Estuvo a punto de pegarle en el brazo, pero se salvó por estar conduciendo, tampoco quería que se desviase el coche por una broma.

Con un brazo apoyado en la ventanilla bajada, seguía el ritmo de la canción tamborileando con el indíce, dejando que su mirada se fuese perdiendo por el paisaje que iban dejando atrás a medida que avanzaban por la carretera. —No lo sé, la verdad. Lo conocí cuando llegué al orfanato, pero no le he vuelto a ver y no recuerdo su nombre.— Se encogió de hombros, no queriendo darle mucha importancia. —Ya lo intenté, pero el tutor que me asignaron no me hizo ningún caso.— Y después de eso ya no quiso pedirle nada más, porque ni ella le caía bien por alguna razón, ni él le caía bien por lo capullo que era siempre que se veían. —Da igual, siempre que puedo estoy fuera del orfanato, y trato de volver tarde, así ella ya está dormida, o demasiado ocupada con sus amigas como para prestar atención a nadie más.— No le interesaba demasiado tampoco socializar en el orfanato, en cuanto pudiera se largaría de ahí. Con algo de suerte, en el campamento la aceptarían.

Rodó los ojos y, lejos de mostrarse enfadada o molesta, se bajó un poco las gafas de sol para mirarle por encima de ellas. —No soy tan competitiva como tú, Malfoy, que no soportas perder.— Sólo quería conocer el lugar, disfrutar, relajarse y pasarlo bien con las cosas que habían preparado. —Pero como me molestes mucho practicaré puntería con tu cabeza, así que mejor que no te pongas de por medio.— Esperaba que la zona de esas actividades estuvieran bien protegidas porque no estaba tan segura de lo buena o mala que podía llegar a ser su puntería, y no quería arriesgarse demasiado tampoco.

Echando la cabeza hacia atrás, dejándola caer contra el respaldo del asiento, se quedó mirando a través del hueco que dejaba la ventanilla bajada. —Pues claro que es diferente. Ella es una estúpida de verdad, que no se da cuenta de que donde está no puede seguir teniendo las comodidades ni todos los caprichos que seguro le daban sus padres. A ti no te he dicho estúpido ni capullo en serio una sola vez.— Terminó girando la cabeza hacia él, para ver la cara que ponía después de eso. Le podía decir muchas cosas, pero siempre pensó que por su tono y el contexto de la situación se entendía que no iba en serio para nada. Alzó una ceja, esperando en un silencio espectante a que terminara de hablar. —Me apuesto lo que quieras a que tengo más amigos incluso que tú, Malfoy.— Le sacó la lengua, aunque seguramente no llegase a verlo, pero eso no importaba. Ya habían gastado demasiado esa broma, estaba llegando a perder toda la gracia que había tenido el primer día e incluso la primera semana, era mejor dejarla en el olvido, donde debió quedar y de donde nunca debió sacarla Jerry. —¿Hormonal? ¿A qué viene eso? Es solo que aburres sacando siempre la misma broma. Jerry y tú sois unos pesados, luego dices que soy yo, pero vosotros que sois mayores me superáis en idiotez.— Rodó los ojos, pero se le llegó a escapar una pequeña risa.

Se encogió de hombros, sin entender por qué se sorprendía tanto al saber que tenía un cassette. —¿Es que nunca te habías dado cuenta? Si siempre llevo el walkman encima, con los cascos puestos o en el cuello.— Donde los tenía en ese preciso instante. —No te lo ofrecí antes porque sé que disfrutas escuchando la radio, aunque ahora no aparezca nada decente. Pero a ver qué te parecen mis canciones.— Se removió para poder sacar el walkman del bolsillo, sacó la cinta del reproductor y la metió en el del coche. En cuanto le dio al play, comenzó a sonar "It's my life" de Bon Jovi. —Mis padres me regalaron el walkman y un montón de cassetes que eran suyos hace unos cuatro años.— Poco después de que su abuela muriese, supuso que fue un modo de intentar animarla y distraerla un poco, y lo cierto es que había funcionado.

Sus cejas se alzaron tanto que casi podían haber llegado a fundirse con su cabello. De verdad que era un caso imposible, no entendía cómo podía hacer y decir las cosas que hacía y quedarse después tan tranquilo como si nada hubiera pasado. —No hay ningún hecho aparte de lo idiota que eres, eso está más que demostrado. ¡Ya te hubiera gustado a ti que eso fuese una cita!— En realidad, fue el momento clave para que ahora estuvieran ahí, compartiendo coche y yendo juntos al campamento. Ese fue el día en el que más hablaron, en el que más acercaron y se dieron cuenta que se parecían más de lo que ninguno habría podido llegar a esperar. Ladeó la cabeza, entre curiosa y sorprendida por lo que acababa de escuchar salir de su boca. ¿Lo estaba diciendo en serio? Aquello sí que le había sorprendido y no sabía qué decir. —No sé si a tu hermana le haría mucha gracia ¿no? No parece que le caiga realmente bien. ¿No se enfadó cuando supo que irías al campamento conmigo y no con ella?— Sentía curiosidad verdadera sobre aquello, porque no quería ser ella el motivo de un conflicto entre los hermanos. Al final, no le iba tan mal estando sola.

Era un consuelo saber que allí habría comida, porque de verdad tenía hambre, entre no haber tenido tiempo de desayunar y no haber cenado nada la noche anterior, aunque ese detalle sería uno que no iba a compartir con el contrario porque no le apetecía que le regañase. —No está mal. Yo me llevo la comida porque no puedo comer estando recién despierta, así que el camino al instituto es el mejor momento.— Y tampoco necesitaba demasiado por las mañanas para quedarse satisfecha. Cuando aparcó el coche bajó del mismo y se estiró, para después colocarse las gafas encima de la cabeza. —Sabes que esa no era mi idea ¿verdad? No voy a dejar que me pagues el desayuno, y menos después de que no quisiste que te diera algo para la gasolina.— Aunque sabía que discutir al respecto con él era perder el tiempo. —Vale, algo de picar y de beber, y algo para desayunar ¿Tú qué quieres? Y no me digas que nada, encima que vas a pagar no te vas a ir con las manos vacías. Tienes que comer también.— Y más porque era quien conducía. Se puso a caminar por las estanterías, tomando una chocolatina, una bolsa de patatas fritas y una pieza de fruta que no tenía mala pinta. Iba ignorando a todos, solo con el oído atento por si escuchaba a Jareth decir algo aunque se hubiera alejado, camino hacia las neveras para coger algo frío de beber.

“Olvídalo, no tiene importancia, habría seguido siendo igual” Jareth no era estúpido, sabía que se le había pasado la mano con el chiste. No importa lo que dijera Winnie. Ahora, en su defensa, es cierto que, las dinámicas entre ellos dos no solían ser especialmente claras. Es decir, no era fácil dilucidar cuando estaban hablando seriamente y cuando estaban bromeando. Sus cabezas eran demasiado inquietas para propio bien. — Vale... — Contesto con tono pensativo, mientras la miraba de soslayo. — Supongo que, si tú lo dices, voy a tener que creerte... — Entonces se encogió de hombros y después le sonrió.  Lo único que le interesaba a Jazz en ese minuto, era que recuperaran el ambiente de risas y de juego que tenían siempre. — Solo si tu admites que eres una Weasley... — Repuso. Intuía que le iba a tocar comerse sus palabras después, pero no le importaba. ¿Por qué? Pues, porque se supone que ese día tenían que pasarla bien, y ya habían perdido varios minutos hablando de Nancy.

¿Cómo? ¿Él un sinvergüenza? ¿Estaba bromeando? Okey, podía ceder con lo del apodo, pero ni loco iba dejar que le diera vuelta el argumento. Eso sí que no. — Por ahí no pases eh... — Le advirtió Jareth, al mismo tiempo que soltaba una carcajada. — No vas a dar vuelta el argumento... — Dijo. Estaba levantando su dedo acusador con una mano y, con la otra estaba conduciendo el vehículo. Menos mal que no me golpeo esta vez. De haber sido otro el escenario, ahora estarían dando vueltas por la calzada. — Sabes que lo del dinero no tiene nada que ver con que te dijera sinvergüenza... — Explico. Por muy astuta que fuera Winnie, jamás iba a superarlo. No se lo permitiría. — Encima te ríes de mi mientras conduzco ... — Agrego riéndose. — Acaso ¿eres una payasa? — Luego, negó con la cabeza y volvió poner la vista en el frente. — ¿Cambiaste la licantropía por el humor? — Por ahí tenia que ir la cosa, pensó. Estaban recuperando su ambiente clásico. Se sentía.

— ¿No lo conoces? — Repitió desconcertado. ¿Cómo que no lo conocía? En serio ¿solo lo había visto el primer día? — Y ¿hace cuanto vives allí? — Era difícil no querer analizar un escenario como esé ¿Por qué? Pues, porque, esa persona, sea quien sea, no estaba haciendo nada malo. Al contrario, les daba hogar a los niños. ¿Por qué querría esconderse? En principio, no era eso lo que solían hacer las personas con dinero.  — Digo, no quiero asustarte, pero… — Trago saliva — Se dice que Mystic Falls es una cuna para las criaturas sobrenaturales … — Winnie no le prestaba mucha importancia al tema, pero, aun así, Jazz tenía que advertirla. Al menos, para que tuviera la idea en la cabeza. En ese pueblo, las cosas nunca solían ser lo que parecían.

¿Cómo que no le hizo caso? ¿De verdad? ¿Qué clase de gente trabajaba en ese orfanato? Es decir, se supone si se ven conflictos entre dos chicas, lo normal es que las cambien de cuarto. Negó con la cabeza — Vaya sujeto más carismático eh … — Ironizo. Pobre Winnie, pensó. Vivir en ese sitio lucia horrible. ¿Cómo podía ayudarla? — Esa tampoco es una solución … — Repuso con tono neutral. Por más licántropa que fuera, salir de noche no era buena idea. Es decir, se exponía a un montón de cosas peligrosas. ¿Qué haría si la atacaba un vampiro de malas pulgas? Ella ni siquiera sabia pelear. — ¿Has pensado en vivir en otro sitio? — Pregunto — El campamento, tal vez — Él no volvería pronto. Sin embargo, no por eso iba a retener a su amiga. Ella era novicia en el mundo de lo sobrenatural. Necesitaba personas que la prepararan.

Vale, no podía decirle nada sobre la competitividad. Ahí le cedía el punto. Luego, sobre el tema del hacha, ya se estaba viniendo muy arriba ¿Cómo era eso practicar puntería con él? — Pero ¿de que hablas? — Le dijo Jareth con un tono de voz entre divertido y curioso — Si las hachas y las flechas son más grandes que tú — Entonces, dejo caer la puya. Winnie ya había sido muy chistosita. Él no iba a quedarse callado todo el camino, fingiendo que la ignoraba.

“A ti no te he dicho estúpido ni capullo en serio una sola vez” Jareth se rio y volteo la cabeza — Ya lo sé, Weasley — Contesto. Luego, estiro la mano y le revolvió el cabello. — Pero si que la odias eh — Agrego — Estoy empezando un poco de pena por esa chica — Lo normal es que se sorprendiera con las lindas de su amiga. No obstante, no lo hizo porque conocía su lenguaje, Jazz sabía cual era la atmosfera que se formaba cuando bromeaban. Era consciente de que, los insultos eran parte del afecto mutuo que se tenían. Algo así como su código. Para todos era una tontería, menos para ellos. — ¿Me las prestas? — Pregunto, cuando le puso las manos sobre las gafas. No solía usar de esas, pero servía para hacer el tonto mientras avanzaban.

— Dijo la asocial — Repuso riéndose. ¿Cómo podía decir que tenia más amigos? Le había costado un mundo llevar a los 7 clientes. — Con suerte, me tienes a mi y es porque yo quiero que me tengas — Añadió. Era increíble. Incluso como Weasley, era un chiste. Él tenía más de Draco que ella Ginny. Obvio, no lo diría, pero lo hechos lo estaban demostrando.

— Eres la única que se aburre con eso, cariño — ¿Por qué cambiaria la broma? — Yo me la paso fenomenal sacándote de quicio — Si, le había dicho idiota, pero podía vivir con eso. Es decir, tampoco iba a ser la ultima vez que se lo dijera. Luego, la oyó reírse y, no pudo sus labios se curvarán. Era increíble lo bien que pasaba con esa chica. Parecía mentira que se hubieran conocido recién ese año.

— Increíble, amo esa canción — Confeso Jareth con entusiasmo. Hace bastante que no escuchaba a Bon Jovi. Charlotte estaría alucinando. — Créeme, cuando son canciones tan poco estimulantes como las que había, prefiero cualquier otra cosa — Todo era mejor que las canciones Country. Literalmente, era como si los trasladaran a Nashville. Él nunca había estado ahí, pero la gente decía que no había tipo de música. — Ahora, debo reconocer que me sorprendió mucho, que tuvieras este tipo de canciones — Continúo — Se que será super tonto lo que diré, pero siempre te imagine escuchando las típicas canciones de rap de los 90 — Por la patineta y la ropa ancha. Quizá Winnie no lo notara, pero, encarnaba bastante bien a los oyentes de ese tipo de música. — ¿Tus padres? — Repitió con tono de sorpresa. — Pues vaya regalo. Ahora entiendo porque no te lo quitas de la cabeza — Dijo. Entonces giro la cabeza y le sonrió — Y dime ¿Cómo era tu relación con tus padres? — Entonces, se paró en un semáforo. — ¿Tienes lindos recuerdos? —

¿Gustarle? Vaya confianza se tenía ¿no? — Pero si eres super baja — Replico — Era como salir con una mini Charlotte — Agrego. Era cierto, sus tamaños eran muy diferentes y, tenía la diferencia de edad a su favor.  — Digo, lamento si rompo tus ilusiones, pero…— Se encogió de hombros — Para mí no fue nada más que una caminata — Sonrió. Sabía que la sacaría de quicio y quería ver como explotaba antes de reírse.

— ¿Eh? — ¿Su hermana? Pero si Cherry no la odiaba, solo desconfiaba un poquito. Seguro que si hablaba él con ella podían llegar a un acuerdo de paz. — No te preocupes, ella lo entenderá — Sonrió. Entonces, la miro. Se veía pensativa e incluso un poco triste. Seguro que no causar problemas. — Oye — La llamó, mientras le giraba el mentón en su dirección — No tienes que seguirte cerrando conmigo ¿sí? — Dijo con tono afectuoso — Estoy de tu lado y, aunque no lo creas Cherry también lo está, solo tienes que elegir que quieres hacer — Trago saliva. Iba a ser un caos llevarle las noticias a su hermana, pero, con suerte, quizá la veía en el evento y podían conversarlo allí mismo — Mira, si conoces el campamento y no te convence, puedes venir con nosotros. Tenemos un piso en la ciudad y, creo que es lo bastante grande como para acoger a una tercera persona. — Sonrió — Piénsatelo ¿vale? —

Al fin estaban en la Tienda. Ojalá el tiempo allí, les sirviera para que se desatascara todo en la carretera principal, sino iban a llegar super tarde al campamento y, claramente, no era esa la idea. Winnie tenia muchas ganas de gozar ese día. Seria triste que por el atochamiento no pudiera hacerlo. — Gasolina, pero si te dije que estaba lleno. Con Cherry solemos usar los días de semana. Solo hacemos los viajes y poco más — Explico. Estaba comiéndose cabeza por muy poco. ¿Qué importa quien pagara? Es decir, iban juntos. Si al otro le quedaba dinero, podían usarlo para otra cosa. La miro unos segundos a los ojos y concluyo lo siguiente — Vale, si quieres pagar el desayuno, adelante, no seguiré negándote ese derecho — Si seguía llevándole la contraria, jamás iban a comprar.

“¿Tú que quieres?” Vale, Jazz no había pensado en eso. ¿Qué podía comer? Se había comido una tostada antes de salir así que, tampoco tenia mucha hambre. — Mmmh... — Observo las maquinas a su alrededor, y comenzó a pensar. Tenía que ser algo que pudiera consumir cómodo en el coche— Me llevo una bebida energética... — Declaro. Entonces, saco la lata y la puso en el canasto. — Y saca alguna chocolatina para mí... — Agrego. Nunca hacia mal tener algún dulce por si acaso. — Bien, daremos una vuelta más y nos vamos a la caja... — Anuncio.

Definitivamente aquel viaje iba a ser más interesante de lo que habría podido imaginar. Interesante y entretenido, porque temas de conversación no les iba a faltar en ningún momento. Pasaban de la broma a temas serios tan rápido como un parpadeo, y puede que fuese ese tipo de dinámica lo que hacía que su amistad fuese como era a pesar de llevarse conociendo tan poco tiempo. Y aunque no le había terminado por responder la pregunta de su relación con sus padres, lo haría, en algún momento, cuando se sintiera preparada para hablar de ellos sin sentir un nudo en la garganta. Igual que tendría en mente su oferta de irse con ellos a su piso, aunque no estaba segura de si Jareth tenía en mente que eso implicaba convertirse en su tutor legal, puesto que aún no cumplía los dieciocho.

Una vez aparcaron en la estación de servicio y entraron en la tienda, su atención se fue a las cosas de las estanterías. Tenía que coger algo que pudiera comer con facilidad en el coche y que no manchara apenas, puesto que no quería formar un desastre. —Ya lo sé, pero siempre me estás llevando a un sitio u otro y nunca me quieres aceptar dinero.— Y puede que no lo necesitara, pero a ella le sabía mal que fuese a buscarla o llevarla al orfanato y que no le dejara aportar un poco ni una sola vez. Pero al menos, en esa ocasión, había conseguido que diera su brazo a torcer. Una sonrisita victoriosa se adueñó de sus labios, al menos iba a poder pagar por una vez. —Entonces veamos qué hay de interesante por aquí.— No cogería demasiado, sólo algo para picar por el camino de ida, y si eso, dejar algo para el camino de vuelta.

Llevaba ya algunas cosas entre las manos, un par de chocolatinas, unas patatas fritas, unos frutos secos y unas gominolas que pretendía guardar en la guantera, para tener algo dulce y salado de reserva. De camino a las neveras, tomó un melocotón de la zona de fruta, y en la zona de las bebidas se encontró con él. —Deja que tome algo de beber y nos ponemos en cola. Una botella de agua y un zumo estará bien, con este calor, perderá el frío rápidamente.— Una botella de agua grande y un zumo, como había dicho, y con ello se fue a la cola a pagar.

Por suerte, esa fila era mucho más corta que la que dejaron en la carretera de camino al campamento. Con algo de suerte, ya habría menos tráfico. Ni se molestó en pedir una bolsa a la cajera, solo dejó que le cobrase todo, pagó tal y como había dicho y cargó las cosas entre sus brazos para volver al coche. —¿Crees que se habrá calmado el tráfico? Espero que podamos llegar a tiempo, ya es suficiente con lo que te hice esperar...— Todavía no se había olvidado que había salido tarde. Se metió en el coche y lo primero que hizo fue guardar las gominolas y los frutos secos en la guantera. Después, con el cinturón puesto, se acomodó para comenzar a comerse la fruta, esperando a que Jareth también estuviera listo para seguir con su camino.

— Dije que podías hacerlo ¿no? — Repuso con tono de rendición. — Solo acabemos con esto — Agrego, mientras soltaba una risita y terminaba de bajarse del coche. ¿Qué más podía hacer en ese momento? ¿Contradecirla? ¿Cómo? Winnie tenía razón, inintencionadamente, Jazz la estaba malacostumbrando. — Las hachas no se lanzarán solas — Entonces le dio un pequeño toquecito en la espalda y se adelantó.

Ahora, fuera de los detalles, la amistad de los dos licántropos era una cosa preciosa. Literalmente, parecían una pareja de hermanos. Siempre sabían como pasarla bien. Incluso, aunque no se conocieran a cabalidad. Había química. De hecho, por eso Jazz la invito a vivir en su piso. Porque confiaba en ella. Con Winnie, se sentía libre de ser él mismo. Cuando estaba con ella, podía hacer estupideces, sin dejar de ser un licántropo. Era como si ganara aceptación hacia si mismo. Como si por un segundo, se olvidara de todos sus problemas.

¿Debería llevar algo para Cherry? Pensó. A lo mejor, un dulce la hacía más receptiva para cuando le contara sus planes con Winnie. Quizá no iba a enojarse, pero necesitaba ponerse en todos los escenarios — Llevare algo para Charlotte también — Informó. “Calor” — Ya ves... — Repuso.  La chica tenia razón. Ese año, el verano estaba siendo terrible. Era como si se hubieran cambiado de Virginia a Arizona y nadie se hubiera dado cuenta. — Esto parece un sauna — Agrego.

Más adelante, mientras esperaban en la cola de la tienda, Jareth desabrocho un botón alto de su camisa. Menos mal que le había hecho caso a su hermana y había visto los pronósticos antes de salir — Eso espero... — Repuso él. La magnitud del evento había hecho que muchas personas llenaran las calles. Todo el mundo quería conocer el campamento Valhalla. — Bueno, al menos sabemos que no moriremos de hambre — Entonces soltó una pequeña carcajada.

“Ya es suficiente con lo que te hice esperar...” ¿Se estaba disculpando? ¿Por qué? No era necesario que lo hiciera. Además, ya estaban de camino. — No te preocupes ¿sí? — Contesto, mientras le ponía una mano en el hombro y la veía directamente — Fue solo una falla de cálculos — Sonrió — Llegaremos bien — Entonces tomo algunas cosas entre los brazos y la siguió a la salida.

— Aprendes rápido Weasley — Bromeo él, luego de verla poniéndose el cinturón. — Okey, ahora si nos vamos — Anunció. Inmediatamente la llave en el coche y continuaron el trayecto. — Esa canción me gusta — Dijo. Usar la música de Winnie había sido un acierto total para el viaje. Era una DJ espectacular.

Por sorprendente que pudiera parecer para cualquiera que les viera desde fuera, se llevaban genial. Las puyas habían formado parte de su forma de tratarse desde el primer momento y así les iba bien. Sabían cuando el otro bromeaba, cuándo parar, y cuando hacer entender al otro que las cosas se les empezaban a escapar de las manos. Ni qué decir que no siempre era así, tenían sus momentos para todo, como si fueran dos hermanos que les gusta hacer rabiar al otro, pero nadie más puede hacerlo.

Escuchando lo que dijo, tomó algo para Charlotte. Quizá con eso no compraba a la rubia, pero a lo mejor hacía que la tolerase un poco mejor. —Bueno, sin importar el tiempo en la carretera, tendremos comida, bebida y música. Nada puede salir mal a partir de ahora.— Intentaba sonar optimista aunque aquello no fuera su punto fuerte. —¿Crees que toda esa gente que hace el atasco esté yendo al campamento? Será horrible si llega a ser verdad.— Porque las grandes multitudes la asfixiaban, no soportaba estar en lugares donde la gente te da codazos y te aprieta por la falta de espacio para pasar.

Terminó pagando la cuenta, y con todo acomodado en el coche, se puso el cinturón. —Lo de antes solo fue un despiste ¿vale? Siempre me pongo el cinturón, pero estaba demasiado molesta.— Y no iba a decir más, porque no habían dejado atrás el tema de Nancy y su pasión por hacerle la vida imposible para sacarlo ahora de nuevo. Se acomodó en el asiento y de nuevo, comenzó a toquetear la radio, buscando entre sus canciones. Se podía decir que se sabía el orden de las canciones de memoria, de tantas veces que había escuchado aquella cinta, así que a los pocos minutos, Kiss sonaba desde la radio. —Que la carretera esté más despejada se merece una buena canción.— "Detroit Rock City" sería la primera de las canciones que seguirían sonando en su trayecto al campamento.

Y tal y como había vaticinado la pelirroja, después de esa parada, el camino se hizo más ameno. Lo que fuera que provocaba el atasco comenzó a pasar, hasta que la cola poco a poco se fue disolviendo. Aún así llegaron tarde, mucho más tarde de lo que a ella le habría gustado, pero ahí estaban, al fin habían llegado y eso era lo único que le importaba en ese momento.