—¿Sabes que en Japón hacen figuras de pokemon esponjosas sobre el café?—desconocía quien era el hombre alto que se encontraba a su lado, pero la naturaleza extrovertida de Logan provocaba que se impulsase a hablar con cualquier persona:—Tú tan sólo imagínate la situación de recibir un café y saborear un Snorlax.

Desde un punto de vista objetivo, podría considerarse aquello como algo insustancial y poco atractivo. No obstante, para alguien como Logan, cuya felicidad se generaba a partir de las pequeñas cosas, aquel tipo de brebaje debía ser algo fantástico.

—Ojalá aquí hiciesen cosas así, aunque estos fingers de queso me están matando—tenía dos entre sus dedos en su mano derecha. Los había mordisqueado y provocado que parte de su contenido se quedase impregnado entre sus yemas y parte de su muñeca:—¿Los has probado? Si no lo has hecho, ya tardas. Vas a alucinar—para subrayar su punto, se comió uno entero delante de él con una sonrisa de satisfacción.

—Me llamo Logan—comentó tras tragar:—Vivo aquí en Nueva Orleans. ¿Tú eres de aquí o estás de turisteo?—inquirió con interés, a pesar de que su mirada seguía fija en todas las paradas de comida que iban pasando.

Callum estaba ahí porque pensaba que la única manera de desestresarse sería probando las actividades de Nueva Orleans y, por supuesto, enzarzándose en alguna pelea. Era evidente que el hombre se había inscrito en La Velada con el propósito de partir unas cuantas caras. Lo de Alana todavía seguía muy fresco y no estaba de humor.

Y ahora menos, con aquel chiquillo vampiresco pegado a su culo—. ¿Ah sí? No me digas —encima friki. O por lo menos tenía toda pinta de serlo—. Casi que prefiero no imaginar nada —porque las palabras saborear un Snorlax no sonaban muy bien. De hecho, sonaban horrible y cualquiera que los escuchase podría pensarse que estaban hablando de droga.

Él lo habría hecho.

—Touché, eso te lo puedo conceder —Callum era un fan acérrimo del queso y, a decir verdad, aquellos fingers de mozzarella estaban demasiado deliciosos como para obviar el punto del joven—. Callum —se presentó sin más, cogiendo su vaso de cerveza —obviamente— para beber—. Soy de Texas pero me mudé hace bastante tiempo a Nueva Orleans —comentó. No le tenía miedo al tal Logan, no contemplaba la idea de que el chico pudiera hacerle nada—. ¿Eres siempre así de abierto y grano en el culo con los desconocidos, Logan?

—Que sí. Alucinante. Mezclar lo artístico con la comida—sus fingers de mozzarella provocaban que no pudiese hablar con facilidad. Logan era un devorador de comida profesional y, a pesar de poseer una educación exquisita para los modales, aquella noche parecían brillar por su ausencia.

—Quedan aún muchos, por si quisieses más—comentó a media voz, ya que se sentía algo avergonzado de haber comido tantos sin tener en consideración personas que, como Callum, parecían compartir su mismo gusto:—Un placer—extendió su mano derecha después de haberse limpiado con una toallita húmeda que ofrecían siempre tras una consumición:—Texas, me encanta. Un lugar con mucho carácter. No te resulta curioso cómo un entorno también puede contribuir a desarrollar una personalidad u otra?—hundió ambas manos finalmente en los bolsillos de sus tejanos tras haber acabado con todo el repertorio de comida que cargaba.

Con todo, sus dedos podían notar los sugus que aún le quedaban. Éstos los guardaría para el combate.

—Eh…supongo. Me gusta hablar con la gente porque siento que se puede aprender mucho—se encogió de hombros para restarle importancia:—Aunque suelen decirme que soy un poco idiota por creer siempre en la bondad general de los que nos rodean. ¿Tú eres siempre así de…refunfuñón?

—Creo que me gustan las cosas por separado —admitió. Era un tradicional de esos. O más bien que las cosas más hipster le daban igual. ¿No ves que era de Texas? Era un bestia y un pueblerino—. Parece que alguien no ha comido en días —murmuró con una pequeña sonrisa ladina, antes de coger unos cuantos fingers más para mojarlos en su salsa picante y llevárselos a la boca—. Tranquilo, me gusta la gente que come. Que no te dé palo, incluso si los que comen son vampiros —se había acercado a él un poco más para susurrar la palabra que empezaba por V en concreto.

Al menos, su secreto estaría a salvo con él.

—¿Has estado? —preguntó a la par que estrechaba su mano tras limpiarse—. Oh sí, me parece curiosísimo —sobre todo si su padre era un abusador y maltratador de mierda. Eso era mucho más curioso—. Y tienen razón, eres un idiota. Pero eres un crío, así que ser un insensato va acorde con tus años. ¿Cuántos tienes, por cierto? Tienes pinta de neófito —no le echaba más de veinticinco y estaba siendo generoso—. ¿Refunfuñón, eh? Más bien me suelen llamar cabrón y borde, así que supongo que sí.

Logan levantó una ceja, tanto divertido como algo incómodo por el análisis que este hombre, estaba haciendo de él. Los comentarios sobre su apetito y la mención de ser un vampiro le hicieron pensar que debía tratarse de un licántropo. Sólo ese tipo de seres, además de las panteras como su hermana Shireen, podían identificarlo por el olor.

—¿Eres un lobo?—la sonrisa de Logan, cubierta de mozarella, se ensanchó. Siempre que conocía a un licántropo, su mente directamente pensaba en Jay:—¿Conoces al tanque de Nola?—en su pregunta se notó su orgullo y la admiración que sentía hacia uno de sus amigos más cercanos:—Seguro que lo conoces. Es otro lobo. Es el tanque de Nola—volvió a reafirmar ese epíteto, como si se tratase ya de un conocimiento popular y de una leyenda que todo el mundo debía saber.

Especialmente los lobos.

Con una risa nerviosa, Logan agregó:—Aprecio que no hagas un espectáculo sobre lo del vampiro. No es algo que generalmente anuncie. Y sobre mi edad tengo 22 actualmente, pero morí hace un año—se sintió sorprendido que hubiese notado tanto su poca experiencia en aquel mundo:—Bueno, dejando de lado como puedas ser y de que yo sea un idiota, ¿podría conocer tu nombre?—le tendió más fingers y, asimismo, unas patatas fritas de boniato:—Debes probar esto y el crispy duck—tras comer una porción, su mente regresó a la pregunta sobre Texas:—En Houston. Fui a ver a los Houston Rockets y estuve un par de días por ahí, pero nada más—se encogió de hombros:—He estado más en Europa, ¿tú la has visitado?

—Creía que mis pintas delataban lo que era —o tal vez no. Callum era dejado desde siempre. Menos mal que su higiene más básica la cumplía a rajatabla, sobre todo en cierta zona especial. A fin de cuentas, ni quiere infectarse él ni quiere infectar al resto—. ¿A quién? —el licántropo parpadeó casi perplejo. Todavía no conocía a todos los lobos y, aunque dentro de la facción lupina ese nombre le sonase un poco, no sabía a quién se refería—. ¿Y ese quién es?

¿Qué los lobos tienen un tanque y no es él? Vaya desperdicio.

—No hago un espectáculo porque hay más gente que seres sobrenaturales y porque tampoco es que me parezcas problemático. Diría que todo lo contrario —Logan no parecía el típico vampiro que impusiera mucho—. ¿Ves? Joven —se encogió de hombros. Demasiado—. Callum. Creía que me había presentado —rascó su barba por un momento, negando con la cabeza.

Esos fallos de memoria no eran buenos.

—¿Los Houston Rockets? ¡Me encantan! —vaya, quién se lo iba a decir a él—. Eh, no. Pero mi hermano pequeño vive allí —se encogió de hombros, probando de nuevo de la comida que le ofreció antes—. ¿Quieres que nos movamos un poco? En un rato tengo combate, pero bueno, da igual. Tengo tiempo.

—Nunca se conoce a un libro por su cubierta—lo volvió a mirar, pero no sentía que Callum poseyese ningún rasgo que lo delatase como licántropo:—Si tú no tuvieses la ventaja del olfato, ¿podrías haber supuesto que soy un vampiro? Lo dudo—se encogió de hombros y volvió a dar otro mordisco a sus palos de mozzarella:—Jay, por supuesto. ¿No lo conoces? Pues ya tardas. Podría darte él clases.
Lanzó el papel que había envuelto su consumición a una de las basuras más cercanas. La hora de su reloj ya le advertía que debía marcharse.
—Será mejor que sí. Debo también ir a animar a mis amigos que participan. Ha sido un placer, Callum.
Sin Logan saberlo, había hecho más amigos de otra manada muy unida a la de su mejor amigo Jay.