Finalmente Nigel había conseguido convencer a Gia para que acudiera a aquella celebración, el vampiro disfrutaba del jazz y como tal Thierry así como la propia Gia eran dos de sus músicos favoritos, si conseguía convencer al menos a la vampira de que tocase en aquel show entonces se sentiría satisfecho.

-Ugh, este café está malísimo-se quejó tras tomar un sorbo del café italiano que acababa de pedir, dudaba mucho que sus papilas gustativas pudieran reponerse fácilmente de aquello-¿Es acaso esto legal? Me siento profundamente insultado como mitad italiano-comentó el vampiro haciendo una mueca mientras observaba aquel vaso de papel como si fuera la cosas más aberrante del universo a sus ojos.

El caso es que había conseguido finalmente sacar a Gia de la nave donde se alojaban, era un gran paso pero aun quedaba el más importante de todos, la confirmación que Nigel esperaba sobre un evento en especial-Queda aun un cuarto de hora para que comience la función-recordó el vampiro mirando su reloj para después volver su atención a la contraria-¿Compartirás tu talento y música finalmente con los asistentes o decidirás privarnos de estos en un día tan señalado como este?-se interesó el vampiro queriendo saber qué era lo que Gia haría finalmente.

—He probado cafés mejores, seguro —ella decidió imitar a Nigel en eso y pedir la misma bebida. El suyo, por raro que pareciera, era un caramel macchiato su favorito. A Gia sorprendentemente le gustaba el dulce, imaginaba que porque ella no tenía ni una pizca de eso en su personalidad.

O por lo menos, eso es lo que se habían dedicado a proyectar en ella de una forma tan feroz, que Gia había terminado por creérselo.

—¿Eres italiano? Me siento estafada —bromeó, dándole un sorbo más—. No me lo pareces —en cambio ella no tenía muy claro sus orígenes; lo que sí sabía es que había vivido en Nueva Orleans durante toda su vida y... poco más—. Así que por eso me has sacado de la nave —Gia asintió con la cabeza pasando la lengua por la cara interna de su mejilla, marcándose el pequeño bulto que hacía—. No lo había pensado. No quiero llamar la atención —suspiró—. Tendrás que convencerme si quieres que toque.

Ahí entonces se lo pensaría.

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-No hace falta que lo jures-respondió el mayor de los dos-creo que este deja el estándar bastante bajo-mencionó Nigel haciendo muecas mientras movía la lengua como si intentara quitarse el regusto que la horrible bebida que tuvo que sufrir fuese de ese modo a pasarse, craso error cuando se trataba además de un sabor tan fuerte.

Al escuchar aquella pregunta el vampiro no pudo evitar dirigirle una mirada entre curiosa y extrañada a la contraria-¿Porque no suelo comer esa masa grasienta que en este país se jactan de llamar pizza? Nah, aparte mi segundo nombre es Vince-reveló encogiéndose de hombros como si aquello fuese prueba suficiente para demostrar su punto-además también sé hablar italiano aunque no es algo que suela ir haciendo por ahí sin motivo alguno, no suelo requerirlo, podría decirse que no uso mucho mi otra mitad-comentó algo pensativo el vampiro, lo cierto es que solía usar sus conocimientos para poco más que leer en dicho idioma-¿Quieres que te hable en italiano para demostrártelo?-ofreció algo curioso ante aquello.

-Podría decirse que en parte sí-contestó Nigel asintiendo ligeramente, ya que estaba no tenía tampoco por qué esconder uno de los motivos por los que decidió intentar arrastrar a Gia hasta allí-Entonces no quede que lo intente-mencionó el vampiro con una pequeña sonrisa-¿Quieres hacer un trato? Tú te subes ahí a tocar por mí y a cambio yo haré algo que tú quieras-propuso-¿Qué me dices?-se interesó observándola con curiosidad, Nigel estaba dispuesto a hacer algo por ella si accedía a aquello el qué lo determinaría la contraria.

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—Espero que tú hagas mejor café —se encogió de hombros. Lo esperaba porque le acababa de decir que era italiano, ¿no? Imaginaba que no se les daba tan «mal» hacer café. O eso quería creer. No estaba muy puesta en el tema de qué origen procedía qué—. ¿Vince? Vaya, no te pega en absoluto —Gia dio otro pequeño sorbo—. Te pega más, no sé... Hershel, Demetrius, cosas que suenen a antiguo. No es que seas antiguo, pero tienes un alma vieja, como suele decirse —creía que eso ninguno de los dos podía discutirlo.

Eso era un punto a favor de Nigel, lo volvía más carismático que no fuera tan como el resto de vampiros.

—No sueles hablar italiano, pero me ofreces hacerlo. Me siento halagada —Gia se terminó el café que llevaba entre las manos de un sorbo largo y sin respirar. Si lo hacía así, tal vez supiera mejor. Pero la realidad era otra muy distinta; seguía sabiendo igual de mal—. Hm, bueno, si me lo pides así...

Gia se mordió el labio inferior y miró al suelo por un momento. El nerviosismo recorrió su cuerpo de arriba a abajo, de una manera extraña como nunca antes había pasado. O mejor dicho, como hacía mucho tiempo que no sucedía. Estaba demasiado metida y enfrascada en el vampirismo como para siquiera permitirse algo más, así que decidió no darle más vueltas. Aún así, miró a los ojos al vampiro cuando se puso a tocar porque, a fin de cuentas, era por y para él, ¿no?—. Ahora me debes una cena italiana, que lo sepas.

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Al escuchar aquello el vampiro no pudo evitar mirar a la contraria casi como si sintiera ofendido ante la duda-¿Acaso no crees que sea capaz de hacerlo mejor?-cuestionó sólo para darse cuenta de algo-¿O es que acaso quieres probar mi café?-preguntó algo bromista al respecto-Reclamaciones a mi madre, ella fue la que lo escogió-el atisbo de una pequeña sonrisa pudo apreciarse por unos fugaces instantes al hablar de su madre aunque no duró mucho antes de desaparecer-Hershel es un nombre de origen judeoalemán y Demetrius proviene del griego, significa seguidor de Deméter, la diosa griega de la naturaleza más concretamente de las cosechas-explicó el chico sólo para quedar pensativo por unos instantes-Vale, puede que tengas algo de razón en eso de ser un alma vieja-terminó por darle la razón.

-Tampoco es un ofrecimiento que haga a menudo ni abiertamente-confirmó encogiéndose de hombros, simplemente le había salido tal cual y le pareció bien ofrecerle aquello a la contraria-no tengo mucha tendencia a presumir de los idiomas-comentó como si tal cosa aunque lo cierto es que el chico sabía lo menos palabras en unos cuantos.

Sabía desde el principio que el conseguir que Gia volviera a tocar no sería tarea fácil, no teniendo en cuenta lo que había tenido que pasar ni el cambio tan grande que algo como eso había supuesto pero cuando la contraria accedió a ello no pudo evitar que una pequeña sonrisa satisfecha se dibujase en sus labios al verla tocar-Tú eliges el menú-su respuesta casi como una promesa, una de que si hacía falta se encargaría de aprender las recetas que no supiera para darle esa cena que la contraria quería y si no le salía bien, bueno, entonces siempre podía encargárselo a un italiano al que solía acudir pero con tal de poder volver a escuchar a la contraria tocar de nuevo valdría la pena el esfuerzo.

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—¿Todos los italianos sabéis hacer café? —preguntó, un poco a modo de broma, pero también a modo de reto—. Voy a tener que comprobarlo. Por lo que a mí respecta prefiero creer que eres malo para llevarme la sorpresa después —y para molestarlo, eso también. Estaba demasiado gracioso cuando Nigel se molestaba porque su ceño se fruncía y le salían pequeñas arrugas y...

¿Y por qué se había dado cuenta de esos pequeños detalles? En fin, daba lo mismo.

—Tengo razón, pero me gusta que me cuentes hechos que no sabía —excepto tal vez lo de Deméter. Alguna que otra vez la propia Gia había buscado información sobre la mitología griega únicamente por mera curiosidad—. Vaya, eso me hace sentir más halagada y especial —Gia sonrió a Nigel después de aquel comentario, carraspeando suavemente antes de volver su mirada al café.


La sonrisa en los labios de Gia sólo se ensanchó cuando hizo contacto visual con Nigel. Con el labio inferior entre los dientes, dejó que la música fluyera a través de ella como la sangre que, cuando humana, solía correr por sus venas. Echaba de menos tocar en público, sentir cómo las miradas eran para ella únicamente y cómo hacía feliz a la gente con su música. Echaba de menos hacer todo eso porque ahora que tenía las emociones a flor de piel, era fácil que se descontrolara. Pero recordando una conversación que tuvo con @Camille J. O'Connell, Gia se aferró a los recuerdos de su madre.

Y entonces sí pudo notar cómo conseguía controlarse. Apenas un poco, pero iría aprendiendo.

—¿Qué te ha parecido? —preguntó en cuanto finalizó, cogiéndose de Nigel para poder bajar de la tarima—. Estaba un poco... oxidada, debo reconocerlo.

Y nerviosa hasta el cansancio, pero es que ella era puro nervio.

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-No todos, no es como si naciéramos con un libro de cómo hacer café bajo el brazo-bromeó el chico riendo ligeramente ante aquello-supongo que quizá sólo sepamos los más pejillosos al respecto-mencionó ya que lo cierto es que Nigel lo era y mucho en multitud de ocasiones-Ah, un reto, supongo que entonces no me quedará otra que hacerte cambiar de opinión-comentó asintiendo ligeramente ante aquello con una pequeña sonrisa.

Por lo general no solía ser mucho el tipo de persona competitiva, no sentía que hubiese que demostrar nada frente a los demás y aun así había aceptado aquel reto sin si quiera pensarlo dos veces, irónicamente incluso tras tantos años había cosas que incluso a él mismo aun le sorprendían de su persona-Entonces cada que quieras saber sobre algo no tienes más que preguntar, nunca he sido alguien egoísta con los conocimientos que poseo-mencionó el mayor con total sinceridad aunque quizá pudiera llegar a sonar algo poco modesto-Deberías, podría decirse que eres la excepción a la regla-sus palabras algo bromistas quizá sin darse cuenta de ciertas cosas como aquella.

Cuando Gia tocaba a ojos de Nigel era algo mágico, la música siempre le había cautivado, sin embargo el vampiro era alguien que tenía siempre muy en cuenta a la persona que tocaba aquella melodía pues creía que sin alma la música quedaba vacía y el alma que Gia le ponía a aquella melodía invadía sus sentidos provocando que por unos segundos quedase casi en un trance tardando un par de segundos más en comenzar a aplaudir tras que esta concluyó-Ha sido algo maravilloso, Gia-respondió el mayor con una pequeña sonrisa-Gracias por compartir tu música conmigo, nunca dejes de tocar-le dedicó-oxidada o no, tu música merece ser escuchada-añadió orgulloso de la progresión de la contraria.

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