—¡Cami! —Gia se alegraba de ver a la rubia. Tenía la suerte de ser parte de los marcelinos de una manera u otra; en opinión de la vampiresa, se trataba un poco como si se tratara de una consorte, solo que Marcel y ella todavía no lo sabían. O se estaban poniendo al día.

Pero Gia no diría nada... aún. Al menos aún no.

—¿Quieres ver conmigo el espectáculo de jazz? —esperaba que sí. Se lo estaba pasando bien y le daba las gracias mentalmente a @Nigel V. Warwick por haberla arrastrado hasta la fiesta de Nueva Orleans, con todo el mundo celebrando y sin rastro de aquella mujer.

Camille no iba a poder negarse a la petición de Gia, estaba convencida.

—Hola, Gia.—Ladea la cabeza ligeramente y esboza una sonrisa genuina ante el animado saludo de la morena.—¿Ves? Así es que quiero verte: feliz y disfrutando.—Gia es una muchacha muy joven y con un carácter fuerte, pero Camille estaba segura que también dulce en su interior. Desde que comenzaron a pasar tiempo juntas, Camille se dio cuenta de que se identificaba con Gia en muchas cosas, aunque ambas pertenecieron como humanas a mundos totalmente diferentes.

Igual quizá no tanto. Después de escuchar aquella invitación, Camille arquea las cejas sorprendida. Nunca se imaginó a Gia disfrutando de ese género musical.

—Déjame revisar mi agenda. Las camareras tenemos una vida muy ocupada.—Finge revisar su móvil, dándose importancia. Luego se ríe en su cara.—De acuerdo, iré un rato. A Marcel no le importará que me desvíe mientras él se ocupa de los chicos.—Le habría gustado que el vampiro le obsequiase todo su tiempo, pero Camille sabía con qué clase de personaje está saliendo.—¿Y bien? ¿Por dónde es?— Dispuesta a seguirle, la rubia mira a todos lados animada.

—Oh vaya, perdona. Es verdad, se me olvidaba que las camareras tenéis una vida social muy apretada —añadió a la broma, negando con la cabeza segundos después de reírse al unísono con Camille. La rubia y ella se llevaban bien, de hecho, muy bien en realidad. Y para Gia era un soplo de aire fresco algo de presencia femenina en su vida, después de rodearse de tantos hombres entre los vampiros de Marcel.

Y, nunca mejor dicho, hablando del rey...

—¿Marcel? —inquirió, alzando una ceja con curiosidad—. No me digas que vas a convertirte en Miss Gerard —bromeó, apretando los labios para intentar no reírse demasiado alto—. Anda, vamos, te llevo —cambió de tema brevemente, tirando de ella con suavidad para que la siguiera. No iban a tardar mucho, porque lo bueno del White Linen Night es que quedaba todo bastante recogido—. ¿Es vuestra primera cita?

Porque no creas ni por un segundo que Gia iba a dejar ese tema. Nada de eso; la vampiresa era un poco... cotilla. Si había confianza, claro.

—¡OYE! —Ríe y le da un codazo.—Aunque no lo creas, es verdad. Aunque la mayoría sean borrachos.—Se lleva la mano a la frente. En verdad necesita comenzar a trabajar menos horas y moverse más en otros círculos. Qué bueno que Marcel le ha invitado a compartir más con él y los chicos. Aunque Camille no lo tomó antes en cuenta, ahora mismo han sido su tabla de salvación en su vida como vampiro.

Y le agrada encontrar a otros en su misma posición, como Gia.

—¿Cómo? ¿Miss qué? —Camille deja escapar una carcajada de buena gana. No se ha dado cuenta pero sus mejillas adquirieron un tono bermellón.—Una no puede tener una simple cita con porque ya te ponen hasta el apellido.—¿Será posible que los otros errantes también piensen lo mismo?

Camille todavía no se imaginaba en plan comprometida con Marcel, no quería apresurar las cosas.

—No te voy a negar que es cautivante. He visto algunos detalles interesantes que antes no me daba cuenta.—Admite. Y es que en el pasado coincidió con Marcel demasiado por temas con su tío Kieran, pero su percepción de él era la de un "Chico malo". Y sinceramente, por eso nunca se dio la oportunidad de fijarse en él con detenimiento.

Sin pensarlo demasiado, mientras se dirigen al espectáculo, Camille se propone a confiar en Gia detalles de su experiencia con Marcel.—Sí, primera. Y créeme que ha ganado algunos puntos, aunque perdidos otros.—Tal vez debería hacérselo llegar mediante Gia sea lo más sutil que puede ser con el vampiro.