Logan caminaba por las oscuras callejuelas de Nueva Orleans. Sus pasos eran lentos y pesados, una mezcla de su naturaleza vampírica y su estado de ánimo decaído. El bullicio de la noche, que normalmente lo avigoraba, ahora parecía ahogar su espíritu.

Al doblar una esquina, se topó con una figura familiar. Revna. La energía tensa que rodeaba a la licántropa era palpable.

Los pensamientos de Logan comenzaron a agitarse. Recordaba las veces que sus caminos se habían cruzado y cómo todos habían acabado en una batalla. Y ahora, con su estado emocional ya comprometido, este encuentro inesperado parecía ser una especie de prueba cruel del universo.

—No voy a atacarte, Revna—a pesar de su tristeza y de la sensación de derrota que lo embargaba, Logan levantó la barbilla, intentando enfrentar la situación con dignidad:—Estoy harto. Ya sé que soy un vampiro y que te repugno. ¿Pues sabes qué? Tienes razón— ahora que contemplaba a la loba, se percataba aún más de lo insignificante que era él.

Un sinfín de emociones se agolparon en él: miedo, inseguridad, desesperación por la aprobación. Pensó en dar media vuelta y evitar cualquier tipo de confrontación, pero por una vez debía ya enfrentarse bien a ella. Resolvió quedarse, aunque todavía sin agresión, esperando que su sinceridad y vulnerabilidad actuaran como un escudo.

Aquel olor...

Sí, aquel desagradable hedor le era familiar. Y no es que Nueva Orleans oliese especialmente bien, sino todo lo contrario. Pero entre la multitud de chupasangres, pudo captar un aroma conocido. Uno con el que ya se había visto en más de una ocasión y que ese día, se topó de bruces.

— Otra vez tú... — gruñó, alzando la barbilla. El maldito vampiro meloso se volvía a cruzar en su camino —. ¿Ahora me sigues hasta cuando estoy de vacaciones? Voy a pensar que eres masoquista y te gusto — a pesar de la ironía, un escalofrío recorrió su cuerpo solo de pensarlo.

Pero ese día, pudo percibir algo muy diferente en este.

— ¿No vas a atacarme? porque yo a ti sí — se acercó amenazante hacia este —. Ya he hecho papilla a un tipo hace unos minutos en el ring. Aun me queda hueco para el postre — le advirtió. Porque sí, esta vez no estaba dispuesta a dejarlo escapar.

—Precisamente, de todas las personas que quería evitar, estás tú—le respondió, mordaz. Logan arrastraba su malestar por la discusión que había mantenido con Gia y, asimismo, le había dolido ver cómo Rhett y Nigel habían sido apalizados y vencidos.
No, no era un buen día para él.

—Haz lo que te dé la gana—le gritó, sintiendo sus mejillas arder ante su arrebato de cólera:—Como si me matas ya aquí mismo. Estoy harto—aprovechando la cercanía de la loba, la increpó con un empujón:—Venga, me tienes a tiro. ¿Es lo que quieres? Pues ven a por ello.

Extendió sus brazos en cruz, sin apartar su mirada furibunda de su interlocutora. Las facciones de Logan, auspiciadas por su enfado, habían revelado sus rasgos más vampíricos como las venas rojizas que decoraban el surco de sus ojos y las pupilas dilatadas y carmesís.
Logan sabía que, ante aquella visión de su raza, Revna no tardaría en agredirle, pero finalmemte decidió marcharse