Se suponía que estaba ganado la batalla, que, finalmente, iba consiguiendo lo que tanto ansiaba: el poder. Pero lo que realmente había hecho era jugar al gato y al ratón. Y, al parecer, ella era el ratón. La que perdía y eso no le gustaba ni un poco.

Enterarse de que @Maegor Valyrian se había convertido en la mascota de @Erzsebét A. Báthory fue la gota que colmo el vaso de sus sentimientos reprimidos. Aunque, a decir verdad, lo peor había sido @Seth D'Sousa. Oírlo de sus labios y ser conocedora de que era el causante de todo su sufrimiento fue clavo que lo sentenció todo.

Malika recorría las calles vagando como un alma en pena. Sus pasos la conducían una y otra vez a recorrer las mismas calles, en un círculo que no tenía fin. No tenía un lugar concreto al que dirigirse, un lugar al que poder marcharse y llamar hogar. No tenía nada. Solo lo tenía a él... A Maegor.

Y ahora tampoco estaba.

La ristra de cadáveres comenzaba a pilarse. La primera víctima había sido casi un accidente, un tropiezo que había desencadenado todo lo que llevaba atrapado en su interior. Era el que peor había quedado, casi decapitado y destrozado. Los tres o cuatro siguientes fueron más que casualidades, fueron testigos y hormigas ruidosas que pretendían cruzarse en su camino.

Después, los otros que había dejado de contar... Solo eran distracciones momentáneas en las que ahogar todo lo que iba consumiéndola de adentro hacia afuera. Y ninguno lo suficientemente bueno como para que pudiera mitigar su pena ni calmar su ira.

Aquella fecha solía traer cierta nostalgia a la cazadora. Y si bien disfrutaba de la Spooky Season que se celebraba durante todo el mes de octubre, lo cierto es que el día de Halloween para ella no era una celebración en sí, ya que se trataba de su cumpleaños.

Un año más en el que el tiempo no dejaba huella en su apariencia física.

Un año más recordando, que hacía mucho tiempo que debería estar muerta.

Pero lejos de deprimirse, la cazadora sabía que todavía tenía una misión que cumplir. Una misión que no podía dejar de lado. Por eso rondaba aquellas noches las calles de la ciudad, especialmente, aquellas más deshabitadas. Pues sabía que allí era donde el mal moraba en todo su esplendor.

Y efectivamente, esa noche no iba a ser diferente de otras.

— Parece no importarte mucho el llamar la atención — comentó, cortándole el camino a la causante del rastro de cadáveres con el que había dado —. Ni siquiera los matas para alimentarte — observó. Así que había dos opciones; O lo hacía para liberar su ira o, simplemente, en busca de algo de diversión — Como sea. Tu masacre acaba aquí — respondió la cazadora, preparándose para el ataque. Porque no había que ser un genio para saber que eso no iba a acabar bien.

Sus ojos estaban vacíos, carentes de todo contacto con la realidad. Si le preguntarán, Malika podía jurar que no era capaz de vislumbrar la calles por las que caminaba, pues no lo hacía de forma consciente, su mente estaba en un lugar y su cuerpo en otro distinto.

Y el rastro de cadáveres a su paso no era distinto.

Por lo que cuando la mujer se atravesó en su camino, le costó discernir a qué se refería con su acusación. —¿Esto?— Abrió sus manos para abarca todo cuanto podía a su alrededor. Sí, era una pregunta. Malika trataba de enfocar su atención en lo que había dicho, en que era la causante de todas esas muertes.

Pero, ¿sabes qué?

Que no le importaba ni lo más mínimo.

Con la humanidad apagada y el único rastro de amor en su vida siendo exterminado, pocas eran las cosas que podrían llegar a importarle lo más mínimo. —Esto no es nada. Aún puedo hacer mucho más. Más daño, más muertes... Más sangre.— Es una amenaza. —Y no hay nadie que pueda impedírmelo.

La reacción de la vampiresa no pasó desapercibida para Kane. Podía ver aquel vacío en su mirada, esa carencia de brillo en sus orbes. Le recordaba a alguien.

Alguien a quien amó.
Alguien a quien perdió.

Un error del pasado que cometió y del que también aprendió.

— Ouch. Acabas de herir mi orgullo al subestimarme — respondió la cazadora, recurriendo a la ironía. La vampiresa era una clara amenaza para los humanos que Kyle había jurado proteger —. Has apagado la humanidad. ¿Verdad? — a esas alturas, Kyle ya sabía reconocer a que se enfrentaba. Eso o simplemente se trataba de una psicópata —. ¿Por qué? — necesitaba hacerla hablar. Analizarla antes de tomar su decisión. No era la primera vampiresa sin humanidad con la que trataba. Ya tenía cierta experiencia en el campo.

El rostro de Malika continua imperturbable. Pese al intento de broma y pique de la contraria, nada parecía llegar lo suficientemente profundo. Era casi como un zombie, que caminaba sin sentido, ni orden... Tan solo avanzaba hacia delante.

—Dolía.— Responde sinceramente a la pregunta de la mujer. No tiene por qué decírselo, le sería fácil obviar su presencia y continuar la matanza. Se convence de que no pasara nada por decirlo, de que no es nada relevante. —Duele.— Rectifica tras un par de minutos debatiendo en su fuero interno.

La verdad es que ya no sabe que es el dolor, que pesa más en su conciencia o en su corazón. ¿El daño constante de Bianca? ¿La muerte de su familia? ¿La suya propia? ¿La situación de Maegor?

Todo carece de sentido y orden en su mente quebrada, en su corazón apagado.

Pero la sangre de sus víctimas... Malika se relame y descubre restos de sangre en la comisura derecha. Alza un dedo tembloroso y largo para recoger lo que queda en parte de su mejilla y barbilla. —Creo que estaba delicioso.— Eso si es una provocación hacia la contraria, pues, con el dedo manchado, lo hunde de nuevo en sus labios saboreando.

Despertar la humanidad de un vampiro no era algo sencillo. Ni mucho menos algo que estuviera en la mano de Kyle hacer aquella noche. Se necesitaba un fuerte vínculo, algo que pudiera tirar de la humanidad del vampiro. Algo que pudiera hacer aflorarla. Y por desgracia para la vampiresa que se encontraba frente a Kyle, no poseía nada que pudiera hacerla reaccionar.

— ¿Sabes? El dolor es lo que te recuerda que sigues vivo — comentó con una voz pausada, consciente de que no había mucho que pudiera hacer. Pero al mismo tiempo, Kyle sentía cierta debilidad por aquellos ingenuos que apagaban su humanidad, en busca de una vía de escape hacia ese dolor que en los de su especie se volvía más intenso. Hasta el punto de volverlos locos —. No sentir dolor es lo mismo que estar muertos. ¿No te parece triste? — meneó la cabeza. Para ella, la idea de dejar de sentir era inconcebible.

El gesto de la vampiresa, provoca que las facciones de la cazadora se endurezcan y que sin pensarlo se enfrente a ella. Se movió con agilidad, tratando de estamparla contra la pared, con el antebrazo sobre su cuello para inmovilizarla.

— Dime una cosa. ¿También pensabas así antes de que decidieras dejar de sentir? — le preguntó, volviendo a tratar de hacerla hablar un poco más.

No responde. Sigue en su propio mundo, escondía en sus pensamientos y con la idea de masacrar todo aquello que quede a su alcance.

Quiere dejar el mundo tan destruido como lo está ella por dentro.

Ni siquiera opone resistencia cuando la agarra por el cuello y la estampa contra la pared. Malika apenas siente el dolor del golpe, solo la sacudida antes de quedar atrapada. Pero son sus palabras lo que logran sacar ese carácter cruento. —Tú no sabes nada de lo que he sentido o sufrido. ¡No sabes nada!— Prácticamente le grita a la cara, debido a la cercanía del agarre sobre su cuello.

—Sí, lo pensaba. ¿Y quieres saber por qué? Porque ella jugo con mi memoria. Me hizo olvidarlas, me hizo alejarme de mi familia, de mi hija. Hizo que les diera la espalda y murieron... Por mi culpa.— Un asomo de sentimiento se cuela en alguna parte de su interior y sus ojos brillan como si estuviera a punto de llorar, pero...

En lugar de eso, esboza una macabra sonrisa. —Y ahora tengo la inmortalidad. Soy un vampiro y nadie volverá a jugar conmigo. Yo jugaré con los demás. Los convertiré en mis marionetas, trastearé con sus memorias y me alimentaré de su sangre. Sangrarán por y para mí.

No está arrepentida y pretendía seguir matando.

la vampiresa alzó el tono de su voz. Pudo percibir aquel cambio. Ahí había algo, una historia cruenta que la había convertido en lo que era. Pero que se podía revertir si conseguía tocar las piezas que necesitaba.

¿Podría conseguir despertar al menos una emoción tan humana como la rabia?

— Tienes razón. No te conozco y no sé nada de ti salvo que eres una asesina — mantuvo la serenidad que le caracterizaba. Kyle era una cazadora, pero tenía su propio código moral. Y el recuerdo de Desmond vulnerable y perdido azotó su memoria, devolviéndola al pasado —. Pero todos cargamos con nuestra propia mochila — y era por eso que la excusa del yo he sufrido mucho no le servía —. Pero podemos elegir convertirnos en víctimas o supervivientes — Kyle había elegido la segunda opción y estaba muy orgullosa de en lo que se había convertido, a pesar de ser otro tipo de monstruo.

No como el que tenía delante. Por un momento, creyó que quizás podía tener la oportunidad de traerla de vuelta. Pudo percibir un pequeño brillo cuando habló de su pasado, de la pérdida de los suyos. Tan solo un destello, pero suficiente como para saber que se encontraba ahí, retenida en alguna parte de su interior.

Aunque el monstruo no tarda en en imponerse.

— ¿Eso es lo que aspiras? ¿A ser igual que ella? — le reclamó. No tenía ni idea de quién hablaba, pero intuía que debía de tratarse de un vampiro —. Estás equivocada. Sigues siendo su títere. Ella es la que sigue moviendo tus hilos. Te ha moldeado a su imagen y semejanza. Tan solo eres su sombra — no se apartó de ella, consciente del peligro que suponía para la humanidad. Pero aun así, estaba esa parte que de alguna forma, quería salvar.

Escuchó las palabras de Kyle, pero estaban lejos de alcanzarla. Su mente estaba en otro lugar, inmersa en su propio abismo de oscuridad y desesperación. No había lugar para la empatía o la reflexión, solo un deseo insaciable de causar daño y destrucción.

La presión en su cuello aumentó mientras Kyle continuaba hablando, pero Malika apenas lo registró. Para ella, las palabras de la cazadora eran solo ruido de fondo, eclipsadas por la furia y el resentimiento que la consumían desde dentro.

—¿Víctima o superviviente?— Repitió Malika con un tono burlón, sus labios curvados en una sonrisa siniestra. —No necesito ser ninguna de esas cosas. Soy la tormenta que arrasa con todo a su paso. Soy el caos hecho carne, la encarnación misma de la destrucción.— Su voz resonaba con un tono gélido y despiadado, desprovisto de cualquier atisbo de humanidad.

Para Malika, no había vuelta atrás, no había redención posible. Solo había espacio para la violencia y el sufrimiento, y ella estaba dispuesta a llevarlos hasta el final.

Con un movimiento brusco, Malika se liberó del agarre de Kyle y la miró fijamente. —No hay salvación para mí. Ella me mató. Mato cada resto de humanidad que hubiera en mí mucho antes de que me transformara y, ahora, él me es arrebatado...

Con furia, abrió la boca mostrando los colmillos alargados y las venas que rápidamente surcaron sus ojos. —Destruiré, dañaré y mataré todo lo que esté a mi alcance.— Paladeo cada palabra, con regocijo. —Y te llevaré por delante si te atreves a interponerte.

Si Kyle de verdad creyera que un vampiro sin humanidad no tenía salvación, entonces @Desmond A. Kane no se encontraría ahora mismo viviendo una luna de miel con la persona que amaba.

Kyle había creído en él y le había dado un propósito. Una segunda oportunidad no solo para redimirse, sino que también, para ser feliz.

Pero el caso de esa vampiresa era distinto. Sabía que existía dolor bajo ese interruptor que esta había decidido apagar. Un dolor que la consumiría en el momento en el que este se volviera a encender. El problema era que, mientras esto sucediese, era un peligro para los humanos con los que se cruzara. Y serían vidas que pesarían sobre la conciencia de Kyle.

— Entonces, no me dejas más opción — susurró cuando esta logró soltarse de su agarre. Lo había intentado, aunque sabía que no iba a funcionar —. Voy a tener que matarte — advirtió la cazadora, poniéndose seria. Era triste pensar en como habría sido esa mujer antes de dejar que el vampirismo destruyese todo atisbo de humanidad.

Pero era lo que tenía que hacer.

— Y no me va a hacer falta ponerte esa cara fea para que me tomes en serio — añadió, contemplando las venas que surcaban el rostro de la mujer, dándole un aspecto terrorífico.

Con habilidad, la cazadora sacó una estaca con la que se lanzó directa a su pecho.

Fallo: Falla de manera estrepitosa. Malika puede escapar fácilmente.
Acierto: No consigue clavarle la estaca, pero le da un golpe en la cara.
Crítico: Consigue clavarle la estaca, pero muy lejos del corazón. En el hombro.

Soltó una seca carcajada al escuchar la reafirmación de la cazadora. Malika no sentía miedo, solo furia. Una que nublaba todo rastro de cordura y compasión que pudiera colarse más allá de su amortiguado y crudo corazón.

—Pues entonces te mataré.— Lo dice en un tono carente de emoción. Ni con soberbia, ni con burla, ni siquiera con regocijo. —O moriremos ambas.— Y se encoge de hombros.

Abre los brazos, a ambos lados del cuerpo, como si esperara recibir un abrazo. Pero, realmente, parece entregarse a la cazadora, con la cabeza ligeramente hacia atrás y el pecho apuntando hacia ella. No obstante, sus ojos no se despegan de su objetivo y le concede el primer paso de aquel baile infernal que están a punto de inicial.

Malika ve ligeramente la estaca antes de que Kyle se lance directa al pecho. Puede que sea porque lo esperaba o porque es el gesto más común para acabar con los vampiros y, la verdad, ya ha esquivado más de una. El caso es que consigue moverse, con la supervelocidad, lo justo para que el golpe no sea determinante y letal. Aun así, la cazadora le da de lleno en el rostro.

Aquel ataque hace bufar a Malika, quien suelta un quejido y se voltea mirándola con incredulidad. —¿En serio?— Molesta se lanza en contraataque.

Dados: link.
Fallo: El golpe en la cara la hace sangrar y, por ende, queda débil.
Acierto: Enfadada trata de estampar a Kyle contra la pared.
Crítico: Consigue arrebatarle la estaca.

— Es que, verás... Eso de morirme nunca lo he llevado muy bien — aunque si se lo preguntaban, hubiera preferido la muerte que el ser convertida en un monstruo. Por suerte, Kyle encontró el camino correcto. Eligió vivir para poder salvar la vida de otros —. ¿Sabes cuantas veces han intentado matarme en los últimos siglos? — hasta ella había perdido la cuenta, aunque dudaba que fuera algo del interés de la vampiresa.

Si bien se movió rápido, la contraria fue más ágil, posiblemente porque estaba alimentada recientemente. Kyle por el contrario, tenía una dieta mucho más estricta que suponía una desventaja para su condición. Y no iba a cambiarla.

— En serio es como deberías de haberme tomado desde el momento en que te paré — sintió el empujón cuando esta arrementió contra ella y si bien golpeó la espalda contra la pared, consiguó sujetar de los brazos a la vampiresa con intención de inmoviliza —. Si no lo acabas tú, tendré que acabarlo yo — y esa sería su última amenaza antes de cumplir con lo prometido.

Fallo: Se come todo el ataque de Malika, su cabeza golpea contra la pared y queda aturdida.
Acierto: Malika la empuja, aunque el golpe es leve. Consigue agarrarla y sostenerla por ambos brazos.
Crítico: Consigue frenar a Malika fácilmente, de nuevo, intenta clavarle la estaca, aunque solo lo conseguirá en el hombro.

El golpe de la estaca en su rostro ha iniciado un reguero de sangre, que corre desde su frente hasta uno de los laterales, haciendo un pequeño rio por el puente de su nariz. No dejará cicatriz, en breve se cerrará completamente, como si nunca hubiera sido herida.

Lame distraídamente la sangre que llega hasta su comisura. —¿Y?— Inquiere secamente a su discurso sobre sus intentos de muerte. —¿Qué los demás hubieran fracasado debe echarme atrás? ¿Disuadirme? ¿Asustarme?— Sonríe, con una sonrisa torcida y carente de emoción. Tan solo enseña los dientes, los colmillos, entrecerrados y amenazantes. —Puede que yo tenga más suerte.

Estaba enfadada. ¿Por qué desfiguro su rostro? ¿Por su propia debilidad? ¿Por lo sucedido a Maegor? Malika no lo sabía, ni tampoco se preocupó por averiguarlo. Solo estaba enfadada, necesitaba alguien con quien pagarlo y Kyle se había interpuesto en su camino como un blanco perfecto. El impacto contra la pared reverbero también su interior, sintiendo, a través de la unión entre sus brazos, el efecto del golpe.

—¿Acabar qué?— Le espeta en la cara. Se nota que está enfadada, confusa y dolida. Que, pese a la frialdad inicial, sus emociones parecen florecer en retazos diminutos. —Duele.— Repite, pues era lo que estaba diciendo cuando se encontraron al inicio. —Pero, ¿es su dolor o el mío?— Baja la cabeza y una solitaria lágrima corre por su mejilla. Un resto de humanidad.

Después, como si el interruptor hubiera vuelto a bajar, levanta el rostro hacia la cazadora. —Una última oportunidad: cada una por su lado o...— Apretó la conexión entre ambas, sus brazos unidos.