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UNCONDITIONALLY
WALK THROUGH THE STORM
16 de septiembre del 2013.
—Consejera privada, ¿hmm?—Inquiere, arqueando una ceja mientras sonríe de soslayo. ¿Acaso no es cierto que todos los grandes reyes contaron con el parecer de algún que otro individuo dotado de dicho rango? Alguien capaz de emitir su opinión sin perder la cabeza, concediendo el bien más valioso que un Rey podría desear: la verdad.
Una verdad no siempre deseada, más siempre necesaria. —Me gusta.—Concluye, convencido.—Parece que has encontrado tu lugar mucho antes de lo que esperaba.—La consejera más franca de Marcel… y además, su favorita.
Con permiso de Jane Palax.
Y créeme: sinceridad y franqueza es lo que necesita en estos momentos. Porque una parte de él está convencido de que ha hecho lo correcto aceptando aquel regalo de Ariadna Atreides, pero… otra parte no podría negar que, de algún modo, podría tratarse de un regalo envenenado. Un arma para dominarlos a todos… o para colocar una diana en su espalda. Una diana a la que muchos desearán disparar.
La Facción Lupina.
Los brujos de Morningstar —y quién sabe si asimismo, los menos radicales.
Los Mikaelson y… naturalmente, los Strix.
¿Están preparados para contener la oleada de enemigos?
Dejando escapar un suspiro, Marcel se vuelve hacia el mueblebar, extrayendo de una de sus baldas inferiores una pequeña caja. Oscura, discreta; nadie habría reparado en ella junto a las botellas de bourbon añejo. Abriéndola, extrae un pequeño frasco con un líquido oscuro, tendiéndoselo a Cami para que pueda contemplarlo.
—Parece sangre, pero es mucho más que eso.—le advierte.—Un nuevo paso en nuestra evolución. El suero tiene… efectos que recuerdan a la primera conversión de vampiros.—Klaus, Elijah… todos los Mikaelson.—Si me lo bebo, y muero con el suero en mi sistema, volveré siendo uno de ellos. Más fuerte. Más rápido. Más…—Más todo.
Una especie de nuevo original.
Y un agravio que muy pocos tolerarán, quede impune. Al menos, si es cierto que volverá. Si se decide a tomar aquel riesgo; hacer aquella muestra de fe…
En pocas palabras: sí. Si el suero funciona, le cambiaría para siempre… Y les asegurará la victoria que merecen, o convertirá sus restos en polvo, hasta que cada uno de ellos sea poco más que un recuerdo.
Sólo serán posibles tales opciones.
31 de octubre de 2013.
La expresión de Marcel, apesadumbrada y sombría, habla por él mucho más que sus palabras. Sí: tienen que haberlo descubierto. —Lo hicieron. Pero Jane me confirmó que hace unos días los brujos descubrieron que Héctor les protegía a ella y a otro amigo vampiro en su trastienda.—La morena se cuidó de advertir a Marcel cuanto antes, consciente de que podían utilizar aquella arma arrojadiza contra Marcel y los suyos….
Que fueran directamente a por Jane no fue nada que llegasen a prever. Entre otras cosas, porque… —Yo no soy el objetivo. No esta vez.—Está claro que Morningstar ha reordenado sus prioridades, empezando por limpiar su aquelarre antes de devolver la atención hacia sus enemigos externos. ¿Que por qué lo sabe?—Si fueran a por mí, te habrían llevado a ti.—Y lo dice con una rotundidad y franqueza indubitadas.
Ignora hasta dónde llegan los ojos y oídos de Uther Morningstar, pero Marcel, transparente y sincero, habría podido dejar ver —con más facilidad de la que le habría gustado admitir—, que aquella mujer es su debilidad.
Dejando escapar la ira contenida, la frustración y sobre todo, la impotencia, el vampiro emite un grito gutural, destruyendo a su paso su más cercana víctima: su querido mueblebar. Las botellas de bourbon se hacen añicos a su paso. Mas, ¿es pronto para perder la esperanza?
«Es la hora de las brujas, Marcel.»
«Quizá ha llegado la hora de usar esa arma...»
¿Se arriesgaría Marcel a morir por Jane? Su respuesta es clara: lo haría sin dudar. Pero hay un cabo suelto que escapa de su control, del que no obtendrán respuesta hasta que… Hasta que Marcel dé el paso, y se atreva a saltar, precipitándose a un inevitable vacío del que ignora aún, siquiera si sobrevivirá. —No sabemos cuánto tardaré en volver, Cami. Podrían ser… horas.—Y es probable que Jane no disponga de tanto tiempo.—Pero… Uther y los suyos no saben que volveré.—Puede que aquella sea su mejor alternativa.
Si le conceden a los brujos una aparente victoria… Si Marcel se entrega para morir en el lugar de uno de los suyos, tal vez dejen a Jane marchar.
Y Marcel volverá del mismo infierno de ser necesario, para cobrarse su ansiada venganza.
01/11 • madrugada • @Camille J. O'Connell
Walk through the storm
UNCONDITIONALLY
16 de septiembre del 2013.
La carcajada jovial de Marcel es tan contagiosa que Camille sonríe de inmediato. Sin proponérselo, aquel hombre siempre consigue sorprender con sus reacciones, riendo en lugar de mostrarse incómodo porque alguien cercano le esté dando consejos psicológicos. No todas las personas están listas para aceptarlo, y definitivamente, mucho menos para reír con ello.
Pero ya se ha establecido en diversas ocasiones un hecho: Marcel Gerard es único.
«[...] Tus consejos me importan.»
—Entonces puedes designarme como tu consejera privada.—La curva en sus labios se ensancha mientras desliza su mano sobre la ajena, la cual aprieta ligeramente.—Puede que no muchas personas estén dispuestas a hablarte con franqueza, pero yo siempre lo haré.—Y eso es algo que Camille le ha demostrado en reiteradas ocasiones. Desde que se volvieran especialmente cercanos, la rubia ha decidido ser lo más sincera posible, y eso también lo hace en sus consejos.
Una buena razón para que Marcel haya acudido a ella para hablarle de esto y no a uno de sus vampiros.
De modo que, Camille continúa prestando oído con atención.—Así que un trato…—Susurra, asintiendo ligeramente con la cabeza. Sea lo que sea debe ser algo muy trascendental, de lo contrario, Marcel no estaría tan preocupado.—Todas las decisiones tienen consecuencias, Marcel. Incluso, no hacerlo también la tiene.—Y definitivamente, el vampiro ha tomado dicha decisión pensando en su gente. Pero… ¿Qué clase de trato sería ese?
La respuesta no demora en aparecer, mostrándose quizá más como un problema, en lugar de una solución real. O al menos así parece describirlo las enigmáticas palabras de Marcel.
Camille frunce el ceño ligeramente y de inmediato, intenta indagar más.—Pareces muy seguro de que los efectos serían contraproducentes. ¿De qué clase de arma se trata? —Y sobre todo, el planteamiento más importante:—¿Esto te cambiaría, Marcel? Imagino que ha pensado en todas las ventajas y desventajas.—Camille ladea la cabeza y le mira con intensidad.
¿Acaso Marcel se estaba colocando una diana en la espalda? ¿Lo estaba haciendo con todos?
31 de octubre de 2013.
A pesar de las seguridades que le ha dado a Marcel sobre su estado de salud, el vampiro no parece conforme. Por ello, Camille se deja revisar por él, creyendo que así se quedaría más tranquilo. Y así, luego centrarse en la más afectada por lo sucedido: Jane.
«Quieren algo de ella [...] Lo saben.»
—Espera.—Camille abre los ojos grandes, evidentemente aumentando su preocupación.—¿Que está casada con él? —Contiene el aliento y desvía la mirada del vampiro. ¿Cómo no se le ocurrió antes?—Pero se han estado cuidando bien… Hay… Hay muy pocas personas que lo sabemos, Marcel.—Pero como sea, lo importante es que ahora lo saben.—Pensé que se habían llevado por ti… —Aunque ciertamente al haberse llevado a Jane, Morningstar mataba a dos pájaros de un solo tiro, porque Marcel también terminaría afectado.
—¿Y qué vamos a hacer? Porque parecerte allá con todos los chicos…—Camille interrumpe su propia línea y niega con la cabeza.—Es la hora de las brujas, Marcel. Hoy es su noche.—Aunque para ser sinceros, lleva siéndolo por meses, después de que destronaron a los lobos. Y desde entonces, no han parado. La Facción de brujos se ha convertido en un azote para todas las demás.
Todo empeora con el tiempo y cada día parece imparable.
—Quizá ha llegado el momento de usar esa arma, ¿no crees? —Si hacerlo dejaba a Marcel en una posición protegida, Camille estaría dispuesta a sufrir las consecuencias necesarias, y estaba segura que también los chicos de Marcel.
UNCONDITIONALLY
WALK THROUGH THE STORM
16 de septiembre del 2013.
«Un punto de inflexión...»
Marcel sonríe brevemente, con un asentimiento. Si hay algo que le guste de Camille —y créeme: hay muchas cosas—, es su habilidad de empatía y su capacidad para comprenderlo. Todavía no ha vivido mucho, y aún menos como vampiresa, pero como una O'Connell, ha pasado por situaciones que, a su manera, pueden encontrar el punto común con la propia historia de Marcel.
Toma asiento a su lado. La ligera carcajada del vampiro deja en claro que no se siente ofendido o intimidado ante las aptitudes casi inherentes de su compañera en cuanto a su profesión se refiere. —En realidad —admite—, querré escuchar todo lo que tengas que decir. Tus consejos me importan.—Porque Cami no sólo le aconseja desde una perspectiva profesional... sino también, personal. Y si hay alguien en quien pueda confiar... Alguien a quien merezca la pena prestar atención, sin duda esa es ella.
—Sí... y no.—Responde, sin terminar de resolver el enigma.—Desde... antes incluso que Klaus y su familia regresaran a la ciudad —recuerda—, siempre se ha tratado de nosotros. Mis chicos y yo, mi gente... Cualquier alianza, cualquier pacto ajeno, ha sido temporal.—En la medida de lo posible, Marcel ha tratado de cernirse a los suyos, porque confiar en los demás era un riesgo que no le convenía correr.—Pero ahora... puede que haya aceptado un trato.—Y con puede, quiere decir que ya lo ha hecho.—Y todos los tratos en Nueva Orleans... tienen consecuencias.—Unas consecuencias con las que, esta vez, no sólo Marcel cargará.
Ni qué decir que no tendría tantas dudas si aquel trato no hubiera venido de la mano de alguien tan maquiavélico como Lucien Castle...
...O su arma, de alguien en situación tan desesperada como la de Ariadna Atreides. —He conseguido un arma, Cami.—Le revela finalmente.—Es... me temo, un arma que sólo yo podría utilizar. Pero si decido seguir adelante con esto... no habrá vuelta atrás.—No la habrá... para con nadie.—Licántropos, brujos... incluso los Mikaelson. Todos nos verán como una amenaza... y puede que sólo tengamos una oportunidad de responder.—Una sola oportunidad para recuperar su lugar como líderes de la ciudad... o renunciar a aquel trono para siempre.
31 de octubre de 2013.
A pesar de que Cami le asegura encontrarse bien, Marcel no parece conforme. La toma del rostro por ambas mejillas, se fija en su cuello... Realmente parece que ha salido indemne, y el vampiro no puede evitar preguntarse por qué. Por más que solo fueran dos brujos, Cami sigue siendo una vampiresa poco experimentada; no habría sido difícil para aquellos reducirla, o puede que obligarla a sufrir un destino aún peor...
Marcel tiene que contener un escalofrío ante las posibilidades.
Sin embargo, la han dejado marchar... sin más. Y eso sólo puede significar una cosa. —Quieren algo de ella.—Algo de Jane y sólo de Jane. ¿Pero qué? Suspira con frustración. No necesita pensarlo mucho.—Mierda.—Chasquea la lengua y se vuelve, furioso, tratando de contener las ganas de romper algún que otro mueble a su paso.—Lo saben.—Una teoría demasiado plausible como para que no sea verdad. La mente de Marcel trabaja a toda velocidad.—Van a utilizarla contra Palax.—Héctor Palax, uno de los Ancianos del aquelarre del Barrio Francés...
...y el marido de Jane.
—Samhain.—Es tradición que durante aquella noche, los brujos se reúnan para celebrar aquella fiesta tan especial: un evento del ciclo natural anual. Marcel hubo de aprender sobre los aquelarres y sus tradiciones en tiempos en los que someter a sus enemigos era su máxima prioridad.—Han debido llevársela al Cementerio Lafayette.—Y por supuesto, piensa ir a buscarla.
Y piensa hacerlo solo.
Porque bien sabe que atacar el epicentro de poder de la Facción reinante será un suicidio, y no condenará a ninguno de los suyos a semejante destino...
Pero tampoco la dejará morir.
01/11 • madrugada • @Camille J. O'Connell
Walk through the storm
UNCONDITIONALLY
16 de septiembre del 2013.
Curva sus labios en una fugaz —aunque satisfecha— sonrisa de labios cerrados. Como toda mujer, adora los cumplidos de un hombre como Marcel, sin embargo, lo prefiere más cuando es espontáneo. Cuando lo mira a los ojos y solo se ve ella reflejados en ellos.
Pero hoy no es ese día, y Camille no tiene la intención de forzarlo.
—Ni tienes que decirlo, Marcel. Luego lo arreglaremos, le encontraremos lugar.—Y se lo dice con total sinceridad, aunque sepa que tal vez las cosas empeoren aún más y entonces, sea aún más difícil disfrutar de esos ratos. Camille siempre ha sido una mujer de prioridades, y ahora mismo Marcel la necesitaba de otra manera.
—Un punto de inflexión…—Así que de eso se trata. Camille se toma un momento para responder, preguntándose internamente si eso que le preocupa a Marcel es muy grave.—Cuando me estaba acercando a descubrir lo que realmente sucedió con Sean.—Pero no entra en detalles, no quiere desviarse de lo importante en el ahora.
—Ven.—Tomándose una breve interrupción, Camille sujeta la mano de Marcel y le dirige hacia la zona bar de la propiedad. Al servir dos copas y dejar la botella cerca de ellos, toma asiento esperando que Marcel lo haga a su lado.—Es un punto complicado. Se vuelve palpable la tensión entre la familiaridad del presente y la intrigante posibilidad del futuro.—Suspira. Luego, se da cuenta que lo ha vuelto a hacer. Y entonces, se disculpa:—Lo siento, eso sonó muy de psicólogo —ríe ligeramente—, no es lo que quieres escuchar.—Camille le da un ligero apretón a la muñeca de Marcel.
Se toma un momento antes de retomar la palabra.—¿No es lo que has estado esperando desde que Klaus te desterró junto a tu gente? ¿Algo que lo cambie todo? —¿Acaso es posible que Marcel haya dado con eso?
31 de octubre de 2013.
Asiente con la cabeza sutilmente cuando escucha el nombre del Regente. La primera vez que Camille escuchó de Uther Morningstar fue en los labios de su tío Kieran; todavía lo recuerda, sí. Su tío hablaba con alguien más… Un tal Crewe.
Ahora se ha convertido en uno —sino el principal— enemigo de Marcel.—Estoy bien, Marcel. No te preocupes por mí. Me tenían solo un par de brujos, pero estaban más ocupados en charlar amistosamente entre ellos que en interrogarme adecuadamente.—Y créeme que lo agradece. Aunque estaba preparándose mentalmente para ser interrogada mediante tortura, no ha sido el proceso.—Nos separaron, sí. A ella le inyectaron algo y después a mí me rompieron el cuello.—O al menos es lo que cree, pues todo se volvió negro y no supo nada más hasta que se despertó en medio de la celda.
«Cami... necesito que me cuentes todo lo que recuerdes.»
—Ellos no preguntaron por ti, Marcel. Fueron directo a por Jane, ellos… Ellos…—Y entonces, la rubia recuerda haber visto a uno de los brujos alternando la vista de su móvil con la de Jane.—Creo que tenían una foto de ella en el móvil, porque cuando la vieron, uno de los dos dijo: Es ella, la morena.—Y entonces, Camille comienza a considerar la posibilidad de que tal vez el secuestro de Jane no sea por causa de lo hizo Marcel con los hijos del Regente.—No se la han llevado para darte un escarmiento, ¿verdad? Si dices que no van a soltarla, entonces…—¿Van a matarla?
¡No! No puede ser. Camille mira con preocupación a Marcel.
Necesitan hacer algo para salvarla.
Walk through the storm
UNCONDITIONALLY
16 de septiembre del 2013.
Le devuelve la sonrisa, porque no podría ser de otra manera. Porque Camille, con su personalidad tan comprensiva, entregada y humana, despierta todo lo bueno que hay en el vampiro desde que la conoció. Sin embargo, permanece en silencio ante sus incógnitas, todavía dubitativo y temeroso, pues aunque sabe que puede confiar en ella, ignora hasta qué punto la verdad la hará libre... o colocará una diana en su espalda.
Le hubiera gustado ser sincero. Hubiera deseado ser sincero con todos, y hacerles saber que por fin cuentan con el arma definitiva: una herramienta que podría asegurarles recuperar el barrio... o su completa extinción. Porque aquel suero ha tenido un precio, y aunque Ariadna Atreides pagará su mayor parte, Marcel duda que ni él, ni ninguno de los suyos, puedan sufrir las consecuencias.
—Perdona.—Le dice por fin.—Por poco se me olvida recordarte que estás espectacular.—Disfrutan de aquel flirteo, de la compañía y buena conversación que el otro le brinda, pero cuanto Marcel más se preocupa por ella, más la implica de cabeza en toda aquella guerra. A veces, tiene la sensación de que no es consciente de estarse metiendo en la boca del lobo, tal vez por su inexperiencia... o porque Gerard inspira más confianza de la que, en ocasiones, posee.
Y esta es una de aquellas ocasiones. —Reconozco que esperaba ofrecerte otro tipo de plan para un día como hoy —admite, dejando escapar un suspiro—, pero... las cosas están empezando a complicarse.—Y entiéndase por cosas, la guerra latente, pero aún constante, que viene desenvolviéndose en Nueva Orleans desde hace más de tres años: una guerra de la que nunca dejaría de formar parte.—¿No has tenido alguna vez la... sensación de que te precipitas hacia el punto de inflexión?—Le pregunta repentinamente, respondiendo sin más palabras a su propuesta.—Una sola decisión que puede no significar nada... o que puede cambiarlo todo.—¿Cuánto es cauto contarle? Aún no lo sabe.
Lo que sí sabe... es que esta conversación va a merecer un par de copas.
31 de octubre de 2013.
La actitud nerviosa y preocupada de Cami deja a Marcel en estado de alerta. Siempre con aquella actitud calma y encantadora —que tanta paz consigue infundarle—, la vampiresa no entraría en tensión si no tuviera un motivo de peso para hacerlo... y vaya si lo tiene. Las malas nuevas no se hacen de rogar, y Gerard aprieta los puños con rabia.
«Se llevaron a Jane, Marcel.»
—Uther.—Masculla aquel nombre entre dientes. No necesita más explicaciones: del mismo modo que Camille viene exponiéndose estando a su lado —tan a su lado—, Jane eligió su propio destino al casarse con uno de los hombres más polémicos dentro del aquelarre del Barrio Francés.—¿Te han hecho daño?—Toma a Cami por los hombros, oteándola, como tratando de evaluar por sí mismo si se encuentra bien.—No la han soltado. Y no tengo claro que vayan a hacerlo. ¿Dices que os separaron?—La mente del vampiro empieza a trabajar a toda velocidad.—Cami... necesito que me cuentes todo lo que recuerdes. Si tomaron prisionera a Jane... dudo que vayan a soltarla.—Aunque supone que haya podido convertirse en un mero instrumento para lograr un fin.
Si Morningstar quería quitarse a Héctor Palax del medio... una prueba como aquella resultaría irrefutable.
Walk through the storm
UNCONDITIONALLY
16 de septiembre del 2013.
—Marcel.—Susurra suavemente. La rubia lo aborda por detrás, tomándolo de la muñeca para desviar su atención del gran ventanal hacia ella. Mientras Camille sostiene su mirada, le dedica una encantadora sonrisa de labios cerrados. Ladea la cabeza.—¿Qué te tiene tan pensativo? Distraído más bien.—Le pregunta finalmente, posando la mano libre sobre su hombro. No puede simplemente hacer de la vista gorda y continuar con su sorpresa de cumpleaños si la cabeza del vampiro no está del todo ahí.
Se acabó el dejarlo estar, Camille no vive en la luna ni está solo para hacerle compañía femenina al vampiro…
Sabe que algo pasa.
Y créeme, aunque sostiene aquel agarre con delicadeza, no piensa dejar que Marcel se limite a dar una explicación plana y pretender que pueden seguir disfrutando de su cumpleaños sin más. La rubia puede ser alguien muy persistente, mucho más con las persona que en verdad le importan.
—Te ves muy guapo para tener esa cara de preocupación.—Nadie dijo que fuese eso, pero detrás de aquella suave sonrisa en sus labios, Camile lanza la primera carnada.— Y no es la cara que esperaba recibir por este vestido.—Baja la mirada por un instante y se mira a sí misma su vestido antes de volverse al vampiro.—¿Quieres que nos quedemos y hacemos algo aquí? Y mientras me cuentas. ¿Puede ser?—Debe ser comprensiva, por supuesto. Después de todo, la idea era pasar el cumpleaños de Marcel con él, no importaba dónde y haciendo qué.
31 de octubre de 2013.
—Marcel, Marcel.—Tan silenciosa como siempre, Camille aborda al vampiro por la espalda, sin embargo, tomándolo de la muñeca de forma más apremiante.—Marcel…—Su respiración demasiado agotada, revela el ejercicio forzado de su cuerpo: ha llegado corriendo, como si temiese que alguien le estuviera persiguiendo.
No ha durado tantas horas secuestrada por los brujos, pero sí el tiempo suficiente para que el vampiro note que algo le ocurrió: un poco despeinada, demasiado sudada y las piernas sucias, como si hubiera estado sentada o recostada en un lugar bastante sucio. Parecía desorientada.
—Jane… Se llevaron a Jane, Marcel. Los brujos de la ciudad nos secuestraron.—No eran los Ellsworth, pero los que se la llevaron tampoco eran tan amables.—Ella intentó protegerme Marcel, lo intentó.—Camille se lleva la mano al pecho, todavía en shock por lo que pasó ese día.—Nos separaron. No sé a dónde se la llevaron. O si le han soltado.—Aunque eso último… Si es que era así, entonces ya debió haberse aparecido ahí.—Ellos iban a por ella, Marcel.—¿Buscando devolver el golpe dado por el antaño Rey de NOLA con el secuestro de los hijos de Morningstar? Camille no tiene ninguna duda.
Aunque le falta información para acercarse a otra posibilidad que Marcel Gerard puede barajar bastante bien.
KIND OF A
FIRST DATE
—No te propuse que te unieras a nosotros para que te mantuvieras al margen.—Le dice entonces, confirmando así su postura.—Sólo hay una forma de mantenerse a salvo en esta ciudad, Cami... y esa es, gozando de toda la información para saber cuándo mantenerse más alerta.—Fueron los secretos y mentiras, precisamente, los que la condenaron a una vida de inmortalidad.
Pero si Marcel puede hacer algo para evitar que la historia se repita una segunda vez, convirtiendo el final de Camille en una muerte definitiva... vaya si lo hará. Empezando por el principio, por supuesto. —Eso dependerá de lo que confíes en mí.—Sugiere, divertido, dejando escapar una carcajada.—Creo que me decanto por la opción de sujetavelas.—No es que lo sean, por supuesto, pero imaginarse a Tristán y sus hombres ante tan ridícula situación, le resulta... risible, cuanto menos.
Actitud, carácter, y un agradable sentido del humor: definitivamente, Cami lo tiene todo. —No te creas que no pienso anotarme esta victoria personal.—¡Y menuda victoria! No todos los días tienes la oportunidad de que una chica como Cami te elogie al punto de confirmar que eres el primero en algo. Será humana y habrá tenido una vida corta, pero no duda que haya tenido la oportunidad de tener muchas citas.—Vaya, así que eres una fanática. Esa no la vi venir.—Admite, como si no fuera evidente que, con cada nuevo dato que descubre de aquella mujer, se siente aún más complacido y afín.
¿Sabes esa extraña sensación de conocer a alguien que, simple y llanamente, está hecho para ti? —Genial. Te prometo que no te arrepentirás...—Sin embargo, aquella cita viene con condiciones, o más bien, una sola condición.—Cami O'Connell... Me parece justo.—Concede finalmente, satisfecho.—Está bien, pues: vayamos para allá. Tendremos que luchar por los mejores asientos.—Pues Marcel no quiere perderse detalle, y podría apostar que Camille tampoco.
Le espera una interesante primera cita.
Pero si Marcel puede hacer algo para evitar que la historia se repita una segunda vez, convirtiendo el final de Camille en una muerte definitiva... vaya si lo hará. Empezando por el principio, por supuesto. —Eso dependerá de lo que confíes en mí.—Sugiere, divertido, dejando escapar una carcajada.—Creo que me decanto por la opción de sujetavelas.—No es que lo sean, por supuesto, pero imaginarse a Tristán y sus hombres ante tan ridícula situación, le resulta... risible, cuanto menos.
Actitud, carácter, y un agradable sentido del humor: definitivamente, Cami lo tiene todo. —No te creas que no pienso anotarme esta victoria personal.—¡Y menuda victoria! No todos los días tienes la oportunidad de que una chica como Cami te elogie al punto de confirmar que eres el primero en algo. Será humana y habrá tenido una vida corta, pero no duda que haya tenido la oportunidad de tener muchas citas.—Vaya, así que eres una fanática. Esa no la vi venir.—Admite, como si no fuera evidente que, con cada nuevo dato que descubre de aquella mujer, se siente aún más complacido y afín.
¿Sabes esa extraña sensación de conocer a alguien que, simple y llanamente, está hecho para ti? —Genial. Te prometo que no te arrepentirás...—Sin embargo, aquella cita viene con condiciones, o más bien, una sola condición.—Cami O'Connell... Me parece justo.—Concede finalmente, satisfecho.—Está bien, pues: vayamos para allá. Tendremos que luchar por los mejores asientos.—Pues Marcel no quiere perderse detalle, y podría apostar que Camille tampoco.
Le espera una interesante primera cita.
SHIP: #MARCILLE
31 agosto • 19 pm • @Camille J. O'Connell
KIND OF A
FIRST DATE
—Si aún me atrevo…—Repite, ladeando su cabeza y sonriendo con ternura.—Te lo agradezco Marcel, muy considerado de tu parte ponerme al tanto y no dejarme caminar a ciegas en nuestra primera cita.—En verdad lo valora mucho, y puede que sume algunos puntos al vampiro. Después de todo, Camille detesta cuando le ocultan cosas y le tratan como si no pudiera lidiar con esta clase de situaciones.
Cuando ha demostrado que aunque no posea la fuerza ni experiencia de vampiros milenarios, se ha vuelto alguien muy capaz de hacerle frente en la medida de lo posible.
«Una mujer con carácter y segura de sí misma. Me gusta.»
Camille le ofrece una sonrisa complacida y pasa un mechón de su cabello por detrás de su oreja. —Vaya que eres bueno en esto. ¿Debería creerte? —Le mira con ojos ligeramente entrecerrados, deseando leer su mirada. Vamos, ¿a quién quiere engañar? En la mirada de Marcel se nota su transparencia, aunque lo cree perfectamente capaz de un buen truco de conquista.—Oh claro, no queremos que nos quiten los guardaespaldas. O, podría llamarlos sujetavelas. ¿Qué sería más acertado?—Aguanta una risita divertida. De acuerdo, de acuerdo, si Marcel cree que le ha tocado fácil, ni de lejos es así.
Se lleva la mano al pecho de manera teatral.—Me subestimas demasiado, Marcel. Tú me caes bien, por eso te toca el chantaje emocional.—Se explica, como si fuese lo más obvio del mundo. Al decir verdad, hay un sinfín de técnicas emocionales… Bien por todos que Cami es una buena persona.—Ooohh, boxeo.— Arquea las cejas y asiente una vez con la cabeza, evidentemente sorprendida.
No, en definitiva no esperaba esta sorpresa.
—Felicidades, ya tienes absolutamente mi primera vez, aunque sea en una cosa. jamás me han llevado a una cita como esta.—Al decir verdad, no le agrada demasiado la idea, más que nada porque la violencia gratuita no combina con su concepto de romance. Sin embargo, no tiene nada que perder, ¿no es cierto? Y probablemente sí algo que ganar.
Sea como fuere, le hace gracia descubrir que el vampiro concuerda con ella sobre el impacto de un espectáculo colmado de violencia en una primera cita. De hecho, Camille no oculta lo divertida que le resulta la situación. Ríe jovial.
—Uy no, ¡pero qué cosas dices Marcel! Si de niña era fanática de la UFC.—Ironiza antes de dejar escapar nuevamente una carcajada.—Está bien, acepto. Me ha pintado demasiado bien a los chicos que quiero verlos en acción.—Y además, no quiere evitarle a Marcel la oportunidad de estar ahí apoyándoles. Desde que pasa más tiempo con Marcel y sus errantes, Camille ha sido testigo del gran cariño y aprecio que hay en esa peculiar familia.—Pero tengo una condición: si algo importante reclama tu atención o si necesitas ayudarlos, no te preocupes por mí —le gustaría que no sucediera ningún contratiempo, pero desgraciadamente en aquella ciudad eso parece ser la regla—, yo buscaré la manera de divertirme sola.—Añade, acentuando su genuina sonrisa, esperando que Marcel pueda hallar sinceridad en ella.
Cuando aceptas salir con un hombre tan solicitado, no puedes esperar otra cosa.
Cuando ha demostrado que aunque no posea la fuerza ni experiencia de vampiros milenarios, se ha vuelto alguien muy capaz de hacerle frente en la medida de lo posible.
«Una mujer con carácter y segura de sí misma. Me gusta.»
Camille le ofrece una sonrisa complacida y pasa un mechón de su cabello por detrás de su oreja. —Vaya que eres bueno en esto. ¿Debería creerte? —Le mira con ojos ligeramente entrecerrados, deseando leer su mirada. Vamos, ¿a quién quiere engañar? En la mirada de Marcel se nota su transparencia, aunque lo cree perfectamente capaz de un buen truco de conquista.—Oh claro, no queremos que nos quiten los guardaespaldas. O, podría llamarlos sujetavelas. ¿Qué sería más acertado?—Aguanta una risita divertida. De acuerdo, de acuerdo, si Marcel cree que le ha tocado fácil, ni de lejos es así.
Se lleva la mano al pecho de manera teatral.—Me subestimas demasiado, Marcel. Tú me caes bien, por eso te toca el chantaje emocional.—Se explica, como si fuese lo más obvio del mundo. Al decir verdad, hay un sinfín de técnicas emocionales… Bien por todos que Cami es una buena persona.—Ooohh, boxeo.— Arquea las cejas y asiente una vez con la cabeza, evidentemente sorprendida.
No, en definitiva no esperaba esta sorpresa.
—Felicidades, ya tienes absolutamente mi primera vez, aunque sea en una cosa. jamás me han llevado a una cita como esta.—Al decir verdad, no le agrada demasiado la idea, más que nada porque la violencia gratuita no combina con su concepto de romance. Sin embargo, no tiene nada que perder, ¿no es cierto? Y probablemente sí algo que ganar.
Sea como fuere, le hace gracia descubrir que el vampiro concuerda con ella sobre el impacto de un espectáculo colmado de violencia en una primera cita. De hecho, Camille no oculta lo divertida que le resulta la situación. Ríe jovial.
—Uy no, ¡pero qué cosas dices Marcel! Si de niña era fanática de la UFC.—Ironiza antes de dejar escapar nuevamente una carcajada.—Está bien, acepto. Me ha pintado demasiado bien a los chicos que quiero verlos en acción.—Y además, no quiere evitarle a Marcel la oportunidad de estar ahí apoyándoles. Desde que pasa más tiempo con Marcel y sus errantes, Camille ha sido testigo del gran cariño y aprecio que hay en esa peculiar familia.—Pero tengo una condición: si algo importante reclama tu atención o si necesitas ayudarlos, no te preocupes por mí —le gustaría que no sucediera ningún contratiempo, pero desgraciadamente en aquella ciudad eso parece ser la regla—, yo buscaré la manera de divertirme sola.—Añade, acentuando su genuina sonrisa, esperando que Marcel pueda hallar sinceridad en ella.
Cuando aceptas salir con un hombre tan solicitado, no puedes esperar otra cosa.
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31 agosto • 19 pm • @Marcel A. Gerard
KIND OF A
FIRST DATE
—Klaus, claro...—La mención del híbrido original tenía que darse en algún momento durante sus conversaciones, tarde o temprano. Para Marcel, no es ningún secreto que Cami y Klaus han tenido —y aún tienen—, su particular relación de amistad. El vampiro trató de mantener la camaradería con su mentor, pero aquello tuvo un precio muy alto para él, y para muchos de los que le seguían fielmente.
Y eso, sin mencionar que Marcel aún no olvida que ya Klaus le abandonó a su suerte una vez, en el pasado; cuando Mikael arrasaba la ciudad de Nueva Orleans, y aquellos que se hicieron pasar por su familia hubieron de elegir entre arriesgarse a salvarlo, o huir.
Algunas heridas, simple y llanamente, nunca cicatrizan del todo. —En cualquier caso —prosigue, retomando el hilo de la conversación, y sin la menor intención de arruinar aquella cita—, no es nada con lo que no pueda lidiar. Pero si aún te atreves a compartir el resto de la noche conmigo... pensé que era importante que lo supieras.—Que, por lo que pueda pasar, al menos esté advertida de cuál es la situación.
No quiere sorpresas, y lo que es más importante: no quiere secretos. —Una mujer con carácter y segura de sí misma. Me gusta.—Le sonríe, pues no ha de caberle duda que, efectivamente: ella será su indiscutible protagonista durante la velada.—Interesante comparación.—Añade, arqueando una ceja.—Tal vez tengas razón.—Coincide.—Aunque, por nuestro bien, mejor ahorrarnos las suposiciones delante de Tristán de Martel. Imagínate el golpe a su ego.—Bromea, consciente de que, en realidad, Cami tiene razón: por el momento, Marcel tiene la sartén por el mango.
O la tendrá si, efectivamente, Tristán cumple con su palabra... y consigue para él aquella misteriosa arma.
—¿Así que esa es tu táctica infalible de confesión? El chantaje emocional.—Y deja escapar una carcajada, divertido.—Está bien, no te seguiré torturando. Hace muchos años que viene celebrándose el White Linen Night, pero es la primera vez que se aprovecha la ocasión para orquestar un evento nuevo.—Le explica finalmente.—Va a haber un torneo al final de la calle. Boxeo.—Le sonríe.—Algunos de mis chicos van a participar: @Nigel V. Warwick y @Rhett T. Shaw.—Quizá ya se los haya mencionado alguna vez, desde que Cami aceptó la oferta de unirse a él.—Y estuve pensando: ¿qué mejor forma de conquistar a una chica que llevarla conmigo a toda una exhibición de competitividad y violencia?—Aunque, evidentemente, está bromeando, Marcel pensó que podía ser una oportunidad de que viera en acción a algunos de sus nuevos compañeros.
Y, de paso, de llevarla a disfrutar de un espectáculo... digamos, diferente.
Y eso, sin mencionar que Marcel aún no olvida que ya Klaus le abandonó a su suerte una vez, en el pasado; cuando Mikael arrasaba la ciudad de Nueva Orleans, y aquellos que se hicieron pasar por su familia hubieron de elegir entre arriesgarse a salvarlo, o huir.
Algunas heridas, simple y llanamente, nunca cicatrizan del todo. —En cualquier caso —prosigue, retomando el hilo de la conversación, y sin la menor intención de arruinar aquella cita—, no es nada con lo que no pueda lidiar. Pero si aún te atreves a compartir el resto de la noche conmigo... pensé que era importante que lo supieras.—Que, por lo que pueda pasar, al menos esté advertida de cuál es la situación.
No quiere sorpresas, y lo que es más importante: no quiere secretos. —Una mujer con carácter y segura de sí misma. Me gusta.—Le sonríe, pues no ha de caberle duda que, efectivamente: ella será su indiscutible protagonista durante la velada.—Interesante comparación.—Añade, arqueando una ceja.—Tal vez tengas razón.—Coincide.—Aunque, por nuestro bien, mejor ahorrarnos las suposiciones delante de Tristán de Martel. Imagínate el golpe a su ego.—Bromea, consciente de que, en realidad, Cami tiene razón: por el momento, Marcel tiene la sartén por el mango.
O la tendrá si, efectivamente, Tristán cumple con su palabra... y consigue para él aquella misteriosa arma.
—¿Así que esa es tu táctica infalible de confesión? El chantaje emocional.—Y deja escapar una carcajada, divertido.—Está bien, no te seguiré torturando. Hace muchos años que viene celebrándose el White Linen Night, pero es la primera vez que se aprovecha la ocasión para orquestar un evento nuevo.—Le explica finalmente.—Va a haber un torneo al final de la calle. Boxeo.—Le sonríe.—Algunos de mis chicos van a participar: @Nigel V. Warwick y @Rhett T. Shaw.—Quizá ya se los haya mencionado alguna vez, desde que Cami aceptó la oferta de unirse a él.—Y estuve pensando: ¿qué mejor forma de conquistar a una chica que llevarla conmigo a toda una exhibición de competitividad y violencia?—Aunque, evidentemente, está bromeando, Marcel pensó que podía ser una oportunidad de que viera en acción a algunos de sus nuevos compañeros.
Y, de paso, de llevarla a disfrutar de un espectáculo... digamos, diferente.
SHIP: #MARCILLE
31 agosto • 19 pm • @Camille J. O'Connell
KIND OF A
FIRST DATE
Su propósito se ha cumplido, de modo que sonríe con fingida malicia, satisfecha. Al decir verdad, le encanta poner a Marcel en esas encrucijadas, se divierte mucho con sus reacciones.
Eso le permite observar otras facetas del vampiro.
—Y todavía no has visto lo suficiente.—Promete, usando la táctica de hacerse la misteriosa e interesante. Como si no supiera que —por lo observado— no es necesario con Gerard. ¿Y como está tan segura? Lo ha matado con su buen gusto y frescura al vestir, sumando la seguridad que irradia como mujer. Camille siempre ha estado consciente de sus propias habilidades, al menos en ese ámbito.
Y desde luego que las usará todas con Marcel.
Punto para Camille.
—En realidad si revisas mi línea, es algo más típico de Klaus que de Elijah.—Fue él quien les otorgó semejante apelativo frente a Cami, un comentario muy pasajero. La rubia jamás tuvo intención de conocerlo, su curiosidad era nula hasta que Marcel los trajo a colación y su cabeza ha unido las piezas.—Debes sentirte ahogado, lo comprendo.—Camille intenta ponerse en el lugar del vampiro, y realmente no le cuesta nada: a cualquiera le incomodaría que vigilen todos sus movimientos.
—Así que un vampiro milenario compite conmigo por tu tiempo y atención, vaya.—Camille no dejará de sacarle una sonrisa y hacer lo posible para que se relaje.—Bien, tengo la confianza suficiente para saber que estoy ganando.—Ríe sutilmente antes de mirar fijamente al vampiro con un poco más de seriedad.—Vas a resolverlo, lo sé. Escúchame bien. Cundo un tiburón grande te quiere a como dé lugar, siempre puedes convertirlo en un pequeño pez al cual pescar.—Con una carnada bastante simple, pero efectiva.
Pero Camille naturalmente, escucharía el consejo de Marcel y estaría muy alerta. Si aquellos vampiros eran tan astutos como su padre creador, la tienen bastante complicada.
—De acuerdo… Entonces quieres que lo adivine…—¿Si ha entendido bien? Un reto con Marcel. Ah, pero ni creas que Camille se lo pondrá fácil.—Yo pensaba en que simplemente me lo dijeras sin rodeos… Ya sabes, sería una pena que en la noche me toque dar un paseo yo sola en ese carruaje del Jackson Square tirado por caballos…—Se encoge de hombros con fingida inocencia. Camille se aferra más al brazo del vampiro. Está segura que va a ganar.
Marcel confesando en 3…2…1.
Eso le permite observar otras facetas del vampiro.
—Y todavía no has visto lo suficiente.—Promete, usando la táctica de hacerse la misteriosa e interesante. Como si no supiera que —por lo observado— no es necesario con Gerard. ¿Y como está tan segura? Lo ha matado con su buen gusto y frescura al vestir, sumando la seguridad que irradia como mujer. Camille siempre ha estado consciente de sus propias habilidades, al menos en ese ámbito.
Y desde luego que las usará todas con Marcel.
Punto para Camille.
—En realidad si revisas mi línea, es algo más típico de Klaus que de Elijah.—Fue él quien les otorgó semejante apelativo frente a Cami, un comentario muy pasajero. La rubia jamás tuvo intención de conocerlo, su curiosidad era nula hasta que Marcel los trajo a colación y su cabeza ha unido las piezas.—Debes sentirte ahogado, lo comprendo.—Camille intenta ponerse en el lugar del vampiro, y realmente no le cuesta nada: a cualquiera le incomodaría que vigilen todos sus movimientos.
—Así que un vampiro milenario compite conmigo por tu tiempo y atención, vaya.—Camille no dejará de sacarle una sonrisa y hacer lo posible para que se relaje.—Bien, tengo la confianza suficiente para saber que estoy ganando.—Ríe sutilmente antes de mirar fijamente al vampiro con un poco más de seriedad.—Vas a resolverlo, lo sé. Escúchame bien. Cundo un tiburón grande te quiere a como dé lugar, siempre puedes convertirlo en un pequeño pez al cual pescar.—Con una carnada bastante simple, pero efectiva.
Pero Camille naturalmente, escucharía el consejo de Marcel y estaría muy alerta. Si aquellos vampiros eran tan astutos como su padre creador, la tienen bastante complicada.
—De acuerdo… Entonces quieres que lo adivine…—¿Si ha entendido bien? Un reto con Marcel. Ah, pero ni creas que Camille se lo pondrá fácil.—Yo pensaba en que simplemente me lo dijeras sin rodeos… Ya sabes, sería una pena que en la noche me toque dar un paseo yo sola en ese carruaje del Jackson Square tirado por caballos…—Se encoge de hombros con fingida inocencia. Camille se aferra más al brazo del vampiro. Está segura que va a ganar.
Marcel confesando en 3…2…1.
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31 agosto • 19 pm • @Marcel A. Gerard
BUT THE HEART
WANTS WHAT IT WANTS
Marcel, por toda respuesta, sonríe. —¿Qué puedo decir?—Suspira brevemente.—Tomé la ciudad después de que Mikael la arrasara hasta sus cimientos en nombre de sus hijos. Los mismos que huyeron abandonándome a mi suerte.—Si alguien sabe sobre ser un daño colateral y todas sus consecuencias, ese es el propio Marcel.
Y Cami no anda demasiado desencaminada: la peor parte llega después. Cuando entiendes que sólo has sido la herramienta para alguien más... Una cabeza de turco, un chivo expiatorio. —Pero al final —añade, sin embargo, con el semblante esperanzador—, se sigue adelante. Te lo prometo.—Encuentras la manera de hacerlo. Mejor o peor, pero la encuentras.
Y continúas, sin mirar atrás.
—Entonces no lo hagas.—Le dice, con firmeza.—Aférrate a todo aquello que te permita seguir siendo tú. La vida y la muerte; amigos y aliados; el amor... Al final del día, nosotros mismos somos todo lo que nos queda.—Y que la luz de Cami no desaparezca del todo, por más que se haya transformado en vampiro... es importante para Marcel.
Puede resultar irónico, pero compartir su tiempo con la rubia es lo más parecido que el vampiro recuerda a un instante de verdadera paz, sin las preocupaciones que acechan ahí afuera.
« La realidad es que no quiero estar sola. »
—Tus palabras dan que pensar sobre la clase de hombres con los que te has relacionado, Cami.—Le sonríe, bromeando, aunque sólo a medias.—Pero te tomo la palabra, entonces. Quédate con nosotros.—Concluye.—Algiers no es la parte más bonita de la ciudad, precisamente —de hecho, quizá es la que peor representa lo que significa vivir en Nueva Orleans—, pero lo hemos convertido en hogar. Y tengo la intuición de que les encantarás a los demás.—¿Cómo podría ser diferente?
—Y, entretanto te quedas con nosotros... sí, por qué no. Puedo enseñarte a defenderte; a valerte por ti misma. Nunca tendrás por qué volver a sentirte indefensa.—La propuesta queda hecha en firme.
Todo lo que venga después, dependerá de ella.
Y Cami no anda demasiado desencaminada: la peor parte llega después. Cuando entiendes que sólo has sido la herramienta para alguien más... Una cabeza de turco, un chivo expiatorio. —Pero al final —añade, sin embargo, con el semblante esperanzador—, se sigue adelante. Te lo prometo.—Encuentras la manera de hacerlo. Mejor o peor, pero la encuentras.
Y continúas, sin mirar atrás.
—Entonces no lo hagas.—Le dice, con firmeza.—Aférrate a todo aquello que te permita seguir siendo tú. La vida y la muerte; amigos y aliados; el amor... Al final del día, nosotros mismos somos todo lo que nos queda.—Y que la luz de Cami no desaparezca del todo, por más que se haya transformado en vampiro... es importante para Marcel.
Puede resultar irónico, pero compartir su tiempo con la rubia es lo más parecido que el vampiro recuerda a un instante de verdadera paz, sin las preocupaciones que acechan ahí afuera.
« La realidad es que no quiero estar sola. »
—Tus palabras dan que pensar sobre la clase de hombres con los que te has relacionado, Cami.—Le sonríe, bromeando, aunque sólo a medias.—Pero te tomo la palabra, entonces. Quédate con nosotros.—Concluye.—Algiers no es la parte más bonita de la ciudad, precisamente —de hecho, quizá es la que peor representa lo que significa vivir en Nueva Orleans—, pero lo hemos convertido en hogar. Y tengo la intuición de que les encantarás a los demás.—¿Cómo podría ser diferente?
—Y, entretanto te quedas con nosotros... sí, por qué no. Puedo enseñarte a defenderte; a valerte por ti misma. Nunca tendrás por qué volver a sentirte indefensa.—La propuesta queda hecha en firme.
Todo lo que venga después, dependerá de ella.
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KIND OF A
FIRST DATE
—Debo admitir que el blanco no es mi color favorito, pero lamentablemente hay que cumplir con las obligaciones exigidas para la ocasión.—Menciona con aparente desagrado. Camille gira el cuello hacia Marcel por un breve momento para contemplar su reacción a esa revelación. Luego, se ríe divertida.—Era una broma.—Ensancha su sonrisa jovial.—Te ves muy bien, combina con tu sonrisa, y hasta creo que te ves más alegre de lo normal.—¿Eso es posible? Camille no ha visto otra sonrisa más alegre y contagiante que la habitual de Marcel Gerard.
Por su parte, Camille ha optado por un vestido de línea A, blanco fresco y ligero que refleja el ambiente veraniego. Comodidad y elegancia en un perfecto dúo.—Parece justo, sí. Solo espero no derramar mi bebida en mí, o tendrás que buscarme un vestido nuevo en algún lado.—La aventura ideal para romper el hielo en una primera cita, ¿no? Debe ser una experiencia cuanto menos, graciosa.—¿Y los pendientes? ¿Qué me dices? —Camille mueve la cabeza para lucirlos.—Tono dorado, un toque de sofisticación sin robarle protagonismo al vestido.—Bien, Marcel ya puede ir tomando dato de sus gustos.
—Así que comparto mi primera cita en mucho tiempo con las réplicas de Elijah Mikaelson —da un asentimiento de cabeza—, acabamos de perder unos cuantos puntos, Marcel.—Bromea, riendo mientras niega con la cabeza. La rubia hace una breve pausa y aclara un poco más seria:—No recuerdo haber visto un strix antes, pero físicamente se ven así como agentes del FBI, ¿no? —¿Acaso su cita llegaría a oídos de Tristán de Martel?—Bien, ¿a dónde vamos? ¿Vas a contarme o quieres que use mis tácticas para hacerte confesar? Soy muy buena.—Está contenta, y por primera vez en mucho tiempo siente que está viviendo una porción de lo que significa la normalidad.
Por su parte, Camille ha optado por un vestido de línea A, blanco fresco y ligero que refleja el ambiente veraniego. Comodidad y elegancia en un perfecto dúo.—Parece justo, sí. Solo espero no derramar mi bebida en mí, o tendrás que buscarme un vestido nuevo en algún lado.—La aventura ideal para romper el hielo en una primera cita, ¿no? Debe ser una experiencia cuanto menos, graciosa.—¿Y los pendientes? ¿Qué me dices? —Camille mueve la cabeza para lucirlos.—Tono dorado, un toque de sofisticación sin robarle protagonismo al vestido.—Bien, Marcel ya puede ir tomando dato de sus gustos.
—Así que comparto mi primera cita en mucho tiempo con las réplicas de Elijah Mikaelson —da un asentimiento de cabeza—, acabamos de perder unos cuantos puntos, Marcel.—Bromea, riendo mientras niega con la cabeza. La rubia hace una breve pausa y aclara un poco más seria:—No recuerdo haber visto un strix antes, pero físicamente se ven así como agentes del FBI, ¿no? —¿Acaso su cita llegaría a oídos de Tristán de Martel?—Bien, ¿a dónde vamos? ¿Vas a contarme o quieres que use mis tácticas para hacerte confesar? Soy muy buena.—Está contenta, y por primera vez en mucho tiempo siente que está viviendo una porción de lo que significa la normalidad.
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31 agosto • 19 pm • @Marcel A. Gerard
BUT THE HEART
WANTS WHAT IT WANTS
Deja escapar una risa larga, natural y fluida. No dice nada. Solo ríe. Marcel no la recuerda así porque nunca conoció todas las facetas de Camille. De hecho, anteriormente solo coincidieron en asuntos sobrenaturales. Le agrada haber vuelto a la ciudad y conversar con él en un ambiente tranquilo, les permite a ambos poner el ojo en otros aspectos de cada uno.
Es como obtener un soplo de aire fresco entre tanto de lo que preocuparse y ocuparse.
—Wow! Aplaudo tu buen humor y entusiasmo.—Lo dice sinceramente cuando el vampiro corresponde a su brindis. A otros que han sufrido lo de Marcel —el destierro y la humillación— les cuesta no demostrar que lo están pasando mal, pero el hijo adoptivo de Klaus siempre ha llevado en alto la esperanza mediante una alegre sonrisa.—Ahora que te veo, creo que lo más difícil de sobrevivir a ser un daño colateral es lo que viene después... El cómo lo llevamos. Pareces ser todo un maestro en eso.—Eso si su intuición no le fallaba.
Sonríe de medio lado, agradeciendo con el gesto, la apreciación de Marcel.—Solo me queda eso, Marcel. Mi humanidad. Si la pierdo, entonces me habré perdido a mí misma y todo lo que he logrado hasta ahora.—Y eso no se lo permitiría jamás. Necesita creer que tiene el potencial para sobreponerse a lo que deba vivir. Después ded todo, es ella quien ha decidido regresar a la ciudad.
—Que dulce eres, Marcel.—Totalmente consciente de aquel movimiento, acerca su mano y al dorso de la ajena y da un par de palmaditas.—Te lo agradezco, porque... La realidad es que no quiero estar sola.—Admite, todavía con la viva imagen de su hermano Sean y su tío Kieran en la cabeza.—Ni lo menciones, no es necesario. Sé en qué pocisión estás.—Comprensiva, Camille le sonríe.—Además, no quiero emocionarme con las falsas promesas de un hombre y luego, llorar desconsolada...—Ni siquiera termina su pequeña broma con su fingido tono dramático, sino que ríe ligeramente.
Retomando la seriedad, Camille asiente sin apartar los ojos de Marcel.—Asegurar como... del tipo que me enseñes a defenderme, ¿así? Porque no quiero ser una damisela en apuros, Marcel Gerard.—Menos una carga a la hora de necesitar su ayuda.
Es como obtener un soplo de aire fresco entre tanto de lo que preocuparse y ocuparse.
—Wow! Aplaudo tu buen humor y entusiasmo.—Lo dice sinceramente cuando el vampiro corresponde a su brindis. A otros que han sufrido lo de Marcel —el destierro y la humillación— les cuesta no demostrar que lo están pasando mal, pero el hijo adoptivo de Klaus siempre ha llevado en alto la esperanza mediante una alegre sonrisa.—Ahora que te veo, creo que lo más difícil de sobrevivir a ser un daño colateral es lo que viene después... El cómo lo llevamos. Pareces ser todo un maestro en eso.—Eso si su intuición no le fallaba.
Sonríe de medio lado, agradeciendo con el gesto, la apreciación de Marcel.—Solo me queda eso, Marcel. Mi humanidad. Si la pierdo, entonces me habré perdido a mí misma y todo lo que he logrado hasta ahora.—Y eso no se lo permitiría jamás. Necesita creer que tiene el potencial para sobreponerse a lo que deba vivir. Después ded todo, es ella quien ha decidido regresar a la ciudad.
—Que dulce eres, Marcel.—Totalmente consciente de aquel movimiento, acerca su mano y al dorso de la ajena y da un par de palmaditas.—Te lo agradezco, porque... La realidad es que no quiero estar sola.—Admite, todavía con la viva imagen de su hermano Sean y su tío Kieran en la cabeza.—Ni lo menciones, no es necesario. Sé en qué pocisión estás.—Comprensiva, Camille le sonríe.—Además, no quiero emocionarme con las falsas promesas de un hombre y luego, llorar desconsolada...—Ni siquiera termina su pequeña broma con su fingido tono dramático, sino que ríe ligeramente.
Retomando la seriedad, Camille asiente sin apartar los ojos de Marcel.—Asegurar como... del tipo que me enseñes a defenderme, ¿así? Porque no quiero ser una damisela en apuros, Marcel Gerard.—Menos una carga a la hora de necesitar su ayuda.
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BUT THE HEART
WANTS WHAT IT WANTS
—Diablos, señorita.—Sorprendido, el vampiro se echa a reír.—No te recordaba tan osada, Camille O'Connell.—O tal vez sí. ¿Acaso no era ella la camarera valiente? Una mujer de armas tomar que ha sido capaz de plantarle la cara a vampiros, a originales y a la misma muerte, y a pesar de todo, ningún rival ha conseguido separarla de su ciudad natal.
Qué puedo decir: no es de extrañar que Marcel haya podido detectar cierta afinidad entre ambos. Aunque, desgraciadamente, no sólo por las cosas buenas que a ambos les han pasado.
« Tú y yo sí que sabemos de ser daños colaterales, ¿no es cierto? »
—Un buen motivo para brindar, sin duda.—Porque es verdad: a pesar de todo, han sobrevivido. Pueden sentirse afortunados, y sobre todo, orgullosos. Le da un largo trago a su copa antes de continuar.—Eso es porque, aunque ahora seas una de nosotros, también sigues siendo muy humana. La generosidad... y el altruismo, son rasgos muy humanos.—Rasgos a los que, a pesar de todo, Marcel se ha negado a renunciar.
Créeme: habría sido mucho más fácil de la otra manera.
Pero Marcel no es la clase de persona que se suele decantar por el camino fácil. —No estás sola, Cami.—Le recuerda entonces, volviendo el rostro para contemplarla.—Me tienes a mí.—Y habla en serio. Más en serio de lo que quizá, lo haya hecho nunca.—Ahora no puedo... prometerte la gran cosa. Asumiendo la realidad, ni los míos, ni yo mismo estamos en nuestro mejor momento.—En otros tiempos, Marcel habría sido el indicado para velar por ella y garantizarle seguridad. Ahora mismo, no puede ofrecerle garantías absolutamente a nadie.—Pero puedes contar conmigo. Mantenerte junto a nosotros podría asegurar tu supervivencia un día más.—Y, por poco alentador que pueda sonar, e mucho pedir tratándose de una ciudad como Nueva Orleans.
Tampoco es una apuesta segura, pero aquello es todo lo que puede ofrecerle. Al menos, por ahora.
Qué puedo decir: no es de extrañar que Marcel haya podido detectar cierta afinidad entre ambos. Aunque, desgraciadamente, no sólo por las cosas buenas que a ambos les han pasado.
« Tú y yo sí que sabemos de ser daños colaterales, ¿no es cierto? »
—Un buen motivo para brindar, sin duda.—Porque es verdad: a pesar de todo, han sobrevivido. Pueden sentirse afortunados, y sobre todo, orgullosos. Le da un largo trago a su copa antes de continuar.—Eso es porque, aunque ahora seas una de nosotros, también sigues siendo muy humana. La generosidad... y el altruismo, son rasgos muy humanos.—Rasgos a los que, a pesar de todo, Marcel se ha negado a renunciar.
Créeme: habría sido mucho más fácil de la otra manera.
Pero Marcel no es la clase de persona que se suele decantar por el camino fácil. —No estás sola, Cami.—Le recuerda entonces, volviendo el rostro para contemplarla.—Me tienes a mí.—Y habla en serio. Más en serio de lo que quizá, lo haya hecho nunca.—Ahora no puedo... prometerte la gran cosa. Asumiendo la realidad, ni los míos, ni yo mismo estamos en nuestro mejor momento.—En otros tiempos, Marcel habría sido el indicado para velar por ella y garantizarle seguridad. Ahora mismo, no puede ofrecerle garantías absolutamente a nadie.—Pero puedes contar conmigo. Mantenerte junto a nosotros podría asegurar tu supervivencia un día más.—Y, por poco alentador que pueda sonar, e mucho pedir tratándose de una ciudad como Nueva Orleans.
Tampoco es una apuesta segura, pero aquello es todo lo que puede ofrecerle. Al menos, por ahora.
SHIP: #MARCILLE
BUT THE HEART
WANTS WHAT IT WANTS
Manteniendo su alegre sonrisa de labios cerrados, Camille arquea ambas cejas, sorprendida de que Marcel haya sido tan directo en su pregunta. No es que le incomode —y se le nota en la mirada divertida—, solo le sorprende... para bien. En definitiva, le parece un interesante movimiento.
Que debe ganar una interesante respuesta:—¿Por qué? ¿No debería? —Acentúa su sonrisa de medio lado sin apartar la mirada de Marcel.—Que pena, porque siempre me gustaron las coronas.—Y con eso queda más que claro que puede saltarse la siguiente pregunta. ¿Camille O'Connell cupido al rescate? No era su estilo. Menos con un hombre encantador, sexy, confiado e increíblemente guapo. Que tonta no es.
—Y tú y yo sí que sabemos de ser daños colaterales, ¿no es cierto? —Se sirve un trago y lo alza al aire para brindar:—Salud por nosotros, porque seguimos aquí, los sobrevivientes de daños colaterales.—Se bebe todo el líquido y se estremece. Le hacía falta.—Aunque si te soy sincera, a veces pienso que mejor a mí y no a alguien más.—Lomás irónico de esto es que es más complicado lidiar con el dolor propio que con el ajeno. Sin embargo, en ocasiones llegas a hartarte de ser usado como saco de boxeo por quien sea.
—Klaus Mikaelson alguna vez nos ha dado a todos alguna lección útil.—Reconoce, pese al difícil cuadro psicológico de quien una vez fue su paciente y, quien de alguna manera sigue siendo, una figura a quien le guarda cierta estima.—Descuida, como humana di mucho aguante, como vampira... No debería ser diferente.—Al menos no para desmejorar. Aunque Camille nunca se ha enfrentado a un brujo de la ciudad.—Pero admito que es complicado. No puedo cerrar los ojos a la realidad: estoy sola.—Sin su tío o el apoyo de una facción. Camille sabe que puede contar con los Mikaelson, pero últimamente se ha alejado un poco de ellos.
Que debe ganar una interesante respuesta:—¿Por qué? ¿No debería? —Acentúa su sonrisa de medio lado sin apartar la mirada de Marcel.—Que pena, porque siempre me gustaron las coronas.—Y con eso queda más que claro que puede saltarse la siguiente pregunta. ¿Camille O'Connell cupido al rescate? No era su estilo. Menos con un hombre encantador, sexy, confiado e increíblemente guapo. Que tonta no es.
—Y tú y yo sí que sabemos de ser daños colaterales, ¿no es cierto? —Se sirve un trago y lo alza al aire para brindar:—Salud por nosotros, porque seguimos aquí, los sobrevivientes de daños colaterales.—Se bebe todo el líquido y se estremece. Le hacía falta.—Aunque si te soy sincera, a veces pienso que mejor a mí y no a alguien más.—Lomás irónico de esto es que es más complicado lidiar con el dolor propio que con el ajeno. Sin embargo, en ocasiones llegas a hartarte de ser usado como saco de boxeo por quien sea.
—Klaus Mikaelson alguna vez nos ha dado a todos alguna lección útil.—Reconoce, pese al difícil cuadro psicológico de quien una vez fue su paciente y, quien de alguna manera sigue siendo, una figura a quien le guarda cierta estima.—Descuida, como humana di mucho aguante, como vampira... No debería ser diferente.—Al menos no para desmejorar. Aunque Camille nunca se ha enfrentado a un brujo de la ciudad.—Pero admito que es complicado. No puedo cerrar los ojos a la realidad: estoy sola.—Sin su tío o el apoyo de una facción. Camille sabe que puede contar con los Mikaelson, pero últimamente se ha alejado un poco de ellos.
SHIP: #MARCILLE
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