LUGAR: FOGATA

Los destellos de luz de la fogata parpadeaban en los rostros expectantes de los niños que sus padres, desconsiderados y negligentes, habían dejado junto al gentil niñero de turno que se ofreció a entretenerlos: Kai Parker. [¿Un consejo antes de seguir leyendo? Nunca dejes a los niños con extraños, aunque sean apuestos al nivel Dios como lo es este Parker.] Bien, ¿dónde estaba? Ah, sí...

La atmósfera era eléctrica, y todos esperaban ansiosos a que Kai comenzara su historia. Con una sonrisa siniestra, tomó asiento y sin soltar su comida chatarra, comenzó a hablar...

—Érase una vez algunos mocosos muy pero muy traviesos, no respetaban a su hermano mayor, un brujo poderoso pero incomprendido —no creerías que narraría otra historia que no fuese de su propia experiencia, ¿cierto? Kai se inclinó hacia su público infantil y cambió la expresión de su rostro a una expectación tétrica.—Él no soportaba sus gritos, su rechazo, su bullying... Y entonces, decidió quitarse a los pequeños monstruicos de encima y... Los persiguió con un cuchillo de cocina y... y... y... ¡Les CORTÓ LA LENGUA! —Los niños se cubrieron la boca con expresión de horror, menos alguien.

Ese alguien que siempre amenazaba con ser la maldita excepción a todo... Ese alguien que ya no era una niña...

—¡OH VAMOS, LIV! Te dio miedo la última vez.—Kai hizo una repentina pausa en su historia para reprender a la única adulta que se detuvo a vigilarlo a cierta distancia.

¿Acaso creías que estaba tan inmerso en la historia para los mocosos que no la había visto? Es su hermana, la única que le queda, la única que no ha conseguido matar... ¿De verdad crees que es tan mal hermano que no reconocería su aroma a esa distancia? ¿Qué clase de monstruo olvidadizo de su familia cres que era?

Kai ancla su mirada en ella y ensancha su sonrisa.

—No creerías que olvidaría tu aroma, ¿verdad, sissy? —Ni la deuda que tienen pendiente.

LUGAR: FOGATA

La Géminis había estado huyendo por mucho quizá incluso demasiado tiempo y había una certeza en todo aquello, no podría huir para siempre. Sin su aquelarre, sin su padre, sin su hermana mayor Josette, sin su mellizo Luke... si no hubiese sido por Ethan quizá ya les hubiese seguido a la tumba pues bien pensado, ¿qué le quedaba? El hereje fue su tabla de salvación, aquel que le ofreció una salida y una inesperada amistad, la persona a la que tanto amó su mellizo sería precisamente quien se acabase convirtiendo en alguien realmente importante para ella, irónico, ¿no? Cosas de mellizos suponía.

La bruja creía que estaría a salvo si no acercaba a Mystic Falls, quizá incluso su hermano se hubiese marchado, ¿qué hermano? El único que le quedaba, el sociópata que se fusionó con Josette y Liv no había conseguido conseguido sacar ese evento de su memoria, por eso cuando lo vio con aquellos niños no pudo evitar pararse a cierta distancia observándole, quizá temiendo que aquellos niños pudieran acabar del mismo modo que acabaron sus otros hermanos.

Claro que sería demasiado inocente pensar que el contrario no se daría cuenta de su presencia cuando al fin y al cabo eran hermanos-Porque la última vez era una cría-respondió buscando mantenerse serena pero era tan difícil evitar que toda esa rabia que sentía en su interior la consumía, el contrario le había quitado tanto-ya no soy la niña pequeña que huía de ti por los pasillos de nuestra casa, ya no te tengo miedo-mintió.

¿Acaso la rubia había conseguido no temerle al contrario? No, siempre le tendría miedo porque siempre guardaría en su memoria todas aquellas personas a las que perdió por su culpa incluyendo a su aquelarre pero no le dejaría verlo porque Liv era demasiado orgullosa como para admitirlo ante el contrario-Cualquiera diría que te importo por recordar mi aroma, ¿has dejado lo de sociópata para ser psicópata a tiempo completo?-cuestionó aun intentando mantener esa falsa imagen de fortaleza-Vamos, Kai, déjate de rodeos, ambos sabemos que uno de los dos no saldrá de aquí-casi le retó, ¿morir? Quizá Liv ya hubiese aceptado que ese sería su destino desde el día en que perdió a su mellizo Luke. Irónicamente si eso sucedía había sido un buen último día, lo había pasado bien junto a Ethan explorando el campamento y había conocido a Tyler, un chico muy de su tipo, quizá desde el Otro lado no podría evitar preguntarse si podrían haber funcionado.

Diane Setterfield, El Cuento Número Trece escribió:El gemelo que pierde a su hermano es media alma. La línea entre la vida y la muerte es estrecha y oscura, y un gemelo despojado vive más cerca de ella que el resto de la gente.

Jamás se imaginó tener algo más en común con Liv Parker, pero entonces sus respectivos mellizos —Josette y Luke— murieron, y ambos se convirtieron en dos mitades de un tono que jamás volvería a completarse. Seres mutilados, seres con media alma. Cada uno reaccionando diferente ante la misma situación…

Uno en perenne oscuridad, otro intentando mantenerse cerca de la luz.

Una luz con la que Kai Parker arrasaría a como diera lugar.—Liv Parker está viva.—¿Desde cuando ambos no se veían los rostros? Los pequeños alrededor de Kai han pasado de ser oyentes de una cruenta —y aparentemente imaginaria— historia de terror a ser espectadores en vivo y directo.

«[...] ya no te tengo miedo»

Miedo.

Su macabra sonrisa se ensanchó. No era muy bueno leyendo emociones, pero esa en especial era capaz de reconocerla. Entornó los ojos… ¿De verdad creía poder engañarlo? Liv lo ocultaba bastante bien, pero Kai sabía que sentía el mismo miedo que tuvo la noche de los asesinatos, el mismo que lo había dominado a él al verse traicionado por Jo, enfrentado por su aquelarre, y siendo enviado a donde jamás conseguiría la muerte.

—Antes de que te emociones, no me importas.—aclara.—Más bien es difícil olvidar el olor de la  sangre de Luke.... Está en tus manos… En toda tú.—¿Que por qué los niños no corrían? Bueno, ¿has escuchado del fantástico don de la compulsión?—Shhhh, pequeña Livviepoo, estoy contando historias de espanto y brinco. Siéntate o la pequeña Miss Simpatía —señala a la niña de aproximadamente ocho años sentada a su lado—, se convertirá en una pequeña antorcha humana a mi señal…—Caminando directo hacia la fogata.

La historia debe continuar, ¿no?

Irónico que ellos dos hubiesen sido los únicos miembros de la familia Parker que aun vagaban por la tierra, el hermano sociópata que no dudaría en matar para conseguir sus propósitos y la hermana suicida que en lugar de huir del peligro terminaba siempre por correr hacia este, parecía un chiste mal contado el cual de no participar en este le hubiese hecho hasta gracia.

-Para tu desgracia-respondió-Claro que como parece que desde que apareciste de vuelta en mi vida tiendes coleccionar las muertes de las personas que me importan y yo escapé de tus garras por cómo me llamas me recuerda a cierta saga-comentó la bruja-¿Qué será lo próximo? ¿Nombrarme "la niña que vivió" para después perseguirme el resto de mi vida por frustrar tus malignos planes?-cuestionó algo sarcástica con una media sonrisa.

Porque puede que estuviese en inminente peligro de muerte pero no por ello pensaba achantarse ante el contrario aunque la sonrisa del contrario pronto dejaría al descubierto que seguía pudiendo ver a través de su fachada con facilidad, odiaba eso, la hacía sentir vulnerable.

Ante la mención de Luke apretó tanto los puños como los dientes con fuerza, por un instante quiso replicarle e incluso mandarle a la mierda, recordarle que no tenía el derecho de mencionar a su mellizo cuando él mismo seguro era conocedor de lo que sucedería aquella noche pero no podía, no porque sabía que si cruzaba la línea que él marcaba entonces expondría los niños que estaban allí-¿Sentarme a la fogata? Genial, lo que yo tanto quería-comentó de manera sarcástica observando por unos segundos a la niña que el contrario amenazó con matar, no le quedaba otra así que le siguió hasta la fogata y como una hermana "obediente" se sentó junto a los niños de mala gana-Está bien, Kai, juguemos a tu juego, sigue con la historia-comentó algo reticente, ¿cómo iba a salir de aquella? No tenía ni idea pero lo último que quería en su conciencia era la noticia de la muerte de un grupo de niños inocentes en una fogata.

Kai Parker observa a su hermana menor con una sonrisa siniestra mientras continúa con su relato.

—Bien, hermanita, veo que todavía tienes ese toque sarcástico que tanto me gusta.—Resaltó con una mirada penetrante sin perder la sonrisa de quien se cree al timón de la situación.—Oh, pequeña Liv, créeme que yo quiero hacerte más que un simple rayo en la frente.—¿Por qué tanto revuelo por ese Harry Potter? En twitter vio algo, y no le pareció gran cosa. En fin, como sea…

La fogata crepitaba, lanzando destellos de luz naranja que danzaban. El aire estaba cargado de tensión, y los niños que los rodeaban continuaban completamente absortos en la presencia de Kai —o más bien a causa de su compulsión, pobrecillos—, esperando la reanudación de la historia.

—Y entonces, luego de cortar sus lenguas, se las colgó en el cuello cuál corbatas.—Su rostro dibuja una mirada de asombro a la par que usa sus manos para crear el efecto visual de una corbata en su cuello.—Pero la moqueta no se empapó lo suficiente de sangre, el monstruo en que lo habían convertido quería completar su venganza. ¡Clamaba por la sangre de sus tres hermanos restantes! —Prosigue Kai en un tono más sombrío. Entonces, sus ojos se posaron en Liv.

—Ella era pequeña, rubia… Ella fue cómplice del brujo incomprendido antes de que se convirtiera en monstruo…—Por supuesto que recuerda a Liv ayudándole a preparar una broma para Jo y Luke tan solo un par de años antes de que le encerraran en el Mundo Prisión.—Pero no se equivoquen… Siempre fue un estorbo. Y esa pequeña sabandija corrió, invadida por el miedo se separó de su gemelo y corrió, dejó huellas ensangrentadas de sus zapatos por toda la casa… Creyó haber llegado a un fuerte seguro, pero cuando posó su mano sobre el interruptor de luz del cuarto, ya…—Kai abre los ojos grandes y los mira horrorizado— ¡había una mano ahí!—Los niños se sobresaltaron y un par casi se caen de sus asientos.

—Literalmente, había una mano cortada pegada al interruptor.—Kai hizo una pausa y se volvió a una niña sentada junto a él.—Creo que a esta historia le hace falta un poco más de emoción… Haz los honores…—La niña asiente y casi en el acto, saca un cuchillo del bolsillo de su vestido y lo apunta a su cuello.—Eh, eh, ni siquiera te muevas pequeña Liv… Quiero verte emocionada por el relato, se viene la mejor parte…—Sonríe macabro. Su falta de sentido de culpa, y remordimientos es impresionante… Son niños y no puede importarle menos…

—La pequeña rubia vio una versión de sí misma, su otro "yo" con el cuchillo en su mano…—reanuda la historia, está vez lo hace con esa incertidumbre pendiendo en el aire, esa típica de las historias de terror, aumentando la tensión palpable en el pequeño círculo alrededor de la fogata.—Habiéndose transformado en ella, el monstruo le había cortado la mano de su gemelo y pegado en el interruptor… Ella lo vio con horror, sin entender el por qué… Nunca entendió que todo lo que el monstruo quería demostrarle era que ambos eran iguales… Y que por eso, la desgracia los perseguiría perennemente por la tierra hasta aún después de la muerte…. Cada muerto, cada colección de ellos sería pagado con sus espíritus en pena, vagando…—Kai se lleva el dedo índice a sus labios cerrados para silenciarlos. La fogata parecía cobrar vida con cada línea, creando un ambiente cada vez más fantasmagórico a su alrededor…—Sshhh, ellos están ahí, en su armario… bajo sus camas… Cuidado al robar dulces, pequeños monstruitos… Todos quieren conservar sus manos, ¿no es cierto? —Kai acabó el relato con un susurro espeluznante e inquietante.

Pero no era todo, todavía faltaba la cereza del pastel.

—O si quieren... Culquiera de ustedes pueden convertirse en el monstruo.—Dijo a la pequeña con el cuchillo en su mano. La niña lo colocó en su muñeca, dispuesta a cortar su mano.

Al escuchar las palabras del contrario no pudo evitar rodar los ojos, nunca pensó que el escuchar a uno de sus hermanos llamarla "hermanita" pudiera llegar a sacarla de quicio y sin embargo ahí estaba el último de sus hermanos probándole lo equivocada que estaba.

Pero claro, como se solía decir a los tontos y a los locos mejor llevarles la razón, ¿no? Pues eso haría por el momento porque encima el loco ante ella también era bastante inteligente-Que pena, con lo que me ahorrarías en maquillaje para Halloween-respondió algo sarcástica, no debería ni tampoco pasarse de lista pero era parte de ella, mostrar cualquier tipo de debilidad respecto al contrario sólo significaría darle más poder sobre ella y estaba dispuesta a seguirle el juego no a darle carta blanca para que fuese su títere.

Si no fuera por el hecho de que su hermano era un sociópata capaz de matar quizá hubiese sido un buen escritor de historias de miedo, es más podría serlo perfectamente sólo que estaba más que segura de que muchos de sus relatos más bien describirían gran parte de los crímenes cometidos por este, un escritor narrando sus propios asesinatos, seguro que había muchos casos por el mundo de escritores de misterio que hacían eso.

Aunque no sería hasta la mención de las palabras venganza y hermanos pequeños que consiguiese la plena atención de parte de la rubia, efectivamente no sería un relato inventado sino una vivencia que, para desgracia de la hermana pequeña, compartían aunque por supuesto el contrario la enmascararía con cierta creatividad. La forma en que había elegido definirla así como recordaba aquellos momentos vividos casi le repugnaba, odiaba la forma en que usaba recuerdos que en su momento ella atesoró mancillando la memoria de sus hermanos con cada palabra incapaz de olvidar todo lo que le había arrebatado.

Mientras la ira se arremolinaba en su interior dirigió observó con dureza a su interlocutor apretando los dientes para evitar hacer una estupidez que pusiese en peligro a los niños presentes o más bien no haría nada hasta que decidió ordenarle a una de las niñas que apuntase un cuchillo a su cuello y antes que pudiera levantarse se detuvo ante las palabras de Kai-¡Teníamos un acuerdo, Kai!-le reprochó con furia aunque buscó relajarse lo suficiente como para quedarse en el lugar donde estaba sentada.

Esperar y observar, odiaba aquello aunque al menos antes tenía a Luke para mantenerla serena, en esos instantes sin Ethan a su lado nadie cumplía el papel que una vez tuvo su gemelo. Pendiente de cómo se resolverían las cosas, Liv escuchaba con atención la historia de Kai mientras su mirada cambiaba en ocasiones hacia la pequeña que sostenía peligrosamente el cuchillo, pendiente de cómo se resolvería aquella situación.

Pero llegados a un momento su mirada vio una piedra tras él, el dolor, la rabia que le provocaba escucharla hacer alusión a su familia de ese modo, Liv no era capaz de soportarlo por un instante más así que, aprovechando que el chico parecía estar distraído con la pequeña, decidió que aquella era su oportunidad-Se acabó-casi un susurro dejando sus labios mientras movía su mano de la dirección de la piedra hacia la cabeza del contrario-Motus!-y esta salió disparada a la cabeza de su "hermano" dejándole k.o tras lo cual no tardaría en tomar a la niña de la muñeca quitándole el cuchillo-Podría matarte ahora mismo pero esa es la diferencia entre nosotros dos-no sería por falta de ganas aunque sí por principios y porque Ethan le había enseñado que matarle no le devolvería a su familia-yo no soy un monstruo como tú, nunca lo seré-quizá incluso fuese un modo de autoconvencerse de ello mientras reunía a los niños yendo en busca de Ethan para que les quitase la magia de la compulsión y tras eso se marcharían los dos de vuelta a Nueva Orleans, lejos de lo único que le quedaba de familia a Liv de nuevo escapando de lo que algunos verían como su ineludible destino.