— Me ha dolido — las palabras del licántropo sonaron muy serias y rotundas —. De todas las traiciones que podía esperarme, la tuya ha sido la única que no habría visto venir ni aunque me lo anunciases con carteles de neón — se llevo una mano al pecho, a la altura del corazón —. Hasta esperaba que Gin me tirase de la canoa justo antes de llegar a la meta. Pero, tú, Jeremy… — soltó un suspiro, con la decepción reflejada en sus rostro mientras miraba al cazador.

Se acercó hacia este

— En fin. Vamos a pillar unas empanadas, que tengo hambre — le dio un par de palmaditas en la espalda y le hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera —. Esto no significa que te haya perdonado ya — aclaró —. Pero ya he perdido la carrera, me niego a perder también las empanadas — en realidad, en cinco minutos ya se le habría olvidado el chapuzón.

Vamos, en cuanto llenase el estómago.

— ¿Qué te cuentas? — le preguntó una vez que llegaron a la mesa y le tendió una de las empanadas —. ¿Cómo te va la vida de graduado? ¿Ya sabes que harás con tu vida ahora? — a esas alturas era lo normal que ya tuviera universidad. Quedaban apenas semanas para que el curso escolar volviera a comenzar.

—Einar... —hizo una mueca al ver el alarde de dramatismo del rubio. Dramático o no, la verdad es que el cazador se sentía bastante mal por aquel gesto horrible de Damon—. No quería que eso pasara, de verdad. No me gusta el juego sucio, pero no pude impedirlo... ¿Perdón? —dijo con un hilo de voz, empezando a dudar si le estaba tomando el pelo o de verdad hablaba en serio, sobre todo cuando lo invitó a ir a por unas empanadas.

—Menos mal, me estaba muriendo de hambre —sonrió animadamente. Einar tenía  tanto apetito como él, tanto que dudaba cuál de los dos ganaría en una competición de comida—. Eh, tío, que al final habéis ganado. Por poco, pero... habéis ganado —¿en serio se le había olvidado? Quizá estaba tan concentrado en aquella traición, que no se había dado cuenta.

—Supongo que nos lo merecíamos después de haberos dado el chapuzón —maldito Damon. Si es que debería haber sabido que iba a hacer algo así—. De hecho, sí sé lo que quiero hacer... Por eso quiero hablar contigo —miró la empanada que le había tendido antes de darle un buen bocado—. Mmm, deliciosa —suspiró, distrayéndose por un momento.

—En fin. No es que lo haya pensado mucho, pero creo que la universidad no es para mí —confesó. Sabía que eso era lo que se esperaba de casi todo el mundo, lo que sus padres seguramente hubieran esperado, sin embargo Jeremy no se veía sentado y estudiando, consciente de  que podía ayudar en algo más importante; usar aquellas habilidades de cazador para algo bueno.

—Me gustaría entrar al cuerpo de bomberos de Mystic Falls —dijo al fin. Era por eso que necesitaba su ayuda, y su guía.

Después de haber soltado su discurso cargado de dramatismo, se sentía mucho mejor. Prácticamente, se podía decir que se le había olvidado lo sucedido en la dichosa carrera. Incluida, su victoria, que el propio Gilbert tuvo que recordarle.

— Oh, ¡Sí! He ganado — una enorme sonrisa cargada de ilusión apareció en su rostro, tomando la medalla del Valhalla que colgaba sobre su cuello —. ¡He ganado! — exclamó de nuevo, antes de volverse hacia Jeremy —. Has sido un digno rival, no como tu compañero. El Valhalla nunca le abrirá las puertas a un tipo como él — concluyó el licántropo rubio —. Tiene que ser duro tener que lidiar con él todos los días — pues, por lo que sabía, ese tal Damon Salvatore era el novio de Elena. Pobre.

Tras hacerse con unas cuantas empanadas, le hizo una señal para que lo siguiera a un lugar más apartado de la muchedumbre, tomando asiento sobre el tocón de un árbol.

—La universidad no es para todos. Y no es algo malo. Es, simplemente que, a veces, tenemos otro tipo de vocación — reflexionó desde su propia experiencia. El siempre supo que aquel lugar no era para él, y no solo porque lo dijeran sus notas. Sin embargo, las palabras del menor de los Gilbert, casi provocan que se atragante con su empanada de pollo —. ¿Bombero? ¿Cómo yo? — el rostro del rubio se iluminó. Vaya... ¿Tanto lo había inspirado como para que quisiera seguir su camino? —. Eso me halaga — comentó, como si se tratara de él. Le dio un nuevo mordisco a su empanada y se deleitó con el sabor de esta antes de proseguir —. Yo elegí esa profesión porque quería ser un héroe. Quería hacer algo bueno después de que... En fin, después de que mi gen despertó — le explicó. No era un tema que soliera tratar a menudo, pero merecía mención en esa ocasión —. Salvar vidas, ayudar a otros... Eso es lo que siempre quise hacer — le contó, dándose cuenta de que el pensamiento de Jeremy era muy similar al propio —. No hay muchos bomberos en Mystic Falls, pero, si estás seguro de que ese es tu camino, puedo ofrecerme a entrenarte para pasar las pruebas — le propuso, dándole un par de palmaditas en el hombro.

—Oh, sí... Créeme que lo es —soltó un suspiro cansado. Lo era todavía más cuando tu hermana decidía que sería su nueva pareja y tenías que verlo prácticamente todos los días, generando en ocasiones situaciones incómodas que estaba seguro de que él disfrutaba. Aunque, a pesar de todo, no podía negar que le había pillado cariño al vampiro.

—Ya... No sé qué pensará mi hermana al respecto —aún no se lo había contado, pero sabía que en el fondo lo apoyaría, o al menos eso esperaba—. Espero que piense como tú. Nuestros padres siempre quisieron que los dos fuésemos a la universidad —sin embargo, como Einar había dicho, esa no era su vocación. Después de todo lo que había vivido en el último par de años, su punto de vista era otro.

—Sí, bueno... —se estaba dando cuenta de que Einar se lo había tomado como algo personal, y optó por no romperle esa idea pues parecía bastante feliz y orgulloso de sí mismo— También quiero hacer algo bueno, algo útil, con eso que me hace diferente —sí que compartían sus razones, y Jeremy se sentía mucho mejor al poder hablar de aquello con alguien que lo comprendería.

—¿De verdad harías eso? —se le escapó una sonrisa de ilusión, pues no esperaba que fuera a ofrecerse de tan buena gana— O sea, no tienes porqué hacerlo si no quieres, sé que estás ocupado con todo el tema del campamento ahora, pero... Pienso pagarte con muchas empanadas si lo haces —bromeó, aunque ya que parecían compartir también el buen apetito no era una mala idea.

—Gracias, tío, me siento mucho más seguro contando con tu ayuda —le dijo con sinceridad, antes de darle un buen mordisco a su empanada. Con la ayuda del licántropo, conseguiría alcanzar aquel objetivo con mayor rapidez. ¿Sería fácil compaginar su entrenamiento de cazador con el de bombero? Solo el tiempo lo diría.

— Tu hermana es una tía super enrollada y familiar — y en eso, era en algo en lo que se parecían mucho —. No dudo que aceptará tu decisión, sea cual sea — y la cuál, el licántropo no tardaría mucho en escuchar, emocionándose mucho en el proceso —. Tío, eso es genial. Y super satisfactorio para uno mismo — expresó este. La verdad que el poder ser un héroe para otros, era por lo que Einar vivía.

Y se sentía orgulloso de que Jeremy hubiera decidido tomar el mismo camino.

— ¿Bromeas? ¡Para hacer de ti todo un héroe sacaré tiempo de donde haga falta! Seré tu Phil y tú serás mi Hércules — no sabría decir exactamente quién de los dos parecía más emocionado —. ¿Te parece que empecemos pasado mañana? Así tenemos mañana de descanso — le dio unas fuertes palmaditas en la espalda a su colega —. No hace falta que sea muy temprano. A las 11 va bien — porque eso de madrugar... En fin, que no iba mucho con Einar —. ¿Te encargas tú de traer el desayuno entonces? — porque sí, Jeremy había dicho la palabra mágica; empanadas. Y Einar no aceptaría otra cosa —. Yo pongo el café — añadió, ensanchando su sonrisa.

Nuevo proyecto del Valhalla: Convertir a Jeremy Gilbert en un héroe verdadero.