Han pasado cuatro días desde que enterrasen a Lockwood. El chaval, que nunca ha pensado que presenciaría su propio entierro, esta vez sí lo ha hecho. Y además, es que se ha quedado aún más en shock. La muerte es algo mucho más complejo y en el fondo sabe que no va a salir nada bueno de su cabeza cuando vuelva.

Porque Tyler Lockwood es mala hierba. Y la mala hierba nunca muere. Si Niklaus Mikaelson pudo volver de entre los muertos, él también lo hará.

—No esperaba visitas esta noche, Bonnie Bennett —él se ha acercado a su tumba para observarla otra vez, pasar tiempo consigo mismo tal vez. Está justo al lado de la de su madre. Le da rabia que a ella no pueda verla porque era una humana, sin embargo, el idiota de su padre no lo era. De él ha heredado el gen lupino que, en vida, corría por sus venas.

Si tan solo su madre hubiera sido no sé, una bruja o algo similar, podría verla todavía..., pero nada más lejos de la realidad.

—No me pongas esa cara, anda —Tyler está cruzado de brazos poniendo los ojos en blanco—. ¿Sabes que no hay velo, por cierto? —y sí, va a compartirlo con todos los que se encuentre.

Desde que escuchó el rumor sobre la caída del velo ha estado indagando, por suerte al menos en esta ocasión no parecer ser ella la responsable porque de volver a serlo su abuela se hubiese encargado de hacérselo saber. Pero no, Bonnie aprendió la lección de jugar con fuerzas no naturales y aquella parte de ella misma, la parte del Expresionismo quedaría en su memoria como una etapa oscura a la que no volver, había aprendido de sus errores.

Aunque aquella noche en particular no se encontraba con su mente en ese tema sino que estaba frente a la tumba de Tyler, de nuevo lamentaba la pérdida de un amigo sin poder hacer nada para ayudarlo, de nuevo se sentía impotente porque no disponía de su magia y era en esos instantes que más se sentía tentada de volver a hacer uso del Expresionismo sabedora de que teniendo ese tipo de magia podría traerlo de vuelta.

Perdida en sus pensamientos cuando escuchó aquella voz su sangre se heló, por unos instantes creyó haber oído mal girándose para encontrar nada más y nada menos que-¿Ty?-lo nombró extrañada casi incrédula al verle allí-¿Y qué cara quieres que ponga? Parece que el mundo tuviera problemas con que estés vivo-respondió centrando su rabia en aquello porque no quería llorar, se negaba a volver a llorar la muerte de Tyler una vez más-Escuché un rumor sobre ello en Octubre, parece ser que eres la prueba no tan viviente de que estaban en lo cierto-ya no le quedaba duda de ello.

-¿Qué ha ocurrido exactamente, Tyler? ¿Por qué ha sido esta vez?-se interesó soltando un suspiro, si no era Klaus Mikaelson al parecer el mundo enviaría a alguien más para encargarse de Tyler y es que parecía que el grupo de amigos de Bonnie estuviese destinado a no poder estar nunca reunidos, entre la amenaza de Rayna y la muerte de Tyler parecía que el mundo les estuviera castigando por haberle dado la cura a Katherine.

La bruja Bennett nunca cambiaría, es un hecho. Tyler Lockwood tampoco, y ese es otro hecho. Por eso, hasta cierto punto, se complementan mejor de lo que cualquiera de los dos pudo creer en el pasado—. El mismo —la ex-quimera, ahora fantasma, se encoge de hombros observando a Bonnie. A decir verdad, no va a culparla de sentirse cansada por las reiteradas muertes de Lockwood y es que hasta él mismo está hasta las narices ya—. Créeme, he llegado a pensar lo mismo que tú —y a día de hoy aún lo piensa—. Pero volveré. Da igual las veces que me maten, acabaré volviendo siempre.

Como Arnold Schwazenegger en Terminator, pues él también vuelve.

—El experimento de quimera me dio problemas. Fiebre, inestabilidad, malestar..., entre otras cosas —se encoge de hombros de nuevo, sus manos metidas en los bolsillos de su pantalón, aquel que vistió para San Valentín—. Estaba con una chica, Liv Parker. Y colapsé delante de ella, simplemente eso. Colapsé, mi cuerpo no lo soportó —y decir aquello en voz alta es liberador pero al mismo tiempo, aterrador.

Todavía le duele.