—Por ahora, la situación parece estable.—Le comenta Gin a su tía mientras ambas recorren los exteriores circundantes a la Armería, con el mero objetivo de tomar un poco el aire mientras se ponen al día sobre el contexto actual de la organización.

—La fiesta en la mansión Lanvik fue... movidita —es una forma de decirlo—, pero los Lanvik se mantuvieron firmes en su postura.—Al menos, en la medida en que aquel hechizo se lo permitió.—Supongo que preservar la intachable reputación del alcalde era su prioridad...—Y por ello, ninguno de ellos hizo ademán alguno de mostrarse hostiles frente a los invitados.

—Con todo, no creo que debamos confiarnos.—Opina, torciendo el gesto.—Aunque Loki y sus secuaces han mantenido una imagen y se han mantenido pasivos por el momento, no descarto que puedan reaccionar contra nosotros en cualquier momento. Debieron darse cuenta de que varios cazadores relacionados con la Armería coincidimos allí. No lo considerarán una casualidad.—Como mínimo, podrán haber empezado a sospechar que la Armería ha vuelto a reagruparse.—¿Sabías que Joanne fue a la fiesta?—Le pregunta repentinamente.—Tomó un riesgo importante. ¿Cómo lleva todo lo de ser un miembro de la Hermandad?

Diane comparte parte de los pensamientos con su sobrina. Por mucho que los Lanvik parecieran controlados, en cualquier momento podían atacarlos. Lo saben bien. La experiencia que tiene los Lanvik y los Ashkore era que sencillamente, jamás serían capaces de convivir. Aunque ella misma le dijo a Ulrik que en algún momento alguien debía parar, dudaba que cualquiera de las partes fuese a hacerlo.

— No creo que tardemos mucho en averiguar cuál es su siguiente forma de actuar —responde suspirando la mujer—. Se están esforzando en guardar las apariencias, pero tarde o temprano sabemos que volverán. —Siempre vuelve. Y Diane recuerda muy bien las últimas veces que eso paso. El problema en esa ocasión es que Hugh también está en la Armería. Y Diane no puede permitirse los errores del pasado.

Joanne por otra parte es diferente para la antigua cazadora. Su hija tiene más libertad en ese sentido del que le habría dado ella misma. Como miembro de la Hermandad ha asumido que debe dejarla tomar su camino—. Supongo que Joanne, veía necesario asistir a la fiesta —comenta suspirando—. Como parte de la Hermandad, debo admitir que, aunque me cueste hacerlo, debo dejarla recorrer el camino que ella escoja —responde con sinceridad a su sobrina—. Pero no me gusta que corra riesgos. —Y, aun así, sabe que no podrá evitarlo.

—Lo sabemos.—Confirma con un asentimiento. No se llevan a engaño: se trata de la manada Lanvik. Ahora que además son dirigidos por el demencial Loki, no pueden confiar en su buen proceder. Es cuestión de tiempo que saquen los tanques a la calle…

O más bien, las garras.

—Sí… eso en verdad es lo que también me preocupa a mí. Y no sólo por los peligros que hay ahí fuera, sino por el peligro que ella misma puede representar para los demás como un miembro de la Hermandad.—Suspira. No deben olvidarse de esa parte.—No soy partidaria de que Joanne viva ajena a los riesgos del mundo, porque tarde o temprano tendrá que enfrentarse a ellos.—Como hicieron todos los Ashkore en algún momento; las propias Diane y Gin, sin ir más lejos.—Pero… ya sabes que la naturaleza de un cazador de la Hermandad es difícil de dominar.—Especialmente, cuando de no muertos se trata.—No creí que existieran demasiadas posibilidades, pero había vampiros allí, Diane.—Y no lo dice solo por Enzo: en medio del caos y el descontrol de la fiesta, otros sobrenaturales revelaron su verdadera naturaleza… Como Lillian y su pareja, Julian.—Si su naturaleza como cazadora de la Hermandad quedase expuesta en un momento de descontrol… podría sufrir grave peligro.—Y no sólo ella, siendo completamente honestos.

Todos en la Nueva Armería podrían correr peligro. —Me consta que Rayna Cruz se ha ofrecido a entrenarla, pero un dominio físico no va a ser suficiente.—Concluye, dejando escapar un suspiro.—No conozco demasiado bien el procedimiento —admite; John y Gwen dominan mejor la materia que ella—, pero Joanne tiene que encontrar la manera de dominar sus instintos antes de volver a arriesgarse.—Es lo mejor.

Puede que el problema real sea que Diane todavía nos abe como asimilar todo aquello. Ha dejado a su hija a cargo de John como líder de la hermandad y quizas eso ha sido un error. Quizas incluso ella como madre debería estar ahí para apoyarla. Pero no sabe cómo hacerlo, no después de todo.

Las palabras de Gin son realistas, sabe que no está tratando de desprestigiar a Joanne, sabe que habal la parte racional de su sobrina, la que en realidad no solamente habla como líder de la hermandad si no como persona preocupada por un familiar. Y aun así… es doloroso para Diane escuchar todo lo que Gin tiene que contarle en ese momento.

La mayor de ambas suspira pesadamente. Aquel tema sigue siendo algo complicado para ella. Pero si no lo habla, si no empieza a hacerle frente su hija podría salir herida y efectivamente Gin y más personas. Y Diane sabe que de ser así ella se culpara. Y no quiere vivir sintiendo la culpa una vez más.

— Hablare con John… y con tu hermana —responde finalmente tras escuchar a su sobrina—. Dime una cosa Gin… ¿crees que es buena idea que Rayna Cruz se haya ofrecido a entrenarla? —pregunta entonces. La Cazadora no es precisamente alguien que pueda ayudarla con el control. Al contrario, buscará hacer de su hija alguien mucho más letal.

Porque a diferencia de la Hermandad, Diane sabe que Rayna Cruz tiene deseo de asesinar y matar a los vampiros, pero ese deseo va mucho más allá del que puede poseer un cazador de la hermandad. El deseo de Rayna es propio, autoimpuesto… El de su hija, se puede controlar. Y eso seguramente no entra en los planes de la cazadora.

Igual que ha hecho siempre, Diane escucha a Gin atentamente. La pequeña historia que le cuenta no le gusta lo más mínimo. Ella, en lo personal no conoce a Rayna, pero si su sobrina ve un peligro en que se acerque a Joanne, Diane no tendrá problema alguno en encarar a la cazadora. La última vez ella misma le dijo a su hija que procurase aprender de la Cazadora, pero únicamente, la experiencia de combate.

Pero sabe que es peligrosa. Mas que ningún otro cazador. Y eso es lo que en parte le hace comprender que su hija puede ser bien entrenada—. Supongo que todo eso dependerá de los valores de Joanne —responde pensativa—. Y aun así, no me fio de que no consiga cambiarlos —le confirma a su sobrina clavando su mirada en ella—. Creo que va siendo hora de que yo misma conozca a la cazador ay le diga que puede y no puede hacer con mi hija, ¿no crees? —En realidad, ambas saben que Diane no le está pidiendo permiso a Gin, y tampoco lo necesita. Pero la conversación ha terminado por hacerle en tender a la mayor la delicada situación de su hija.

— Si precisamente tú tienes dudas… —añade al cabo de un instante—. Puedo saber… ¿Qué ocurrió exactamente para que pensases que podía cambiar? —pregunta, no solo por curiosidad, si no con tal de descubrir un punto débil en la Cazadora. Cualquier cosa que le permita meter a los suyos a salvo en caso de ser necesario.

Igual que siempre, Gin siempre tiene las palabras exactas para que su tía comprenda la situación tal cual es. Y es que tal y como lo ha dicho su sobrina ese es el mayor miedo de su tía. Diane no ha criado a Joanne, y está ya puede elegir por sí misma, lo que quiere y lo que no quiere. Pero Diane sigue siendo su madre, ¿verdad? Su opinión sigue teniendo que valer algo.

Aunque no se hayan visto en tanto tiempo, Diane sigue teniendo cierta influencia en su hija. Igual que ocurre a la inversa—. Tendré cuidad Gin. Aun confío en tener ciertas capacidades como madre… o al menos como amiga. —lo mismo que ha intentado ser siempre con ella espera poder llegar a serlo para su hija. Y espera que la contraria lo vea de la misma manera.

— Asique… la cazadora tambien tiene puntos que explotar —responde intrigada ante las palabras de su sobrina—. Si conseguiste llegar hasta es aparte humana significa una cosa Gin. Sigue teniéndola. Pero es mucho más fuerte la barrera que levanta que la fuerza de tus palabras —añade con una sonrisa—. Puede que creas no haber conseguido nada, pero… te aseguró que se encontraste una brecha, sigue estando. —Y es ella quien tiene que seguir escarbando porque es ella con quien Rayna Cruz pudo verse como una humana normal de nuevo. Diane cree en las capacidades de su sobrina y espera que esta no es de por vencida.