No era la primera vez que iba a visitarlo. Desde que salió de la Serratura, era algo que hacía de forma habitual. Al fin y al cabo, ella era una de las dos personas que conocía la ubicación de la tumba del joven Lindberg.

La mayoría de las veces, tan solo se quedaba allí, de pie y en silencio, leyendo la pequeña dedicatoria que decoraba la tumba junto con el nombre de Isaac.

Otras veces, se atrevía a hablar con él. Se preguntaba si este podía escucharlo de alguna forma desde el Otro Lado. Si en esos momentos, en los que Rebekah le hablaba, él estaba allí junto a ella, en una silenciosa e invisible presencia.

O si, por el contrario, había logrado encontrar la paz en el Otro Lado. Una parte de ella, querría pensar que así era. Que no se encontraba en un lugar solitario, frío y oscuro. Sin embargo, su parte más egoísta, deseaba tener la oportunidad de verlo una vez más. De concederle aquella larga vida que merecía y que le fue arrebatada a una edad temprana.

Soltó un suspiro. En su nueva condición, había tratado de buscar una forma con la que poder revivir a alguien. Lo intentó desesperadamente con Nik, aunque su búsqueda fue un fracaso al tratarse de una bruja novata, por suerte encontraron una forma de traer a su hermano de vuelta.

Si seguía intentándolo, ¿Habría también alguna forma de recuperar al brujo Lindberg?

Ahora su vida era mortal y limitada. ¿Sería suficiente para hallar la forma?

Era irónico. Aquella era la vida que en fondo siempre había deseado. Su oportunidad de formar la familia que siempre quiso. ¿Por qué la alcanza justo en el peor momento? Justo cuando su familia más la necesitaba.

¿Sería su condición de bruja suficiente para protegerlos? ¿Para velar por la seguridad de Hope? Por no hablar de que se sentía incompleta al habitar un cuerpo al que no pertenecía. Extrañaba mirarse al espejo y ver su reflejo en este.

Ojalá todo fuera más sencillo, ¿Pero cuando lo había sido para los Mikaelson?

En mil años, apenas era capaz de recordar un solo siglo en el que estuvieran en paz. ¿Podrían lograr algún día un lugar en el que su sobrina estuviera a salvo? ¿Podría ser Nueva Orleans una ciudad donde ningún adolescente tuviera que dar la vida en una guerra en la que nunca debería haberse visto envuelto?

Las yemas de sus dedos recorrieron con suavidad el relieve de las letras talladas en el mármol de la lápida

Debía seguir intentándolo.

Por Isaac.

Por su familia.

Por Hope.