Después de la noche en que trajo de regreso a Jeremy, paso noches muy feas donde la fiebre seguida de las pesadillas no lo dejaron dormir por días, su gente intentaba aminorar la fiebre pero estaba claro que eso no iba a pasar, el estado de Garrett empezó a empeorar y cuando estuvo a punto de besarle los labios a la muerte, su abuela Marie Laveau se manifestó entre los suyos. Quien por años creyeron que estaba muerta no lo estaba, era una deidad para muchos brujos de la magia oscura en Nueva Orleans, pero no era una diosa, ella era un secreto enorme que se develaría más adelante. Fue Marie la cual con los poderes de los suyos pudo romper la magia del interior de su nieto, moldearla y volverla a poner en condiciones. Se fue entonces que empezó a mejorar pero ella sabía que algo terrible había pasado, ahora Garrett era una llave al otro lado y de eso no se puede salir así como así.

Ahí estaba después de unas semanas del terror, completamente restablecido, mientras a sus oídos no dejaban de llegar rumores de que Esther considera al chico un traidor, por ende tenía que enfrentarla ahora que sabía que por más que ella lo deseara, matarlo sería terminar de sentenciar al mundo. Se puso su traje más elegante, se afeito de hecho para verse al espejo antes de salir de la casa acompañado de algunos miembros de su aquelarre. El cementerio seria el sitio elegido para traer a su invitada; Mystic Falls la ciudad del pecado, de los anormales y de los traidores; no puedes ser parte del clan Mikaelson si no los traicionas, es su legado. Miró a las brujas que vinieron con él, las cuales con un cuchillo en el suelo, hicieron un circulo alrededor de Garrett y prendiendo velas en los 4 puntos cardinales sobre el circulo.-Hazlo, Anika, llámala…-

Garrett dio la orden a su bruja aliada para que llamara a Esther, los tambores empezaron a sonar en el cementerio, el círculo parecía palpitar a los pies de ellos, las risas seguidas de las danzas en honor a la muerte se manifestaron. La magia de los antiguos estaba presentes y los muertos con ellos.-Con tres comienza….con tres se abre tu camino…con la sangre de los voluntarios te llamamos a casa….-La bruja vestida de blanco pero con una calavera tallada en la cara, hace un gesto con la mano creando un corte en la mano de Garrett y dos brujas más para que esta fluyera alrededor del circulo como lava ardiente, a medida que la danza se hace más intensa como un frenesí que no puede parar.-Salve…bruja original, creadora de la maldición…-sonrió cuando el fuego de las velas se hace más intenso, la magia de invocación viajaba por el viento, por la tierra, por el mar y por el fuego para traer a Esther a través de imágenes, flashes de sonrisas, sangre y la sensación del vacío abierto.-Salve…Esther…Mikaelson…-la escena se llena de tambores, risas y danzas dado a la magia vudú que estaba utilizando. Los espíritus alertaron a Garrett que ella estaba cerca.-Váyanse, sea lo que sea que pase, no intervengan.-las brujas asintieron, dejando solo las antorchas prendidas, el vacío y la neblina. Era momento de que el aprendiz supere al maestro.-

Anika (PNJ)

Esther no le debe nada, pero acude a su llamada.

No duda que un brujo como Birdwhistle cuente con sus aliados; después de todo, es líder de su propio aquelarre. Aquella sería la única forma para explicar que haya podido hacer uso de un influjo mágico con el que llamar su atención. Por lo que tiene entendido, los propios Ancestros se habrán encargado de castigar la traición de los dos brujos que osaron afirmar defender el equilibrio y que, apenas dos noches atrás, rompieron con todo lo que puede entenderse como un orden entre los muertos y los vivos.

No lo admitiría en voz alta, pero la bruja original ha lamentado en cierta medida el perder a un aliado como él. Desde el minuto uno, se volcó en demostrar su lealtad, mostrándose como el más decidido a la hora de unirse en aquel vínculo de magia y poder. Esther teme que todo aquello no fuera más que una treta para lograr, precisamente, la magia ancestral; a cualquier precio. Y quizá debió verlo venir, mas estuvo tan atenta vigilando las lealtades de sus brujas más conflictivas —Bonnie y Davina—, que el cambio de bando de Garrett pasó totalmente desapercibido para ella... hasta que fue demasiado tarde.

Y, a pesar de todo, ruega una audiencia con ella. ¿Por qué?

Sea como fuere, no tardará en descubrirlo.

De modo que la original marcha en dirección a los cementerios, sin saber muy bien qué esperarse de aquel encuentro. Lo que quizá, y desde luego no imaginaba, era encontrarse cara a cara con su adversario, completamente solo y sin más protección que su propio cuerpo, y algún truco que pueda guardarse en la manga.

Por desgracia para Garrett, Esther inventó todos esos trucos.
— ¿A qué debo el honor, Birdwhistle? —pregunta la bruja original, cuando ya ha alcanzado cierta cercanía con su interlocutor, aunque manteniendo una distancia prudencial entre ambos.

-Bienvenida Esther, lamento que nuestro encuentro deba ser en un cementerio, pero no puedo poner en evidencia la magia más de lo que ya se ha puesto en el pueblo estos días.-comentó mientras mantenía la paz en su rostro, sonríe de medio para para poner el bastón delante de él mientras apretaba la empuñadura con un poco de odio quizá, estaba con las defensas bajas ante ella porque los ancestros castigaron su osadía o quizá no fueron ellos exactamente, ya que le dijeron a Garrett que ayudará a Bonnie. Se mantiene en silencio por un momento más antes de carraspear la garganta.-Me mentiste, dijiste que el hechizo otorgaría un equilibrio. Ocasiono la muerte de Jeremy Gilbert a causa de que el hechizo que lanzamos, desequilibro la magia de su amuleto. Yo no soy un asesino de humanos, tuve que intervenir.-

-De Bonnie sabía que vendría una traición, su amistad con Elena va más allá de una simple amiga. Son hermanas no de sangre pero si espiritualmente. Tu hechizo me dejo débil, bastante pero cuando los ancestros me dijeron que un humano había muerto por nuestra culpa, no me quedo más remedio que intervenir.-comentó a la par que las antorchas flameantes se ondeaban de un lado a otro mientras la elegancia de su porte masculino ya no se veía tétrico como antes, estaba mucho más sano, más vivo que nunca y quizá sea por su abuela.-Mis ancestros me pidieron que le dé a Bonnie lo que quería, no creo que hayan sido los míos quienes me han negado la magia. Ya encontraré la manera de que esto no sea eterno.-desvía la mirada al suelo por un momento.-Engañaste a Bonnie, sabias que el muchacho iba a morir. Eres todo menos una tonta Esther…lo leí desde el primer momento donde nos cruzamos. Pediste equilibrio y tus ancestros rompieron la primera tela del velo al traerte de regreso. ¿Crees que no me di cuenta?, yo paso mucho tiempo del otro lado y desde hace meses venia sintiendo a la muerte hacerse débil.-

Los espíritus en el cementerio estaban enojados con la presencia de la rubia en su lecho de descanso pero no por eso les permitió manifestarse, no tenía magia como antes pero la poca que poseía le permitía alejar a los espíritus de ellos, por eso el círculo de sangre, conocido en su aquelarre como la sangre de la diosa.-Puedes llamarme de cualquier manera, menos traidor. Hice lo correspondía hacer, el chico no tenía que morir. La barrera ha caído y deberías tener cuidado. Porque hay muchos espíritus que ahora son libres y que vendrán por ti. Puedes ser la bruja original pero la muerte es una diosa y vendrá Esther…y la magia no les gana a los dioses, créeme.-sonríe de medio lado mientras baja la mirada por unos segundos.-El hechizo está completo, ¿pero sigues aquí?, el equilibrio se sigue rompiendo. No sé qué planes tienes con el profesor Saltzman, pero te daré un concejo de colegas…¿quieres que su voluntad sea tuya?, mata a su novia Jenna y su corazón será tuyo. Pero ten cuidado porque incluso tus propios soldados te pueden cazar.-

-Yo poseo el poder de los ancestros, el círculo que hicimos hace un mes atrás. ¿Crees que me siento poderoso?, no me siento así. Le falle a los míos por ti, y ahora pagaré por eso. Mátame, libra mi alma para que sea atormentada del otro lado. No me resistiré, ni vendrán aliados, ni siquiera hay trucos aquí. No quiero vivir sabiendo que quizá no vuelva hacer magia jamás. Cumple con tu cometido, bruja original, mata al traidor pues así me has llamado.-lanza el bastón fuera del círculo para arrodillarse, abre los brazos para ver el cielo estrellado cerrando los ojos. Esperaba un tajo para desvanecerse, pero acaso, ¿su plan era realmente morir o había algo más?.-

«Me mentiste.»

Esther avanza lentamente hacia él, con ambas manos cruzadas por delante de su torso y expresión paciente, permitiendo que argumente su discurso, y dándole una oportunidad para expresarse. Hasta ahora le ha sido muy útil en sus planes, de modo que qué menos que darle opción de mostrar su punto de vista. Desgraciadamente, Esther comprueba que el joven se ha quedado en la superficie. La expresión de ella adquiere un deje decepcionado. — ¿Has terminado? —inquiere, comprobando que ya no tiene nada más que decir. Garrett parece dispuesto a morir, pero la muerte sería un castigo clemente.

A menos que los Ancestros le sometieran a la tortura que ella hubo de soportar mil años.

En cualquier caso, el brujo todavía le puede ser útil; pero merece su correspondiente escarmiento. — Bien —asiente, confirmando que Birdwhistle no tiene nada más que añadir. Acto seguido, Esther levanta su brazo en un gesto tranquilo, con el puño cerrado. Al abrir y estirar la palma rápidamente, Garrett es empujado con violencia contra la fría roca de uno de los mausoleos del cementerio.

— Si de verdad te crees alguna de las palabras que acabas de decir, mi querido Garrett, es que no has entendido nada —en aquella frase se podría resumir todo lo que Esther tiene ahora para decir. Pero no se detiene—. ¿De verdad crees que quería que el chico muriera? ¿Por quién me tomas, Birdwhistle? —la expresión de la bruja original es compungida—. Nadie más que yo detesta las víctimas colaterales —sentencia—. El chico se encontraba en el lugar equivocado, en el momento equivocado. Demasiado cerca del muerto viviente que, debo añadir, tú mismo te encargaste de utilizar como cabeza de turco durante nuestra fiesta —pasar por alto aquel detalle ha sido bastante hipócrita por su parte.

— Los accidentes ocurren, Garrett —le recuerda, con expresión de cierto pesar—. Yo misma cometí un error durante nuestro hechizo, ¿recuerdas? Es propio incluso de la Madre Naturaleza: la imperfección. Pero, ¿sabes qué no es natural, querido amigo...? La resurrección.

La palma de la mano de Esther, completamente estirada, comienza a cerrarse poco a poco. A medida que sus dedos se mueven, un incesante dolor mental y físico habría de estar acechando el muchacho; lo suficiente como para provococarle un padecimiento intenso, aunque no tanto como para impedir que, por culpa del dolor, el mensaje de la bruja no sea bien recibido. El cuerpo del brujo sigue haciendo presión contra la pared del mausoleo, completamente inmovilizado.

— La única razón por la que estoy aquí —prosigue, mientras continúa cerrando sus dedos poco a poco, avanzando hacia él—, es para cumplir mi misión para con los Ancestros de todas las brujas. No un mero capricho de antepasados familiares —a quienes, por lo visto, Birdwhistle está sirviendo—. La única razón por la que tienes todavía tu poder —añade, terminando de cerrar su puño y apretando con fuerza, aumentando un par de grados más el nivel de dolor mental— es por mi gracia y la suya. ¿Entiendes?

Esther baja el brazo, concluyendo abruptamente el hechizo y haciendo cesar el dolor. El cuerpo de Garrett deja de estar sujeto por el impulso mágico a la pared del mausoleo; el muchacho cae contra el suelo. En este momento, la bruja original se encuentra a un par de pasos de él.

— Confiaba en ti —confiesa de pronto, y en su voz puede percibirse que realmente ha sufrido aquella traición—. Mi aliado más fiel desde el principio... Pero te dejaste corromper por los consejos de los espíritus equivocados. Por supuesto que eres un traidor, Birdwhistle. Y por supuesto —añade—, no eres mi colega —en referencia a su consejo. Lo que hubiese de hacer con Alaric Saltzman de ahora en adelante ya no sería más que de su incumbencia. Está claro que Esther ya no puede fiarse ni de su propia sombra.

Esther se arrodilla frente al cuerpo de Garrett, agarrándole del mentón para obligarla a mirarle. La expresión de Esther es tan tierna y maternal que, en aquel contexto, resulta incluso siniestra. — Aunque todos a mi alrededor queráis pensar lo contrario, no soy ninguna asesina, viejo amigo —le dice firmemente—. Y aunque lo fuera... la muerte sería un resultado más piadoso del que ahora mereces. No —sentencia por última vez—. No voy a matarte. Me serás más útil muerto que vivo.

Observa como alza la mano no comprendiendo bien hasta que es expulsado contra uno de los mausoleos de manera violenta, cae al suelo con una pequeña herida en la frente y tose sangre, la misma que cae en el círculo que justamente poseía la sangre de los sacrificios. Lentamente esa sangre que cae en el círculo, perteneciente a Garrett se va tornando oscura, como si una gota de tinta negra cayera en el agua más clara. Se queda mirándola, se espera algo como eso, porque Esther podía ser todo lo pacifica que quisiera pero era una mujer que enojaba podía hacer temblar la tierra, sino fuera tan vieja estaba seguro que mataría a su esposo para quedarse con ella, “bonita posibilidad…¿cierto”, pensó en un destello hasta que comenzó hablar de nuevo. De pronto el dolor agónico viene a su mente, pero tiene la fuerza para resistir, al ponerse de pie mirándola mientras su nariz comienza a gotear, la sangre caía al suelo, era la manera de demostrarle que nunca fue y nunca sería un brujo más del montón.

No se puede mover cuando su cuerpo se aplasta al mausoleo, se siente completamente inmovilizado.-Ahhh….-se queja de dolor pero no baja la mirada mucho menos le suplica que se detenga. “Resiste…Garrett…un poco más…” susurraban los espíritus en su oído, y de forma veloz la sangre que rodeaba los símbolos dibujados en la tierra se llenaron de sangre negra, espesa, rara en verdad. El círculo del medio en cambio parecía un pequeño espejo que reflectaba justamente a luna sobre el mismo. Miró a Esther mientras el dolor era cada vez peor. Sus ojos se ponen blancos debido al dolor y la opresión que ella estaba haciendo hasta que de golpe cae al suelo. Respira hondamente para seguir escuchándola, estaba temblando pero no de miedo, más bien porque todo el dolor seguía estando en cada fibra de su cuerpo. Se gira para verla a los ojos, escuchando lo que le dice, que sigue manteniendo sus poderes completamente más fuertes por ella y en parte eso era completamente cierto.

Cuando se arrodilla delante de él trata de retroceder para sentir su mano sobre su mentón, lo que le obliga a verla directamente a los ojos. Se queda en silencio, mientras traga saliva, esa forma de mirarlo estaba claro que no era un gramo de compasión. Suspira haciendo que cada antorcha en el cementerio se apagara quedando ambos en las penumbras, menos la luna que su hermosa luz ahora solo alumbraba el circulo de oscura sangre que parecía moverse.-La resurrección no es un pecado…quienes mueren injustamente pueden volver para tener una segunda oportunidad. El orden natural siempre estuvo roto mucho antes de nuestra existencia. Cada vez que alguien viene con la intención de repararlo, lo arruina…como tu.-suspira por un momento.-Me quitaron todo lo que quería, me hicieron oscuro mucho antes de que yo naciera, los ancestros tus ancestros, todos ellos…eligieron mi destino. Uno será la luz y el otro será el caos..-se empieza a reír en el cementerio para después secarse la sangre de su mentón.-¿Con quién crees que estás hablando?, ¿con brujo que prende velas con un soplido?. No seas ridícula, yo soy el desorden natural más grande que la propia creación de los vampiros…ni siquiera debería estar vivo.-

Se pone de pie para verla desde donde estaba parada.-¿Qué brujo puede ir al mundo de los muertos y quedarse ahí sin sufrir daño alguno?, los Laveau hemos sido guardianes, guerreros, de la muerte desde hace más tiempo en lo que tu madre te limpiaba el culo.-se ríe de costado para prenderse un cigarrillo, mirándola con los ojos completamente negros como la noche.-Tu solo eres apenas la pequeña punta del iceberg Esther Mikaelson, hay un caos mucho más grande que tus pecados. Ahí en las sombras nos está observando.-el ambiente se volvió frío como el mismo hielo el ártico.-Vi lo que sufriste, vi tus tormentos, vi tus miedos, vi tu dolor, y también tu furia.-se acomoda la ropa mientras pasa la mirada a la luna.-No te merecías todo eso, pero cometiste errores que vuelves a cometer…y claramente volverás a fallar..no por mi culpa, sino por la tuya..y cuando estés ahí al borde del desespero…vendré de nuevo…para conducirte al mundo al que perteneces.-observa el camino por el que vino.-¿Acaso piensas que el hechizo era para invocarte?…Con tres comienza tu camino…-miró el círculo, para después observar a la rubia.-Ya comenzó a caminar…con la sangre de los voluntarios…te traemos a casa.-era claro que se trataba de un hechizo de resurrección.-Mi sangre era de los voluntarios…-los vientos se empezaron a agitar, ocasionando que las lapidas una por una se partieran en pedazos.-Cuídate Esther Mikaelson, la próxima vez que nos veamos..no seré yo quien este en el piso arrodillado.-se ríe para esconderse en las sombras, mientras se alejaba su risa resonaba en todo el cementerio, dejando a la luna iluminar el cementerio en su totalidad, estaban parados sobre un pentaculo de resurrección y Esther nuevamente ha sido la llave de Garrett una vez más.-

Las antorchas del cementerio se apagan. Ambos brujos quedan al amparo de la penumbra, desafiantes, enfrentados. Aunque la expresión de Esther es compungida. A pesar de todo, distingue la piedad y la compasión en las expresiones de Garrett; la determinación en sus intenciones. Ella sabe que el brujo no está en lo correcto, pero Birdwhistle se mantiene en sus ideales con firmeza. Aquello es digno de admirar por su parte.

Pero nada más.

— Por supuesto que el orden siempre ha estado roto, Garrett. ¿Por qué crees que existimos nosotros, los brujos? —inquiere, poniéndose en pie—. Somos los instrumentos encargados de restaurar el equilibrio. De poner una tirita cada vez que lo que siempre ha debido ser, se quiebra —los ojos de Esther le observan con cierto brillo de lástima—. Pero, como representantes del equilibrio, somos mortales. Frágiles. Y, hasta cierto punto, humanos. Nos equivocamos... Pero nuestra valía se mide ya no tanto por nuestros errores, sino por nuestra capacidad para repararlos —entorna la mirada—. Representamos el ciclo de la vida, Garrett. Nacemos, vivimos, decidimos... y morimos. Pero a veces, nuestras decisiones, o el caótico arbitrio de nuestros destinos, nos conducen irremediablemente a la muerte. Nadie merece morir de forma prematura —coincide—, pero nadie es tan importante como para romper la rueda del orden natural. Somos todos peones... incluso yo, mi querido Garrett —pues aunque Esther ahora tiene cuerpo presente, respira y se mueve; no ha sido devuelta al plano de los vivos para vivir. Sólo permanecerá aquí mientras cumpla su cometido y, una vez lo haya logrado, volverá al lugar al que pertenece desde hace más de mil años.

La bruja se aleja de su interlocutor unos metros, con la vista perdida entre las columnas y los mausoleos del cementerio. Detiene su discurso durante algunos segundos, escuchando a su compañero, y cediéndole una breve tregua para recomponerse.

— Conozco tu historia —le dice entonces—, y la de tu aquelarre. Por eso, siempre supe que nuestra alianza sería valiosa. Pero los Laveau te hicieron llegar una misión errónea —una misión que, como brujo defensor del orden, realmente no le pertenece. Sin embargo, hoy sabe que es firme en sus convicciones. No importa aquello que la bruja original le diga: no parará hasta cumplir con el propósito de los Laveau, más contrario que nunca a la voz de los Espíritus Ancestrales.

— Lo lamento —le dice simplemente, observándole a unos metros de distancia, con ambas manos cruzadas por delante del torso. En aquella expresión puede resumirse todo. Lamenta el propósito al que los Laveau le han condenado. Lamenta que, finalmente, se haya decantado por el bando equivocado. Lamenta no haber podido convertirse en el símbolo en el que, quizá, Garrett podría haberse aferrado, en contraposición a lo dictado por sus antepasados—. Volveremos a vernos —concluye, con el semblante firme, observando a Birdwhistle desapareciendo en la oscuridad.

Aquello es una promesa.

Y antes de que las antorchas se iluminen a su alrededor, Esther alza una mano, desplazando la sal que compone aquel pentágono, descomponiéndolo. La magia de los Ancestros y la de ambos brujos sigue vinculada entre sí. Debe darse prisa y concluir su tarea, antes de que la magia de los Espíritus sea utilizada para cumplir un propósito impuro por segunda vez.