Había sido un día particularmente duro en el trabajo y quería irme cuanto antes a casa según el horario me lo permitiera. Una vez dejé resuelto todo, quizás no de la mejor de las maneras, me metí en el auto y comencé a manejar rumbo a casa. No es que fuera la mejor de las ideas conducir tenso, pero ahí estaba, era eso o demorarme no sé cuánto tiempo andando, y encima no apetecía mojarme, que sería ya el colmo. No sé por qué me daba por recordar a mis amados padres en situaciones así, pero creo que era un mecanismo de mi subconsciente para que me relajara, que todo iría a estar bien.

Sea como fuere, esto no estaba funcionando bien y algo me daba la sensación de que no iría a estar bien. No era alguien que se caracterizara por manejar mal, todo lo contrario, era un conductor pacífico. Pero hoy, no estaba siendo así. Tenía la visión de túnel, con lo que lo de mirar a los lados lo llevaba regular, y las señales ni se diga. Me había volado una señal de STOP, sin mayor consecuencia, pero la segunda señal sí que la tuvo...

"Un poco de agua no le haría mal a nadie"; pensamiento de cabecera para Hwang Jin Sun que, incluso con la tormenta monumental que se avecinaba, seguía prefiriendo elegir cualquier excusa disponible para mojarse antes que pensar en tomarse un taxi, que sería lo más lógico. Con las cosas de la tienda puestas ya en la mochila y habiendo envuelto esta en un par de bolsas, escuchó a la señorita de la caja preguntarle si no quería le llamara un auto viendo la situación afuera, a lo que el kitsune respondió con una simpática y alegre sonrisa que gracias, pero que no tenía problema con caminar bajo la lluvia. Tal vez eran los vicios de tener un padre y una hermana oceánicos o quizá fuese solo un gusto personal, pero lo cierto era que el agua siempre relajaba las tensiones del beisbolista y cada vez que podía buscaba sitios con río, mar, aunque fuese un pequeño lago, piscinas o de plano quedarse una hora demás en la bañera.

Iba tranquilo, solo pensando en apurar el paso porque su melliza, @Hwang Sun Hee, le esperaba en el departamento que compartían y él tenía lo que fueran a cenar. Distraído como era, había hecho media cuadra mirando para cualquier otro lado menos por donde iba y, al llegar a la esquina, apenas bajar la mirada hacia el cruce de calles, fue que su calma se borró por completo. El choque de los dos autos que se encontraron en medio parecía inminente; el asfalto estaba mojado y uno de los dos parecía no haber logrado meter los frenos a tiempo. Jin Sun reaccionó, entonces, de manera instintiva. Con la vista fija en uno de los vehículos, estiró uno de sus brazos para chasquear los dedos y volver apenas unos segundos el tiempo atrás, lo que en parte lució como si uno de los autos hubiera "retrocedido". Aquello no tuvo ningún sentido y, más allá de haber evitado un accidente, al escuchar a un par de personas sorprendidas y un "¿qué acaba de pasar?" de otro de los transeúntes, el surcoreano estiró otro poco de su capucha para cubrir su rostro, miró hacia abajo y se lanzó a correr lo más fuerte que pudiera en la dirección contraria en la que iba.


—¿¡Cuándo rayos va a dejar de llover!? —Uno de los meseros del Mystic Grill se quejaba a los cuatro vientos mientras tanto trabajadores como comensales veían hacia afuera y escuchaban los primeros truenos. Por su parte, Jin Sun reía por lo bajo ante la indignación de aquel muchacho y volvía a ver hacia la calle, disfrutando del clima tormentoso que se avecinaba. Se preguntaba, mientras tanto, si vería a @Matt Donovan llegar empapado en cualquier momento y si @Maxon Roy lo desheredaría por cenar en el Grill y no en su restaurante.

En síntesis, estaba en su propio mundo mientras se terminaba sus papas fritas e ignoraba por completo las llamadas de su manager, haciendo vibrar su teléfono sobre la mesa como loco. Ya ni se acordaba de lo ocurrido días atrás con el casi choque, por eso mismo no podía saber que allí, en ese mismo momento, estaba también otro de los protagonistas de la escena.

La consecuencia fue... que no hubo consecuencia. Tan extraño como se lee, porque cuando estaba en curso de colisión con otro vehículo, que llevaba la vía puesto que yo me había comido el STOP, un chico parecía haber hecho algo para que ambos termináramos retrocediendo. Y una vez retrocedido, ni más, pero quería en un momento dado darle las gracias por eventualmente, salvar las vidas de los que estábamos casi chocando. Pero no parecía ser cualquier persona... puesto que me quedó en la cabeza su aspecto, me resultaba muy familiar.

En casa intenté echar memoria sobre lo que había visto, sobre si coincidía con un deportista medianamente conocido porque estaba en los circuitos universitarios. Efectivamente. Un beisbolista de apellido Hwang, en el cual intenté reparar en los días posteriores según fuese posible. Este era destacado, por mucho que no siguiese el béisbol, a poco que uno prestara atención a las secciones deportivas lo veía uno con relativa facilidad, y sus registros estadísticos eran de fácil acceso.

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Posteriormente, días después del (no-)incidente, fui al Mystic Grill a pasar el rato, debido a que no tenía demasiado qué hacer. En una mesa de las presentes puse mi atención, una vez estuve razonablemente cerca pero no encima, porque había lugar, lo primero y lo segundo... creo que era el sujeto que encontré por la calle y evitó esa desgracia. Le pregunté primero que nada, luego de saludarlo: Hola, ¿puedo ubicarme en tu mesa?

Los choques culturales eran cosa de todos los días. Incluso si ya llevaba tiempo en Estados Unidos, habiendo sido criado en una casa tan tradicionalmente surcoreana era esperable que Jin Sun tuviera sorpresas, confusiones e incluso incomodidades por actitudes muy occidentales que no comprendía. A pesar de esto, el chico se había esforzado por encajar en la sociedad norteamericana y lo había logrado bastante bien, era alguien sociable y abierto a los cambios que sabía adaptarse con cierta cintura. Lo que nunca le resultaba del todo entendible era que tanta gente le hablara en la calle o cualquier sitio público cuando no lo reconocían; estaba acostumbrado a fans, periodistas y chismosos (incluso a los famosos haters), pero no al hecho de que cualquier desconocido, sin intenciones de pedirle un autógrafo o una primicia, de repente se dirigiera a él.

—¿Mnh? ¡Oh...! Sí... Sí, claro, siéntese. —Por todo lo dicho antes fue que el chico tardó en reaccionar ante el pedido de aquel joven que se había acercado, finalmente aceptado y concediéndole el lugar sin mayor problema, solo un poco nervioso de interactuar con alguien que no conocía—. Ah, perdón, voy a apagar esto o nos volverá locos a ambos —añadió, refiriéndose al móvil que no paraba de vibrar. Dicho esto, tomó el aparato y le quitó también la opción de vibración, tirándolo luego dentro de su mochila aunque un poco contrariado al respecto. Si Sun Hee, Maxon o cualquier amigo le escribían en ese tiempo no se enteraría, pero ya estaba harto de las llamadas de su mánager—. Ya están un poco frías, pero ¿quiere? —concluyó dirigiéndose al extraño, acercándole la bandeja con papas fritas a la que ya no le quedaban demasaidas.

El chico se lo había pensado mucho para darme el asiento y máxime que en ese momento el local no es que contase con demasiado espacio, sin embargo terminó dándolo, no sé por qué, quizás era alguna manía suya. No dije mayor cosa porque antes debía estar agradecido de encontrar lugar. Aparte cuando me senté, se tomó la molestia de silenciar por completo su teléfono y guardarlo, aparte de quererme dar parte de sus patatas, aunque ya estuviesen como estaban. Anda, qué detalle, muchas gracias - le dije con una sonrisa.

Estaba bastante reducido el bol de patatas pues quien me invitó ya se había comido gran parte del contenido del mismo. No importaba, comida era comida. Conforme terminé con lo que estaba, le dije, casi como en secreto: Gracias por lo del otro día. Me salvaste la vida. - porque no sabía qué tan reacio era a que le agradecieran estas cosas.