¿Dónde conseguir información, si no es en un lugar en el que el alcohol nunca deje de fluir, ni por ende, la gente deje jamás de hablar?

Rousseau's es uno de los locales más frecuentados en el corazón del Barrio Francés, y aunque Maeve apostaría que no se debe tanto a su encanto como a su estratégica ubicación, no ha dudado en pasarse por allí. Sobra decir que, cumpliendo con las precauciones que ella misma le ofreciera a @Azumi Tsukino —conocida por ella como Kimiko—, se está asegurando de mantener un perfil bajo y de no llamar en demasía la atención.

Al fin y al cabo, la ciudad pertenece ahora a los brujos... y al parecer, no atraviesan precisamente su mejor época frente a los que son como ella.

Así pues, tomando asiento frente a la barra, Maeve llama la atención del bartender, y no pide sólo su copa—: Estoy buscando información sobre los métodos de... cierta mujer.—Dice entonces, sin entrar demasiado en los detalles.—¿Te suena el nombre de @Rayna Cruz?

Un viaje rápido a Mystic Fall antes de regresar para quedarse unas semanas en Nola. Necesita averiguar alguna cosa más antes de volver de nuevo y avisar a los demás miembros de su familia de la situación actual con Rayna Cruz. Sus viajes aún tienen que llevarla a investigar más cosas, aunque ya tiene claras algunas de ellas.

Por eso ha decidido quizás acabar en aquel lugar. Es un sitio muy frecuentado de la ciudad, donde suele encontrarse a personas metiendo sus intereses en los de otros, y no tarda en ser así en cuento se acerca a la barra, justo a tiempo de escuchar el susurro de aquella mujer.

Preguntas al bartender que seguramente él no sepa responder pero que Valerie sin duda si. Es por eso, por escuchar aquel nombre por lo que siente la curiosidad necesaria para acercarse y responder, por el contrario—. No creo que este buen hombre conozca a esa mujer —habla lo suficiente alto para saber que ha sido escuchada. Está claro que, si pregunta por Rayna, sabe lo que es ya que se dedica.

Lo que automáticamente la delata. Lo que las delata a ambas en realidad. Pero a Valerie eso es algo que no le importa, porque si es alguien que necesita saber sobre Rayna Cruz, puede ser, en un principio una aliada contra la Cazadora.

«No creo que este buen hombre…»

Aquellas palabras no llegan de parte del individuo tras la barra, sino de una mujer rubia que no duda en acercarse a ella. Maeve mueve la mirada hacia aquella, con una ceja arqueada y la expresión teñida en desconfianza… y a la par, curiosidad. —¿Has oído hablar de ella?—Inquiere, pese a que, a juzgar por su seguridad, así debe ser.

Habiéndose percatado de que ambas mujeres han iniciado una conversación, el camarero marcha para atender a otros clientes, mientras Maeve le hace una señal a la susodicha para que tome asiento a su lado. —Puede entonces que tú me puedas ayudar.—Y espera que así lo haga o, de otro modo, duda que hubiera intervenido en la charla en un primer lugar.—Llevo estos últimos días investigando al respecto, haciendo preguntas… pero nadie me ha sabido responder.—¿Tal vez ella sí tenga más información?—Estoy… tratando de averiguar, cómo un vampiro marcado puede librarse de la marca de la espada fénix.—El arma con la que Rayna Cruz se desenvuelve, y que terminó condenando a dos de las personas más importantes para Maeve.

El ingobernable Miklos Pálffy… y el joven y generoso Georgie.

— Ojalá pudiese decir que no —responde cuando la contraria pregunta si ha escuchado hablar de la Cazadora—. Pero se quién es porque mi familia y o llevamos huyendo de ella mucho tiempo —añade recordando aquel tiempo en el que Beau fue marcado y Julian enviado al interior de la Pierda Fénix.

Sencillamente, Valerie está buscando también otras cosas. Entre ellas, la manera de poder unificar a un grupo de personas que tengan algo en contra de Rayna. Porque de alguna manera, piensa que la cantidad puede superar a la Cazadora. Pero por el momento, se limitará a dar la información necesaria para saber quién es la contraria y que busca.

— Ese es el problema de los vampiros que quedan marcados por Rayna Cruz. No se puede escapar de su marca. —No al menos que Valerie sepa, porque ella no ha descubierto si puede o no ser posible—. Conozco personas, que han estado marcadas y su final ha sido siempre el mismo, lo siento —añade con cierto pesar—. Igual que siento que hayas estado perdiendo el tiempo para descubrir que aquello que buscas no es posible. —Se compadece. Y lo hace de corazón, porque no le desea a nadie lo que ella misma ha padecido a través de Beau. Lo que su familia padece con el regreso de la cazadora.

Maeve toma una respiración profunda. —Lamento vuestro destino.—La vampiresa ha escuchado historias sobre Rayna Cruz, y también de aquellos que han sufrido la desgracia de acabar bajo el yugo de su Marca. Apenas puede imaginar el horror de la huida; el sentimiento de constante paranoia...

Sin embargo, aunque la morena ha visto en la rubia cierto rayo de esperanza, su esperanza dura poco. El mensaje que su interlocutora trae para ella, resulta ser del todo... menos halagüeño.

«No se puede escapar de su marca...»

—Pero, ¿cómo puede ser posible?—Inquiere, entornando la mirada.—Dicen que toda magia tiene una fisura... y la Marca de la Cazadora debe tratarse de algo mágico. En todo este tiempo, ¿de verdad nadie ha logrado esquivar ese destino?—Es una cuestión de estadística.—¿Qué hay de dar muerte a Rayna Cruz?—Pregunta entonces, buscando opciones.—Si consiguiera acabar con ella, la Marca habría de desaparecer, ¿cierto?—Se niega a creer que aquel viaje, y toda su investigación... ha sido en vano.

Miklos aún merece tener alguna opción.

Ha encontrado esperanza en muchas ocasiones a lo largo de su vida. Pero esa esperanza nunca ha pasado por acabar con la Cazadora. Valerie en realidad nunca ha tenido certeza alguna de que pudiesen hacer algo. El hecho de querer luchar ahora radica en la necesidad de querer seguir viviendo. Por eso, ha empezado a hacerse preguntas.

— Yo no he encontrado esa fisura todavía —reconoce tras lo cual suspira pesadamente—. No conozco a nadie que haya conseguido sortearla. —Al fin y al cabo, ella y su familia pasaron mucho tiempo encerrados en el mundo prisión y debido a ello desconocieron el mundo durante tanto tiempo… no puede saber nada de eso—. Tampoco conozco a nadie que haya sido capaz de derrotarla. Creo que… nunca nadie que lo haya intentado ha sido capaz y además… me temo que parte de la magia con la que fue creada, le permite regresar después de morir —añade finalmente.

Es información que puede resultar relevante a la contraria, pero… Valerie tampoco quiere que otros sufran el destino de su familia asique, es quizás por eso por lo que está manteniendo aquella conversación. Por eso o porque la contraria al igual que ella tiene una familia a la que proteger. SI consiguen aliados… quizás puedan encontrar esa fisura que ha mencionado la contraria.

Las palabras de la mujer resultan de todo, menos alentadoras. Los labios de Maeve se aprietan hasta convertirse en una fina línea. En verdad, no le ha dicho nada que no haya escuchado antes —que la condena de Rayna Cruz es irremediable; que nadie, desde que se sabe de ella, ha logrado vencerla—, pero la vampiresa se niega a perder la esperanza.

Se niega a creer y aceptar que @Miklos Pálffy esté condenado. —¿Regresar después de morir?—Inquiere, sin embargo, ante aquel último —y nuevo—, dato.—Pensaba que...—La mente de Maeve empieza a trabajar a toda velocidad, recordando toda la información que ha podido recabar sobre la infame mujer.—Pensaba que Rayna era humana.—O casi humana.—¿Cómo algo así puede ser posible? Sólo los brujos son capaces de lograr una resurrección...—Y ni siquiera todos los brujos pueden hacerlo. Sólo queda una alternativa.—Eso significa que... algo o alguien, se encarga de hacerla volver.—De modo que Maeve podría tener algo por lo que empezar.

Encontrar a ese algo o alguien. ¿Qué opina, no obstante, aquella desconocida de sus teorías?

— Y lo es —responde Valerie—. Rayna en esencia es humana pero cuando fue modificada con la magia que le dio sus habilidades, al parecer también hicieron algo más. —Y ese algo es mantenerla con vida aun cuando muere. Lejos esta la hereje de descubrir que incluso esas vidas pueden llegar a ser limitadas.

Lo cierto es, que incluso ella que ha estado investigando sabe poco de Rayna. Habiéndose pasado la mayor parte de su vida en el mundo prisión las cosas no han sido fáciles cuando ha tocado ponerse a descubrir lo que estaba pasando a su alrededor. Y es un hecho que las cosas se complican cada vez más.

— Apostaría por más bien algo —responde ante las suposiciones de la contraria—. Dudo mucho que Rayna tenga una niñera, pero un objeto que le permita regresar… —Eso es otra historia. Pero una buena por la que quizás incluso ella podría comenzar a indagar. Parece que la curiosidad de aquella vampiresa puede llevarlas a ambas a buen puerto.

—Entiendo.—Aunque sólo lo hace a medias. Desgraciadamente, Maeve no sabe sobre brujos o magia lo suficiente como para controlar de la materia.—Algo... ¿Te refieres a un objeto mágico? ¿Algo creado por un brujo?—La expresión de Maeve luce esperanzada. Al menos siente que aquel encuentro fortuito puede ser más provechoso, pues está logrando algo de información de la que tirar.

—Has sido de gran ayuda. De verdad.—Le sonríe a su interlocutora.—Pese a que aún no me has dicho tu nombre.—Y aunque aquella información no es vital, puede que sí le convenga saber a quién dirigirse... para agradecérselo, llegado el momento.—Soy Maeve.—Se presenta acto seguido, siguiendo un intercambio justo, y tendiéndole una mano para estrechársela en señal de camaradería.

No las tenía todas consigo, pero al parecer, ha conseguido encontrar información valiosa... y a cierta aliada en Nueva Orleans.

— Eso mismo —concede finalmente devolviéndole la mirada—. Los brujos pueden imbuir un objeto de magia y esa magia quizas es la que la trae de vuelta —deduce pues en el fondo ella, pese a tener magia jamás ha conocido objeto tan sumamente poderoso, pero si otros. La piedra fénix… la espada fénix. Su combinación es mortal asique, ¿Por qué no algo que ayude a Rayna a regresar cuando muere?

No es que Valerie quiera dar información gratis, sencillamente aquella mujer la ha pillado de buen humor y no le ha importado compartir aquella información. Principalmente porque ella misma necesita ojos en Nueva Orleans. Allí es donde esta Beau asique… si puede tener aliados que lo protejan de ser necesario…

Aunque sencillamente no está buscando una guardaespaldas para su hermano. Tampoco alianzas, pero al parecer es lo que ha encontrado esa noche—. Valerie —responde finalmente tras observar su mano. Estrecha la misma de forma decidida—. Has tenido suerte. Normalmente no comparto esta información con desconocidos —bromea con una sonrisa—. No obstante, parece que necesitabas esta información porque te preocupa algo —O más bien alguien. Porque quien pregunta por Rayna sencillamente es porque tiene alguien a quien salvar.

—Valerie.—Repite el nombre, como queriendo hacer un ejercicio de memorización. Se esforzará por recordarlo.—En ese caso, puedo considerarme afortunada.—Porque ha venido hasta Nueva Orleans en busca de respuestas, y sin la ayuda de la rubia, es probable que hubiera tenido que volver a casa con las manos vacías.

Miklos merece algo más que eso. —Alguien... importante para mí, ha sido marcado.—Le revela finalmente.—Vine a esta ciudad en busca de respuestas. Dicen que los brujos proliferan en Nueva Orleans, y tenía la esperanza de encontrar más información sobre Rayna y su magia...—Y, aunque recibió aquella información de alguien que no esperaba, ahora puede afirmar y confirmar que la misión ha sido un éxito.—¿Eres una bruja de la ciudad?—Inquiere entonces, más por curiosidad de saber más sobre la persona que la ha ayudado. Minutos atrás, mencionaba que Rayna los persiguió a ella y a su familia, pero...

En fin: pudiera ser que los suyos sean vampiros, y ella sea una especie de druida. Hoy día, no puedes dar nada por sentado.

— Yo también… tengo un ser querido marcado por la Cazadora —responde, suspirando pesadamente. Pensar en Beau como un ser querido sigue siendo fácil aun cuando sabe que a la inversa puede no ser así—. Esa mujer es… un monstruo sin corazón ni sentimientos alguno. Es letal… implacable. —Es quizas una forma de decir que una vez marcado no es capaz a su control.

Y sin embargo aquella mujer ha conseguido llamar no solo su atención si no tambien ocasionas cierta empatía en el corazón de Valerie—. Oh, me he establecido en esta ciudad hace poco… provengo de un pequeño pueblo en Virginia, Mystic Fall —dice sin saber que precisamente estaba más cerca de Maeve de lo que hubiese pensado—. Mi familia y yo somos… en cierta manera brujos —añade sin terminar de revelar su condición de hibrida.

Era irónico que en casos como ese tuvieses que desplazarte para conocer a alguien a quien siempre habían tenido casi al lado—. Quizas… ahí algo más que pueda hacer por ti —añade pensativa—. En el pasado un miembro de… mi familia —la palabra sale de su boca forzada. Valerie jamás había considerado así a Julian. Y nunca podría hacerlo, pero no encuentra otra forma de describirlo—. Fue atacado y acabo en el interior de aquella piedra… pero, conseguimos sacarle —recuerda aquella noche con un tremendo dolor en el pecho—. Busca la piedra del alma… si tu ser querido acaba en la piedra fénix, la piedra del alma y el hechizo adecuado… puede ayudaros —finaliza. Esa es finalmente toda la información que puede darle, porque es todo lo que Valerie sabe hasta el momento.

«Esa mujer es… un monstruo sin corazón….»

Y, aunque Maeve no tiene el placer de conocerla personalmente, no puede estar más de acuerdo con su interlocutora. Confirma con un asentimiento ante sus lúgubres afirmaciones, dejando escapar un suspiro. —Mystic Falls…—Sonríe con camaradería.—Definitivamente, Valerie, el destino quería que nos encontrásemos de un modo u otro.—Le dice entonces.—Hace algunos meses que me encuentro asentada en Grove Hill.—Un pequeño pueblo del que habrá oído hablar, precisamente por su cercanía con el poblado vecino.

Así que en cierta manera brujos, ¿hmm? Un aquelarre, tal vez. Sea como fuere, Maeve opta por descartar las preguntas indiscretas. —Piedra del alma.—Repite, esforzándose por recordarlo.—Has sido de gran ayuda.—Concluye, llena de gratitud.—Investigaré entonces cómo dar con esa... piedra del alma.—Ya tiene un nuevo hilo del que tirar.—De verdad... gracias. Espero volver a coincidir contigo pronto... y que la suerte nos mantenga lejos de Rayna Cruz.—Luego de concederle sus mejores deseos, Morganach dirige una última mirada a su interlocutora, antes de abandonar el bar.

Debe encontrar a Kimiko cuanto antes e informarla de lo que ha descubierto.