Nueva York.

Tiene un mal presentimiento.

Cuando recibió aquel breve mensaje, supo al instante que se trataba de ella. Jamás imaginó que volverían a encontrarse, pero aún menos que sería la propia Valerie quien propiciaría aquel encuentro... y es consciente de que ha tomado una decisión arriesgada. Marchar sin hacerle saber a nadie, ni a Malcolm, ni a Julian, su destino ni con quién se reuniría, podría dejarla por completo a su merced...

Pero conoce bien al amor de su vida: el vampiro no querrá concederle una sola oportunidad a quien una vez, fuera su primera hereje. Julian le daría muerte antes de que Valerie tuviera siquiera oportunidad de pestañear... pero Lily quiere escucharla.

Necesita escucharla porque, sea lo que sea que tenga que decirle... ha de ser importante.

Valerie ha elegido una bocacalle de una de las avenidas principales: lo suficientemente iluminada y expuesta al ojo público como para asegurarse de que no montaría un espectáculo —sangriento, tal vez—, pero lo suficientemente retirada como para asegurar una conversación con intimidad. Suspira. Cuando llega a la dirección indicada, la hereje ya la está esperando.

—No tenemos mucho tiempo.—Le advierte, manteniendo una voz neutral, porque es cierto: Julian no tardará en percatarse de su ausencia y, para entonces, Valerie ya debe estar muy lejos de allí... por su propio bien.—Te sugiero que lo que tengas que decir... me lo digas cuanto antes.—Está dispuesta a escucharla.

¿A creerla? Quién sabe.

Nueva York.

Se está poniendo en peligro, lo sabe de sobra. Pero es ella quien tiene que ir para demostrar que lo que hace semanas hablo con Mary Louise y Nora es cierto: tienen una tregua.

Una que pasa por una alianza contra un pasado común. Contra una amenaza común: Rayna Cruz.

Valerie se ha encontrado con Oscar en Mystic Fall y sabiendo que él no ha sido precisamente fácil de encontrar por sus hermanos, Valerie ha tomado la decisión de contarle lo que ha ocurrido, y el a se ha tomado la libertad de aparentemente creerla. Es por eso por lo que quizas le ha dicho dónde encontrar a Liliam.

Sin embargo, Valerie sigue notando algo extraño. Oscar parecía no querer ir a ver a Liliam en persona, y no puede evitar preguntarse porque… algo, ha tenido que pasar en la familia. Y debe ser algo grave más allá de sus situación.

— En nuestra familia el tiempo nunca ha sido precisamente algo a nuestro favor —responde con ciertas nostalgia ante las palabras de la que antaño considero su madre. Quiere seguir haciéndolo, pero no puede. En el fondo, sigue decepcionada y sabe que a la inversa es igual. Por eso no hay preguntas para saber cómo se encuentran la una o la otra. Valerie no puede evitar sentir un Déjà vu de aquella última vez en la que vio a Liliam para advertirle de la muerte del mayor de sus hijos—. Seré breve. Tenemos problemas —pluraliza y antes de ser interrumpida añade—. Rayna Cruz está de regreso, y Darvolya… también. Nos han atacado hace semanas. —Y si es precisamente ella la que está allí es porque las cosas no han salido bien.

«Seré breve...»
«Rayna Cruz está de regreso, y Darvolya… también.»

Lily contiene la respiración a causa de la impresión. No esperaba buenas nuevas ante semejante reencuentro, pero tampoco malas noticias de semejante calibre.

Relamiéndose los labios, la pelirroja Salvatore vuelve brevemente la vista. Definitivamente, no estaba preparada para enfrentarse a algo así. Contra todo pronóstico, Lily y los suyos lograron construir un hogar en Nueva York; un hogar que está a punto de desmoronarse. —Me temo que eso explica que Beau no me devuelva los mensajes.—Lily envió a @Beau N. Sautier para dar con Oscar, cuyo paradero —según los hechizos de localización—, quedaba en Nueva Orleans. Desgraciadamente, no ha sabido nada de él desde entonces...

Y no: no ha dudado de la palabra de Valerie. A pesar de las mentiras y de la profunda decepción, no lo ha hecho. Después de todo este tiempo, Lily conoció —o creyó conocer— a la joven Valerie. No habría tenido por qué tomarse tantas molestias en venir a Nueva York... para traer consigo tan sólo mentiras.

—¿Las chicas...? ¿Oscar, Beau...?—Confirma en plural, que los suyos han sido atacados, por lo que supone que Valerie ha tenido la oportunidad de verlos. La pregunta es: ¿estarán bien?

— Mary Louise y Nora llevan meses en Mystic Fall… Beau estaba en Nueva Orleans buscando a Oscar —resume cuando pregunta por cada uno de ellos. Al menos todo lo que ha dicho es todo lo que ella sabe—. Pero las cosas se torcieron cuando Rayna Cruz apareció en Mystic Fall. Estábamos intentando encontrar un amanera de enfrentarla. —El contactar con Liliam era cosa de los demás no de ella.

Porque al fin y al cabo de todos ellos, ¿cómo iba a ser precisamente Valerie la que acabase haciendo aquello? Todavía no sabe porque Oscar precisamente le ha pedido eso a ella, pero… puede suponer que quizas es porque no se termina de fiar que ella fuese a buscar la manera de sacar a sus hermanos de allí. Pero poco le importa, ya no espera que la entiendan siquiera.

— Estábamos reuniéndonos en Mystic Fall cuando nos atacó el clan de Darvolya y… —la rubia chasquea la lengua con crispación—. Estábamos a punto de demostrarles porque nos llamas raza superior y aparecieron… un grupo de personas… se los llevaron a todos —continúa suspirando. Hace una pausa. Porque no sabe si creerá algo de todo aquello. Y peor aún, si creerá que el propio Oscar ha sido quien la ha mandado a buscar a su madre.

La expresión de Lillian inspira preocupación, pero la sombra de la decepción se vislumbra ligeramente en su ceño fruncido. Hace semanas que sabe que las chicas y Oscar la desobedecieron —los hechizos de localización de Malcolm les encontraron en ciudades separadas, y Beau en particular fue enviado en busca de su hermano. Las palabras de Valerie, no obstante, actúan como una confirmación que una parte de su corazón no deseaba escuchar.

Confío en los tres herejes. Le prometieron que se mantendrían juntos, que se protegerían los unos a los otros… Confió en ellos. Y defraudaron su confianza.

Por desgracia, el desarrollo de los acontecimientos se vuelve más complicado y preocupante a medida que Valerie avanza en la narración. ¿Lograron reunirse pero fueron atacados? ¿Marena Darvolya está también en Mystic Falls? ¿Un grupo de personas? —Dios…—Lily se lleva sendas manos al rostro, en un gesto inconsciente. La situación es peor, mucho peor de lo que se imaginaba.—Jamás debí permitir que marcharan de Nueva York.—El ramalazo de culpabilidad se cierne sobre ella sin tregua. ¿Qué clase de madre ha demostrado ser, permitiendo que se expongan a todos aquellos peligros sin su compañía y supervisión?

No obstante, Lily toma una respiración profunda, tratando de recomponerse. Es momento de tomar acción: deben solventar todo aquello, y deben hacerlo por orden. —Dices que unas personas se los llevaron. ¿A los cuatro? ¿Qué clase de personas? Necesito que seas más específica, Valerie.—Le ruega, insistente.—Cualquier pista podrá serme de ayuda para ayudarlos.

Y en ese momento precisamente llegaba la parte complicada. Explicar porque sabía tanto sin terminar de creer que Lilian confiaría del todo en ella. Valerie suspira pesadamente. Aquello tambien es complicado para ella misma. Quizas porque siente que no tuvo más opciones que abandonarlos.

— Llegaron con gas de verbena. Los vampiros de Darvolya escaparon y creí conveniente hacer lo mismo, al menos para buscar ayuda —puede creerla o no pero no lo hizo por egoísmo o por salvarse a sí misma, lo hico precisamente por lo que acaba de decir—. Estaba intentando averiguar quiénes eran hasta que… Oscar apareció en Mystic Fall tambien. Al parecer… el grupo responde al nombre de… la Armería —revela finalmente.

Puede que darle la información en pequeñas dosis no sea buena idea, pero tampoco ella se encuentra cómoda con aquella situación, por eso quizás le cuesta comunicarse de forma directa—. Oscar está vigilando que no les hagan daño alguno hasta que tu llegues. Te está esperando —añade finalmente. Con todo aquello, Valerie ya ha cumplido y no pretende quedarse mucho más tiempo allí. Sabe —por la propia Liliam, que Julian podría aparecer en cualquier momento.

Toma una respiración profunda, tratando de calmarse. Bien: al menos ya sabe la verdad, de modo que podrá encontrar la forma de actuar... y de hacerlo, con rapidez. Las sospechas de Valerie y las investigaciones de Oscar llegan a una conclusión que obliga a la vampiresa a entrar en estado de tensión. —No.—¿La Armería?—No puede ser posible. La Armería... fue destruida.—O al menos, esas fueron las últimas noticias que Lillian y los suyos conocieron antes de abandonar Mystic Falls para siempre...

Pero la eternidad nunca es tan longeva como queremos pensar. —Si lo que dices es cierto —y aunque Valerie no debería tener motivos para mentirla en esta ocasión, por desgracia, ya no puede fiarse por completo de ella—, tenemos poco tiempo. La Armería no solía ser conocida por ser benevolente con sobrenaturales.—De hecho, puede que sólo les dejen con vida semanas, o incluso días... eso, si damos por hecho que sigan todos vivos.

Aunque Lily no pude permitirse pensar que no sea así.

—Partiremos a Mystic Falls tan pronto como podamos y localizaré a Oscar.— Por ahora, no les queda otra alternativa.—Y Valerie... gracias.—Puede que en el pasado, atentase contra la vida de Julian... pero hoy, ha movido ficha para salvarle la vida al resto de su familia.

Y Lily no lo olvidaría.