Fin de año. Podría decirse que siempre han sido festividades agradables para pasar en familia. Sin embargo, su relación actualmente está tintada por las acciones que llevo a cabo cuando se separaron de Liliam. Y puede que su madre tarde más tiempo en perdonarle del que él piensa. Parece que una pequeña e invisible barrera se ha levantado entre ambos, pero no le ha costado tampoco encontrarla.

— Se que no sirve de nada decirlo, pero… puedes estar tranquila. No va a pasarnos nada —comenta cuando se encuentra a su altura, poniéndose en uno de sus laterales—. En realidad, nunca has dejado de estar pendiente de nosotros, ¿verdad? —pregunta, creyendo saber la respuesta. Al fin y al cabo, Liliam es lo más parecido que ha tenido a un madre y una madre protectora.

Puede que eso les haya gustado más o menos a todo ellos, pero en el fondo han sido una familia por mucho tiempo, no tiene sentido negar la evidencia que ha vuelto nuevamente a encarrilarles en el mismo tiempo de vida—. Otro año más… que se acaba —susurra observando el árbol de navidad y en las lejanía el reloj que anunciara las campanadas—. Parece que ha pasado una eternidad desde la última vez. —La última vez que celebraron la navidad en familia.

—No es que no confíe en ti, Óscar.—Le sonríe al reconocer su voz, volviendo la mirada para contemplarlo. El suspiro que Lillian deja escapar es pesaroso y poco esperanzador; resultan irónicas sus palabras a pesar de sus circunstancias, pero no por ello son menos ciertas.

No importan las rencillas o desacuerdos temporales: siguen siendo una familia. —Pero... después de lo que ha pasado, no puedo dejar de preguntarme cuándo sucederá. Cuándo ella volverá a por todos nosotros.—Hace tan sólo unos pocos días, Rayna Cruz consiguió encontrarla. La habría atrapado en su Piedra Fénix, de no ser porque @Damon Salvatore apareció en el momento preciso...

Su primogénito. El hijo biológico del que renegó después de tantos años... Se sacrificó, por ella.

La culpabilidad se ha convertido en los últimos días en una pesada carga de la que ni siquiera Julian ha conseguido obligarla a desprenderse. —En cualquier caso, tienes razón.—Añade, tomándole del brazo para engancharse a él, sonriéndole con cariño.—Nunca he dejado... ni dejaré de estar pendiente de todos vosotros.—Lily hará cuanto esté en su mano para proteger a su familia.

Aunque ello implique cruzar toda clase de inmorales límites.

—En realidad, sí parece que hubiera pasado mucho tiempo, ¿verdad?—Inquiere, con la expresión nostálgica.—Echo de menos Nueva York.—Admite finalmente.—La gran manzana, el bullicio, las luces... Pareciera pertenecer a otro mundo.—Y lo cierto es que en su último Año Nuevo, vivido precisamente en aquella ciudad... Lily y los suyos llegaron a sentirse realmente plenos y felices.

Habría dado cualquier cosa por volver a aquellos tiempos.

La amenaza esta con ellos, latente como nunca antes, y Oscar ha sido consciente de lo mismo poco después. Sin embargo, Oscar sabe que ahora que están juntos puede que haya alguna solución—. Valerie dice que hay un límite en sus resurrecciones —añade sutilmente. Sabe que mencionarla puede no ser buena ide apero en el fondo su hermana ha sido de ayuda en ese momento, al menos en esa ocasión—. Reconozco que me gustaría que ella tambien estuviese aquí, pero sigue sin dar su brazo a torcer —añade finalmente. Siempre han sido muy cabezotas, todos ellos lo han sido siempre. Ninguno va a dar su brazo a torcer.

— Yo también echo de menos esa época en Nueva York —concede finalmente apoyando su mano en la mano contraria que ha quedado alrededor de su brazo—. Y tambien… echo de menos Nueva Orleans —revela finalmente—. Tenía… un trabajo que me gustaba y una vida tambien allí, y reconozco que me gustaría conservarlos —si se van a sincerar cuanto antes lo diga, mejor—. Pero sé que tenemos que estar juntos —añade con resignación.

Porque si, se ha resignado a que después de las vacaciones solicitadas tendrá que decir en el hospital que debe darse de baja, renunciar a su trabajo y a todo lo que ha podido construir durante ese tiempo en la hermosa ciudad que lo acogió con tanta calidez aun con todos los problemas que había en la misma—. ¿Por qué no nos marchamos? —pregunta entonces girando la cabeza y buscando su mirada—. ¿Vamos a intentar combatirla?

—¿Un... límite en sus resurrecciones?—Le pregunta entonces, entornando la mirada con cautela. Valerie no llegó nunca a revelarle aquella información. La pelirroja se relame los labios, pensativa.—Debo admitir, que... en ocasiones, también la echo de menos.—Al fin y al cabo, se conocieron en un momento de extrema vulnerabilidad de la propia Lily: cuando se hallaba interna por tuberculosis.

Valerie siempre fue su pequeña. Su primera hereje, su leal compañera... su vieja amiga. Lo fue... hasta que tomó una decisión que, simple y llanamente, Lily no pudo perdonar. —¿Confías en ella?—Indaga repentinamente, tratando de dilucidar un poco más sobre la opinión que Oscar tiene sobre ella. Lo cierto es que... a día de hoy, ni tan siquiera la propia Lily sabe qué pensar.

Se siente extremadamente confundida. —Vaya, ¿en serio?—Comenta acto seguido, tratando de animarse un poco; su sonrisa resplandece en su rostro.—¿Y de qué trabajabas? Con lo juerguista que siempre has sido, pensé que marcharías a Nueva Orleans para disfrutar de sus fiestas y de tu independencia.—Añade, con curiosidad. La sonrisa de Lillian, desgraciadamente, se empaña, reflexionando sobre sus propias palabras.—Admito que... he estado pensando mucho en todo lo que pasó. Y en ti.—Especialmente, desde su última conversación.—Sé que nos quieres, pero también, que llevas mucho tiempo queriendo vivir tu propia vida. Es Navidad y... estamos viviendo las fiestas en familia —le recuerda—, pero cuando terminen, podrás volver a Nueva Orleans y recuperar tu vida... si es lo que deseas.—Seguir reteniéndole no tiene razón de ser.

No, sabiendo que Rayna Cruz sigue ahí afuera y que, para su desgracia, siendo más, llamarán mucho más su atención. —Aunque me duela reconocerlo... Lo cierto es que Nora y Mary Louise han construido aquí su hogar. No puedo arrebatarles eso.—Ni siquiera en nombre de la Cazadora.—Y ahora que estamos todos aquí... Mystic Falls parece, en realidad, un lugar tan bueno para asentarse como Nueva York.—A decir verdad, mientras Beau siga marcado... cualquier lugar será alcanzable para Rayna.

Sólo es cuestión de tiempo...

— Confío en que puede ayudarnos a dejar de ser las presas de Rayna —responde ante la pregunta de su madre. El tambien echa de menos la familia que tenían antes, pero regresar con ellos solamente depende de la propia Valerie. Y aunque no haya querido ir con ellos, aunque se niegue, Oscar confía en que al menos todos el tiempo que pasaron no ha sido en valde—. Al igual que todos nosotros busca una manera de acabar con Rayna, eso es en lo que confío. —Pero no en ella de forma directa.

Porque quizas todo aquello sea una manipulación, una maquinación. No quiere pensar demasiado en ello porque al menos la muchacha cumplió con el trato y fue a buscar y avisar a Liliam. Si lo hizo fue en parte porque quería darle ese voto de confianza, nada más lejos de aquello. Sin embargo, cuando la conversación cambia de rumbo, Oscar no puede evitar mirar al cielo.

Escuchar a Liliam hablar de lo que tenían antes, de lo que quizas han perdido le hace estremecerse, pero nada como escuchar aquellas palabras de su boca, para darse cuenta de que son una familia que por muchas trastadas que puedan hacerse siempre acabara reunida, siempre acabaran siendo lo que siempre fueron.

— Reconozco que las fiestas de Nueva Orleans están a otro nivel —bromea con una sonrisa en su rostro y un brillo de nostalgia en sus ojos, porque cree que todo eso lo ha perdido—. Pero tambien es una ciudad llena de magia —añade riendo—. Me da vergüenza admitirlo, pero trabajo en el hospital. —Liliam al igual que todos siempre ha sabido la predilección que Oscar tenía por ayudar a los demás, ¿Qué le parecería ahora que su hijo más bromista fuese medico en el hospital? ¿Qué dedicase su libertad a salvar a otros?

Era extraño para todos ellos, pero era una vocación bonita, que no quería perder. Y sin embargo las siguientes palabras de Liliam le hacen girar la cabeza, buscando la mirada de la contraria—. Madre… —susurra sin saber demasiado bien como debe seguir. No sabe muy bien que decir en ese momento y es raro dado que normalmente no suele quedarse sin palabras—. No puedo abandonaros y dejaros solos. No después de todo… no hasta que acabemos con Rayna —responde, aunque en el fondo su corazón alte por la remota posibilidad de no perder lo ganado.

—Supongo que… nuestro pasado trágico siempre nos vinculará a ella.—Valerie formó parte de su familia desde sus inicios, y lo quieran o no, los eventos de Rayna siempre seguirán manteniéndolos unidos a ella.

Puede que Lily… aún no esté preparada para perdonar a Valerie, pero mentiría de no admitir que la sigue extrañando. Siempre lo haría. —No me digas.—La vampiresa recupera su sonrisa a tiempo de que Oscar confiese la profesión que llegó a desempeñar en Nueva Orleans.—Sabía de tus conocimientos médicos —juraría que tuvo oportunidad de ponerlos en práctica en el ejército—, pero ignoraba que te interesase al punto de convertirlo en tu ocupación. Y dime: ¿te gusta?—Añade, no sin cierta curiosidad.—La sed de sangre…—No debe haber sido fácil de dominar en un ambiente en el que esté tan expuesto al elixir carmesí. Lily, en calidad de destripadora, definitivamente habría sido incapaz.

Pero le enorgullece saber que los intereses de Oscar en Nueva Orleans fueron más allá de meros caprichos egoístas, e invirtió su tiempo en una labor noble.

«No puedo abandonaros y dejaros solos…»

Las palabras del hereje llenan el corazón de Lillian de ternura. A pesar de su personalidad hilarante y complicada, es de agradecer comprobar que Oscar sigue siendo tan leal a su familia como el primer día. —En ese caso… será un placer y un honor que sigas con nosotros, Oscar.—La amenaza de Rayna Cruz sigue siendo un fantasma oscuro, una sombra de la que nunca lograrán desprenderse del todo.

Pero, por ahora, están juntos… Y, como familia, despedirán juntos este año, preparados para descubrir qué tiene que ofrecer 2014.

A el tambien le entristece que Valerie acabase saliendo de su familia. Pero lo acontecido no obstante fue demasiado para todos ellos. Aunque Oscar siempre tuvo dudas no consiguió perdonar a su hermana, porque tal y como lo veía el todos ellos habían sufrido, pero, tambien se habían querido y habían cuidado los unos de los otros. Aun le costaba incluso no pensar en aquello y asegurarse de que hubiesen tomado la mejor decisión, la mejor forma de actuar.

— Empezó a interesarme cuando pude ver que hay personas inocentes que no tienen por qué pagar por los crímenes de otros. —Algo que tambien el paso a él en su infancia y a muchos otros que conocido. Incluso personas de su propia familia—. La sed de sangre no es algo difícil de controlar… además, siempre hay bolsas de sangre a mano —añade y esta última apreciación no obstante va dirigida con cierto tono bromista. Aunque podría aprovecharse de eso, no era lo más apropiado.

Sin embargo, el disfrutaba de todo lo que había hecho, de todo lo que había conseguido. Quiere quedarse con su familia, pero no pretende renunciar a lo que ha conseguido. Aún no sabe cómo podrá hacerlo, pero encontrará la manera—. Voy a ir a buscar a las chicas… será bonito ver los fuegos todos juntos —dice al cabo de un rato, notando que la hora del fin de año se acerca, y quiere que estén todos juntos. Oscar sonríe antes de acordar con Lily donde se reunirán todos ellos y sale en busca de sus hermanas y de Beau.