Con el fin de año, en muchas ocasiones llegan las nuevas oportunidades del año nuevo. Un año en el que todo comienza y las personas tienen oportunidad de cambiar. Ella lleva intentándolo un tiempo, aun cuando sigue siendo para muchos una amenaza. Los Tremé… nunca cambiaran y eso es algo que sabe desde siempre, pero no por ello le molesta menos.

Y es quizas por ese afán de provocación que ha vuelto a aquel lugar. Ya fue al cementerio días atrás en busca de algo de paz por su pasado ahora sencillamente se vuelve a pasear por aquel que antaño fue su hogar porque sencillamente se cree en el derecho de hacerlo. Y además, ¿quién podría impedirse? No es que precisamente ella fuese a ser bien recibida en algún momento.

— ¿Te mandan para meterme de nuevo en Fauline? —pregunta en voz alta cuando se percata de la presencia de alguien. Si la están siguiendo es claramente para atacarla, ¿verdad? ¿Qué otra opción podría tener de ser alguien del barrio Treme quien la busca? Eva se gira buscando a la persona de sus sensaciones—. Siempre se ha dicho que el hijo prodigo tarde o temprano regresa a casa —añade cruzándose de brazos, expectante. ¿Qué le depara el fin de año?

Creí que las cosas no podrían ponerse peor dentro de los propios aquelarres de brujos de la ciudad. Pero inocente de mi me había equivocado hasta el punto de no haber esperado encontrar lo que encontré a mi vuelta de aquellos congresos.

Ahora, con el paso de los días, he preferido continuar con aquel perfil bajo, no mostrar mis opiniones ni hacerme notar entre quienes ahora, claramente, controlan y dirigen a todos los brujos de los nueve aquelarres. Podría tener muchas opiniones, unas mejores, otras peores, pero si deseaba recuperar el favor de muchos iba tener que esforzarme en ello.

Es quizás por eso que no reparo en quien tengo en frente hasta que escucho aquellas palabras, hasta que alzo la mirada y me encuentro a la mujer que me observa como si fuese una persona esperando para saltarle desde la sombra. No tardo demasiado en reconocerla, como no hacerlo, es mucho lo que hizo y la mayoría de esas cosas no fueron buenas.

- Sería muy torpe si realmente ese fuese mi cometido. ¿No crees? - Rostro serio, tranquilo, la bufanda tapando parte de mi boca y mis manos ocultas en mis bolsillos. Había demasiado frío aquella noche. - También se dice que siempre vuelve por Navidad. - Demasiadas formas de llamar a la realidad de que Eva Sinclair está en medio del barrio Tremé. - ¿Qué haces por aquí Eva? - Un trono tranquilo. Prefiero no acusar a nadie, ni si quiera a ella, al menos, sin preguntar primero.

Los suyos siempre habían sido precavidos. Es cierto que de haber querido atraparla lo habría hecho si quisieran. Asique lo único que quedaba pensar es que Eva Sinclair ya no era la prioridad de los brujos del barrio Treme. Mejor para ella, aunque eso no hacía que confiase ligeramente en la contraria.

— Esta tambien fue mi casa una vez —le recuerda a la contraria cuando pregunta que es lo que hace ella allí—. Yo nunca quise irme, asique no veo motivo alguno por el que ni pueda volver —añade encogiéndose de hombros—. Además, parece que a la vista está que ya no soy una amenaza para vosotros. —Porque sigue estando allí, porque nadie la ha atacado para devolverla a Fauline. Asique, eso debería ser suficiente señal.

No obstante, tampoco puede decirse que baje la guardia. Hacerlo en una situación como aquella sería una verdadera estupidez. Por eso sencillamente se queda mirando a la contraria y es cuando entonces se da cuenta. Algo ha cambiado en ella. Puede que algo haya cambiado en ambas, porque al fin y al cabo, están hablando.

La contraria habla y mi mirada la observa con cierta atención. Se pasea por su rostro, por su cuerpo, casi queriendo analizar la certeza de sus palabra. No la interrumpo y tampoco digo nada después de que termine. De hecho, allí, en medio de aquel lugar, casi parecemos dos personajes de cualquier novela, enfrentadas en silencio por una sola mirada.

Pero esto no es una novela, es el mundo real. Algo que, por suerte o desgracia, supera en demasiadas ocasiones al mundo que pueda desarrollarse entre las páginas de un libro.

Niego entonces por unos segundos antes de que mi boca salga tras la bufanda, una pequeña sonrisa deja escapar algo de humo blanco de entre mis labios provocado por el frío que hacía aquella noche. Tengo que darle la razón en gran parte de sus palabras, por que la tiene.

- Tenemos que ser consecuente de nuestros actos Eva. Los hagamos con buenas o malas intenciones, las repercusiones pueden no ser de nuestro agrado ni buenas para nosotros. - Solo había que verme a mi misma. A donde me había llevado mi intento por mantener seguros y alejados de violencia innecesaria a todos los brujos del aquelarre

. - Fue tu hogar una vez. Pero la pregunta sería si aún lo sigue siendo. - Alcé una de las manos enguantadas. - Antes de que me interrumpas. No voy a juzgarte en esta ocasión por estar aquí. Por que están ocurriendo demasiadas cosas en este momento. Y creo que ya no soy nadie para echarte de aquí.. - No había sido menor lo que había hecho la contraria pero...ahora mismo nada parece estar en su lugar.

— Yo ya fui consecuente con mis actos. Pague un encierro demasiado largo en un lugar que termina volviendo loco a todo el que entra en él. —Sabe perfectamente a lo que refiere. Por más de diez años estuvo encarrada en Fauline y todo fue… horrible hasta que se volvió placentero y luego… acabo, ella salió y no encontró nada de aquello por lo que había acabado allí.

Le costó demasiado no derrumbarse, no venirse abajo y en ocasiones quiere buscar venganza por aquello que tuvo que pasar a su parecer debido al egoísmo y la falta de visión de otros—. Bueno, hace mucho tiempo aprendí que el hogar es en realidad el sitio donde se encuentran las personas que quieres —responde encogiéndose de hombros—. Y eso no tiene por qué ser reciproco. —Puede que este insinuando que una quiere a los brujos de aquel lugar, pero realidad lo que quiere es recuperarlo para Vincent. Porque sencillamente él quiere. Ella también.

— Y aunque quisieras echarme de aquí, no me iría —recalca con una ligera risa saliendo de sus labios—. Pero es agradable saber que no voy a tener que pelearme con nadie hoy. —Porque sencillamente no quiere hacerlo, y además hay otra cosa que llama su atención—. Parece que hace tiempo que tú tampoco pasas por aquí —cuestiona finalmente esperando a saber si está en lo cierto y si por el contrario Agwé sencillamente cambio su forma de vivir.

Mientras habla la sigo observando en silencio. No se exactamente que busco, pero probablemente sea cualquier indicio de que sus palabras son mentiras o de que pueda ser peligrosa. Es real que no tengo intención de pelear pero tampoco significa que vaya a dejarla hacer algo de lo que pueda arrepentirme luego.

- ¿A todos? Diría que a ti no te veo en absoluto loca. Pero no soy nadie para juzgar únicamente por lo que mis ojos pueden ver. ¿No crees? - Hasta la persona más buena y tranquila a primera vista puede esconder a la persona más peligrosa. Y la persona en apariencia culpable puede ser la más inocente de todas ellas. - Aunque admito que comparto esa visión. - Era quien te importaba al final aquello a lo que realmente quieres proteger. Ni si quiera los ancianos pueden competir por eso.

Podría echarla. Pero ya había dicho que no lo haría y mantenía mi postura. Especialmente por que su pregunta saca una sonrisa de mis labios. Parecía que la información, en aquella ciudad, seguía corriendo como la pólvora. Incluso para quien se ha mantenido alejada de todo. Como yo. - Estuve por trabajo en Canadá un tiempo. - Unas ferias y congreso que parecieron caer como oportunidad perfecta para alejarme de todo esto. - Necesitaba pensar y recomponer mi mente. - No todo podía superarse forma sencilla. - Pero he visto que nada ha mejorado a mi vuelta. - Incluso ha empeorado.

En el pasado Eva no era una mujer que hubiese hecho amigos. Se volvió en contra de su aquelarre y su magia despiadado consiguió que la encerrasen en Fauline. Tambien se volvió loca sí, pero gracias a Vincent esa parte de ella mejoro. Aun cuando en ocasiones quiere ver el mundo arde, sencillamente, se controla.

Siempre y cuando no la provoquen.

— En Nueva Orleans las cosas nunca van a mejorar. Es complicado que lo hagan si el Regente no quiere —responde secamente cruzándose de brazos. Nunca ha sido una persona que se mantuviese cayada, sin expresas lo que piensa o sencillamente obedeciendo. No, Eva no es ese tipo de persona—. Y, sin embargo, no hay nadie que busque el modo de cambiarlo. Como siempre. Es mejor acostumbrarse al cambio —añade encogiéndose de hombros.

Muchos se han rendido. Vincent no. Y ella tampoco. Pero el resto de Tremé parece que, si lo han hecho, así que sencillamente para ella las cosas han cambiado, pero tampoco puede intervenir de forma directa si quiere no ser el siguiente objetivo de quienes en el pasado fueron su familia.

Las palabras de aquella a la que habían llamado loca tenían ahora bastante pero para mí. ¿A caso eso me volvía en loca? No, no lo hacían. Por que no había más loco que aquel que no deseaba ver.

- Tienes razón. No se puede encontrar la paz si no se busca. - Y lo que le habían demostrado en ese tiempo es que solo buscaban guerra para imponerse como aquellos que se encontraban en la cúspide de la pirámide. ¿Pero de que sirve estar arriba si por el camino pierdes a gran parte de aquellos que debías proteger?

- Yo lo intenté. Me apartaron. - Había buscado conseguir una paz que no llegó. Había buscado proteger a mi aquelarre y ello no ocurrió. Siendo sinceros, ello me había llevado a preguntarme si, como ella decía, debíamos limitarnos a adaptarnos al cambio. - Y nada puede hacerse cuando, como dices, todos simplemente le siguen. - Las voces contrarias al actual regente iban siendo ahogadas y eliminadas. Como Héctor.

Aquella, tristemente había sido su vida desde hacía mucho tiempo, muchos años. Por eso mismo fue cuestionada y encerrada. Eva, había hecho lo que hizo con un motivo y tiene claro que de ser necesario sus acciones volverán a ser las mismas. Porque en ocasiones, las situaciones lo requerían.

— Siempre es así. Lo que no interesa, lo apartan, lo humillas y lo destrozan —declara finalmente encogiéndose de hombro como si aquello no le importase. Mentía, en realidad su sangre hervía al recordarlo—. Y la única solución es revelarse. Al menos ellos lo consideran así. Yo lo considero… luchar por la libertad propia. —Una que en ocasiones habia que pelear sin importar como ni por qué.

Asique Eva parece haber encontrado finalmente a una aliada más. Alguien que al menos no está a favor de lo que está haciendo el nuevo Regente. Eso es un punto en común. Que compartan los mismo ideales… ya es un tema aparte. Por el momento Eva tiene lo que quiere—. Me alegro de haberte conocido Agwé. Estoy segura de que podemos encontrar más cosas en común pronto —declara sonriendo, insinuando así que es momento de separarse. Por ahora.