the path we choose
is one of a kind
Hacía varias horas que la noche cayó sobre la ciudad oscureciendo todo a su paso, incluso era algo más tarde de lo habitual en donde como cada noche -o al menos las que podía- recorría las calles en busca de alguien que necesitara ayuda con algún sobrenatural, que no pudiera defenderse del peligro que acechaba en la oscuridad. En su mayoría era algún que otro vampiro que encontraba alimentándose de su víctima, aunque no todo eran sobrenaturales pues en alguna ocasión me había encontrado con humanos que eran atacados por otros humanos por diversos motivos. No hacía distinción con respecto a quién necesitaba ayuda por lo que siempre que podía, o estaba en mi mano, ayudaba a quien no podía defenderse gracias que mi padre desde que era pequeña me enseñó a luchar y a protegerme.
No solo eso, hacía un par de años que me centraba en impartir clases de defensa personal sobre todo eran mujeres las que venían a las clases, quienes más lo necesitaban. Pero esa noche mi objetivo estaba centrado en un vampiro con el que me había topado en varias ocasiones, aunque este era demasiado escurridizo y siempre lograba escaparse antes de que pudiera atraparlo. Había descubierto cierto patrón en sus ataques así que esperaba esa noche poder atraparlo y acabar con su existencia, tampoco quería demorar mucho pues Oda -mi hermana pequeña- me esperaba y odiaba dejarla sola tanto tiempo. Al fin y al cabo era lo único que quedaba de mi familia, solo estábamos las dos para enfrentarnos al mundo.
Las cosas no salieron como lo planeé ya que en mi recorrido por las calles de la ciudad me topé con un hombre que estaba amenazando a una mujer, con intención de robarle. Aunque mi objetivo principal era el vampiro no pude pasar de largo como si nada aun cuando vi que el hombre portaba una pistola, y que un mal disparo podría acabar con mi vida. No lo pensé cuando me abalancé sobre el hombre aprovechando el factor sorpresa o mi velocidad, lo cual me valió para aferrar su mano y elevarla al cielo para empezar a disparar gastando las balas, dándole opción a la mujer de alejarse y huir. Todo se volvió un caos cuando apareció su compañero también con un arma apuntando en mi dirección, la primera bala impactó en mi hombro izquierdo. Supe que debía actuar rápido o no le costaría nada vaciar el cargador como si fuera un blanco fácil.
Hice gala de mis habilidades y de las nociones de lucha que tenía para acabar pronto, reducir a uno e ir a por el otro aunque la jugada me salió no solo con una herida en mi hombro sino con otra en mi costado, más profunda, que demandaba atención. Ni me quedé cuando quedaron inconscientes en el suelo y las sirenas de la policía se escuchaban acercándose desde la distancia, me alejé metiéndome por los callejones para avanzar más rápido presionando con mi mano la herida del costado. Minutos más tarde acabé dejándome caer contra la pared de un callejón, mientras la sangre manaba de la herida.
一Mierda 一murmuré en un tono bajo pues aún quedaba bastante para llegar a casa y no podía -ni debía- llamar mucho la atención. Tomé aire varias veces antes de avanzar para salir del callejón y al girar mi cuerpo se topó de bruces con otro, el choque me hizo tambalear hasta que sentí que tomaba mi brazo para evitar que mi cuerpo pudiera caer. Emití un leve gruñido por el dolor en el costado que seguía apretando con mi mano. No costó demasiado darme cuenta que se trataba de otro lobo y supe que él tampoco tardaría en saberlo, o en oler la sangre que se disimulaba bastante bien por mis ropajes oscuro一 lo siento, yo…. disculpa 一dije con la intención de seguir mi camino.
No solo eso, hacía un par de años que me centraba en impartir clases de defensa personal sobre todo eran mujeres las que venían a las clases, quienes más lo necesitaban. Pero esa noche mi objetivo estaba centrado en un vampiro con el que me había topado en varias ocasiones, aunque este era demasiado escurridizo y siempre lograba escaparse antes de que pudiera atraparlo. Había descubierto cierto patrón en sus ataques así que esperaba esa noche poder atraparlo y acabar con su existencia, tampoco quería demorar mucho pues Oda -mi hermana pequeña- me esperaba y odiaba dejarla sola tanto tiempo. Al fin y al cabo era lo único que quedaba de mi familia, solo estábamos las dos para enfrentarnos al mundo.
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Las cosas no salieron como lo planeé ya que en mi recorrido por las calles de la ciudad me topé con un hombre que estaba amenazando a una mujer, con intención de robarle. Aunque mi objetivo principal era el vampiro no pude pasar de largo como si nada aun cuando vi que el hombre portaba una pistola, y que un mal disparo podría acabar con mi vida. No lo pensé cuando me abalancé sobre el hombre aprovechando el factor sorpresa o mi velocidad, lo cual me valió para aferrar su mano y elevarla al cielo para empezar a disparar gastando las balas, dándole opción a la mujer de alejarse y huir. Todo se volvió un caos cuando apareció su compañero también con un arma apuntando en mi dirección, la primera bala impactó en mi hombro izquierdo. Supe que debía actuar rápido o no le costaría nada vaciar el cargador como si fuera un blanco fácil.
Hice gala de mis habilidades y de las nociones de lucha que tenía para acabar pronto, reducir a uno e ir a por el otro aunque la jugada me salió no solo con una herida en mi hombro sino con otra en mi costado, más profunda, que demandaba atención. Ni me quedé cuando quedaron inconscientes en el suelo y las sirenas de la policía se escuchaban acercándose desde la distancia, me alejé metiéndome por los callejones para avanzar más rápido presionando con mi mano la herida del costado. Minutos más tarde acabé dejándome caer contra la pared de un callejón, mientras la sangre manaba de la herida.
一Mierda 一murmuré en un tono bajo pues aún quedaba bastante para llegar a casa y no podía -ni debía- llamar mucho la atención. Tomé aire varias veces antes de avanzar para salir del callejón y al girar mi cuerpo se topó de bruces con otro, el choque me hizo tambalear hasta que sentí que tomaba mi brazo para evitar que mi cuerpo pudiera caer. Emití un leve gruñido por el dolor en el costado que seguía apretando con mi mano. No costó demasiado darme cuenta que se trataba de otro lobo y supe que él tampoco tardaría en saberlo, o en oler la sangre que se disimulaba bastante bien por mis ropajes oscuro一 lo siento, yo…. disculpa 一dije con la intención de seguir mi camino.
Marzo
10 pm
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the path
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Desde lo sucedido con Arylia, a Lev le costaba mucho conciliar el sueño. Muchas veces, después de su trabajo, salía dar un paseo, independientemente de la hora que fuese, para poder airearse. Asimismo, no deseaba preocupar a Vic, su mejor amiga, que había comenzado a sospechar de él . Si bien ya le había confesado lo ocurrido con Rayna y cómo ésta había aniquilado a su novia ante su impotente mirada, no había palabras que pudiesen calmar su malestar.
No obstante, aquella noche, se encontró desviado por un encuentro fortuito. Al girar en un callejón, su cuerpo chocó con el de una desconocida, una mujer que se tambaleaba a causa de una herida visible y otra oculta, ambas producto aparentemente de un enfrentamiento reciente.
La reacción del lobo fue inmediata, sosteniendo a la mujer para evitar que cayera al suelo. Su entrenamiento como médico le hizo consciente del peligro que corría ella por la pérdida de sangre, mientras que sus sentidos de licántropo identificaron rápidamente la naturaleza sobrenatural de la desconocida.
—Espera, estás herida—le señaló justamente la zona de la que emanaba sangre:—Soy médico, déjame ayudarte—le dijo lo más tranquilo que pudo y con las manos alzadas en un gesto que la invitaba a confiar en él:—Sé que también incluso puedes reconocer mi olor, ¿no es así?—sólo para subrayar aún más aquel lazo sobrenatural que compartían, la mirada oscura del licántropo se tornó ambarina.
—¿Ves? Somos iguales—le sonrió con candidez, aunque su atención seguía enfocada en aquello que la desconocida intentaba taparse con la mano:—Nuestra condición hará que te recuperes rápido, pero es mejor que la vea. Mystic Falls es un pueblo cuyos habitantes cada vez son más conscientes del efecto sobrenatural…—murmuró, sintiéndose de repente muy observado…
¿Habría alguien más por ahí cerca?
No obstante, aquella noche, se encontró desviado por un encuentro fortuito. Al girar en un callejón, su cuerpo chocó con el de una desconocida, una mujer que se tambaleaba a causa de una herida visible y otra oculta, ambas producto aparentemente de un enfrentamiento reciente.
La reacción del lobo fue inmediata, sosteniendo a la mujer para evitar que cayera al suelo. Su entrenamiento como médico le hizo consciente del peligro que corría ella por la pérdida de sangre, mientras que sus sentidos de licántropo identificaron rápidamente la naturaleza sobrenatural de la desconocida.
—Espera, estás herida—le señaló justamente la zona de la que emanaba sangre:—Soy médico, déjame ayudarte—le dijo lo más tranquilo que pudo y con las manos alzadas en un gesto que la invitaba a confiar en él:—Sé que también incluso puedes reconocer mi olor, ¿no es así?—sólo para subrayar aún más aquel lazo sobrenatural que compartían, la mirada oscura del licántropo se tornó ambarina.
—¿Ves? Somos iguales—le sonrió con candidez, aunque su atención seguía enfocada en aquello que la desconocida intentaba taparse con la mano:—Nuestra condición hará que te recuperes rápido, pero es mejor que la vea. Mystic Falls es un pueblo cuyos habitantes cada vez son más conscientes del efecto sobrenatural…—murmuró, sintiéndose de repente muy observado…
¿Habría alguien más por ahí cerca?
- Arylia and Lev:
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Después de lo ocurrido tras la matanza de mis padres y de la manada en los bosques de Noruega, y tras sufrir la pérdida de mi hermano Sigurd, me había vuelto demasiado desconfiada pues sabía que cada quien portaba sus máscaras y que no todos eran lo que parecían ser. Incluso aquellos cuya condición sobrenatural era evidente ya que no se podía determinar cuáles podrían ser sus intenciones, ni discernir qué era verdad o una mentira. Si bien mi principal objetivo era alejarme del callejón donde tuvo lugar la pelea antes de que llegara la policía, encontrarme -o más bien chocarme- con aquel joven fue algo totalmente imprevisto que no debía tener ningún resultado, ni cambiar mi ruta, aunque pudiera notar incluso en mi estado que era otro licántropo como yo. Mentiría si dijera que por mí cabeza no se pasó en alguna ocasión pertenecer a alguna manada de las que había escuchado se encontraban en la zona, no por mí, sino por buscar una protección frente a los peligros y por mantener a mi hermana pequeña Oda a salvo.
Pero y con todo hasta el momento no moví ficha porque no terminaba de fiarme, ya sufrí la pérdida de una manada y no quería volver a pasar por lo mismo de nuevo… no sería justo para Oda. Intenté marcharme y seguir mi camino pero aquel joven frenó mi avance al darse cuenta que estaba herida, para alguien como nosotros con el olfato tan desarrollado el olor ferroso de la sangre no pasaba desapercibido… y él se dio cuenta. Sentí su mirada en la herida que presionaba con mi mano y que gracias a mis ropas oscuras apenas se veía para el ojo humano, pero engañar a un lobo era muy complicado. Enarqué una ceja cuando señaló y evidenció lo obvio, y aunque su gesto dejaba claro que no quería hacerme daño sino tan solo ayudar no pude evitar que esa parte desconfiada tomara el control. Por mucho que dijera que era médico y, quizás, la solución como caída del cielo para mi problema.
一Vaya, ¿te ha costado mucho averiguarlo? 一Pregunté con cierta ironía, pues era muy dada a ser sarcástica o irónica como un sello de identidad一 ya sabemos a quién hay que darle el premio este año por ser un ciudadano modélico y ejemplar 一claro que reconocía lo que él era, de la misma forma que lo hizo él. Su mirada se tornó ambarina por unos breves segundos aunque no hiciera falta, sabía bien lo que era. No pude evitar mirar hacia los lados de la calle sin perder detalle de sus palabras y sin dejar de presionar con mi mano la herida, tampoco era buena idea dejar un rastro pues nunca había que fiarse. No dejaba de tener esa sensación incómoda de que alguien nos observaba en la sombra, y era algo que no me gustaba en absoluto.
一Tenemos que irnos. Ahora 一centré de nuevo mi mirada en él, si nos estaban observando era mejor movernos y además se escuchaba la sirena de la policía de fondo cada vez más cerca. Lancé un suspiro consciente de que así lo único que hacíamos era perder el tiempo y ponernos en peligro, exponernos一 está bien; dejaré que mires mi herida. Pero tenemos que movernos ya y buscar un lugar seguro 一para que nuestra presencia pasara más inadvertida tomé su brazo como si lo conociera de toda la vida, de esa manera escondía mi herida con su lado del cuerpo y avanzamos por la calle一 sé de un lugar donde podremos estar seguros y lejos de cualquier mirada indiscreta 一el agarre en su brazo además me proporcionaba cierta estabilidad a la hora de caminar para que no se notara que perdía fuerzas, al ser sobrenatural la herida cerraría sin mayor complicación pero al ser profunda iba a tardar algo más. Lo último que quería era caer desplomada en mitad de la calle, en plena noche, con los peligros que acechaban por doquier. Pasados unos minutos llegamos hasta un local abandonado que fue el primer lugar donde impartía clases de defensa, por lo que nadie tenía las llaves ni podía entrar de ser un vampiro. Lo conservaba solo por casos de emergencia, como el de esa noche y me alegré de haberlo hecho,
一Vamos, aquí estaremos seguros 一una vez en el interior volví a cerrar, tras el pasillo una amplia sala se extendía frente a nosotros y en uno de los lados una puerta que daba a una pequeña sala一 allí, tras la puerta en un armarito hay un kit de emergencia 一dije al tiempo que me recostaba contra la pared y me dejaba caer hasta quedar sentada en el suelo.
Pero y con todo hasta el momento no moví ficha porque no terminaba de fiarme, ya sufrí la pérdida de una manada y no quería volver a pasar por lo mismo de nuevo… no sería justo para Oda. Intenté marcharme y seguir mi camino pero aquel joven frenó mi avance al darse cuenta que estaba herida, para alguien como nosotros con el olfato tan desarrollado el olor ferroso de la sangre no pasaba desapercibido… y él se dio cuenta. Sentí su mirada en la herida que presionaba con mi mano y que gracias a mis ropas oscuras apenas se veía para el ojo humano, pero engañar a un lobo era muy complicado. Enarqué una ceja cuando señaló y evidenció lo obvio, y aunque su gesto dejaba claro que no quería hacerme daño sino tan solo ayudar no pude evitar que esa parte desconfiada tomara el control. Por mucho que dijera que era médico y, quizás, la solución como caída del cielo para mi problema.
一Vaya, ¿te ha costado mucho averiguarlo? 一Pregunté con cierta ironía, pues era muy dada a ser sarcástica o irónica como un sello de identidad一 ya sabemos a quién hay que darle el premio este año por ser un ciudadano modélico y ejemplar 一claro que reconocía lo que él era, de la misma forma que lo hizo él. Su mirada se tornó ambarina por unos breves segundos aunque no hiciera falta, sabía bien lo que era. No pude evitar mirar hacia los lados de la calle sin perder detalle de sus palabras y sin dejar de presionar con mi mano la herida, tampoco era buena idea dejar un rastro pues nunca había que fiarse. No dejaba de tener esa sensación incómoda de que alguien nos observaba en la sombra, y era algo que no me gustaba en absoluto.
一Tenemos que irnos. Ahora 一centré de nuevo mi mirada en él, si nos estaban observando era mejor movernos y además se escuchaba la sirena de la policía de fondo cada vez más cerca. Lancé un suspiro consciente de que así lo único que hacíamos era perder el tiempo y ponernos en peligro, exponernos一 está bien; dejaré que mires mi herida. Pero tenemos que movernos ya y buscar un lugar seguro 一para que nuestra presencia pasara más inadvertida tomé su brazo como si lo conociera de toda la vida, de esa manera escondía mi herida con su lado del cuerpo y avanzamos por la calle一 sé de un lugar donde podremos estar seguros y lejos de cualquier mirada indiscreta 一el agarre en su brazo además me proporcionaba cierta estabilidad a la hora de caminar para que no se notara que perdía fuerzas, al ser sobrenatural la herida cerraría sin mayor complicación pero al ser profunda iba a tardar algo más. Lo último que quería era caer desplomada en mitad de la calle, en plena noche, con los peligros que acechaban por doquier. Pasados unos minutos llegamos hasta un local abandonado que fue el primer lugar donde impartía clases de defensa, por lo que nadie tenía las llaves ni podía entrar de ser un vampiro. Lo conservaba solo por casos de emergencia, como el de esa noche y me alegré de haberlo hecho,
一Vamos, aquí estaremos seguros 一una vez en el interior volví a cerrar, tras el pasillo una amplia sala se extendía frente a nosotros y en uno de los lados una puerta que daba a una pequeña sala一 allí, tras la puerta en un armarito hay un kit de emergencia 一dije al tiempo que me recostaba contra la pared y me dejaba caer hasta quedar sentada en el suelo.
Marzo
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—No fue difícil—respondió con una sonrisa suave, intentando aligerar el momento tenso. Estaba muy acostumbrado al sarcasmo de su mejor amiga Elle, por lo que no se ofendió ni se alteró ante la respuesta de la desconocida:—Aunque lo del premio espero que no vaya para mí, me temo que no cumplo esas exigencias—se encogió de hombros, sin apartar todavía la mirada de su zona de interés, es decir, la herida.
Cuando la mujer insistió en moverse, Lev no lo cuestionó. La cercanía de las sirenas y la posibilidad de que otros ojos estuvieran observando hacían de la discreción una prioridad:—Tienes razón, sería mejor moverse—al sentir el agarre firme de la mujer en su brazo, se dejó guiar, sin tampoco apartar su atención de todo aquello que les rodeaba. Lev estaba acostumbrado a todo clase de peligros y sabía que, incluso entre los lugares más “seguros” del pueblo, podría aparecer cualquier amenaza.
—¿A dónde vamos? Por lo que veo eres de aquí o conoces ya bastante bien Mystc Falls.
El local abandonado al que la guió resultaba ser un refugio inesperado, pero perfecto para la situación. Una vez dentro, Lev pudo relajarse ligeramente, asegurándose primero de que la puerta estaba bien cerrada detrás de ellos. Observó el espacio con interés, apreciando la sensación de seguridad que proporcionaba.
Cuando ella mencionó el kit de emergencia y se deslizó hasta el suelo, Lev se movió rápidamente para asistirla;—Voy corriendo a ello— dijo, buscando en el armario el mencionado kit. Al encontrarlo, se arrodilló a su lado:—Mientras miro esto, necesito que me digas cómo te sientes—abrió el kit de emergencia y evaluó la herida con cuidado:—La pérdida de sangre puede ser engañosa.
A medida que procedía a limpiar y vendar la herida, Lev era aún consciente de la tensión que aún permanecía en el aire:—¿Quién te ha atacado?
Cuando la mujer insistió en moverse, Lev no lo cuestionó. La cercanía de las sirenas y la posibilidad de que otros ojos estuvieran observando hacían de la discreción una prioridad:—Tienes razón, sería mejor moverse—al sentir el agarre firme de la mujer en su brazo, se dejó guiar, sin tampoco apartar su atención de todo aquello que les rodeaba. Lev estaba acostumbrado a todo clase de peligros y sabía que, incluso entre los lugares más “seguros” del pueblo, podría aparecer cualquier amenaza.
—¿A dónde vamos? Por lo que veo eres de aquí o conoces ya bastante bien Mystc Falls.
El local abandonado al que la guió resultaba ser un refugio inesperado, pero perfecto para la situación. Una vez dentro, Lev pudo relajarse ligeramente, asegurándose primero de que la puerta estaba bien cerrada detrás de ellos. Observó el espacio con interés, apreciando la sensación de seguridad que proporcionaba.
Cuando ella mencionó el kit de emergencia y se deslizó hasta el suelo, Lev se movió rápidamente para asistirla;—Voy corriendo a ello— dijo, buscando en el armario el mencionado kit. Al encontrarlo, se arrodilló a su lado:—Mientras miro esto, necesito que me digas cómo te sientes—abrió el kit de emergencia y evaluó la herida con cuidado:—La pérdida de sangre puede ser engañosa.
A medida que procedía a limpiar y vendar la herida, Lev era aún consciente de la tensión que aún permanecía en el aire:—¿Quién te ha atacado?
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No habíamos empezado de la mejor manera posible porque era una maldita desconfiada, sarcástica e irónica, que no dejaba que nadie le ayudara hasta que no era realmente necesario. No pretendí chocarme ni cruzarme con nadie pero tenía que reconocer que la suerte me favoreció en ese momento pues era médico y mi herida sangraba demasiado, incluso para alguien con una regeneración rápida como la mía la pérdida podría ser catastrófica. Más en la noche donde los sobrenaturales salían de caza, sería una presa para ellos en esas condiciones. Que me siguiera sin hacer preguntas y confiando en mi palabra decía demasiado de él, quizás porque ambos éramos lobos y sabíamos que ninguno iba a atacar al otro. Tampoco era así, solo atacaba a aquellos que querían hacerme daño o hacérselo a los que no podían defenderse. Ese y no otro era el motivo de que estuviera herida, pero había salvado una vida así que bien valía la pena.
Nada más llegar al refugio que una vez fue mi pequeño local donde impartía clases de defensa personal ambos estuvimos más tranquilos, éramos conscientes del peligro que acechaba fuera en las sombras pero sin una invitación era imposible que nos pudiera atacar allí dentro. Le indiqué dónde se encontraba el kit de emergencia porque ya empezaba a sentir los efectos de la pérdida de sangre, mientras lo escuchaba de fondo correr sobre el suelo de madera que crujía ligeramente a su paso. Presioné la herida ya recostada contra la pared cuando escuché sus pasos que venían en mi dirección, frente a nosotros se extendía el tatami donde se realizaban los ejercicios y que ahora quedaba manchado con algunas gotas de sangre. Durante el camino apenas pronuncié palabra no porque no quisiera sino porque sabía que era un gasto de energía, y ya era todo un milagro que siguiera consciente. De hecho de no ser por su ayuda al sujetarme, al cargar parte de mi peso, no hubiéramos llegado tan rápido como lo hicimos.
一No… no soy originaria de aquí 一dije justo cuando llegó a mi lado con el kit de emergencia, pronto se apresuró a tomar lo necesario mientras yo observaba cada uno de sus movimientos. Sabía lo que hacía -dijo que era médico- así que lo dejé hacer一 pero llevo aquí varios años 一los suficientes como para conocer el lugar, sus zonas. Algo que Sigurd -mi hermano mayor- me enseñó nada más llegar aquí pues, en alguna ocasión, podría salvar nuestras vidas. Un reconocimiento del lugar así como saber sus sitios o sus zonas fue lo primero que aprendí al llegar a Mystic Falls, el conocer a sus gentes o que sus rostros fueran “familiares” vino después con el día a día. Emití una ligera risa al preguntar cómo me sentía, que seguro le decía bastante一 cansada pero… 一cerré un momento los ojos, solo dos segundos一 aún creo que puedo aguantar consciente algo más 一o haría todo mi intento para que así fuera.
Él era el experto así que le dejé hacer para desinfectar la herida, un pequeño gruñido brotó de mi garganta ante la quemazón del alcohol aunque apenas me moví para facilitar su labor. Intenté no moverme demasiado y controlar mi respiración pero eso era ya pedir demasiado: o intentaba mantener la calma o intentaba quedarme despierta. Opté por lo segundo. Lo miré en silencio y mordí mi labio ya que quería saber qué me había pasado, no supe discernir si en su mente contemplaba la idea de un sobrenatural o fue algo fortuito pues la bala de mi brazo dejaba claro que hubo un tiroteo de por medio. Con la cabeza apoyada en la pared miré al techo antes de responder.
一Me encontré a un hombre que… que amenazaba a una mujer con una pistola 一hice una pequeña pausa intentando hablar con calma, o toda la posible一 intenté reducirlo pero apareció un compañero y me disparó. La del hombro 一esa era la que menos me preocupaba a decir verdad一 esta me la hizo con una navaja 一de ahí que fuera más profunda y más grande. Siseé mientras me curaba la herida y me distraía como podía para aguantar ante el mareo一 al menos… espero que dejes… una cicatriz bonita 一ironicé y elevé la comisura de mi labio一 me encuentro bas-bastante mareada 一reconocí para que lo supiera. Al fin y al cabo el médico era él.
Nada más llegar al refugio que una vez fue mi pequeño local donde impartía clases de defensa personal ambos estuvimos más tranquilos, éramos conscientes del peligro que acechaba fuera en las sombras pero sin una invitación era imposible que nos pudiera atacar allí dentro. Le indiqué dónde se encontraba el kit de emergencia porque ya empezaba a sentir los efectos de la pérdida de sangre, mientras lo escuchaba de fondo correr sobre el suelo de madera que crujía ligeramente a su paso. Presioné la herida ya recostada contra la pared cuando escuché sus pasos que venían en mi dirección, frente a nosotros se extendía el tatami donde se realizaban los ejercicios y que ahora quedaba manchado con algunas gotas de sangre. Durante el camino apenas pronuncié palabra no porque no quisiera sino porque sabía que era un gasto de energía, y ya era todo un milagro que siguiera consciente. De hecho de no ser por su ayuda al sujetarme, al cargar parte de mi peso, no hubiéramos llegado tan rápido como lo hicimos.
一No… no soy originaria de aquí 一dije justo cuando llegó a mi lado con el kit de emergencia, pronto se apresuró a tomar lo necesario mientras yo observaba cada uno de sus movimientos. Sabía lo que hacía -dijo que era médico- así que lo dejé hacer一 pero llevo aquí varios años 一los suficientes como para conocer el lugar, sus zonas. Algo que Sigurd -mi hermano mayor- me enseñó nada más llegar aquí pues, en alguna ocasión, podría salvar nuestras vidas. Un reconocimiento del lugar así como saber sus sitios o sus zonas fue lo primero que aprendí al llegar a Mystic Falls, el conocer a sus gentes o que sus rostros fueran “familiares” vino después con el día a día. Emití una ligera risa al preguntar cómo me sentía, que seguro le decía bastante一 cansada pero… 一cerré un momento los ojos, solo dos segundos一 aún creo que puedo aguantar consciente algo más 一o haría todo mi intento para que así fuera.
Él era el experto así que le dejé hacer para desinfectar la herida, un pequeño gruñido brotó de mi garganta ante la quemazón del alcohol aunque apenas me moví para facilitar su labor. Intenté no moverme demasiado y controlar mi respiración pero eso era ya pedir demasiado: o intentaba mantener la calma o intentaba quedarme despierta. Opté por lo segundo. Lo miré en silencio y mordí mi labio ya que quería saber qué me había pasado, no supe discernir si en su mente contemplaba la idea de un sobrenatural o fue algo fortuito pues la bala de mi brazo dejaba claro que hubo un tiroteo de por medio. Con la cabeza apoyada en la pared miré al techo antes de responder.
一Me encontré a un hombre que… que amenazaba a una mujer con una pistola 一hice una pequeña pausa intentando hablar con calma, o toda la posible一 intenté reducirlo pero apareció un compañero y me disparó. La del hombro 一esa era la que menos me preocupaba a decir verdad一 esta me la hizo con una navaja 一de ahí que fuera más profunda y más grande. Siseé mientras me curaba la herida y me distraía como podía para aguantar ante el mareo一 al menos… espero que dejes… una cicatriz bonita 一ironicé y elevé la comisura de mi labio一 me encuentro bas-bastante mareada 一reconocí para que lo supiera. Al fin y al cabo el médico era él.
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—¿De dónde eres entonces?—Lev había aprendido que, muchos pacientes, les calmaba hablar durante una pequeña intervención. Les ayudaba a tener la mente enfocada en otro lugar que no fuese en aquello que el médico estuviese operando:—Yo tampoco soy de aquí. Me mudé muy joven—si bien también sabía que el abrirse un poco podía facilitar a que la desconfianza desvaneciese, en este caso había compartido su información personal de forma desinteresada.
Tan sólo porque quería charlar un poco con ella; con otra semejante a él.
—Es normal que lo estés—respondió en referencia a su descanso:—¿Tienes algo de comida por aquí? Sino creo que tengo un Snicker en el bolsillo de mi chaqueta—casi siempre al salir del hospital, Lev se compraba algo de camino a casa. Muchas veces se llevaba ya algún sándwich de casa, pero había ocasiones que se olvidaba:—Te irá bien tener algo así ahora. Será un chute insulina que tu cuerpo agradecerá un poco—agregó, sin dejar de vendar ahora la herida.
Lev ya la había desinfectado toda. Gracias a su condición de licántropa no le quedaría cicatriz, pero había hecho bien en prevenir cualquier infección. Asimismo, actualmente por Mystic Falls podía uno encontrarse con armas especializadas para seres sobrenaturales. En efecto, aquella bala podría haber estado cargada con otro elemento más peligroso…
—No tendrás cicatriz. Tu cuerpo se recuperará rápido, pero necesito que tomes ahora esto—rápidamente, sacó la chocolatina a la que antes había hecho referencia. Para que no perdiese tiempo en abrirla, lo hizo él mismo:—Ten, cómela mientras miro la del hombro. Aquí quizás te haré un poco más de daño—necesitaría algunas pinzas o herramienta parecida que le pudiese habilitar la extracción de la bala:—Ponte cómoda, vas a notar tan sólo un momento de dolor. Seré lo más rápido posible, no te preocupes.
Tan sólo porque quería charlar un poco con ella; con otra semejante a él.
—Es normal que lo estés—respondió en referencia a su descanso:—¿Tienes algo de comida por aquí? Sino creo que tengo un Snicker en el bolsillo de mi chaqueta—casi siempre al salir del hospital, Lev se compraba algo de camino a casa. Muchas veces se llevaba ya algún sándwich de casa, pero había ocasiones que se olvidaba:—Te irá bien tener algo así ahora. Será un chute insulina que tu cuerpo agradecerá un poco—agregó, sin dejar de vendar ahora la herida.
Lev ya la había desinfectado toda. Gracias a su condición de licántropa no le quedaría cicatriz, pero había hecho bien en prevenir cualquier infección. Asimismo, actualmente por Mystic Falls podía uno encontrarse con armas especializadas para seres sobrenaturales. En efecto, aquella bala podría haber estado cargada con otro elemento más peligroso…
—No tendrás cicatriz. Tu cuerpo se recuperará rápido, pero necesito que tomes ahora esto—rápidamente, sacó la chocolatina a la que antes había hecho referencia. Para que no perdiese tiempo en abrirla, lo hizo él mismo:—Ten, cómela mientras miro la del hombro. Aquí quizás te haré un poco más de daño—necesitaría algunas pinzas o herramienta parecida que le pudiese habilitar la extracción de la bala:—Ponte cómoda, vas a notar tan sólo un momento de dolor. Seré lo más rápido posible, no te preocupes.
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No era muy dada a hablar de mí misma y desde la muerte de Sigurd me volví más desconfiada con todo el mundo. Sin embargo en la situación en la que me encontraba con el dolor en mi cuerpo, la pérdida de sangre y estar junto a otro licántropo que solo pretendía ayudarme de manera desinteresada… cambió un poco mi perspectiva. Lo mínimo, justo o prescindible para estar algo más cooperativa o responder a sus preguntas pues sabía en el fondo que necesitaba mantenerme despierta
Por un momento no tuve la intención de responder a su pregunta o de hacerlo tampoco tenía que decirle la verdad, al fin y al cabo después de esa noche no había necesidad de un nuevo encuentro. Pero cuando él mencionó que tampoco era de allí y que se mudó muy joven me pregunté si era imprudente compartir información personal con una desconocida, o es que ignoraba de manera premeditada el riesgo que eso suponía. Emití una pequeña risa aunque eso hizo que me doliera más la herida que ya estaba desinfectando, por lo que siseé antes de elevar mi mirada a él.
一Soy de Noruega, crecí en los bosques junto a mi familia…vine aquí con mis hermanos 一y eso era todo lo que pensaba decir por el momento, mucho más de lo que había dicho en lo que llevaba viviendo allí. A Oda siempre le decía que no era necesario contar en demasía de dónde éramos o todo lo que pasamos porque era peligroso, y ella siempre solía hablar más de la cuenta o de lo que era necesario.
Con luchar para mantenerme despierta era suficiente, era eso o hablar y contarle toda mi historia así que opté por lo primero. Elevé una ceja cuando mencionó la chocolatina ¿acaso era un niño para llevar una chocolatina encima? Me recordó a Oda y lo mucho que le gustaba el chocolate pues siempre que pasábamos por alguna tienda -y la pilla intentaba llevarme por lugares donde había siempre alguna- tenía que comprarle. Muy descarada y desvergonzada para ser solo una niña de diez años pero ¿cómo decirle que no?
一 Creo que no hay nada, lo… lo saqué todo cuando… cuando dejé el local 一además al ser un local de entrenamiento no había nada de comida, salvo lo que yo pudiera traer, alguna bebida o agua para las clases. Observé cómo vendaba la herida por centrarme en algo y no andar distraída, chasqueé la lengua cuando dijo que no iba a quedar cicatriz一 y yo que pensaba… lucirla por ahí 一medio bromeé porque la verdad no me importaba que quedara una cicatriz en mi cuerpo. De donde yo provenía o con las raíces de las que estaba acostumbrada una cicatriz no era algo de lo que avergonzarse, más cuando se trataba de seguir con vida, sino de lo que enorgullecerse. Tomé la chocolatina y di un mordisco cuando lo dijo, no pensaba llevarle la contraria si sabía lo que hacía一 me recuerdas a mi hermana… ella adora esta cosas 一no estaba nada mal y me gustaba el chocolate, pero lo prefería en una tableta o en helado一 haz lo que tengas que hacer 一dije mientras terminaba la chocolatina y aunque su efecto no fue inmediato sí me encontraba un poco mejor, al menos ya no pesaban tanto los párpados.
Me apoyé contra la pared consciente que venía la peor parte y aunque intenté no mirar qué era lo que hacía gruñí al sentir que dejaba la herida al descubierto y la desinfectaba, la piel quemaba y abrasaba por el paso de la bala… pero aún faltaba lo peor. Giré mi rostro hacia otro lado justo cuando sentí que empezaba a hurgar en la herida para encontrar la bala, notaba cada roce y este era mucho más intenso y más doloroso que lo que hizo para curar mi herida. Gruñía aunque intentaba apretar los labios con fuerza para no gritar pero costaba, mientras rogaba porque encontrara la maldita bala de una vez por todas. Apreté mi mano con tanta fuerza que sentí que me hacía daño en la palma, casi rasgando la piel, intentando estar tan quieta como fuera posible.
一¡Hijo de…! 一Callé cuando sentí que al hurgar por fin encontró la bala y la extrajo, dejándola sobre el suelo de madera ahora manchado con mi propia sangre. Tendría que haber matado a ese desgraciado aunque sentí cierto alivio mientras ahora se centraba en curar la herida, sin la bala no iba a tardar mucho en cerrar一 joder, mucho mejor 一murmuré relajando mi cuerpo en lo que él terminaba一 casi diría que es mi noche de suerte al toparme con un médico justo cuando más lo necesitaba… aunque no estoy tan segura de si es suerte o… 一porque mi intención era ir al hospital pero, quizá, no hubiera llegado一 no habría durado mucho ahí fuera 一era una forma de agradecer su ayuda aunque me jodiera mucho pedir algo así acostumbrada a hacerlo todo yo一 será mejor que nos quedemos un rato más aquí 一dije porque el peligro aún seguía fuera y no quería tentar más a la suerte por esa noche一 necesito que me distraigas mientras me recupero un poco 一aún estaba muy cansada pero esperaba que con la chocolatina y su ayuda bastara一 cuéntame algo de ti… ¿hace mucho que eres médico?
Por un momento no tuve la intención de responder a su pregunta o de hacerlo tampoco tenía que decirle la verdad, al fin y al cabo después de esa noche no había necesidad de un nuevo encuentro. Pero cuando él mencionó que tampoco era de allí y que se mudó muy joven me pregunté si era imprudente compartir información personal con una desconocida, o es que ignoraba de manera premeditada el riesgo que eso suponía. Emití una pequeña risa aunque eso hizo que me doliera más la herida que ya estaba desinfectando, por lo que siseé antes de elevar mi mirada a él.
一Soy de Noruega, crecí en los bosques junto a mi familia…vine aquí con mis hermanos 一y eso era todo lo que pensaba decir por el momento, mucho más de lo que había dicho en lo que llevaba viviendo allí. A Oda siempre le decía que no era necesario contar en demasía de dónde éramos o todo lo que pasamos porque era peligroso, y ella siempre solía hablar más de la cuenta o de lo que era necesario.
Con luchar para mantenerme despierta era suficiente, era eso o hablar y contarle toda mi historia así que opté por lo primero. Elevé una ceja cuando mencionó la chocolatina ¿acaso era un niño para llevar una chocolatina encima? Me recordó a Oda y lo mucho que le gustaba el chocolate pues siempre que pasábamos por alguna tienda -y la pilla intentaba llevarme por lugares donde había siempre alguna- tenía que comprarle. Muy descarada y desvergonzada para ser solo una niña de diez años pero ¿cómo decirle que no?
一 Creo que no hay nada, lo… lo saqué todo cuando… cuando dejé el local 一además al ser un local de entrenamiento no había nada de comida, salvo lo que yo pudiera traer, alguna bebida o agua para las clases. Observé cómo vendaba la herida por centrarme en algo y no andar distraída, chasqueé la lengua cuando dijo que no iba a quedar cicatriz一 y yo que pensaba… lucirla por ahí 一medio bromeé porque la verdad no me importaba que quedara una cicatriz en mi cuerpo. De donde yo provenía o con las raíces de las que estaba acostumbrada una cicatriz no era algo de lo que avergonzarse, más cuando se trataba de seguir con vida, sino de lo que enorgullecerse. Tomé la chocolatina y di un mordisco cuando lo dijo, no pensaba llevarle la contraria si sabía lo que hacía一 me recuerdas a mi hermana… ella adora esta cosas 一no estaba nada mal y me gustaba el chocolate, pero lo prefería en una tableta o en helado一 haz lo que tengas que hacer 一dije mientras terminaba la chocolatina y aunque su efecto no fue inmediato sí me encontraba un poco mejor, al menos ya no pesaban tanto los párpados.
Me apoyé contra la pared consciente que venía la peor parte y aunque intenté no mirar qué era lo que hacía gruñí al sentir que dejaba la herida al descubierto y la desinfectaba, la piel quemaba y abrasaba por el paso de la bala… pero aún faltaba lo peor. Giré mi rostro hacia otro lado justo cuando sentí que empezaba a hurgar en la herida para encontrar la bala, notaba cada roce y este era mucho más intenso y más doloroso que lo que hizo para curar mi herida. Gruñía aunque intentaba apretar los labios con fuerza para no gritar pero costaba, mientras rogaba porque encontrara la maldita bala de una vez por todas. Apreté mi mano con tanta fuerza que sentí que me hacía daño en la palma, casi rasgando la piel, intentando estar tan quieta como fuera posible.
一¡Hijo de…! 一Callé cuando sentí que al hurgar por fin encontró la bala y la extrajo, dejándola sobre el suelo de madera ahora manchado con mi propia sangre. Tendría que haber matado a ese desgraciado aunque sentí cierto alivio mientras ahora se centraba en curar la herida, sin la bala no iba a tardar mucho en cerrar一 joder, mucho mejor 一murmuré relajando mi cuerpo en lo que él terminaba一 casi diría que es mi noche de suerte al toparme con un médico justo cuando más lo necesitaba… aunque no estoy tan segura de si es suerte o… 一porque mi intención era ir al hospital pero, quizá, no hubiera llegado一 no habría durado mucho ahí fuera 一era una forma de agradecer su ayuda aunque me jodiera mucho pedir algo así acostumbrada a hacerlo todo yo一 será mejor que nos quedemos un rato más aquí 一dije porque el peligro aún seguía fuera y no quería tentar más a la suerte por esa noche一 necesito que me distraigas mientras me recupero un poco 一aún estaba muy cansada pero esperaba que con la chocolatina y su ayuda bastara一 cuéntame algo de ti… ¿hace mucho que eres médico?
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the path
the path we choose
—¿Ostras, de Noruega?—sin todavía desviar de la mirada de lo que estaba haciendo, sí que se percibió su sorpresa en sus cejas que se habían elevado o en el ligero matiz agudo de su voz. Los únicos que había conocido de ese país eran, en su gran mayoría, de la manada Lanvik:—Yo de Alemania. Crecí en Berlín hasta mis diez años aproximadamente.
Se reservó, por el momento, explicarle los motivos de su mudanza mientras estaba vendándole. No era lo más propicio, teniendo en cuenta que se debió al asesinato de su padre, irónicamente, por un licántropo.
—Es un buen lugar. En cuanto a la cicatriz—sonrió, pues le hacía gracia cómo se estaba tomando las cosas. Le recordaba tanto a su mejor amiga Elle que sintió una punzada de melancolía:—Intenta buscar otros métodos para lucir tu belleza natural. Me recuerdas mucho a una amiga mía—tras acabar aquella zona, se fue al hombro, no sin antes cerciorarse que estuviese comiendo el chocolate:—Me llevaría bien con ella y tú con mi amiga. Tenéis un temperamento muy similar…se me hace especial.
Lev, entonces, empezó a dedicarse a lo más complicado. Sus dedos trabajaron rápido al meter las pinzas en la piel y extraer rápido la bala que, desgraciadamente y tal cómo lo estaba verbalizando, se había quedado muy sujeta en su interior. Bastó más de un giro y de su práctica, para poder finalmente deshacerse de ese intruso.
—Ya está. Puedes seguir insultando si quieres—se rió suavemente y, con las pizas ensangrentadas todavía en su mano, le enseñó la enorme bala:—Mira esto. Me da que el ladrón era un buen capullo—guardó en un pañuelo todo, pues quería asegurarse de desinfectarlo bien:—Huibieses llegado. Nuestra condición es mucho más fuerte de lo que se cree y, por lo que he observado, eres un hueso duro de roer—se permitió sentarse a un lado, ofreciéndole cierto espacio para que pudiese relajarse como ella prefiriese. Asimismo, intentó quedarse justo enfrente para no perder de vista cualquier cambio que se reflejase para poder actuar rápido.
—Es buena idea permanecer aquí. Yo velaré esta noche por ti, por si surgiese cualquier complicación—dudaba que así pasase, pues había realizado ambas operaciones con éxito. Sin embargo, todo en el mundo de la medicina era impredecible:—En cuanto a mí, empecé a estudiar medicina desde que me gradué. Siempre ha sido mi pasión—se encogió de hombros—Me gusta ayudar a la gente—muchas veces y, casi siempre, de forma desinteresada. Lev tan sólo buscaba el bien general, aunque aquello, en alguna ocasión, le hubiese perjudicado:—¿Cómo es que te mudaste aquí?
Se reservó, por el momento, explicarle los motivos de su mudanza mientras estaba vendándole. No era lo más propicio, teniendo en cuenta que se debió al asesinato de su padre, irónicamente, por un licántropo.
—Es un buen lugar. En cuanto a la cicatriz—sonrió, pues le hacía gracia cómo se estaba tomando las cosas. Le recordaba tanto a su mejor amiga Elle que sintió una punzada de melancolía:—Intenta buscar otros métodos para lucir tu belleza natural. Me recuerdas mucho a una amiga mía—tras acabar aquella zona, se fue al hombro, no sin antes cerciorarse que estuviese comiendo el chocolate:—Me llevaría bien con ella y tú con mi amiga. Tenéis un temperamento muy similar…se me hace especial.
Lev, entonces, empezó a dedicarse a lo más complicado. Sus dedos trabajaron rápido al meter las pinzas en la piel y extraer rápido la bala que, desgraciadamente y tal cómo lo estaba verbalizando, se había quedado muy sujeta en su interior. Bastó más de un giro y de su práctica, para poder finalmente deshacerse de ese intruso.
—Ya está. Puedes seguir insultando si quieres—se rió suavemente y, con las pizas ensangrentadas todavía en su mano, le enseñó la enorme bala:—Mira esto. Me da que el ladrón era un buen capullo—guardó en un pañuelo todo, pues quería asegurarse de desinfectarlo bien:—Huibieses llegado. Nuestra condición es mucho más fuerte de lo que se cree y, por lo que he observado, eres un hueso duro de roer—se permitió sentarse a un lado, ofreciéndole cierto espacio para que pudiese relajarse como ella prefiriese. Asimismo, intentó quedarse justo enfrente para no perder de vista cualquier cambio que se reflejase para poder actuar rápido.
—Es buena idea permanecer aquí. Yo velaré esta noche por ti, por si surgiese cualquier complicación—dudaba que así pasase, pues había realizado ambas operaciones con éxito. Sin embargo, todo en el mundo de la medicina era impredecible:—En cuanto a mí, empecé a estudiar medicina desde que me gradué. Siempre ha sido mi pasión—se encogió de hombros—Me gusta ayudar a la gente—muchas veces y, casi siempre, de forma desinteresada. Lev tan sólo buscaba el bien general, aunque aquello, en alguna ocasión, le hubiese perjudicado:—¿Cómo es que te mudaste aquí?
- Arylia and Lev:
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the path we chooseis one of a kind
Elevé la comisura de mi labio por sus palabras acerca de mi cicatriz ya que no podía hacer nada al respecto y tal como me enseñó mi padre; las cicatrices debían de lucirse con orgullo porque era un indicativo de que habías sobrevivido a la lucha. La posibilidad de ver un nuevo amanecer. Para mí no era nada vergonzoso ni tampoco me preocupaba cómo pudiera quedar, sobre todo porque para nosotros las heridas curaban más rápido y mejor que un humano. Lo miré de reojo aunque estaba centrado en lo que hacía que su vista estaba en la herida, y pude notar cierto deje divertido en sus palabras.
一¿Estás… estás flirteando conmigo… en un momento así? 一Pregunté aunque lo hice más para ver su reacción que porque realmente lo pensaba, ya que no dijo -o hizo- nada que me hiciera pensarlo. Bueno yo era así, irónica y sarcástica pero también me gustaba provocar un poco… en todos los sentidos一 no me digas, ¿también flirteabas con tu amiga cuando peor estaba? 一No me estaba burlando de él en absoluto, es que yo era así y no me lo tenía que tomar en cuenta. Dudaba que lo hiciera一 Oda seguro que estaría encantada de conocerte, es muy… como tú 一no solo porque le encantaba el dulce sino porque le gustaba ayudar a la gente aunque no la conociera. Yo en ese sentido era mucho más desconfiada.
Después de que curara la herida del hombro lo miré de reojo y me mordí el labio para no volver a insultarlo, aunque sí lo miré de una manera en la que dejaba claro que no me faltaban las ganas. Volví a reír cuando dijo que era un “hueso duro de roer” y no se hacía a la idea de cuánto, no solo porque sabía cómo defenderme e impartía clases de ello, sino porque mi padre me enseñó que si me caía o me hacían caer yo siempre tenía que levantarme.
一Oh, joder… ¡no me hagas reír! 一Siseé levemente por la herida aunque no borré la sonrisa ladina de mis labios一 se han metido con la loba equivocada. Y sí, ese capullo quedó mucho peor que yo y se llevó una buena paliza 一Lo miré en silencio durante unos leves segundos ya que si bien era buena idea quedarnos, no sabía por qué seguía allí一 dime, ¿qué me vas a pedir a cambio de tu ayuda? 一Elevé una de mis cejas一 quiero decir… nadie hace nada sin esperar algo a cambio.
Ante su pregunta no pude más que apartar mi mirada por unos segundos, no era una pregunta fácil y tampoco me apetecía responder. Desde que llegamos a Mystic Falls apenas hablamos de lo ocurrido pero tras la muerte de Sigurd era como un tema “tabú”, ni siquiera lo hablaba con Oda. Aunque él era un lobo como yo y quizás entendiera bien ese sentimiento de manada, lo que se sufre al perder todo lo que era tu mundo. Estar solo.
一Es… es algo complicado de contar y no muy agradable 一hice una mueca con mis labios antes de volver mi mirada a él. No me sentía cómoda recordando lo ocurrido hace unos años cuando atacaron por sorpresa a nuestra manada, aún estaban grabados en mi mente los gritos, el sonido de la lucha… o el miedo mientras nos alejábamos para escapar一 solo diré que vinimos aquí buscando un lugar mejor, después de perderlo… todo 一aunque no funcionó o no del todo一 si quieres saber más tendrás que invitarme a una copa primero. O a varias 一hice una pequeña pausa一 ni siquiera sé tú nombre, creo que vamos demasiado rápido 一sí en situaciones como esa sacaba esa parte para llevar la situación一 qué me dices de ti, Alemania queda también muy lejos 一guardé silencio pues si no quería responder estaba en todo su derecho. Yo tampoco lo hice一 por cierto, me llamo Eyra 一me presenté antes de acomodarme en el suelo一 en la salita hay un armario donde hay algunas mantas y un farol de camping, por si ocurría alguna emergencia.
En lo que él fue a buscar el farol y las mantas me recosté en el suelo para estar más cómoda, aún estaba cansada y sentía cierto sopor por lo que no quise luchar y simplemente cerré los ojos. Sin embargo y como ya sucedía desde hacía algunas semanas mi sueño no fue plácido ni tranquilo sino que estuvo plagado de imágenes, de recuerdos, en forma de pesadilla. Últimamente recordaba mucho la noche que nos atacaron pero también con la muerte de Sigurd, las imágenes se sucedían rápidas en mi mente y todas plagadas de dolor y de muerte.
一No…. no… Sigurd no… ¡Sigurd! 一Mi cuerpo se movía de manera involuntaria retorciéndose sobre el suelo, hasta que desperté para incorporarme con la respiración agitada y mi frente perlada en sudor. No dejaba de repetir el nombre de mi hermano y durante unos segundos no supe dónde estaba o con quién, solo sentí unos brazos cálidos que me rodeaban como si intentaran calmarme. Mi corazón bombeaba con fuerza y esa sensación agónica de nuevo me golpeaba al soñar con mi hermano, con su muerte, que me atormentaba sin cesar.
一¿Estás… estás flirteando conmigo… en un momento así? 一Pregunté aunque lo hice más para ver su reacción que porque realmente lo pensaba, ya que no dijo -o hizo- nada que me hiciera pensarlo. Bueno yo era así, irónica y sarcástica pero también me gustaba provocar un poco… en todos los sentidos一 no me digas, ¿también flirteabas con tu amiga cuando peor estaba? 一No me estaba burlando de él en absoluto, es que yo era así y no me lo tenía que tomar en cuenta. Dudaba que lo hiciera一 Oda seguro que estaría encantada de conocerte, es muy… como tú 一no solo porque le encantaba el dulce sino porque le gustaba ayudar a la gente aunque no la conociera. Yo en ese sentido era mucho más desconfiada.
Después de que curara la herida del hombro lo miré de reojo y me mordí el labio para no volver a insultarlo, aunque sí lo miré de una manera en la que dejaba claro que no me faltaban las ganas. Volví a reír cuando dijo que era un “hueso duro de roer” y no se hacía a la idea de cuánto, no solo porque sabía cómo defenderme e impartía clases de ello, sino porque mi padre me enseñó que si me caía o me hacían caer yo siempre tenía que levantarme.
一Oh, joder… ¡no me hagas reír! 一Siseé levemente por la herida aunque no borré la sonrisa ladina de mis labios一 se han metido con la loba equivocada. Y sí, ese capullo quedó mucho peor que yo y se llevó una buena paliza 一Lo miré en silencio durante unos leves segundos ya que si bien era buena idea quedarnos, no sabía por qué seguía allí一 dime, ¿qué me vas a pedir a cambio de tu ayuda? 一Elevé una de mis cejas一 quiero decir… nadie hace nada sin esperar algo a cambio.
Ante su pregunta no pude más que apartar mi mirada por unos segundos, no era una pregunta fácil y tampoco me apetecía responder. Desde que llegamos a Mystic Falls apenas hablamos de lo ocurrido pero tras la muerte de Sigurd era como un tema “tabú”, ni siquiera lo hablaba con Oda. Aunque él era un lobo como yo y quizás entendiera bien ese sentimiento de manada, lo que se sufre al perder todo lo que era tu mundo. Estar solo.
一Es… es algo complicado de contar y no muy agradable 一hice una mueca con mis labios antes de volver mi mirada a él. No me sentía cómoda recordando lo ocurrido hace unos años cuando atacaron por sorpresa a nuestra manada, aún estaban grabados en mi mente los gritos, el sonido de la lucha… o el miedo mientras nos alejábamos para escapar一 solo diré que vinimos aquí buscando un lugar mejor, después de perderlo… todo 一aunque no funcionó o no del todo一 si quieres saber más tendrás que invitarme a una copa primero. O a varias 一hice una pequeña pausa一 ni siquiera sé tú nombre, creo que vamos demasiado rápido 一sí en situaciones como esa sacaba esa parte para llevar la situación一 qué me dices de ti, Alemania queda también muy lejos 一guardé silencio pues si no quería responder estaba en todo su derecho. Yo tampoco lo hice一 por cierto, me llamo Eyra 一me presenté antes de acomodarme en el suelo一 en la salita hay un armario donde hay algunas mantas y un farol de camping, por si ocurría alguna emergencia.
En lo que él fue a buscar el farol y las mantas me recosté en el suelo para estar más cómoda, aún estaba cansada y sentía cierto sopor por lo que no quise luchar y simplemente cerré los ojos. Sin embargo y como ya sucedía desde hacía algunas semanas mi sueño no fue plácido ni tranquilo sino que estuvo plagado de imágenes, de recuerdos, en forma de pesadilla. Últimamente recordaba mucho la noche que nos atacaron pero también con la muerte de Sigurd, las imágenes se sucedían rápidas en mi mente y todas plagadas de dolor y de muerte.
一No…. no… Sigurd no… ¡Sigurd! 一Mi cuerpo se movía de manera involuntaria retorciéndose sobre el suelo, hasta que desperté para incorporarme con la respiración agitada y mi frente perlada en sudor. No dejaba de repetir el nombre de mi hermano y durante unos segundos no supe dónde estaba o con quién, solo sentí unos brazos cálidos que me rodeaban como si intentaran calmarme. Mi corazón bombeaba con fuerza y esa sensación agónica de nuevo me golpeaba al soñar con mi hermano, con su muerte, que me atormentaba sin cesar.
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