Taylor Swift escribió:Who do I have to speak
to change the prophecy?
Nunca habría visto venir aquella extraña visita...
Ni las catastróficas noticias que traería consigo.
Gin Ashkore se disponía en aquellos momentos a abandonar la Armería con objeto de hacer una ronda. Sí suele ser habitual que centinelas, protectores de la nueva organización, ronden por sus terrenos, mas no tan habitual que lo hagan desconocidos. Sólo ha recorrido unos metros abandonando el edificio cuando reconoce una silueta femenina en las inmediaciones.
Entorna la mirada en silencio. La Armería se encuentra demasiado lejos del núcleo urbano de Grove Hill como para propiciar ser encontrados por humanos descuidados fácilmente; aquello no les libra, sin embargo, de tener que desviar a algún curioso de vez en cuando. Al mismo tiempo, pocos sobrenaturales se expondrían a acercarse a aquel lugar a plena luz del día; o no lo harían, al menos, de no tener buenas intenciones.
Sea lo que fuere aquella chica, y qué ha venido buscando a este lugar... Gin está próxima a descubrirlo. —Me temo que está algo lejos de Grove Hill.—No demasiado, a decir verdad, pero sí lo suficiente como para tener un buen trecho a pie. ¿Habrá llegado hasta aquí andando? ¿Tendrá algún medio de transporte?—¿Puedo ayudarla en algo?
Nunca habría visto venir aquella profecía, no desde la muerte de su padre.
Había pasado demasiado tiempo desde que había tenido una premonición tan lúcida, tan clara, tan presente. Las imágenes que había visto a través de sus ojos como flashes la habían conducido hasta ella.
Hasta la protagonista de aquella visión.
Lara temblaba. Otra vez estaba allí. Después de un mes, su condición sobrenatural la había vuelto a guiar hacia aquel lugar, hacia los bosques de Grove Hill. Ni siquiera había tomado el coche las dos veces que había ido, porque sus propios pies la orientaban. Su propio cuerpo sabía cómo llegar. Sabía a quién debía avisar, a quién debía ayudar.
Y estaba justo delante de ella.
Sintió una punzada en el pecho al reconocerla. Había visto ese rostro, esa expresión en él de cómo la vida lo abandonaba. Iba a morir. Estaba destinada a hacerlo.
Veía blanco, veía flores, veía a la gente a su alrededor.
Veía la tragedia.
—Yo debo ayudarte a ti —la banshee tragó saliva, sin apartar ni un segundo la mirada de ella—. He venido hasta aquí por ti.
Había pasado demasiado tiempo desde que había tenido una premonición tan lúcida, tan clara, tan presente. Las imágenes que había visto a través de sus ojos como flashes la habían conducido hasta ella.
Hasta la protagonista de aquella visión.
Lara temblaba. Otra vez estaba allí. Después de un mes, su condición sobrenatural la había vuelto a guiar hacia aquel lugar, hacia los bosques de Grove Hill. Ni siquiera había tomado el coche las dos veces que había ido, porque sus propios pies la orientaban. Su propio cuerpo sabía cómo llegar. Sabía a quién debía avisar, a quién debía ayudar.
Y estaba justo delante de ella.
Sintió una punzada en el pecho al reconocerla. Había visto ese rostro, esa expresión en él de cómo la vida lo abandonaba. Iba a morir. Estaba destinada a hacerlo.
Veía blanco, veía flores, veía a la gente a su alrededor.
Veía la tragedia.
—Yo debo ayudarte a ti —la banshee tragó saliva, sin apartar ni un segundo la mirada de ella—. He venido hasta aquí por ti.
A Gin S. Ashkore le gusta esta publicaciòn
«Yo debo ayudarte a ti...»
Gin entorna la mirada en silencio. De entre todas las respuestas que podría haber barajado escuchar... quizá aquella era la que menos esperaba. O la que, realmente, jamás habría valorado. —¿Ayudarme?—Extrañada, Gin sonríe nerviosamente, contemplando a la mujer a una distancia prudencial.—No-no comprendo...—Pareciera ida, pero... a la vez, muy segura de lo que dice.
Demasiado segura.
Pero Ashkore, racional por naturaleza, trata de hallar una explicación lógica. —Me temo que se confunde de persona.—Le dice entonces, avanzando poco a poco, en pasos pequeños.—No se preocupe. Ahora estará a salvo.—Tal vez esté viviendo alguna clase de shock post traumático. Dados los extraños eventos que vienen presenciándose en Mystic Falls en los últimos tiempos, no le extrañaría en absoluto.
—Venga conmigo.—Despacio, la castaña le tiende la mano. Los movimientos de Gin son lentos, precisos, como temiendo poder asustarla o... alterarla.—En la Armería estará segura. Podremos encargarnos de usted hasta que se encuentre mejor.—Quizá, cuando se encuentre más tranquila, recobre la consciencia de sí misma y pueda explicarles mejor qué le ha pasado.
A eso se dedica la Armería al fin y al cabo, ¿no es cierto? A velar por aquellos que no han podido defenderse por sí mismos.
Incluso, aunque traigan consigo las noticias más catastrofistas.
Gin entorna la mirada en silencio. De entre todas las respuestas que podría haber barajado escuchar... quizá aquella era la que menos esperaba. O la que, realmente, jamás habría valorado. —¿Ayudarme?—Extrañada, Gin sonríe nerviosamente, contemplando a la mujer a una distancia prudencial.—No-no comprendo...—Pareciera ida, pero... a la vez, muy segura de lo que dice.
Demasiado segura.
Pero Ashkore, racional por naturaleza, trata de hallar una explicación lógica. —Me temo que se confunde de persona.—Le dice entonces, avanzando poco a poco, en pasos pequeños.—No se preocupe. Ahora estará a salvo.—Tal vez esté viviendo alguna clase de shock post traumático. Dados los extraños eventos que vienen presenciándose en Mystic Falls en los últimos tiempos, no le extrañaría en absoluto.
—Venga conmigo.—Despacio, la castaña le tiende la mano. Los movimientos de Gin son lentos, precisos, como temiendo poder asustarla o... alterarla.—En la Armería estará segura. Podremos encargarnos de usted hasta que se encuentre mejor.—Quizá, cuando se encuentre más tranquila, recobre la consciencia de sí misma y pueda explicarles mejor qué le ha pasado.
A eso se dedica la Armería al fin y al cabo, ¿no es cierto? A velar por aquellos que no han podido defenderse por sí mismos.
Incluso, aunque traigan consigo las noticias más catastrofistas.
No puedes responder a temas en este foro.