Había tardado en recuperarse bastante más de lo deseado, fue una semana realmente complicada para la bastet en la que su gemela, Lizzie, se había encargado de cuidarla día y noche, no recordaba cuándo fue la última vez que sintió esa candidez de parte de su hermana, era como si volviesen a ser una familia de nuevo.

Una familia disfuncional porque Yvette había hecho cosas que estaba segura que Lizzie no sería capaz de perdonarle al menos con facilidad pero quería creer que podría recuperar esa relación con el tiempo. Por otro lado ahora que se encontraba bien y tras una charla bastante enriquecedora con un amigo a la luz de la luna, Yvette se encontraba de nuevo lista para seguir con su trabajo de mercenaria sólo que había un rumor que le había llegado.

Quería comprobar si era verdad que aquella mujer se encontraba en la ciudad porque de ser así le debía algo, algo valioso para la gata y aunque no lo fuera la contraria jugueteó con ella para después llevarse algo suyo, motivo suficiente como para enfrentarla-La infame Amélie de Villiers-la nombre enarcando una ceja mientras observaba con algo de desdén así como rencor a la vampira-Hace tiempo me robaste algo valioso para mí y a las mujeres como yo no nos gusta que toquen nuestras pertenencias, somos muy... territoriales-relató-¿No crees que ya va siendo hora de que me des lo que me debes?-cuestionó ladeando la cabeza entre amenazante y desafiante.