Al parecer la primera reunión que tuvo con Silas, junto a Danielle, no fue tan mal. Pese a que el francés aún poseía una cierta reticencia de pedir tal favor al inmortal, sobre todo tras su ataque en el tren de la bruja, estaba desesperado y falto de esperanza.  “Supongo que en situaciones desesperadas, medidas desesperadas.” Fue su pensamiento tótem los días anteriores a la reunión final.

El francés paseó la mirada sobre todos los presentes, centrándose en Luke, y a continuación sobre Marlene y Adrien. Era la primera vez que se veían en persona tras la última reunión, y a diferencia de dicho momento, Maxime se veía… cambiado, de alguna forma. Más sereno y aparentemente menos desesperado. Por supuesto, sin la necesidad de depender de una taza de café para no perder la cordura.

Veía el rescate de Ethan como algo más real, tangible, y aquel hecho, independientemente de la alianza de Silas y lo que podría acarrear, le calmaba bastante.
— Lo primero… gracias por venir a todos… y gracias también por los esfuerzos que habéis hecho. Cuando deseéis podemos empezar la reunión…

Marley se mantiene en silencio. No termina de comprender de qué va todo esto.

Por lo que tenía entendido desde su última conversación con Adrien, este iba a acudir a una Viajera tan especial como peligrosa: la bruja Qetsiyah, a la cual las leyendas le preceden. No parecía un contacto especialmente fiable, pero en aquel momento, parecía su última opción. Por eso, Marley no comprende por qué Maxime y Danielle han concertado aquella reunión con Silas.

Hasta donde Marley recuerda de las leyendas que le contaron de niña, Silas y Qetsiyah estaba estrechamente enemistados, hasta el punto de que ella fue quien encerró a Silas junto con la cura, para que conviviera con la única arma que le devolvería la paz y, a la par, le separaría de su amada. Entonces, ¿por qué han acudido a él? ¿Acaso van a jugar a dos bandas? Aquello no parece una buena idea. Marley busca en silencio la mirada de adrien, no atreviéndose a formular en voz alta la pregunta más evidente. ¿Ha habido un cambio de planes?

Más tarde ya habrá tiempo para explicaciones, o a continuación le serán entregadas todas las respuestas. —Estamos juntos en esto. —Se limita a asentir ante las palabras de Max, dando por hecho que, por supuesto, tenían que estar allí—. Sí, deberíamos empezar cuanto antes. Aún no termino de creerme que esto esté a punto de pasar. —Silas y Qetsiyah son los brujos malos de los cuentos que le contaban de niña. O, al menos, lo eran.

Porque al parecer, son reales. Muy reales.

Celine estaba a la expectativa de conocer a una de las piezas fundamentales que permitiría la liberación de su desafortunado primito. Max y Danielle lo habían logrado; Y no esperaba menos de su hermano, el cual desde el primer momento hizo hasta lo imposible para poder buscar la manera de rescatar a Ethan.

Se mantuvo quizás un poco al margen del resto, abrazándose a si misma. ¿Dónde estaba Dante?, había confiado en que el vampiro también estaría en esa reunión, pero no. Oculta tras esa fachada de desinterés y soberbia, Céline paseo la mirada por sobre los presentes. ¿Quién demonios era Silas? ¿Por que parecía ser una especie de leyenda urbana?, para la Bruja solamente era un tipo con un nombre fatal, que se había atrevido a lastimar a su hermano.

Silas merecía un par de bofetones de su parte por tal atrevimiento.

Se removió algo inquieta— ¿Es alguna clase de estrella de cine o algo para hacernos esperar tanto? —Ironizo como de costumbre, pero tiñendo aquel comentario ponzoñoso con un gesto adorable.

No soportaba más toda esta situación de saber que Ethan estaba encerrado en un mundo prisión y sin saber nada de él desde hace demasiado tiempo. Necesitaba volver a tener a su primo de vuelta, y la desesperación de Danielle se había visto reflejada hace unos días, al ir con su primo Máxime a pactar una alianza con el inmortal Silas.

Un trato que iba a terminar de efectuarse esa misma tarde para volver a tener a Ethan con nosotros.

Se volteó para dedicarle una cálida sonrisa a Marlene al oir sus palabras. “Es cierto, al menos estamos juntos en esto” Había conocido a la chica hace muy poco, pero la relación que ella compartía con sus primos más cercanos - Ethan y Adrien - la hacía querer conocerla mejor. – Lo sé. – Ella tampoco terminaba de creer que estuvieran por hacer esto.

– Pero tenemos que hacer lo imposible para traer a Ethan. – Agregó en un susurro, volviendo la mirada hacia donde se encontraba Adrien. ¿Estaba de acuerdo él con esto? Por algún motivo la rubia buscaba la aprobación del mayor. – Espero que esto funcione. – Murmuró, dejando escapar un suspiro.

La voz de Céline la tomo casi desprevenida, y es que la joven nunca pasaba desapercibida en ningún lugar donde estuviera, sin embargo hoy estaba especialmente callada. – No debe de tardar mucho más en llegar. – Lo que la llevó preguntarse interiormente debido a sus propios nervios ¿Dónde estás, Silas?

Adrien se mantuvo sereno, no estaba contento con la situación. No sólo sus primos habían pasado por alto lo que habían dicho que harían al comienzo y la división de tareas, sino que mientras él organizaba para obtener la magia que necesitaban e incluso la obtenía, ellos habían ido por detrás en busca del enemigo de quien Adrien había buscado como aliado en aquella situación. Aquello sólo podía indicar la mala organización del equipo, pero no tendría que sorprenderse. Una vez sacaran a Ethan del Mundo Prisión, no habría más de aquello. No más.

Todo había sido por nada. O al menos, de momento, así lo parecía.

Negó ligeramente y esperó junto al resto, sin decir nada, pero no sin notar la mirada de Marlene. Sus ojos se movieron hacia ella y la observó detenidamente por un momento, antes de asentir. Parecía que ella tampoco sabía nada al respecto, lo cual le resultaba aún más insultante. El mayor de los Lenoir caminó un par de pasos por el lugar, ignorando las palabras de sus primos, con quien no sólo estaba enojado, estaba furioso.

Ni siquiera miró a Danielle cuando le dirigió la palabra, ella también había sido parte de todo aquello. Sólo esperó para conocer qué demonios planeaba darles Silas que Qetsiyah no.

Maxime se cruzó de brazos y empezó a tamborilear con los dedos de ambas manos. Se sentía especialmente tenso, no por la misma situación, sino por la idea de pensar que el futuro del plan, de su primo, dependía de un completo desconocido, que además fue autor de uno de los accidentes que más le impactó, y sufrió, de los últimos meses.

El francés lanzó una mirada, en apariencia, tranquilizadora a Marlene. — No iba a ser algo fácil, yo tampoco habría imaginado terminar así. — Porque sí. Las semanas de agonía iban a terminar en cuanto el trato se formalice. — Como ha dicho Danielle, hay que hacer lo imposible para sacarlo de allí, y de alguna forma… lo que rodea a Silas es, en cierta forma… imposible. — Detestaba reconocerlo, pero aquella vez fue la primera que vio cómo una persona volvió en contra a varias. Si bien, él logró controlar la presencia de Silas en su cabeza, no fue fácil, ni mucho menos.

A continuación, plasmó una mirada cómplice a su hermana, a la cual dedicó una media sonrisa cómplice. — Algo así… puede que incluso esté ahora mismo aquí y no nos percatemos de su presencia.

Segundo paso.

Cada vez estaba más cerca de cumplir al fin uno de sus objetivos. Quitar del medio a su ex prometida y así poder vivir con total tranquilidad junto a Amara.  No iba a renunciar a eso, aunque debiera sacrificar a más de una persona en el proceso.

Aunque, si aquellos de utilidad para el Inmortal eran de ayudar, nada tenía que terminar mal. ¿Verdad?. Silas gozaba de una imperiosa paciencia, no había dudas de eso...A no ser que a alguna de sus alianzas se le ocurriera jugar contra el.

— Lamento la demora, el tráfico esta un poquito...denso —Lleno de ironía como era habitual al momento de relacionarse con otros, avanzó hacia el grupo de personas que lo aguardaban. El puente había sido foco de varias de sus reuniones, les permitía tanto a él, como a sus ''alianzas'' hablar con total libertad e intimidad.

Lejos de todo tipo de testigos...En caso que algo saliera mal.

— No dispongo de demasiado tiempo. Así que vayamos al grano  —Perder el tiempo no era una opción. Debía volver a Nueva Orleans cuanto antes— Dos de ustedes fueron en mi búsqueda —Desvió la mirada hacia Máxime y Danielle— Ustedes necesitan que yo saque a una persona de ese llamado...Mundo Prisión  —Grácil y despreocupado, paseo la mirada por el resto de los que componían el grupo popurrí—Pero...—Alzó el dedo índice, como si fuera a protestar— A cambio necesito que alguien quede encerrado alli...—Siseo amenazante, sin dar margen a que pudieran negarse— A mi ex prometida, Qetsiyah.—Sentencio con determinación.

Adrien movió su atención hacia Maxime. Si aquella era la única razón por la que Silas estaría presente, sus primos habían caído en las redes de Silas por... ¿qué exactamente? —Qetsiyah iba a ayudarme. — Y, ellos —simples brujos en su comparación—, no iban a sentarse a debatir quién —Silas o Tessa— era el más poderoso.  Era evidente que no necesitaban a ambos para realizar aquel trabajo. Sí quizás para sobrevivir la ira de los Géminis cuando Joshua se enterase de lo que habían hecho, desafiándolo de aquella forma. Pero ni Silas ni Qetsiyah perderían el tiempo ayudándolos en algo así. Al menos, así lo creía, de momento.

Adoptó nuevamente el silencio y entonces, lo vio. Era la primera vez que veía al inmortal con sus propios ojos, jamás lo había hecho antes.

“Dos de ustedes fueron en mi búsqueda”

«Danielle y Maxime» reprodujo su mente, como si intentara grabar entre sus pensamientos quiénes eran los verdaderos culpables si todo aquello se iba al demonio. Ellos, que no habían podido mantener el trasero quieto mientras él hacía lo que había dicho que haría. «Idiotas» Porque no sólo habían metido a uno, sino que, a dos de los brujos más poderosos de la historia para tener como enemigos si cometían un error.

—Podemos entregarte a Qetsiyah en la palma de tu mano, puedo asegurarlo. Acudí a ella antes que mis primos acudieran a ti. Ha ofrecido exactamente lo mismo que ofreces tú— Adrien se adelantó un paso, observando al inmortal. —Por eso, la balanza está demasiado equilibrada en este momento. — Hacía falta de algo para desempatar. —El vínculo de los Géminis, si nos ayudas a que Danielle y Ethan rompan su vinculo con el aquelarre, además de lo prometido previamente, traicionaremos a Qetsiyah y la pondremos a tu disposición para que hagas con ella lo que deseas, incluso ayudarte a encerrarla en el Mundo Prisión. — No debía suponer un gran problema para un brujo con su poder.

   Y… como si fuera una estrella del rock, literal, así apareció. Maxime, quién ya se hubo reunido con él y con Danielle con anterioridad, saludó al inmortal con un gesto sereno, sin hablar, dejando que el inmortal empezara a hablar.
Sinceramente, el francés tampoco deseaba que aquello se alargara demasiado. Ya perdió demasiado intentando solucionarlo él sólo, sin contar con las semanas en las que el vicio y la necesidad de tomar alcohol, se hicieron con el control de su vida.
 
Maxime paseó la mirada sobre los presentes, devolviéndosela a Silas cuando éste se refirió a ellos. Sin duda, fue una decisión difícil, pero estrictamente necesaria.
Tampoco se sorprendió cuando mencionó de nuevo ese nombre… que tan complicado le resultaba pronunciar, ya que, de hecho, fue parte del trato que pactaron tanto Danielle, como él.
 
Lo que sí le sorprendió fueron las palabras de Adrien. Al francés le hirvió la sangre por la forma en la que no sólo él se atrevió a plantarse ante Silas, sin duda, bastante suicida, sino porque por su culpa, quizás el plan podría fracasar y volver al inicio.
Ya fuera para evitar que Adrien se suicidara con aquellas palabras, que la conversación no tomara otros tintes aparte del trato, y evitar que el plan, que ya había tomado su cauce, fracasara, avanzó hacia Adrien, quedando en medio de ambos. Manteniendo la calma aunque en realidad quisiera propinar un par de puñetazos a su primo. – Adrien, no estamos aquí para discutir quién acudió primero a quien. No es una competición, puede que la vida de Ethan este en peligro. He visto el poder de Silas, se de lo que es capaz de hacer, y lo más importante. Va a ayudarnos. No estamos en disposición de pedir. Soy el primero que desea que el vínculo de los Géminis se rompa, pero ese es ya otro asunto. Centrémonos en salvar a Ethan. – Dijo completamente calmado. – Empecemos a trazar el plan…

Está dolido.

No hace falta ser ningún erudito para percatarse de ello. Ni Adrien, ni Marley, han sabido de qué iba todo esto hasta que ha sido demasiado tarde. Y, aunque Marlene se ha mostrado más indulgente al respecto, Adrien no ha aceptado aquel cambio de planes de buena gana. A fin de cuentas, se arriesgó personalmente al contactar con Qetsiyah.

Y ahora, han acudido en busca de su mayor enemigo.

Con todo, Marlene seguía sin fiarse en demasía de la Viajera, de modo que parece tan buena opción como Silas. Sea lo que sea aquello que quiera a cambio, si puede sacar a Ethan del Mundo Prisión, puede ser un aliado igualmente válido.

No se hace más de rogar. Silas finalmente se muestra ante ellos, dispuesto a negociar. —No es tan fácil. —El inmortal parece muy seguro de sí mismo, pero si entendió bien el procedimiento de entrada y salida de aquel purgatorio sobrenatural, no es una tarea tan sencilla—. Para abrir el Mundo Prisión es necesario activar la llave. El Ascendente. —Marlene clava la mirada en Luke de forma elocuente—. Se necesita una gran cantidad de energía y... Algo más. Sangre Bennett. —Sin aquellos dos elementos, cualquier intento será inútil. Quizá Silas cuente con la magia pero, ¿qué hay de la sangre?

Adrien, además, trata de empujar a Silas para que mejore su oferta. Marley contiene el aliento. ¡El vínculo Géminis! La razón por la que tanto Adrien, como Ethan, e incluso Danielle, podrían acabar bajo tierra junto al líder de su propio aquelarre. Pero, ¿alguien como Silas podría corromper y destruir algo así?

Maxime, no obstante, se siente contrariado ante aquel intento de negociación. Marley comprende que tiene que intervenir antes de que aquella discusión se convierta en una merienda de puñetazos. —Eh, ya basta. —Les reclama a ambos, avanzando hasta posicionarse en medio, separándolos e impidiendo lo que pudiera pasar—. Ethan tiene que ser nuestra prioridad —coincide con Max—, pero debemos valorar todas las posibilidades. No se trata sólo de Adrien. Te recuerdo que Ethan y Dani también podrían morir por culpa de ese vínculo después de lo que estamos a punto de hacer. —Sin embargo, todo aquello no son más que especulaciones. Al menos, de momento.

Marley se dirige de nuevo hacia el inmortal. — ¿Podrías hacer algo así?

—¿Y tu eres? —Con un movimiento lento de cabeza, volteo hacia Adrien, alargando los labios. La malicia se palpaba claramente en el semblante del Inmortal al oír el nombre de su ex prometida. Al parecer, no era demasiado iluminado el brujo al imponerse de esa manera, exigiendo algo más a cambio.

Pero vaya sorpresa. Alguien (Maxime) se adelantó a hablar interponiéndose en el medio justo cuando Silas adquiría una actitud más amenazante. ¿Se había atrevido también a involucrar a Qetsiyah?. Nombrarla fue un error fatal, que el Inmortal no iba a pasar por alto.

No iba a confiar en él.

En Adrien. Sin embargo, tampoco iba a dejar que sus preciosos planes para mandar a vacacionar a la psicópata de su ex, fallaran— Señores, no gozó de mucha paciencia —Les advirtió de manera tajante, desviando su atención a la la mujer (Marlene) que aparentemente sí sabía cómo negociar— Me agradas —Hizo un ademán con el dedo índice, dando a entender lo acertada de su postura— Como poder, puedo… —Claro que podía. Silas confiaba en su poder….

Sin embargo..

—Lo que sucede es...—Movió su cabeza de lado a lado, adoptando un gesto pensativo— ¿Cómo es que le llaman ustedes al viejo gordito que reparte regalos?...¿Santa Klaus? —Fingió desconcierto, encogiéndose ligeramente de hombros— No soy tan generoso como para entregarles dos favores a cambio de uno. Si lo hago, estarán en deuda conmigo —Acentuó la maliciosa sonrisa— ¿Tenemos un trato? —

— Por cierto… —Sin pasar por alto el primer comentario que había realizado Marlene, añadió— No deben preocuparse por la sangre Bennet —El Inmortal tenía un as bajo la manga— Pero si deberían intentar conseguir esa otra cosita que necesitan —Ironizó, haciendo referencia al ascendente.

Maxime no conocía a la perfección a Silas, pero la actitud que mantuvo en el primer encuentro que tuvo junto con Danielle, no cesó de mostrar ese orgullo amenazante del que, al parecer, no sólo pretendía aparentar, sino que, en realidad, así era.

Auténticamente poderoso….

…sobre todo, cuando sintió la fuerza con la que el inmortal luchó en su mente para apoderarse de ella, y de seguro lo hubiera logrado, de no ser por la cantidad de personas presentes en el tren de la bruja.

No se lo deseaba a nadie. Ni a Adrien, ni a su peor enemigo.

El francés volvió la atención hacia Marlene y torció una minúscula sonrisa… a pesar de que en parte, sospechaba la respuesta de Silas. — En un futuro, y a pesar de endeudarme personalmente contigo, Silas, no dudaría en pedirte ayuda para romper el vínculo Géminis… — como dijo Marlene, corrían peligro, y a pesar de que a él no le afectaba, sacrificaría su propia libertad de decisiones por los que eran, y se convirtieron en su familia. — Pero antes hay que sacar a Ethan de allí. —Para ello, necesitaban el ascendente.

Maxime, de nuevo, giró la mirada hacia Luke. — El ascendente… sospechamos que lo tiene Joshua Parker… ¿no es así? ¿Lo has conseguido, Luke?

Al parecer aquel grupito de super rescatistas, tenían cosas que pulir entre ellos; Poco le importaban esos asuntos al Inmortal mientras que no repercutieran en sus planes. Les dedico una mirada, en especial a la castaña (Marlene) y al rubio (Máxime) que parecían los más interesados en sacar a esa persona del encierro— Perfecto. Entonces tenemos un trato —Entorno la mirada, enfocándose por completo en el brujo que acababa de sellar un pacto con el...

...No había vuelta atrás.

Dilatar más el asunto era innecesario. El solo era el encargado de efectuar el hechizo, del resto...debían encargarse ellos— Creo que no hay mucho más para hablar —Inquirió con sorna— Ustedes buscan ese ascendente y yo me encargo del resto —Estaba listo para voltearse e irse, cuando se percató de un pequeño detalle— Por cierto... —Alzó el dedo índice— Si saben sobre mi, estoy completamente seguro que también saben sobre...ella  —Haciendo referencia a Qetsiyah, la cual ya habia nombrado en su encuentro previo con dos de los brujos que estaban allí presente— Deberían intentar contactarla, bajo cualquier excusa —Torció el gesto— Así como me localizaron a mi, se que pueden hacerlo con ella —Ironizó, ensanchando la sonrisa— Ese día, ella tiene que estar presente. Entonces, saco a ese tal…¿Ethan? —No recordaba si ese era el nombre que le habían dicho la última vez, de todas maneras le importaba muy poco—... Y encierro a mi ex prometida  —Sentencio con total malicia….

...No había más que agregar. Solo esperar.

— Tu sabes como localizarme. Hazlo cuando tengan todo preparado —Se dirigió a Máxime, y luego volteo hacia Marlene, dedicándole una sonrisa...Aunque proviniendo de Silas, difícil era saber que quería reflejar con ella.

Me agradas.

Las palabras de Silas provocan el nacimiento de un escalofrío desde su espina dorsal, que recorre toda su espalda. Sentirse tan observada por el primer inmortal de la historia, no es algo que te suceda todos los días. A pesar de todo, Marlene hace lo posible por guardar la compostura y mantenerse firme, incluso cuando Silas declara que no es tan generoso como para hacerles dos favores por el precio de uno.

Estarán en deuda con él. Pero, ¿por Ethan? Merece la pena pagar aquel precio.

—Que así sea entonces. —Dicen que en el amor y la guerra, todo vale. Y no hay duda que, si hay algo que une a los Lenoir y a Marlene, es el amor que profesan hacia Ethan.

De modo que las tareas parecen haber vuelto a dividirse: ellos deben encontrar el Ascendente, y Silas se encargará de todo lo demás. Aquello parece algo de lo que Luke, como hijo del líder Géminis, podrá encargarse. Ethan está cada vez más cerca de salir de aquella celda mágica.

Cierto es: no pueden olvidarse de Qetsiyah. Marlene dirige una mirada llena de preocupación a Adrien, en silencio. Ella mejor que nadie sabe lo que este nuevo trato puede significar: el brujo tendrá que romper el trato que hizo con Qetsiyah, y en el peor de los casos, traicionarla. No es que estén en el mejor momento para echarse a más enemigos sobre los hombros, pero ya es demasiado tarde para arrepentirse.

Así pues, Silas finalmente se marcha, dejando al grupo nuevamente a solas. —Vayámonos de aquí. —Propone Marley—. Aún hay mucho por hacer. —Y, de alguna manera, todavía queda la peor parte.