Las proyecciones astrales requerían de una cantidad de poder así como de concentración por parte de la persona que las realizaba, si bien para cualquier podría llegara a ser algo sumamente tedioso lo cierto es que no para la bruja Mikaelson quien llevaba siglos poniendo aquellos conocimientos en práctica y de hecho para una de las habitantes del lugar donde se encontraban no era la primera vez que se comunicaría con ella de esa forma.

-Debo admitir que no imaginaba un sitio como este cuando pensaba en volvernos a encontrar-mencionó Freya observando tanque metálico situado en algún punto del puerto Wilmington, dicha prisión improvisada no era especialmente grande sino más bien todo lo contrario aunque un detalle no escapaba a la bruja y eso era el objeto oscuro que los retenía y del cual aun no sabía lo suficiente como para buscar una solución pero para eso estaba allí-Disculpad que me presente tan tarde pero mi visita es de suma importancia sobretodo para vosotros aunque para uno de los dos mi presencia puede resultar confusa a pesar de que ya nos vimos en una ocasión hace mucho tiempo-puntualizó porque ya se había reunido previamente con Rebekah pero su hermano debía de sentirse confuso cuanto menos-Rebekah puede ponerte al día pero si aun tienes dudas yo misma puedo despejarlas-le hizo saber a su hermano, mejor si iba al grano y cualquier duda sobre su identidad era despejada aunque Kol no era Klaus por lo que no esperaba la misma reticencia a la hora de depositar su confianza en ella.

La forma de hablar de la hermana mayor de los Mikaelson siempre era algo... misteriosa cuanto menos, quizá porque no estaba acostumbrada a revelar mucha información o quizá porque no solía dejar que nadie la conociera lo suficiente como para atravesar esa barrera autoimpuesta frente al mundo-Y ahora que tenéis tiempo,-comentó ladeando ligeramente la cabeza intrigada-¿por qué no le contáis a vuestra hermana mayor todo lo que sabéis del objeto que os retiene aquí para que pueda buscar una solución para sacaros de aquí?-cuestionó con una sonrisa ladina bailando en sus labios, Freya se alegraba realmente de volver a ver a sus hermanos pero aquella reunión podía esperar hasta que estuvieran libres y cuando lo estuvieran podrían ayudarla a hacer frente a la que por tantos años fue su captora.

Una visita nocturna es lo que menos se habría esperado Kol en un día como aquel. Una mujer se muestra repentinamente ante ellos, levantando todas las alarmas del original en un principio. —¿Pero qué...? —Necesita de unos segundos de más para detenerse a escucharla. Ahora que lo piensa, sí le resulta extrañamente familiar—. La Navidad de 1914. —La última antes de volver a ser enviado al ataúd... hasta hace poco más de un año.

Su misteriosa “cita”.

Kol vuelve el rostro inmediatamente a Rebekah. —¿Os conocéis? —Parece que últimamente es costumbre en su familia ocultar información a Kol. Cierto es que en aquella misma navidad Rebekah y aquella bruja tuvieron oportunidad de conocerse, más no recuerda que aquella relación trascendiera más allá.

Bruja. Bruja y por ende, mortal. Y sin embargo, sigue prácticamente idéntica a cómo la recordaba. A Kol le consta que algunas brujas poderosas pueden prolongar su edad, de modo que no se deja sorprender; al menos, no de momento.

La información que trae consigo es mucho más reveladora. En concreto, dos palabras: hermana mayor.

—¿A qué viene todo esto? —Exige saber un confundido Kol, poniéndose en pie en pos de demostrar indignación—. Oye, hermanita, no sé con qué clase de chiflados te has relacionado últimamente, pero no parece el mejor momento para gastarnos una broma. —Le reprende no a la bruja, sino a Rebekah: su única hermana.

Claro que Kol sí tuvo una hermana mayor: Freya, a quien no llegó a conocer. Pero no es posible que sea ella. Simple y llanamente, no puede ser.

El tiempo dentro de aquella prisión se hacía cada vez más insoportable y la alternativa de la desecación se le hacía cada vez una idea menos descabellada, sin embargo, la sorprendente visita que recibirían esa noche quizás pudiera arrojarles algo de esperanza.

— La recuerdas, ¿Verdad? — dirigió aquella pregunta a su hermano una vez que hizo referencia a la navidad de 1914 —. Hablé con ella esa noche, le advertí que no le convenía salir contigo — una pequeña sonrisa apareció en sus labios al recordar aquel momento del que ya había pasado un siglo.

La rubia volvió la vista hasta la recién llegada. Podría haber aprovechado ese tiempo con Kol para hablarle sobre la visita que recibió unos meses atrás, en Newport, por parte de la misma mujer que ahora se presentaba ante los dos como su hermana. Sin embargo, Rebekah había permanecido en silencio.

— Kol... Debes escucharla — sabía que su hermano se mostraría escéptico, de la misma forma que incluso ella titubeó ante la veracidad de sus palabras —. Apareció un día mientras estaba en Newport y me lo contó todo — o al menos todo lo que quiso revelarle ese día —. Y me advirtió el peligro que corríamos... El que corre Hope — y ante el que no podrían hacer nada mientras siguieran allí encerrados. Supuestamente, durante el resto de la eternidad —. Pero hoy no has venido a hablarnos sobre nuestra sobrina... — no, sus palabras fueron claras; estaba allí para intentar sacarlos

Una pequeña sonrisa satisfecha se dibujó por unos segundos en los labios de la mayor de los Mikaelson al escuchar a Kol recordar de dónde la conoció-Así es-le confirmó-aunque me encargué a conciencia de mantener mi identidad oculta y estoy segura que nuestra madre os contó a todos la misma mentira de la trágica muerte de Freya-explicó brevemente aunque podía entender su confusión, su caso no era precisamente normal, ¿cómo explicarle que su tía Dahlia la había mantenido joven así como atada mediante un hechizo que la ponía a dormir? Quizá pudiera hacerlo en otra ocasión mas no en esta pues no tenían el suficiente tiempo disponible por el momento.

-En efecto, estoy aquí para encontrar un modo de sacaros de esta improvisada prisión en la que os encerraron-le hizo saber a Rebekah, para su suerte previamente se había ganado algo de confianza de parte de su hermana menor por lo que le sería de gran ayuda para conseguir que Kol colaborase-en relación a Hope puedo deciros que, por el momento, se encuentra a salvo pero la amenaza sobre ella sigue presente-añadió, quería que lo supieran pues una vez salieran, ya que Freya no descansaría hasta encontrar una solución, debían estar alerta ante la llegada de Dahlia.

Alternó su mirada entre ambos parándose en Kol-Sé que tienes muchas preguntas y que no te va a resultar fácil confiar en mí pero no voy a dejaros aquí encerrados-comenzó para después mover su atención a Rebekah-a ninguno-añadió tomándose un momento para pensar sus siguientes palabras-Ayudadme a entender con qué tipo de magia estoy tratando y os prometo que no descansaré hasta sacaors de aquí-les pidió porque Freya era la hermana mayor y como tal sentía que era quien tenía que encontrar una solución a aquel problema.

Kol rueda los ojos ante el comentario de su hermana menor. —¿Por qué será que no me sorprende? —¿Quién necesita enemigos perteneciendo a la familia Mikaelson? Sin embargo, sus palabras resultan más perturbadoras de lo que a Kol le hubiera gustado.

«Kol... Debes escucharla.»

No hay rastro de duda, ni mucho menos broma en la mirada de Rebekah. Pero Kol aún no está preparado para enfrentar la verdad. —¿Todo? ¿Pero de qué va esto, Beks? ¿Es que has perdido el juicio? —Desde luego, parece haberlo hecho—. ¿Qué clase de demencias has hecho creer a mi hermana, bruja? —Inquiere, volviéndose hacia la mujer que tienen enfrente. Una mujer que osa apropiarse del nombre que alguna vez, perteneció a una hermana a la que Kol jamás conoció.

Freya.

—Nuestra hermana Freya murió por la peste mucho antes de que Rebekah y yo naciéramos... —Sin embargo, la bruja asegura que todo no fue más que una mentira... Y lo hace poco antes de prometer que les va a sacar de allí—. ¿Por qué debería creerte? —Le pregunta entonces—. Aun si fuera cierto lo que dices, lo cual dudo severamente... ¿Por qué querrías sacarnos de aquí? Ni siquiera nos conoces. —O al menos no como se supone que lo habría hecho una hermana mayor.

No iba a resultar nada fácil hacer que Kol confiase en la versión de que la bruja que se encontraba frente a ellos no era otra que Freya, su hermana mayor. Y dada la cantidad de enemigos que tenían sobre sus espaldas, no podía reprochárselo. Ante todo, su hermano estaba siendo precavido.

— Esa es la historia que nuestros padres nos relataron. Pero dime una cosa, hermano. A estas alturas... ¿De verdad puedes creer en algo de lo que ellos nos contaron? — porque los años les habían demostrado que tras el apellido de su familia se ocultaba una maraña de secretos y mentiras que acabaron por convertirlos en lo que eran ahora —. No tendría por qué ayudarnos y aún así está aquí. Al menos habría que darle el beneficio de la duda — para ser justos, a ella tampoco se le hacía fácil de digerir, pero ahí estaba, metida en su papel de mediadora.

— La Serratura... Se trata de un objeto oscuro que es capaz de atrapar a un ser vivo o muerto. Supuestamente por el resto de la eternidad — su mirada volvió una vez más en busca de la de su hermano —. Kol podrá explicártelo mejor — al fin y al cabo, de los dos, era este el más experto en la materia de lo que a ese tipo de objetos se refería.

-Le he contado la verdad-confesó la bruja Mikaelson con esa tranquilidad que la caracterizaba porque mantener la calma era una prioridad si quería ser oída-No necesito recordarte la forma en que nuestra madre se encargó de rompernos a cada uno, los secretos y la manipulación siempre fueron su especialidad-mencionó algo enigmática.

La mayor negó ligeramente con la cabeza, una mentira bien trabajada podía llegar a enmascarar la verdad sepultándola bajo un montón de capas pero Freya estaba dispuesta a excavar-¿Os contó también que padre llamó a su espada Razul porque su empuñadura le recordaba a mi cabello? ¿Os dijo que tiene una hermana llamada Dahlia con la que hizo un trato por el cual se llevaría al primogénito de cada generación a cambio de un conjuro de fertilidad? Seguro tampoco os contó sobre el día que nuestra tía Dahlia volvió para reclamar lo que consideraba suyo, el día que Esther, nuestra madre, se quedó impasible observando cómo se llevaban a su primogénita condenándola así a una vida de esclavitud bajo el yugo de una mujer cuya ambición no conoce límites-narró, a pesar de su aparente tranquilidad comenzaba a notarse cierto quiebre en la voz de la mayor al rememorar todo aquello.

-Creerme o no es elección tuya, Rebekah sabe que sólo quiero ayudaros aunque lo cierto es que más allá de tener o no tu confianza es que no hay muchas más personas intentando sacaros de esta prisión-le hizo saber pues no parecía que pudieran salir de allí por otros métodos, ni si quiera la propia Freya había encontrado aun alguna solución-Sois mi familia y, aunque aun no tuve ocasión de poder conoceros, no puedo permitir que paséis una eternidad retenidos de esta forma, no si puedo hacer algo al respecto-fue su respuesta para después escuchar a Rebekah-Un objeto oscuro, ¿sabéis cómo de antiguo es o de alguien que haya trabajado con este tipo de objetos?-se interesó, quizá así pudiera pudiera averiguar algo más sobre aquello pero cuando su hermana le pidió a Kol que le diera detalles Freya se sintió en la obligación de revelarle algo que Rebekah ya conocía-También estoy aquí por otro motivo-confesó finalmente-Dahlia está de camino, puede sentir la magia de Hope y no dudará en venir para reclamar lo que cree que es suyo-anunció-Puedes decidir no ayudarme, Kol, quedarte aquí pero si lo haces dejarás atrapada contigo a Rebekah y el destino de Hope dependerá de lo que podamos hacer sin vuestra valiosa ayuda-explicó, en sus palabras había una pregunta velada, ¿cuánto le importaría su sobrina como para provocar que colaborara? Estaba segura de que estaba a punto de descubrirlo.

«A estas alturas... ¿De verdad puedes creer en algo de lo que ellos nos contaron?»

Kol odia tener que darle la razón a nadie —el orgullo es un rasgo muy característico entre los Mikaelson—, pero la realidad en relación a sus padres, y más en concreto a Esther, es innegable. Sin embargo, que aquella bruja tenga en su poder historias sobre su pasado, vuelve el contexto de aquel encuentro mucho más... inquietante.

—Dahlia. —Repite el nombre, como tratando de memorizarlo. «Al menos habría que darle el beneficio de la duda.» Suspira. Kol no tiene claro que esté preparado para asumir tan repentinamente la milagrosa resurrección de su hermana mayor —aquella a quien jamás conoció—, pero al menos hay algo claro y es que, sea o no Freya la mujer que tienen delante, está allí dispuesta a ayudarlos. Y algo más: a advertirlos.

Porque al parecer, la vida de su sobrina está en peligro.

Sin embargo, las previsiones de Kol no son demasiado optimistas. —Nadie lo recuerda. —Dice entonces, respondiendo a la pregunta de la bruja—. No se sabe quién lo embrujó, supongo que por brujas de ascendencia italiana o incluso romana según el nombre. Nadie tiene claro su origen, aunque por alguna razón consiguió terminar en poder de la Facción Humana de Nueva Orleans. —Procede pues, a explicarle todo lo que sabe sobre el objeto oscuro—. Como bien te ha dicho Rebekah, sirve para encerrar durante el resto de la eternidad a un ser vivo... o muerto. —Como ellos—. Técnicamente, necesita de un maleficio para activarse, pero no se conoce el contra-maleficio capaz de revertir sus efectos.—Kol deja escapar otro suspiro, y en su expresión puede leerse su pesimismo ante la situación—. Si existe forma de desactivar la Serratura... o de que salgamos de aquí, desde luego no es nada conocido o que se haya hecho antes. —Y por ende, cabe la posibilidad de que... simple y llanamente, no exista forma alguna de salir.

Parecía que había logrado hacer entrar en razón a Kol respecto a las supuestas verdades que les contaron sus padres, más ella no es la única que tiene algo que decir sobre el tema, pues Freya también conoce algunos secretos de los que solo un Mikaelson podría presumir.

Razul...

El nombre de la espada de padre fue pronunciado por la bruja. ¿Quién podría saber esa información si no se tratara de la mismísima Freya?

La vampiresa aguardó, desviando la vista hacia su hermano. Al final este empezaba a ceder. Puede que todavía le fuera a costar asimilarlo, incluso para la propia Rebekah todavía era algo difícil de digerir. Pero la realidad era que Freya no le había dado motivos para desconfiar de ella, al contrario, trataba de ayudarla.

— Se supone que todo hechizo tiene su punto débil. ¿Por qué este debería ser diferente? — incluso ellos, que se suponía que eran uno de los seres más poderosos que se encontraban sobre la Tierra poseían su talón de Aquiles —. ¿Se te ocurre algo que pueda sacarnos de aquí? — le preguntó a la otra rubia, dirigiendo la mirada hasta ella como si en ese momento fuera la poseedora de todas las respuestas.

El tiempo apremiaba y ante una amenaza que se cernía sobre su sobrina, Rebekah se impacientaba cada vez más por salir de ahí.

— ¿Cuanto tardará Dahlia en llegar hasta Hope? ¿Sabes de cuanto tiempo disponemos? — porque si no encontraban una solución inmediata eso significaba que Hope contaba con dos personas menos que pudieran protegerla —. ¿Has podido hablar sobre ello con el resto de nuestros hermanos? — una conversación que de haberse llevado a cabo imaginaba que tampoco debió ser fácil para la bruja.

El escepticismo era algo que la propia Freya esperaba de sus hermanos, ganarse la confianza de todos no sería nada fácil aunque quizá fuera más fácil intentarlo con unos que con otros pero a pesar de todo había una respuesta que había sido predominante sin importar qué y eso era que todos reaccionaban de forma protectora colaborando para proteger a la que era su sobrina, Hope, ver esa unión en el fondo provocaba que la mayor de los Mikaelson sintiera celos en comparación a cómo nadie luchó por ella cuando se la llevaron.

Fuera como fuera Freya bien sabía que no había tiempo para lamentaciones ni debía dejar ver aquellos sentimientos, de igual modo no duda en asentir cuando Kol repite el nombre en alto, para Freya cuanto más se mencionara su nombre más real se volvía su amenaza-Así que un objeto oscuro de incierto origen aunque largo recorrido-mencionó su conclusión en alto-Así es, incluso el más poderoso de sus hechizos tiene siempre una forma de ser contrarrestado de algún u otro modo, sólo hay que saber cómo hacerlo-comentó Freya en respuesta a la pregunta de Rebekah-Me temo que no puedo ofreceros una solución inmediata, sin embargo tened por seguro que la información que me estáis dando es crucial para conseguir liberaros, si no hay un modo de sobrepasar su hechizo entonces debe de haber un modo de inutilizarla-le aseguró a sus hermanos con el pequeño rastro de una sonrisa.

-Es imposible averiguar exactamente de cuánto tiempo disponemos, lo único que puedo deciros con certeza es que Dahlia ya habrá sentido la magia de Hope y habrá puesto rumbo aquí-confesó con algo de pesadez en su voz, el despertar de Freya marcaba también el de Dahlia por el hechizo que las unía, la Mikaelson sabía que de no poder acabar con ella con ayuda de sus hermanos el castigo que recibiría sería peor que la muerte pues esta no era ya una opción para ella-Tanto Elijah como Klaus son conocedores de esto, Hayley también estuvo en esa conversación aunque la confianza que cada uno depositó en mí es distinta puedo decir con seguridad que los tres están alerta-le aseguró, Finn también lo sabía pero la relación con estos era al parecer complicada cuanto menos por lo que, de momento, sería mejor si Freya mantenía la charla con este como algo más bien privado-Si hay alguien más de confianza que penséis pueda resultar de ayuda para sacaros de aquí este es un buen momento para hacérmelo saber-les pidió en cierto modo pues sino tendría que comenzar a investigar por su cuenta.

Tocado y hundido. Las palabras de Rebekah actúan como una lección de aquellas que el propio Kol solía darles a sus hermanos a modo de sermón. «Se supone que todo hechizo tiene su punto débil.» Y es verdad: todo encantamiento, objeto oscuro u hechizo tiene una laguna, una grieta que, si la encuentras, puedes cruzar.

Sin embargo, Kol conoce muy bien la magia que ha dado vida a algunos objetos oscuros, y si ha perdido la esperanza no es porque crea que sean encantamientos perfectos, sino porque sabe que encontrar aquellas grietas podría llevarles meses, incluso años. Y si bien algunas décadas no deberían ser nada en especial para un original... sí lo son para las personas que han dejado ahí fuera.

En especial, una persona.

Por no hablar de que las cosas también se están complicando ahí fuera: la entrada en escena de la misteriosa Dahlia, no presagia nada bueno. —Davina. —Kol deja escapar un suspiro, atendiendo a la pregunta de Freya—. Davina, es... una amiga nuestra. Es una bruja del barrio francés de Nueva Orleans.—Le explica—. Sé que querrá ayudar, pero no permitas que se ponga en peligro por nosotros.—Por mí. Las palabras de Kol se transforman en una petición.

—Y Freya. —Añade, antes de que proceda a desaparecerse—. Si Dahlia está buscando a Hope, debe ser prioritario protegerla. Nosotros podemos esperar. —A fin de cuentas, ni la propia Freya puede asegurarles una solución inmediata, de modo que deben ordenar su lista de prioridades. Si la esperanza de su familia está en peligro, deben asegurar primero su bienestar.

A fin de cuentas, por doloroso que resulte... Rebekah y Kol tienen por delante toda la eternidad.