13 de noviembre de 2011. Lynchburg, Virginia

Era un fin de semana que tenía completamente disponible gracias a lo que había estado haciendo en la cafetería, así que tomé el coche, agarré carretera y me fui directamente a donde vivía antes, en los Doral Acres, al sur de la ciudad. Más o menos, de donde vivía actualmente, al sitio donde vivía antes, eran unos treinta y cinco minutos, teniendo carretera libre, pero no era el caso hoy. Un par de atascos hicieron que el trayecto se me redondeara hasta los 50 minutos. Mis padres sabían que vendría porque les había avisado con antelación de mi venida, y por supuesto se alegraron de que volviera a acercarme a ellos, debido a que solamente estaba en los meses de verano, siempre que me dejaran en el trabajo, porque evidentemente decrecía lo que había que hacer en esa época del año. De todas formas, ellos esperaban que viniese en este momento en particular. Tenían que contarme algo, pero no me lo dirían.

Me saludaron de la misma forma calurosa que solían hacer, primero papá, el más animoso de la casa y luego mamá. Me instaron a pasar y tomar asiento en la amplia sala, porque me veían un poco cansado del trayecto, y con toda la razón del mundo, puesto que era casi una línea recta la carretera para llegar a la ciudad. Me ofrecieron jugo de albaricoque que acepté con todo el gusto del mundo y me preguntó mi padre cómo estaba la universidad, las amistades y todo lo que estaba haciendo en Mystic Falls.

Iba todo bien, sobre ruedas, inclusive comentándoles lo que hice yendo a la boda de la amiga de Alby, Eva. Mi madre me instó a que cuidara mucho esa relación con Alby por lo que era del mismo sexo y todo el problema que existía al respecto (en este estado no era legal casarse, pero esto ya era ir muy lejos), y prometí que así sería. No solo por las circunstancias externas, sino las internas que pudiese él tener, cosas que no diría explícitamente. Mi padre intervino después para comentarme que tenía algo por decirme. Después de todo este tiempo, pensaba que no teníamos familia extendida, sino que ellos eran hijos únicos. Me equivocaba y mucho. Mi padre tuvo una hermana, con la que se peleó mucho en su juventud por lo liberal que era él y lo que pasaba con ella, que se había metido con un tipo que olía a rancio pero no literal, sino metafóricamente, debido a lo cerrado de sus costumbres. Por como me fueron enseñadas las creencias cristianas, me resultaba demasiado chocante escuchar eso, y por supuesto, no es que me cayera muy bien ni el tío político pudiera decirse, ni ella misma, por dejarse engatusar de la forma que hizo.

Quise preguntar si esa relación fue a más y me escandalicé en cuanto dijeron que la hermana de mi padre estaba casada con ese retrógrado. Normal que no quisieran comentarme todo este tema. No supe más del mismo porque como mi padre estaba tan distanciado de Antoinette, como se llamaba mi tía, naturalmente había pocos detalles más al respecto... y lo que quedara de visita me quedó la intriga de quien sabe si conocer más al respecto, pero sí me quedé con como lucía Antoinette, si alguna vez llegaba a encontrarla.

Lamentaban mis padres haberme hecho venir a casa para saber un capítulo turbio de la historia familiar, pero al menos el resto de tarde lo disfrutamos viendo tele juntos, antes de tener que marcharme de vuelta a casa con un misterio que probablemente, no sé si valga la pena ser resuelto, por todo lo turbio que tenía detrás.