Típico de los Mikaelson: aliviando tensiones con una discusión de lo más inapropiada y en el momento más inoportuno.

—Ten cuidado, Nik. No vaya tu hermano menor a recibirte con una cariñosa paliza en cuanto consiga salir de aquí. —De acuerdo: puede que la fe sea contagiosa, y que una parte de él esté empezando a hacerse ilusiones. ¿Y si después de todo es posible? ¿Y si es verdad que el hereje puede absorber la magia de aquel objeto y consiguen doblegar a la Serratura? Cierto es que no hay registros sobre nadie que haya conseguido escapar de su embrujo pero, bien pensado, tampoco existían registros sobre la raza de los herejes hasta hace relativamente poco tiempo...

...Sin embargo, y como a Ícaro, cuanto más asciendes, cuanto más confías... más dura es la caída.

—Qué está pasando.—Tiene miedo de hacer demasiadas preguntas y de desconcentrar a las brujas, pero intuye que los planes no están saliendo como deberían. «Algo va mal.»

A pesar de que su orgullo le impedía reconocer o tan siquiera ver que podía tener un poco de razón, Naoki tampoco dijo nada cuando las brujas hicieron el ademán de ayudarle a guardar en un recipiente la magia que este estaba absorbiendo. Ni siquiera les dirigió la mirada.

Lo único que sí, le molestaba que no supieran mantener el silencio en un momento tan delicado como aquel, ya tendrían tiempo de festejar más tarde. Igualmente, tampoco se quejó al respecto, pues no estaba allí para ello. Estaba demasiado ocupado en encargarse de sacar a los Mikaelson de la Serratura y así, salvar el día.

Vuelvo a tirar dado para ver cuanto chupo.

Intentaba mantener su mirada distraída de Kol la mayor parte del tiempo. Quería que se mantuviera optimista - algo que sabía de sobra que no iban a conseguir, siendo el rebelde original como era, pero para eso estaba Rebekah - ella era práctica, pero también lograba ver el lado optimista de las cosas.

En el momento en que Freya mencionó los objetos oscuros, la mirada de Davina fue por un breve instante a Kol, antes de volver a centrarse en lo que la bruja estaba sugiriendo, pues lo que sugería era de lo más sensato que había escuchado en lo que llevaban allí.

Sin restar importancia al hereje super confiado de Klaus, quien compartía el mismo aire de grandeza que su jefe. Por la cuenta que les traía esperaba que así fuera. Se preguntaba qué le ocurriría a uno de los suyos exactamente si absorbía demasiada magia.

La llamada de Freya la sacó de sus dudas inoportunas y, a partir de ahí, concentró todas sus atenciones en lo que ambas debían hacer y en las instrucciones que ella le daba: tomando su mano, alzando la otra en dirección a Naoki y observando la cerradura que actuaría de receptor. — La magie acquise sur cet objet est versée — repitió con ella, bloqueando todo lo demás a su alrededor.

Elijah finalmente había conseguido lo que quera: dejar a las brujas trabajar junto con el hereje y llevarse a su hermano Niklaus a vigilar un poco el perímetro con él. De esta manera, la tensión entre él y Freya será menor y por eso en el fondo Elijah sabía que había hecho bien actuando así. Sin embargo estarían pendientes si sus hermanos salían de allí.

— Deberías intentar… confirmar un poco más en Freya, hermano —le pide con calma, sabiendo que es un tema todavía algo espinoso. Klaus no confía en nadie, a vece sin siquiera en el propio Elijah, pero al final del día por mucho que se peleen, siguen siendo hermanos, y Freya ahora, entra dentro de esa actuación—. Está haciendo todo lo que puede por ayudarnos y yo sé que sus palabras son ciertas. No nos ha mentido —Lo único que ha hecho es salvar su vida cuando ha podido y como ha podido de Dhalia e incluso de la historia que Esther decidió ocultarle a todos ellos.

Elijah finalmente suspira observando las huestes de Erisabeth y Vlad, apostadas no lejos de ellos. Parece, que por una vez se han podido tomar su trabajo en serio—. ¿No sientes envidia de nuestro hermano? —pregunta señalando a los puntos donde ve hombres—. Tiene un ejército casi dispuesto a morir por él y hasta la fecha no lo ha usado —De todos ello, Kol es el que más aliados parece tener pero… ¿alguna vez se ha planteado usarlos?

Sea como sea, tener tanto seguidoras, a vece son es bueno. Porque Elijah sabe, al igual que todos que cuanto más confianza hay, cuanta más gente te conoce, mas pueden ser aquellos los que te traicionen.

—Me gustaría ver cómo lo intentas, hermanito —alzó la barbilla, torciendo una de sus arrogantes sonrisas. Incluso a pesar de las circunstancias, siempre era buen momento para responder a las provocaciones de Kol, como si volvieran a ser dos niños.

No tenían nada más que hacer allí, aparte de estorbar, aceptando de buena gana la oferta de Elijah y dejando a los brujos hacer su trabajo. Conocía de sobra su temperamento como para saber que solo habría servido de distracción al ver que las cosas no iban tan bien como habían creído.

—Y tú deberías saber a estas alturas que no podemos depositar nuestra confianza en nadie, y menos en la familia... —a pesar de la irritación en su voz, Klaus se mostró todo lo comprensivo que alguien como él podría demostrar hacia un igual— ¿No has pensado que todo esto podría ser una forma de ganarse nuestra confianza ciega? Después de todo, lleva la sangre de nuestra madre en sus venas. Habrá heredado su facilidad para la mentira —razonó, empeñándose en mantener su postura, y recordando la última vez que su madre se la había jugado en Mystic Falls.

Experiencias como esa no hacían más que incrementar su ya de por sí incrementada y patológica paranoia.

—Irónicamente, todos están dispuestos a morir por su propia supervivencia. No es lealtad, sino oportunismo —comentó, entrelazando los dedos de sus manos tras su espalda en una pose calmada y elegante—. No siento envidia de ellos, tampoco. Saber que sus vidas dependen de alguien tan caprichoso como Kol no me dejaría dormir tranquilo por las noches... —bromeó con crueldad. A veces incluso se sorprendía a sí mismo.

—Están tardando demasiado, ¿no crees? —inquieto, se giró levemente hacia atrás. A pesar del comportamiento que el híbrido mostraba hacia su familia, seguía preocupándose porque estuvieran a salvo. A su modo.

Sintió un fuerte subidón de energía que no paraba de aumentar a medida que usaba su poder para absorber por completo la magia del objeto. Nunca había poseído tanta magia y no estaba seguro en ese momento si sería capaz de aguantarlo o si esta acabaría antes con él. Y aunque el hereje era orgulloso, apreciaba su vida o no vida.

A su lado, sabía que ambas brujas que lo acompañaban estaban intentando ser de ayuda y mientras este seguía concentrado en su tarea, de un momento a otro pudo sentir como la presión de aquella energía se iba deshaciendo gracias a la ayuda de ambas mujeres.

Vamos... No puede quedar mucho más...

Se alentó de manera silenciosa a sí mismo, volviendo a cerrar los ojos para no perder el control.

Vuelvo a tirar dado para ver cuanto chupo.
0+0+75+???

Esperar era lo único que podía hacer mientras repetía aquel hechizo en voz alta-La magie acquise sur cet objet est versée-toda su concentración estaba puesta en aquellas palabras recitándolas una y otra vez para poder así asegurarse de que el hechizo fuera a tener el efecto deseado, la bruja Mikaelson no era el tipo de persona que dejara las cosas a su suerte, no, había planteado las variables hasta encontrar aquel hechizo sabiendo con seguridad que funcionaría porque de no ser así se arriesgaban a perder al chico que, a pesar de no conocerlo, seguía siendo alguien que al parecer era importante para Klaus y estando ante la próxima amenaza de Dahlia todos los aliados del mundo serían insuficientes a su juicio.

No podía decirse que estuviera acostumbrada a trabajar en equipo, siempre fue una solitaria por obligación debido a la esclavitud a la que se vio sometida por culpa de su tía. Su madre y su tía arruinaron su vida pero por muy ingenua que pudiera llegar a parecer esperaba poder tener por fin una familia, una con la que tanto tiempo había soñado, a los que quería volver a reunir creyendo que, tal vez, pudieran crear juntos algo bueno donde su propia familia se había encargado de romper de alguna forma a cada uno de ellos.

Perdida en sus pensamientos ante la falta que acusaba de magia no tardaría en sentir cómo una gran cantidad de magia emanaba del chico sintiendo cómo esta transcurría mediante su hechizo hasta el que se convertiría en el nuevo contenedor de magia de la Serratura, no había sido un gran comienzo pero podía decir con seguridad que las cosas estaban por mejorar-Rebekah, Kol-se dirigió a ellos sintiendo que la magia dejaba de transferirse por fin-probad a salir-les pidió deteniendo el hechizo mientras observaba expectante a sus hermanos.

¿Tanto tiempo tomaba?

Ahora que veía la salida tan cerca, después de meses de cautiverio, no podía evitar sentirse impaciente. La esperanza brillaba ahora con más fuerza que nunca desde la primera noche que pasaron en ese comedor.

— Le está llevando su tiempo — comentó, junto a su hermano. Desde aquella posición no era capaz de ver al hereje, pero podía escuchar las voces de Freya y Davina unidas pronunciar el mismo hechizo —. Prepárate para empezar a echar de menos tiempo a solas conmigo — se dirigió a Kol con haciendo gala de un optimismo que pensó haber perdido hacía ya semanas.

Tras varios minutos más de incertidumbre, la tensión fue rota por un golpe seco. La Serratura había caído.

Alentada por las palabras de Freya, la rubia se acercó hasta la entrada del contenedor con decisión, colocando un pie fuera de este.

Eran libres.

— En fin... ¿Dónde está la fiesta de regreso a casa? — preguntó con una sonrisa terminando de salir de aquel lugar. No tenía intención de volver a pisar un lugar como ese lo que le restaba de vida.

No sabía decir cuánto tiempo llevaban repitiendo las mismas palabras, pero ninguno de los tres iba a detenerse a pesar de las dudas del resto, - dudas que tenían su fundamento, dado que esto se trataba del último recurso, pero el hereje parecía el más seguro de todos ellos. Eso de daba a Davina la convicción suficiente para aplicarse con más ganas si era posible, escuchando el tono imperturbable de Freya.

No estaban allí para fallar.

Y no lo harían, pues en ese instante sintió el torrente de magia emanando de Naoki hasta ir desligándose de él y hacia su nuevo contenedor. Alucinante, pensó la joven bruja al ser consciente de la proeza que se había llevado a cabo - y de lo que ello significaba.
Aún así, contuvo el aliento en cuanto Freya instó a sus hermanos a hacer la prueba, a dar un paso hacia su posible libertad, y rio sin poder contenerse al comentario de su amiga, ahora fuera de su prisión.

Pero sus ojos no se apartaban de los de cierto moreno, no lo habían hecho desde que había dejado de recitar el hechizo. Quería correr hacia él sin importarle lo que los presentes pensaran o quisieran; quería cerciorarse de que Kol estaba allí de verdad, libre por fin de su confinamiento y momentáneamente de la ira de su hermano. Pero estaban rodeados de su familia, no quería importunar.

... Qué diablos. ¿Cuándo hacía Davina lo correcto?

Se dirigió hacia él con calma,  hasta echar a correr por la impaciencia y acabar en brazos de Kol y, sin pensarlo dos veces, alzarse de puntillas hasta que sus labios se tocaron.

—Te quiero, hermanita. —Le sonríe Kol de forma ladina—. Pero me temo que ninguno de los dos va a echar de menos pasar tanto tiempo juntos y a solas. —Aquella ha sido una época oscura para ambos hermanos: quizá la más oscura que a Rebekah y Kol les ha tocado vivir.

Pero aquella está a punto de terminar. Ahora, de verdad. Ahora, para siempre.

Poner un pie fuera del tanque metálico resultó como una fantasía. Y, aunque puede que Rebekah y el resto de sus hermanos aún tengan que pensar cómo celebrar su regreso al exterior, Kol Mikaelson tenía muy claro lo primero que iba a hacer cuando saliera de allí.

Al unísono, como una respiración o un pulso entrecortado, ambos avanzan hacia el otro y Kol sabe que se han leído el pensamiento. Toma a su vez a Davina del rostro y se funden en el beso que tanto han necesitado.