En el poker, el joker es conocido como una carta que puede reemplazar a cualquier otra de la baraja. Y eso era lo que había hecho Loki en su partida contra Aksel; mientras su hermano pensaba que todos los Lanvik bajo su cargo le eran fieles, la realidad era que uno de ellos, servía a Loki en las sombras.

Y así, una vez cada dos semanas, el Lanvik se reunía con su informante, en una zona neutral de los bosques de Virginia, lo suficientemente alejado de ambos territorios para que los lobos de ambas manadas no pudieran detectarlos. Para ser más concretos, bajo unos túneles abandonados. Toda precaución era poca en plena guerra.

— ¿Has tenido algún problema para llegar aquí? — siempre le hacía la misma pregunta, como si temiera que algún curioso de la manada de metiches de su hermano pudiera seguirlo —. ¿Cómo has estado, muchacho? ¿Lo estás llevando bien? ¿Hay algo de lo que quieras hablar? — colocó una mano sobre el hombro del joven, en un gesto cercano y paternal.

La posición en la que Rowdy se encontraba era delicada y temía que al pasar tanto tiempo del bando contrario eso pudiera hacer que se replantease sus lealtades.

— ¿Qué novedades tienes para mí? — y por último, lo que realmente le interesaba, saber que era lo que se estaba cociendo en las entrañas de la facción enemiga.

Cada día se arriesgaba más. Cada día la soga que tenía alrededor de su cuello se tensaba, y la silla que lo sostenía se tambaleaba más y más. Bastaba un momento de despiste, un traspiés, y se caería. Sin embargo, no podía obsesionarse con dichos pensamientos o se reflejaría en su comportamiento y las sospechas se centrarían en él. Por el momento, se refugiaba en su talento para la mentira, mostrándose fiel a Aksel, y ocultando las dudas que sentía a su hermano menor, Loki.

—Ningún problema, y me aseguré de que mi tapadera fuera creíble. Nadie me siguió, ni sospechó lo más mínimo —avanzó con una seguridad aparente a través de los túneles que recorrían mil caminos bajo tierra, como serpientes. Un escondite, plagado de ratas que Rowdy podía escuchar cuchicheando por los rincones. Se sentía como una más, y las palabras de Ludwig resonaron en su cabeza.

—Aunque has de saber algo. El otro día me encontré con Ludwig, traté de cumplir bien mi papel. Nos peleamos —le comunicó, aunque imaginaba que a esas alturas ya lo sabría por parte del aludido. Sintió un escalofrío que no demostró al notar la mano de Loki, un gesto casi cálido y poco habitual en el alfa—. Estoy bien, tranquilo. Es tarde para echarse atrás —notó algo amenazante, sin embargo, en la mirada ajena—, y tampoco deseo hacerlo —agregó, sonando lo bastante convincente para que no sospechara nada.

—Han pasado muchas cosas, los ánimos están un poco alterados —ironizó, dejando claro que lo de "un poco" era un eufemismo—. Aksel se está encargando de purificar su ejército, ha asesinado públicamente a uno de los lobos más recientes: Lev. Aunque era cuestión de tiempo, el tipo no era muy inteligente —ignoró deliberadamente que, en cualquier momento, él también podría estar en el mismo lugar de Lev. No podía mostrar miedo, así que no lo hizo.

—Pero... Eso no es todo. Aksel está buscando aliados, tiene varios frentes abiertos, pero todo parece indicar que está planeando atacaros directamente... y pronto —le transmitió. En su opinión, si querían lograr estar a la altura deberían enfocarse en esos otros "frentes abiertos" y explotarlos a su favor. Aunque, a medida que hablaba, las dudas de Rowdy aumentaban. Solo un bando podría ganar, y no estaba tan seguro como antes de cuál debía hacerlo.

— Bien hecho, muchacho. Sé que puedo confiar en ti — pronunció con orgullo y sus comisuras se curvaron en una sonrisa, mientras palmeaba el hombro del muchacho con afecto —. Tu situación no es nada fácil, lo sé y lo estás haciendo muy bien. Ludwig y los demás no tienen ni idea que en realidad sigues siendo parte de nuestra familia, pero cuando todos sepan lo que en realidad has estado haciendo todo este tiempo, te verán como realmente eres; El héroe de la manada — tenía que reconocerlo, Jørgensen tenía agallas, muchas más que otros hombres que le doblaban la edad. No cualquiera en su posición podría lidiar con la presión de vivir con el enemigo, mientras los tuyos te consideran un traidor —. Todos admirarán tu valentía y te prometo que será más pronto que tarde — o al menos, esa era la intención del Lanvik, aniquilar cuanto antes a la facción enemiga. Y por eso, Rowdy era una pieza fundamental para asegurarse de cuál sería el momento oportuno para atacar.

Y tenía que ser antes de que los suyos empezaran a cuestionarse su liderazgo.

— ¿Ha ejecutado al joven Voigt? — vaya, eso sí que era una sorpresa —. Admito que ha durado más de lo que esperaba. Aunque me sorprende que Aksel haya tomado una decisión así tras la muerte de Christine — sobre todo por el aprecio que la mujer siempre pareció mostrar hacia aquel lobo —. Eso solo puede significar dos cosas... Que lo está superando o que definitivamente perdió la cabeza — añadió, acariciándose el mentón mientras valoraba ambas posibilidades.

Por su bien, esperaba que se tratase de la segunda, aunque todo parecía indicar que se trataba de la primera.

— Así que mi hermano no se va a andar con más rodeos... Una lástima para él que yo siempre vaya un paso por delante — aquella información no solo era valiosa, también una ventaja, pues gracias a Rowdy, el alfa de la facción contraria no podría tomarlo por sorpresa —. ¿Cuáles frentes son esos? Quizás puedan servirme de alguna forma — si Aksel estaba buscando aliados aliados, él también debía de hacer lo propio. Aunque siempre bajo sus condiciones.

Las palabras y el gesto de Loki despejaron sus dudas por un instante. El Lanvik era lo más parecido que tenía a un padre, o eso creía Rowdy, y una parte de él buscaba desesperadamente aquella aprobación, sentir que era digno y útil, algo que su padre biológico había sido una vez antes de caer en aquella espiral que lo había llevado a su muerte. ¿Qué pensaría esa versión de él de lo que estaba haciendo?

¿Héroe o traidor?

—¿Crees que de verdad me verán así? —bajó la mirada para no mostrar aquel rayo de esperanza, algo propio de alguien estúpido y débil. ¿Incluso ella?, pensó, sacudiendo ligeramente la cabeza— Puede que solo me vean como alguien de quien no fiarse, después de todo les he mentido a todos —volvió a mirar a Loki. Aquello, al parecer, se le daba bastante bien.

Terminó por asentir, resignado, tratando de aferrarse al hecho de que estaba haciendo lo correcto. No, no podía dudar. Su única opción era seguir adelante con todo aquello, esperando que saliera bien y que, pronto, obtuviera los resultados que el alfa mencionaba.

—En realidad, creo que es un poco de ambas... Todo lo que ha sucedido lo ha vuelto más radical —afirmó, recordando el comportamiento de Aksel en las últimas reuniones que había convocado; aquel semblante serio e impasible, aquel que estaba seguro que no titubearía al dictar sentencia si lo descubría—. Fue como un golpe de efecto, una forma de dejar claro que no va a tolerar la debilidad ni la traición. No quería un mártir, solo un ejemplo —apretó la mandíbula. Solo un idiota no tendría miedo, pero Rowdy no iba a mostrarlo ante nadie.

—Los Ashkores, y los cazadores de la Hermandad. Hace poco han tenido un enfrentamiento y dudo que se quede ahí —cantó, como un pájaro, entonando la canción de la traición—. Pero no son los únicos. Hay un clan de vampiros, de Chicago, que han venido hasta aquí porque se la tienen jurada. Ya han tenido más de un roce —agregó, seguro de que Loki sabría cuáles serían, pues eran enemigos de la manada desde hacía años—. Digamos que tu hermano no pierde el tiempo ganándose enemigos —esbozó una sonrisa ladeada y maliciosa—, ¿qué es lo que harás?

— Eh, muchacho... — apretó el hombro del menor, en una muestra de apoyo cuando este bajó la mirada —. ¿Quién es el que se está jugando la piel dentro de territorio enemigo? ¿Gracias a quién tenemos información privilegiada que ni Aksel ni su facción puede llegarse a imaginar? — alzó el índice con la de la zurda y golpeó su pecho con este —. Tú, muchacho — pronunció, golpeando su pecho con el índice de la zurda —. Nadie puede juzgarte por lo que estás haciendo. Yo no lo permitiré y ellos no lo harán — le aseguró con una convicción en su mirada que no dejaba lugar a dudas.

Por algo era el alfa.

— ¿Más radical? — alzó ambas cejas ante esa afirmación. A buenas horas... —. ¿Acaso me echa tanto de menos que quiere convertirse en mí? — preguntó de manera cínica, que acompañó con una seca carcajada —. Se ha dado cuenta demasiado tarde de su fracaso. Pero ya no hay vuelta atrás para él — Aksel debía estar muy desesperado para seguir los métodos propios de Loki.

Aquello era la confirmación que necesitaba para saber que todavía no era el momento de darles el golpe de gracia.

— Los Ashkore — escupió aquel apellido con repulsión —. Siempre metidos en todo. Aunque me beneficia que vayan a por mi hermano en vez de a por mí — comentó. Sin duda, era una guerra de la que podría sacar beneficio —. Ah... El clan de Viktor — lo que les faltaba —. Llevan décadas persiguiendo a nuestra manada — tanto miembros de la facción de Aksel, como de la de Loki, habían caído en manos de esos vampiros —. Al final, voy a ser el menor de los problemas de los problemas de Aksel. Me siento casi ofendido — añadió, en un tono irónico y teatral.

"¿Qué es lo que harás?"

— Contaba con que la muerte de Christine fuera un duro golpe que lo tuviera hundido durante más tiempo — expresó el licántropo, masajeándose la sien mientras pensaba —. Pero no importa, eso no evitará que le ganemos la guerra. Especialmente ahora que sé que no soy su única amenaza — puede que Loki no tuviera la misma cantidad de lobos que Aksel, pero su hermano también había perdido una parte de su manada fundamental, a fieros guerreros que ahora estaban bajo sus órdenes —. Puede que nuestros enemigos en común lo acaben destruyendo antes de que yo lo haga — y de ser así, aprovecharía esa oportunidad para ser él quien le diera el golpe de gracia —. Buen trabajo, muchacho. Lo estás haciendo muy bien — lo felicitó, dándole pequeñas palmadas en el hombro con la diestra —. ¿Hay algo más que deba saber? — cuestionó antes de volver a cruzarse de brazos.

Rowdy agachó la mirada mientras escuchaba las palabras de ánimo de Loki. No le gustaba verse vulnerable, y menos ante él. Lo admiraba y consideraba fuerte e inteligente, todo a lo que él le gustaría aspirar a convertirse. Incluso a pesar de que lo que estaba haciendo no le dejaba dormir con la conciencia limpia, seguiría haciéndolo si él se lo mandaba.

—Eso es todo lo que necesito saber, que todo esto merecerá la pena —se mostró más seguro entonces, menos vulnerable y más decidido. Solo así se atrevió a alzar la mirada nuevamente—. Sé que es necesario, sé que lo hago porque te servirá de algo. Pero, ¿hasta cuándo?, ¿crees que pronto podremos atacar? —inquirió entonces, con dudas pero en un tono respetuoso hacia su alfa.

En efecto, Aksel parecía haberse endurecido después del asesinato de Christine. El joven sonrió ligeramente ante la broma de Loki, preguntándose cómo debía sentirse al estar enemistado con el que era, al fin y al cabo, su sangre. Parecía que no le afectaba demasiado, pero ¿de verdad sería así?

—Realmente... creo que eres aquel a quien más quiere enfrentarse. Pero no lo hará ahora, con tantos frentes abiertos —opinó con cautela. Por eso, o al menos eso era lo que él pensaba, aquel era el momento perfecto para tomar cartas en el asunto—. Gracias, espero no defraudarte —le costó hablar, ya que Rowdy no sabía muy bien cómo tomarse los cumplidos. Aquello era algo nuevo para él; por primera vez en su vida sentía que estaba haciendo algo útil, algo que era valorado.  

—Nada más, por el momento... ¿Hay algo en concreto que te gustaría saber? —cuestionó, repasando mentalmente todo lo que había averiguado aquellos días. No le faltaba nada y, por supuesto, no iba a contarle sus dudas, ni tampoco su encuentro con Revna, ni la confianza que depositaban en él personas como Astrid... Personas a las que iba a traicionar. Omitió todo aquello, guardó sus sentimientos bajo llave.

Él era un espía, nada más.
Un soldado de Loki.
Y tenía una misión que cumplir.

Tras ver como este recuperaba la seguridad que pareció haber perdido cuando las dudas lo asaltaron, palmeó un par de veces el hombro del joven, como si se tratara de un padre orgulloso de su hijo.

— Merecerá la pena. Claro que lo hará — le aseguró sin un ápice de duda, ensanchando su siniestra sonrisa que trató de lucir tranquilizadora —. No falta mucho, solo necesito que mi hermano baje la guardia. Él no es como yo y en algún momento, hará alguna estupidez — y hasta entonces, Loki estaría acechando entre las sombras, esperando la señal de Rowdy para poder lanzarse como un hambriento buitre sobre la malherida facción de Aksel.

Porque ese día llegaría, y más pronto que tarde...

— Su deseo se cumplirá. Yo también ansío que llegue ese día — el día que durante tantos años había ansiado. El mismo que una vez logró, cuando le arrancó la vida, y que le fue arrebatado cuando volvió de entre lo muertos —. Y la próxima vez, será sin resurrecciones — sentenció. Sin Christine y sin Aksel, al resto de la manada no le quedaría otra opción que reconocerlo a él como único alfa.

— Eso es todo, por ahora — respondió. En su cabeza, ya estaba pensando como manejar sus cartas con la información recibida —. Volveremos a vernos en tres semanas, a no ser que suceda algo importante... Entonces ya sabes lo que tienes que hacer — añadió, pues en caso de una emergencia, Rowdy debía mandarle un mensaje en clave para reunirse cuanto antes —. Hasta entonces... Cuídate bien, muchacho — se despidió de este finalmente, dándole una última palmada de aliento.

Su plan estaba cerca de culminarse y gran parte de la responsabilidad de este recaía sobre los hombros de Jørgensen.

El Joker, la carta que podía cambiar todo el juego.