De entre todas la personas que considera su familia, de entre todas ellas, Nora y Mary Louise sabe que no van a echarle nada en cara. porque fue una decisión conjunta que Óscar se marchase para dejarles vivir su romance, su vida. Quizás erro al hacer lo que hizo, pero sabe que las navidades no son el momento de echarse nada en cara.

Oscar esta paseando y no espera encontrarse precisamente a una de su hermanas sin la compañía de la contraria. Supone que sencillamente se han separado para ir a comprarse algún regalo quizás—. ¿Buscando un regalo para Marylo? —pregunta alcanzando a Nora y manteniéndose en su lateral. Observa a su alrededor contemplando todo lo que se ha preparado para aquel día.

— Creo que nunca he visto Mystic Fall con tanta gente —comenta metiendo las manos en los bolsillos—. Aunque en Nueva Orleans aprovechan cualquier ocasión para vestirse acorde a la fecha —añade con una sonrisa triste. Cierte cierta nostalgia por la ciudad en la que ha pasado el ultimo año. Aún tiene que solucionar sus papeles con el hospital, pero al menos a podido coger las «vacaciones» pertinentes para estar allí.

—¡Óscar! ¿Cómo tú por aquí?—Sorprendida —y puede que hasta un poco sobresaltada—, Nora vuelve la mirada hacia uno de los que considera sus hermanos. Con sinceridad, no creyó que terminaría encontrándosele allí, aunque por un momento temió ser descubierta precisamente por ella.

—Me has pillado.—Admite, sonriendo.—Quería encontrar un último regalo de Año Nuevo para Mary Lou, pero... no termino de dar con nada que sea lo suficientemente sofisticado.—Puede que la mayoría de residentes en Mystic Falls sean todos unos básicos, pero Nora no se conformaría con comprarle cualquier baratija a su pareja.

No: @Mary Louise Marlowe se merece mucho más.

Aunque, por supuesto, no se atrevería a hacer declaraciones semejantes en voz alta. Como Miss Mystic Falls, Nora se debe a su público. —Yo tampoco.—Reconoce, echando una mirada hacia el resto del mercadillo.—Imagino que muchos no viven aquí normalmente, y sólo vuelven para pasar tiempo con sus seres queridos.—De la gran ciudad, vuelta a los orígenes.—Estoy segura de que Nueva Orleans se ve muy bonita en esta época del año.—Le dice entonces. Nora, por desgracia, no ha tenido oportunidad de conocer la ciudad.—Lamento que... te hayas tenido que ir de allí.—Dicen que no hay mal que por bien no venga: los eventos con la Armería y con Rayna han vuelto a unir a la familia...

Aunque, desgraciadamente, Nora es consciente de que Óscar era más feliz cuando podía vivir su propia vida, al margen de los demás.

— En realidad creo que estamos todos aquí —responde con una sonrisa torcida—. Liliam tampoco anda demasiado lejos… seguramente asegurándose de que no volvamos a separarnos —añade. En el fondo el, Nora y Mary Louise tuvieron la suficiente complicidad como para darse cuenta de que querían vivir sus vidas.

Al fin y al cabo, se separaron de mutuo acuerdo para que cada un pudiese ser feliz y el cometió la imprudencia de pensar que no le haría más falta a su familia. Por eso se mantuvo oculto incluso de ellos. Pero lo cierto es, que no haya nada de lo que se arrepienta más en ese momento.

Pero con Nora puede ser sincero y aunque siga siendo la parte más bromista de la familia en la actualidad las cosas han cambiado mucho—. Nueva Orleans es una ciudad estupenda. Pero tambien tiene sus peligros… —En la actualidad la situación en muchos sentidos es mala, aunque él no se ha metido y ha llevado una vida normal—. Aunque he cogido vacaciones en el hospital sé que tarde o temprano tendré que dimitir del todo —añade con tristeza—. Pero… prefiero no pensar en eso y ayudarte a encontrar algo para Marylo —intenta quitar el foco de la conversación de sí mismo—. Y ya de paso que me cuentes como os ha ido juntas. —Porque si, quiere saber cómo están sus hermanas.

—No tenía ni idea.—Reconoce, dejando escapar un suspiro.—Creo que... a Lily le va a costar volver a confiar en nosotros.—Dicen que cada cual recoge lo que siembra, y a estas alturas, Nora, Oscar y Mary Louise, han sembrado motivos para generar una grave falta de confianza en Lillian.

No puede juzgarla. Se comprometieron a permanecer juntos para cuidar los unos de los otros... y rompieron su promesa a la menor oportunidad. Es probable que las cosas no se hubieran complicado tanto —ni Beau se hubiera expuesto necesariamente a semejante peligro—, si ellos hubieran hecho las cosas bien en un primer lugar. —Aunque con un poco de suerte —añade, pretendiendo verse algo más optimista—, ocurre el milagro de Navidad.—Dicen que estas fechas ablandan a los corazones más duros de roer, ¿no es cierto?—¿Desde cuándo te has vuelto tan cauto y comedido?—Bromea, tomándole del brazo para empezar a recorrer juntos aquel mercadillo.

¿Será posible que sí consiga encontrar el regalo perfecto para @Mary Louise Marlowe?

—La verdad es que... hasta que pasó lo que pasó, todo fue estupendamente bien. ¡Oh, no te lo he contado!—Cae repentinamente en la cuenta.—¿A que no lo adivinas? Me nombraron Miss Mystic Falls de 2013.—Le anuncia entonces, hinchando el pecho con orgullo.

Perder la confianza en los seres queridos… en el pasado el mismo sabía lo que eso había significado para él. Las complicaciones de la vida misma. Asique sencillamente él sabe cómo se siente Liliam seguramente, respecto a lo que ha pasado. Oscas suspira de forma pesada cuando escucha a su hermana. Si, a su madre le costara confiar de nuevo en ellos.

Pero al fin y al cabo pudieron elegir, y eligieron lo que querían, no puede quitarse del resultado obtenido porque tampoco ha sido del todo malo—. Digamos que desde que deje de ser vuestra niñera —bromea el muchacho ante la pregunta de la contraria. Esa parte bromista siempre estará en el pero últimamente se ha notado diferente ya que en parte la situación no era precisamente una broma en sí. Quizas ahora, pueda relajarse más.

Sin embargo, nunca ha llegado a considerarse niñero de Nora y Mary Louise, porque ambas han sabido cuidarse bien solas y de forma mutua. Asique él nunca ha tenido que ser aquello que le dijeron que fuera—. ¿Miss Mystic Fall? ¿Desde cuándo te gustan estas cosas Nora? —pregunta con cierto sarcasmo—. Nunca se os ha dado bien pasar desapercibidas —añade riendo ligeramente—. Aunque ya puestos, estarían ciegos si no hubieses ganado —añade encogiéndose de hombros.

—Supongo que... todo lo que nos ha venido pasando, nos ha cambiado. A todos.—Admite finalmente, encogiéndose ligeramente de hombros.—Pero hay algo que quiero que me prometas, Óscar.—Le dice entonces, viéndose muy seria de forma repentina.—Prométeme que no te convertirás en el aburrido de nuestro hermano mayor. Con un Malcolm ya tenemos suficiente.—Es una broma a medias.

Lo cierto es que Nora nunca ha lidiado del todo bien con el lamebotas de aquel a quien Lily amaba como a su primogénito. Óscar, al contrario que aquel, siempre fue mucho más bromista y alegre, y por ende, congeniaba mejor con la mayoría de sus hermanos.

Sería una pena que perdiese su esencia.

—¿Que desde cuándo me gusta lucir bonita y llamar la atención? ¿Qué clase de pregunta es esa?—Vuelve a bromear, dejando escapar una carcajada. La parte más histriónica y caprichosa de su personalidad se sintió plenamente realizada tras ganar un concurso de belleza.—Las cosas como son: demostraron tener buen gusto en este pueblo.—Con una sonrisa cariñosa, Nora se engancha del brazo de Óscar, invitándole a desviarse hacia el camino izquierdo del mercadillo.—Anda, vayamos por ahí. Me pareció ver un puesto con pulseras y quiero comprobar si tienen perlas auténticas.—Aquel podría ser un buen obsequio para Mary Louise, ¿cierto?

Si bien todavía tienen mercadillo que recorrer.

Todos ellos habían cambiado sí. Las situaciones de la vida cambian a todas las personas. Y Oscar quizas había ganado algo de seriedad, pero llegado el momento seguramente recuperaría la esencia por la que todos clamaban en ese momento. Y sin embargo es que sencillamente la situación no es la idónea. Cuando estén todos juntos seguramente pueda volver a relajarse.

— Vaya… y yo creyendo que mi carácter era parte de mí y no único por lo que me queréis —bromea en esta ocasión sonriendo a Nora y alegrándose de verla feliz ante el hecho de que ganase aquel concurso. Sin duda, Mystic Fall era un pueblo con buen gusto—. ¿La pregunta de un hermano celoso de la fama de su hermana? —responde con otra pregunta, dejándose dirigir por Nora, que se engancha en su brazo.

Oscar no tiene nadie a quien regalarle nada, no al menos a alguien que no forme parte de su familia. Pero si quiere comprar algo para Liliam. Lo que le hizo es algo que sin duda merece una disculpa por parte de Oscar para con su madre. Es cierto que en el fondo se arrepiente de lo que ha hecho, pero… si tuviese que hacerlo de nuevo seguramente ninguno de ellos tres cambiaria la forma en la que actuaron cuando Liliam les dio la libertad.

El hereje observa tranquilamente la puesto al cual quería llevarle Nora. Observa con tranquilidad sin soltarse del brazo de Nora. Localiza un collar que en apariencia es bastante antiguo—. Ey Nora, mira ese colgante —le dice a su hermana—. ¿Crees que le gustaría a Lily? —pregunta entonces pidiendo su opinión.

—Oh vamos, Óscar, no seas dramático.—Bromea, echándose a reír.—Te quiero tal y como eres. Todos lo hacemos.—Le asegura con un asentimiento.—Y porque te queremos tal y como eres… no queremos que cambies nunca.—No mentía cuando afirmó que con un Malcolm en la familia ya era más que suficiente.

En serio: dos Malcolms serían multitud.

—Celoso.—De nuevo, se echa a reír.—¿Sabes, Oscar? El año que viene deberías encontrar una pareja y presentarte a Míster Mystic Falls. Sería fantástico ceder la corona dentro de la familia.—Además de todo un honor. Aunque para eso… primero tendrán que cumplir con el primer paso: encontrarle a esa pareja.—¿No conociste a nadie interesante en Nueva Orleans?—La pregunta va con segundas, por supuesto.

Avanzando por el mercadillo, una joya atrapa la atención repentinamente del hereje. Se trata de un collar, puede que sea incluso una reliquia de la época de los Fundadores. —¿Para Lily? Es… muy bonito.—Comenta, evaluándolo.—Y hacerle un regalo a Lily es muy buena idea. Puede que así se le pase el enfado…—Según Nora, sigue decepcionada con su comportamiento en los últimos meses. Podría ser una bonita forma de zanjar el asunto y ganarse del todo el perdón de su madre.—¿Y si se lo compramos a medias? Un regalo de parte de los dos. Hay que consentir a mamá.

En realidad, no era necesario que ningún cambiase su forma de ser. Porque es un hecho que todos ellos se quieren tal y como son. Oscar por su parte a cambiado pero la parte que más necesitaba su familia sigue estando allí. Sencillamente quizas la situación no se ha prestado pues él incluso se siente culpable por lo que ha pasado, en más de un sentido.

— Puede que lo haga —responde a su hermana cuando esta sugiere que se presente al concurso del año siguiente para ceder la corona entre familia—. Pero tendré que buscar a alguien entonces. —Porque no, no ha conocido a nadie que pudiese hacer vibrar su corazón en ese sentido. Él ha estado quizas, demasiado centrado en su familia y luego en su trabajo. Ahora seguramente vuelva a lo primero.

El amor no es algo a lo que se haya negado, pero sencillamente, todavía no ha llegado ese momento, ni esa persona—. ¿Crees que Mary Louise también querría participar? —inquiere ante la manifestación de la misma idea que había tenido el propio Oscar. Al fin y al cabo, ellos tres son los que más han decepcionado a su madre, ¿por qué no compartir aquel regalo? No era una idea disparatada—. Vayamos a buscar a Marylo, seguro que la idea le gusta —añade antes de dejar aquel regalo pagado. Pues al menos ellos dos accederán a hacerle aquel regalo, y si bien la rubia quiere participar, será más que bienvenida.

Porque Nora tenía razón. Liliam perecía ser consentida por sus hijos en ocasiones.