Tiene un mal presentimiento y en el fondo sabe que se debe únicamente al hecho de que no saben aun que ocurrirá con ellos. Helga está al tanto de lo que ha ocurrido con Rayna. Todos lo están. Y aunque por ello debería haberse ocultado aquella noche esta allí, en el cementerio, quizas recordando a aquel que han perdido.

No es que llegase a intimar con él. Miklos era un hombre reservado, igual que ella en parte. Pero Helga no quería que le pasase lo que paso. Por eso quizas le ofreció una salida que finalmente o no pudo llevar a cabo o no pudo contemplar.

Sin embargo, eso no solamente la entristece, sino que también consigue preocuparla. Porque precisamente otra de las personas allegadas al clan, tambien fue atacada y encerrada. Y lo que Helga no sabe es que esa noche, en pleno cementerio la persona con la que va a encontrarse tambien es un apersona cercana a Valentina y por ende, parte de las alianzas de Darvolya.

En el cementerio es en el único lugar en el que consigue estar en paz. Es un remanso de ello, y de alguna manera, Lestat consigue embriagarse de ese silencio que rodea las lápidas del cementerio. Todas solitarias, como abandonadas. Da igual lo bien cuidadas que estén, nadie se acuerda de los muertos. Por miedo a ser juzgados por ellos o porque simplemente, no hay interés.

Y sin embargo, ahí está Lestat, comportándose como si fuera el mismísimo amigo íntimo de la Parca. Nada más lejos de la realidad, pues él también rehuye la muerte cuando viene a por su alma, si es que todavía la tiene.

—No soy el único al que le gusta la tranquilidad del cementerio, por lo que veo —pronuncia sus palabras cuando reconoce a la mujer. Helga, esposa de @Dmitry V. Diaconu y aliada de Darvolya—. Cualquiera creerá que somos unos descerebrados por estar perturbando la tranquilidad de los fallecidos.

Pero es gracioso; ellos dos también lo están.

La voz de aquel hombre no tarda en llegar a sus odios. Con una sonrisa en sus labios Helga se gira para observar, al contrario. Se conocen. Claro que sí. Son aliados y como tal así lo han demostrado.

— Parece ser que es así —responde a las palabras del contrario volviendo a observar aquellas tumbas—. Últimamente parece que muchos de nosotros acabaremos aquí antes de lo que parece. —Al menos hasta que consigan sacarlos del infierno o del otro lado. No sabe sin duda cuál de los dos lugares es el mejor.

Ella, prefirió suicidarse con su marido. En el pasado, prefirieron esperar un rescate, aguardando desde el otro lado. Ahora… esa no parecía una opción realista después de todo. Pero ella al menos ya ha empezado a mover ficha—. Al menos la noche está tranquila —comenta tras lo cual un pesado suspiro escapa de sus labios.