Está muerto. Otra vez. ¿Cuántas van ya? ¿Dos, tres? Posiblemente tres, pero ha perdido la cuenta. En fin, se ha muerto más veces de las que es capaz de recordar, eso ya es algo preocupante. Sin embargo, lo que más le extraña es que el velo del Otro Lado está caído. Llevan ocurriendo cosas raras desde hace tiempo, al parecer y, nadie, excepto él ahora, se ha dado cuenta.

Pero lo prefiere. Por lo menos no habrá un tercero molestando.

Así que cuando se planta en el Pantano, no duda en intentar lanzarle una pequeña piedra al distraído y tristón de su alfa. Lo ha visto enfadado por él, igual que ha visto a Liv llorar por él y darle la noticia a Jackson, junto con  @Callum J. Carpenter y @Atreus L. Dankworth. Ha sido desagradable presenciarlo—. A este paso vas a tener un ejército de fantasmas, Kenner —dice, intentando llamar su atención—. Será una colección de muertos maravillosa.

Y sí, está intentando bromear con una situación que de gracioso tiene cero, pero es como mejor puede sobrellevar la idea de no... seguir vivo.

—No llores por mí —Argentina. ¿No es así la canción?—. Volveré —como Terminator en sus películas.

«A este paso vas a tener un ejército de fantasmas, Kenner...»

Sobresaltado ante la inesperada presencia de alguien más —pues hasta hace algunos segundos, estaba completamente solo—, Jackson deja escapar un respingo. —¿Ty… Tyler?—No, no se lo está imaginando: es él de verdad.

Hace ya una semana que Tyler Lockwood terminó de sufrir las consecuencias de su complicada transformación en quimera: disfrutando de una cita junto a Liv Parker, y tras unos inquietantes eventos en la Ópera francesa, el corazón del muchacho dejó escapar su último latido. Estaba muerto. Precisamente Atreus y Callum, presentes en la Ópera, pudieron presenciarlo todo, dándole la trágica noticia. Y sí: Jack no se ha encontrado nada bien desde entonces. Más allá de que fuese un evento que escapase a su control, el híbrido alfa no fue capaz de encontrar una cura para su joven compañero. En efecto: un cadáver más para la colección, y otro error que no se sabría perdonar.

Verle allí llena su corazón de esperanza por un breve lapso de tiempo: el suficiente para volver a prestarle atención y recordar que no, ya no está vivo. Por tanto… —El velo… Ha vuelto a caer.—Cuando ambos se conocieron, precisamente en el Otro Lado, el velo que separaba ambos mundos cayó. Gracias a ello, Jackson pudo comunicarse con su manada… Del mismo modo que ahora Tyler está pudiendo hacerlo con él.—Sé que lo harás.—Le sonríe.—Pienso asegurarme personalmente de ello. Puede que ya no tenga muchos amigos brujos —por no decir, prácticamente ninguno—, pero aunque tenga que recorrer la tierra de punta a punta para dar con uno que pueda ayudarte a volver, lo haré.—Y no se detendría hasta conseguirlo.

Ya ha fallado a Tyler una vez. No piensa volver a hacerlo.

—Te echo de menos, amigo.

—¿Qué pasa, Kenner? Ni que hubieras visto un fantasma —nadie como Lockwood para bromear con su estado actual, la verdad. Intentar quitarle un poco de hierro al asunto se le da bien a medias, tal vez por unos segundos, hasta que recuerda que es cierto. Que ya no está allí, que tal vez no pueda chocarle los cinco porque igual lo puede traspasar. Vaya, es una variante de Casper pero con pelo y en guapo—. Tenemos ganador. Mis neuronas han debido parar a ti —bueno, las pocas que le quedaran.

Pero mejor dejamos los chistes de mal gusto.

—Vas a tener que arriesgarte a confiar —se encoge de hombros. Esa es la parte más complicada—. Y espero que si alguien te la juega, patees culos —por decirlo suavemente. Tyler se ha acercado a él esbozando una media sonrisa, asintiendo con la cabeza—. Yo también te echo de menos, Jack. Estoy un poco hasta las pelotas de morirme, parezco el punching ball del mundo sobrenatural.

Y Lockwood, como los demás, se merece un final feliz y descansar en la tranquilidad de que todo va a salir bien. Porque tiene que salir bien y no va a parar hasta volver. Sea como sea.

—Ja, ja.—Se burla, arqueando una ceja.—Veo que morir no te ha hecho perder el sentido del humor.—Y en realidad es lo mejor, dadas las circunstancias. Porque puede que no sea la primera vez que Lockwood sufre aquel proceso —ni la segunda, bien pensado—, pero formar parte del Otro Lado no deja de ser desagradable y traumático.

Créeme: Jackson también sabe de lo que habla. Después de todo, ambos se conocieron allí. —La duda ofende.—Patear culos y rebanar cuellos, de ser necesario. La violencia no es la primera opción para alguien como Kenner, pero sí lo es —y la toma sin dudar—, cuando se trata de una situación de necesidad, y aún más de los suyos. Nada ni nadie puede negarlo a estas alturas: Tyler se ha convertido en todo un Kenner, un miembro de pleno derecho en la manada.

Harán por él cuanto sea necesario.
«Yo también te echo de menos, Jack.»

La expresión del híbrido toma cierto matiz cariñoso. —Cuando vuelvas, tendremos que trabajar en eso.—Le comenta.—Voy a tener que entrenarte más y mejor. Esto de morir y resucitar tantas veces debe ser agotador.—Y, según Kenner, puede que hasta tenga sus consecuencias en el corto o el largo plazo...

Aunque prefiere no valorar hipótesis o probabilidades catastróficas.

—Si tuviera que perder el humor por todas las veces que me he muerto, estaría amargado. ¿Quieres verme amargado? No te lo recomiendo —ya ha pasado por ahí con la muerte de su madre y no estuvo en su mejor momento. ¿Cómo estarlo, no? Y quiera Lockwood o no, le afecta recordar el hecho de que su madre era una simple humana y él... no. Si ella no lo hubiera sido, tal vez ahora... Sería todo muy diferente—. ¿Cómo están los demás?

Porque, en fin, no echa de menos solo a su alfa, también quiere saber cómo están el resto.

—Se lo he dicho. A mis amigos de Mystic Falls. Todos lo saben ya —incluso Elena y Damon, aunque por lo visto no se encuentran en América por no sé qué rollo de Rayna Cruz, una chiflada más a la larga lista de locos que se escaparon de un manicomio sobrenatural—. La chica con la que estaba, Liv... ¿La has visto? —no ha sido lo suficientemente valiente como para enfrentarse a ella.

Al menos por ahora. Y, para qué mentir, tiene miedo de hacerlo.

—¿Vas a entrenarme? —Tyler alza las cejas, intentando molestarlo—. ¿Podrás hacerlo sin echarte a llorar? No lo creo, Kenner.

Estará muerto pero eso no significa que no pueda tocar las narices.

«¿Quieres verme amargado? No te lo recomiendo.»

No lo puede evitar: al final, Jackson también se echa a reír. Está bien: tal vez aquella sea la mejor decisión. Tomarse aquella situación con humor y... sobre todo, con optimismo. —Pues... recuperándose, supongo.—Es todo lo que se le ocurre decir.—Tu muerte ha sido... inesperada para todos, Tyler.—Repentina y bastante dramática, habría podido añadir. Justo allí, en medio de la Ópera francesa... donde todo el mundo pudo verlo desfallecer.

El extraño evento y los temblores fueron la tapadera perfecta: un shock postraumático que derivó en una especie de fallo cardíaco. Algo así leyó de parte de las autoridades. —Me alegro de que hayas podido decírselo.—Le sonríe. En verdad sí se alegra genuinamente por él.—¿Tu madre...?—¿A ella se lo habrá dicho también?—Tu tío se marchó de la ciudad poco después de lo que te pasó. Creo que... no pudo soportar quedarse aquí. No lo sé —se encoge de hombros—, allá donde haya ido, espero que esté bien.—Aunque al parecer, Tyler ahora tiene una preocupación añadida.

«La chica con la que estaba, Liv...»

—Puedo hacerlo, si es lo que quieres.—Se ofrece, leyendo el mensaje entre líneas. Aquella chica, esa tal Liv... empezaba a ser importante para él. Puede que no haya encontrado el mismo valor de despedirse de ella, como sí haya podido hacerlo del resto de sus seres queridos.—Aunque... creo que a ella le gustaría poder volver a verte.—Al menos, le gusta pensar que es así.

Que Tyler tiene una oportunidad que pocos en su lugar han tenido —poder volver a comunicarse con sus seres queridos—, y que no debería desperdiciarla.

—Creo que habrá que ver quién se echa a llorar primero, Lockwood.—Bromea, aunque pareciera estar hablando muy en serio.—Como entrenador, puedo llegar a ser muy estricto, pero me aseguraré de enseñarte todo lo que sé. ¿Qué te parece? ¿Te atreverías?