Hacía varias horas que la noche cayó sobre la ciudad oscureciendo todo a su paso, incluso era algo más tarde de lo habitual en donde algunas noches recorría las calles en busca de alguien que necesitara ayuda con algún sobrenatural, que no pudiera defenderse del peligro que acechaba en la oscuridad. No hacía distinción con respecto a quién necesitaba ayuda por lo que siempre que podía, o estaba en mi mano, ayudaba a quien no podía defenderse.

Tras dejar a mi hermana pequeña Oda con su canguro salí con mis ropajes oscuros, con la intención de empezar una nueva noche de cacería. No solía hacerlo muy a menudo pues no quería dejar a mi hermana en casa, por lo que salía varias noches a la semana.

Esa noche una fina llovizna caía sobre la ciudad, varias horas más tarde me encontraba en la zona de los suburbios, en las afueras, recorriendo las calles y los callejones en busca de alguna señal que me indicara la presencia de algún sobrenatural. Pese a no haber encontrado nada hasta el momento no cedí en mi empeño, tenía la sensación de que tarde o temprano me encontraría con alguno de ellos.

¿Por qué lo pensaba? Porque desde hacía unos treinta minutos sentí que alguien me estaba observando, siguiendo mis pasos… como el depredador que acecha a su presa para atacarla en el momento indicado.

Una parte de mí me decía que no siguiera pero yo no era de las que daban marcha atrás ni tampoco huía, por mucho que mi intuición me gritara “peligro” constantemente o mi cuerpo estuviera tenso y en alerta.

Pronto lo iba a comprobar pues mientras seguí avanzando capté el olor de sangre seguido de un grito, que provenía de unos callejones más adelante. Miré sobre mi hombro comprobando que la misma “figura” seguía a cierta distancia observándome, sentía sus ojos puestos en cada movimiento que hacía, y ni siquiera lo pensé.

Corrí. Corrí lo más rápido que pude en dirección donde procedía aquel grito cuando unos pasos a mi espalda fueron notorios, supe que me estaban persiguiendo así que me preparé para la inminente lucha. Lo que no esperé es que de uno de los callejones adyacentes saliera una figura corriendo en mi dirección, gritó un “cuidado” y antes de que pudiera darme cuenta tiró de mi brazo en su dirección.

Mi cuerpo chocó contra el suyo justo segundos antes de escuchar el golpe que hizo mi “perseguidor”, al chocar contra la pared. No me atrapó gracias al joven que me apartó de su trayectoria.


一Joder, eso ha estado muy cerca... 一dije con la respiración agitada para observar por unos segundos el rostro de quien me ayudó. Por su olor supe que era alguien como yo, un licántropo, aunque eso no me decía nada一 si salimos de esta, recuérdame darte las gracias 一comenté sin apartar mi mirada del vampiro. Y por el grito de antes seguro que no era el único de la zona.

Su pacto con Rayna se encontraba presente en su mente, le recordaba que no podía escapar a su destino y no podía simplemente elegir huir de lo que era, la Cazadora bien se lo había dejado claro previamente. Los Venari, la familia de cazadores a la que pertenecía no sólo su padre sino también el propio Dominic ya la sirvieron una vez, negarse a seguir sus ordenes no era simplemente algo que estuviese entre sus opciones, era un deber y casi una obligación.

No sólo la sangre del licántropo corría por las venas del chico sino también las de aquellos cazadores que lo precedieron, incontables generaciones hasta llegar a la suya y a menudo juraría que podía sentir la presión que su padre depositó sobre él cuando entró oficialmente en la orden, jamás dejó de sentirla desde entonces.

Por eso estaba allí aquella noche, si la Cazadora Original requería su ayuda cazando vampiros entonces el chico debía corresponderla, ¿qué pensarían Einar o Selene de él si lo supieran? Por meses mantuvo en secreto aquel acuerdo pero llegaría un momento en que simplemente lo terminarían descubriendo, temía el desenlace de aquello.

Un grito fue lo que lo puso en alerta corriendo en la dirección de donde creía este procedía, ignorante de la situación mientras actuaba por instinto, hizo uso de su agudo oído como licántropo para detectar dos pisadas distintas a gran velocidad y decidió interceptarlas a través de un callejón-¡Cuidado!-le gritó a la chica que vio mientras el perseguidor de esta intentaba abalanzarse sobre ella y sin pensarlo dos veces actuó por impulso tirando del brazo de esta atrayéndolo a él, por instinto, Dominic la acercó a él buscando protegerla con su cuerpo, solía hacer uso en esas situaciones de lo robusto y alto que era, a muchos atacantes solía disuadirles de intentar algo más.

-Tranquila, saldremos de esta-le aseguró con una sonrisa amable y mucha seguridad en sí mismo-¿Estás bien? ¿Te hizo algo?-se interesó algo preocupado mientras le daba espacio revisándola con la mirada, no captaba el olor a sangre en ella sólo el olor que indicaba que su naturaleza era igual, ambos licántropos-Soy Dominic y ya que parece que ambos sabemos sobre el "otro mundo"-mencionó llevándose una mano al cinturón-si necesitas una puedes tomarla-ofreció tomando en su mano una de las estacas que llevaba en su cinturón, no eran muy grandes pero de dar en el blanco conseguían su cometido con facilidad.

Podía negarme tantas veces como quisiera que en cierto sentido no buscaba de manera inconsciente esa sensación de “adrenalina” que corría desaforada por mis venas. Podía negar que no me gustaba sentir cómo mi corazón latía con fuerza en mi pecho para recordarme lo viva que estaba, o mi cuerpo tenso por la inminente batalla, la respiración agitada por la carrera… podía negarlo cuantas veces quisiera pero una parte de mí en el fondo sabía, muy bien, que buscaba esos momentos para descargar todo lo que llevaba guardado dentro.

Quizás por una locura, quizás porque descargar toda la rabia y frustración que llevaba dentro era mi manera de pasar el luto o llorar su muerte… o simplemente es que estaba loca. Sin más. Elevé mi mirada todavía entre los brazos de mi “salvador” para encontrarme con su mirada, con su sonrisa y sus palabras seguras que denotaban la confianza que tenía en salir vivos esa noche. Bueno, yo también pensaba lo mismo.

Me resultó extraño que comprobara si estaba herida o si me había hecho algo al dar un vistazo rápido, ya que solía ser yo quien se preocupaba por los demás… solo Sigurd se preocupaba de esa manera por mí y desde que no estaba ese sentimiento era, bueno, extraño. Sin embargo el peligro aún no había pasado y no podía distraerme -sí, distraerme- con esa sensación cálida o reconfortante.


一No, estoy bien y gracias a ti no me ha alcanzado… pero me temo que a quien intentaba ayudar no podrá decir lo mismo 一no quería perder demasiado el tiempo y, más adelante, ya habría tiempo de agradecer o hacer las presentaciones de manera correcta一 Eyra, y te tomo la palabra 一dije en una rápida presentación pues el vampiro no iba a quedarse de brazos cruzados, sobre todo cuando ambos sabíamos qué era el otro. Eché un rápido vistazo al vampiro que ya se recuperaba, cabreado por haber fallado… o hacer que fallara一 no está solo, cerca hay otro más 一el que lo más seguro ya se había cobrado una presa. No necesitaba preguntar si sabía luchar pues esas estacas que llevaba lo dejaba muy claro一 ¿tú por la izquierda y yo por la derecha? 一Pregunté mientras me preparaba para atacar, pegada a Dominic y sin apartar mi mirada del vampiro一 acabemos con esa sanguijuela 一dije lista para atacar.

No esperé mucho más para sacar el arma que llevaba escondida bajo la chaqueta negra de cuero, para no llamar la atención, y enfrentar al vampiro. Al principio fue todo algo más caótico ya que si bien cada uno atacaba por un lado no estábamos coordinados, sin embargo mientras uno esquivaba el otro aprovechaba para atacar y viceversa.

En una de esas en que esquivaba sus ataques y pese a que hundí la daga en su hombro me lanzó, en un arrebato de furia, contra la pared opuesta y mi espalda chocó con fuerza robándome el aliento por unos segundos por el impacto. Dominic seguía luchando y mientras me recomponía en apenas un par de segundos seguí sus movimientos, precisos, letales.

Era como ver una danza en movimiento con ejecuciones perfectas por lo que tenía experiencia. Bastante de hecho. Aproveché que el vampiro me daba ahora la espalda y no lo dudé pues si podía atraparlo e inmovilizarlo, aunque fuera por unos segundos, seguro que le bastaba.

Corrí hasta saltar sobre su espalda colocando mis piernas alrededor de su cintura en un anclaje firme y con mis brazos aferré uno de los suyos con la intención de reducirlo, claro que el vampiro luchaba por soltarse y quitarme de encima. Sentí que golpeaba todo lo que alcanzaba de mi cuerpo con fuerza para intentar bajarme e incluso llegó a morder mi brazo.

Gruñí por el dolor pero si lo soltaba perdíamos nuestra oportunidad así que aguanté pese a los golpes solo porque así Dominic tenía una oportunidad para utilizar la estaca. Y no iba a ceder por mucho que golpeara o doliera.