Lleva rondando por el pantano una semana, igual que ella. Sin embargo, no le reconoce como un miembro de los media luna y duda que lo sea porque desde luego si algo no parece es un lobo. Pero tampoco piensa que sea un peligro. De haberlo sido los de la manada seguramente ya le hubiesen dado pasaje.

Asique sencillamente solamente lo observa, curiosa. Lo hace desde las sombras sin saber que está espiando precisamente a un ser que maneja las mismas. Asique no tarda en darse cuenta de que puede «verla». Por eso quizas se anticipa antes de parecer una amenaza.

— No creo que te convenga acercarte más —declara ante le desconocido—. Son tierras de lobos. —Y lo dice en el doble sentido. Si es un humano —cosa que duda pues no suelen acercarse hasta allí— lo tomara como lobos normales, si es algo más… bueno, a buen entendedor pocas palabras le hacen falta.

Skye por su lado no se acerca al pantano porque no quiere ser descubierta, pero al mismo tiempo sigue preocupándose por los suyos. Anela aquella vida y saber que sobrevivieron aun llena su corazón de gozo. Pero no, ella no puede volver. Porque es un monstruo, ni loba, ni bruja, ni vampiro. Las tres cosas… es una abominación.