Era la primera vez desde que estaba en Nueva Orleans que se sentía sola. Siendo incapaz de encontrar a «Hikari», la banshee se ha perdido. Y sabe que merodear por allí sin saber dónde está exactamente puede ser un problema. Por el olor del ambiente está en un bosque, eso es capaz de deducirlo por sí misma gracias a sus sentidos desarrollados por falta de visión.

No sabe cómo salir de allí asique tiene que encontrar a alguien que la ayude. Y aunque aquello pueda sonar peligros, Aibhill no es precisamente una muchacha que se encuentre desprotegida —aunque eso sea lo que puede parecer.

Lleva más de una hora deambulando por allí, pero hasta el momento no ha sido capaz de sentir a nadie: hasta el momento.

Hay alguien más allí y puede sentir su presencia, aquella vibraciones que identifican a las personas como amenazas o no. Una característica desarrollada por su falta de vista y que no siempre funciona como debería. Aun así, Aibhill trata de localizar aquella energía que es capaz de sentir. Da varias vueltas sobre sus tobillos hasta quedarse quieta.

— ¿Hola? —pregunta en voz alta—. ¿Hay alguien ahí? —pregunta inocentemente, sabiendo la respuesta a aquella pregunta propia. Sabe que hay alguien, pero es mejor hacerse la inofensiva. Has la fecha, le ha funcionado para salir ilesa de todo tipo de situaciones.