No tienen mucho tiempo, aunque sí el suficiente.

Viktor echa una mirada a ambos lados de la calle, comprobando que no hay nadie rondando por la zona a estas horas. En realidad, nadie tendría por qué rondar una nave industrial abandonada a estas horas de la noche. Nadie... salvo un atajo de lobos secuestradores, o un clan de vampiros dispuestos a liberar a una de los suyos. —Rápido.—Le apremia a las chicas, rodeando el edificio en busca de la entrada por la que puedan llamar menos la atención. Los ventanales laterales no parecen reforzados, y aunque todos siguen bastante enteros a pesar de los evidentes signos de abandono de la nave, podrían romper cualquiera de ellos para entrar.

—Clary.—Le advierte, en un tono de voz moderado—. Comprueba que los lobos no anden cerca.—No se fía un ápice de los Lanviks, y tiene razones para no hacerlo. La expresión de Viktor se dulcifica —de forma siniestra— durante algunos instantes, desviando su atención hacia la rubia—. Bella, encanto. ¿Harías los honores?—Nadie más que ella está deseando liberar a la joven Emerald.

Y, si todo sale bien, antes de que culmine la noche ella estará de vuelta en casa.

@Bellatrix I. Calloway debe ser la primera que utilice dados interactivos. Tendrá que postear al final de esta primera ronda o bien cuando concluyan las próximas 24 horas (hasta las 01:15 am del domingo), dependiendo de si todas las participantes han posteado antes o no.

Los resultados del dado 'movimientos' de Bella determinarán lo siguiente:

0: El cristal es reforzado, no consiguen entrar. A cierta distancia, son escuchados por Zhyon y Hela.
25 - 50: Bellatrix consigue romper el cristal para entrar, pero hace mucho ruido en el proceso. Son escuchados por Zhyon y Hela.
75 - 100: Bellatrix rompe el cristal con elegancia y sin hacer tanto ruido. No somos oídos por los lobos.

Siento las cuerdas de verbena quemar mi piel. Una piel a la que no dejan curar debido al roce constante. Una quemazón que ya se ha convertido en una parte más de mí. Algo que simplemente está ahí.

Mi cabeza permanece gacha mientras los pelos ocultan lo poco que pudiese verse de mi rostro. Mis labios, temblorosos, entonan una canción que me cantaban de pequeña. Es un murmullo agudo al que si no prestas atención no podrás escuchar. Pero lo curioso es que mi rostro es bastante desconcertante. Llevado por la exasperación y una mezcla extraña que no sabía identificar. Quería matar a esos lobos, uno por uno, de la manera más cruel y lenta que pudiese ser capaz de llevar a cabo. Me negaba a creer aquellas palabras "porque hemos matado a Bellatrix".

La risa recorre mi garganta deteniendo aquella melodía antes de continuar cantando. No, Bellatrix no morirá tan fácil, ella está muy por encima de todos nosotros. Pero a ellos los mataría, solo por haber si quiera insinuado algo así.

Clarissa sigue de cerca a Bellatrix y a Viktor, poniendo especial atención a no hacer ni el más mínimo ruido. Desde el secuestro de Emerald, la vampiresa se había puesto bajo un duro entrenamiento físico y de combate, para así poder hacer frente al rescate de su compañera. No es que Emerald fuese santo de su devoción, pero tampoco merecía sufrir a manos de esos sádicos lobos, ya que demostraron que no tenían capacidad de raciocinio a la hora de entablar una conversación cordial.
Al menos, la falta de experiencia en peleas la suplía con el sigilo propio de un fantasma por lo que, cuándo Viktor le indicó que fuese a investigar, Clarissa se perdió en las sombras.

Revisó todo el perímetro, agudizando su oído por si había algo que escapaba a su ojo, y finalmente concluyó que no había nadie más por allí, simplemente los que estuviesen custodiando a Emerald, supuso. Regresó junto con el hombre.—No hay nadie.— Comentó.—Aunque teniendo en cuenta el carácter de Emerald seguro que le custodian un par de lobos, de lo contrario se hubiese escapado ya.— Porque si algo tenía Emerald aparte de ser una rebelde sin miedo, era la capacidad de improvisar en cualquier situación, sacando provecho de ella.—¿Cómo procedemos una vez caiga eso?.— Quiso saber, estaba tensa y nerviosa, quería que aquello terminase cuánto antes.

Mi vida ha cambiado demasiado. Pero no por ello renunciaré a lo único que he conocido en años. Mi hermana, mi mayor pilar, aquel que ahora poco a poco se ha ido yendo de mi propia vida. De mi existencia. Aksel fue claro, tras lo ocurrido en el juicio de Lev. Pero mis pensamientos, mi forma de ver el mundo, también.

Débil. Blando. No tienes cabida aquí.

Palabras que de forma constante mi mente lanza contra mí mismo. Unas palabras que muestran lo que soy, quien soy ahora mismo. El castigo de Aksel fue claro. Un castigo que no obstante merezco por haberle fallado a la manada.
Pero fallar a la manada y cree que Lev en verdad era un traidor son cosas muy diferentes. Mi amigo, el que ahora ha muerto acusado de traición, fue engañado por esas criaturas. Criaturas como aquella que tenemos ahora que custodiar. Criaturas que odio profundamente sin excepción alguna.

Encerrado en mis pensamientos, caminábamos algo alejados de la recluida pero tampoco tenía conversación que darle a Hela, sobre todo porque dudaba que ella quisiese sencillamente hablarme. Todo el mundo se comportaba de la misma manera y sorprendente o no, poco me importaba.  

Hela caminó de un lado a otro, con los brazos cruzados y gesto pensativo. Su tarea era vigilar que la vampiresa (Emerald) tuviera la suficiente verbena en su sistema como para no mover ni siquiera la cabeza. La loba chasqueó la lengua con suavidad, mientras sus pensamientos divagaron entre los sucesos ocurridos durante las últimas semanas. Estaba ignorando a Zhyon. El joven la decepcionó profundamente y no merecía que le dirigiera la palabra por un largo rato, a menos que fuera necesario, como en esos momentos.

—¿Has verificado que tiene la suficiente verbena?—le preguntó con desdén, sin ni siquiera mirarlo directamente. La loba se detuvo unos breves instantes, elevando una ceja. —Mmmm…—había algo en el aire que no lograba descifrar. El olor a vampiro impregnaba la zona, pero asumió que se trataba de su invitada. Así que dio un giro sobre sus talones y caminó en dirección a la mujer, con la intención de comprobar que estuviera en terribles condiciones, como había estado desde su captura.

La vampira tenía sentimientos encontrados. Si bien Bella se encontraba de buen humor al volver a tener consigo a Viktor lo cierto es que el mero hecho de pensar que los pulgosos de los Lanvik tenían en su poder a Emerald la ponía de mala leche así que podía decirse que tenía continuos cambios de humor.

Junto con Viktor y Clary se habían aproximado todo lo posible al lugar donde tenían constancia de que habían llevado a su convertida, ignoraba qué pretendían al retenerla pero esperaba que estuviera de una pieza porque de no ser así sería ella misma quien se encargaría de hacérselo pagar a los chuchos que se encontrasen en el lugar, ya había matado a varios de la manada antes, nada le impedía engrosar esa lista de cadáveres a su manos.

-Por supuesto-una sonrisa ladina de pura maldad que dejaba ver sus colmillos se dibujó en su rostro mientras se movía pasando una mano de manera juguetona por los hombros de Viktor mientras se dirigía hacia el cristal en cuestión. Bella no era delicada ni pensaba las cosas dos veces, quizá fuera de las cosas que la hacía más peligrosas o puede que también de las debilidades que la caracterizaran, por eso su opción fue sacar la mano que llevaba en el bolsillo de su chaqueta de cuero golpeando con fuerza con el codo el cristal que se interponía entre ellos y pobre del que se encontrara en el lugar porque Bellatrix pensaba arrasarlo hasta que no quedara alguien con vida-Está reforzado-se quejó dando un segundo golpe esta vez con la mano en el cristal sin éxito alguno-quizá debamos de buscar otra entrada-comentó aunque el sonido seguro llegó a oídos de quien estuviera adentro, sólo problemas.

Viktor no es alguien que delegue fácilmente, pero cuando lo hace, espera obtener no peores resultados de los que conseguiría él mismo. Bellatrix es en quien más confía como una segunda a su mando, pero aunque se esfuerza por verla así, no siempre consigue ser perfecta. —¡Mierda!—Han hecho demasiado ruido, y lo sabe. Teóricamente, aún tienen algunos minutos hasta que lleguen los siguientes Lanvik en ronda pero... ¿y si no es así?

—¡Rápido!—Apremia, dándole la razón a Bellatrix; deben encontrar otra manera de entrar y deben hacerlo cuanto antes—. Bella, prueba por el tejado.—Le sugiere, tornando sobre sí mismo para volver su atención hacia Clary—. Busca una ventana, ¡deprisa!—Viktor marcha directo hacia la puerta. Parece blindada, pero puede que esté más destartalada de lo que aparenta...

Sea como fuere, deben encontrar una entrada, y deben hacerlo ya.

@Bellatrix I. Calloway, ¡ha hecho demasiado ruido! Los lobos podrán reaccionar escuchando el estruendo y echando a correr hacia la nave industrial, temiéndose que algo haya podido suceder. Los post de @Zhyon A. Moonson y @Hela Jötunn por el momento serán narrativos, así como el de @Emerald Allen.

Por parte de los vampiros, Viktor, @Bellatrix I. Calloway y @Clarissa M. Howard deben tirar un dado de Movimientos, de manera que el resultado más alto será el del vampiro que consiga entrar a la nave. En caso de empate, gana el vampiro de mayor edad. ¡Mucha suerte!

Casi se llevó una mano a la frente al ver a Bellatrix, en un acto de demostrar lo que valía frente a Viktor, hacer, de nuevo, las cosas in pensar ni meditarlas antes. Era una de las características de la vampiresa que más asustaban a Clary, la rubia era tan impredecible que nadie sabía, siquiera ella misma, qué es lo que haría, lo que la convertía en la más peligrosa de las enemigas. El cristal templado resonó con cada golpe de la mujer, haciendo cada vez más difícil el poder colarse con sigilo en aquella nave abandonada. —Voy.— Contestó ante las palabras de apremio de Viktor, la mujer se dirigió a la pared, tomando impulso previamente para escalarla y llegar hasta la ventana que se encontraba algo más elevada que el resto. Estudió rápidamente las bisagras, no quería armar más escándalo del que estaba teniendo lugar más abajo.

Tras comprobar la ventana y creer haber dado con un punto débil, la muchacha se posicionó frente a esta, separándose todo lo posible para luego, en un golpe seco y fuerte, intentar abrirla de una patada.

Mis labios continuaban entonando aquella canción en apenas susurros mientras mi cuerpo dejaba escapar distintos temblores causados por la verbena que aún recorría mi cuerpo. Por que si, aquellos cobardes no solo me ataban con ella, también me la suministraban.

Pero ya casi me había acostumbrado a un dolor que me hacía sentir en este punto más gusto que dolor. Por eso me balanceo, lentamente pero constante, notando el roce con las cuerdas, notando el dolor y los calambres atravesar mi cuerpo. Estaba apartada de la conexión con el mundo real, había abandonado la idea de escapar y solo deseaba destrozar.

Y entonces llegaron. Unos golpes retumbaron en aquella nave y mi canción se detuvo en el acto. Pero mi mirada no se alzó, tampoco el balanceo. ¿Ya venían los lobos de nuevo? ¿Ya había pasado el tiempo? Tenía totalmente perdido el orden del paso del tiempo. - ¿Os habéis decidido ya admitir que sois unos chuchos cobardes temerosos de una adolescente? - Traté de alzar mi voz para que la oyesen a pesar de no verlos, pues, ¿de quienes serían esos golpes si no?

-Voy a ello-confirmó la vampira ante las ordenes de Viktor para después tomar carrerilla buscando un punto por donde poder escalar, sólo necesitaba los puntos de apoyo necesarios para auparse hasta el tejado, estaba emputada, necesitaban entrar cuanto antes y no podían permitirse más fallos al respecto, además Bella no estaba dispuesta a decepcionar al vampiro una segunda vez.

Al subir al tejado Bella comenzaría a buscar cualquier tipo de entrada que pudiera encontrar, la superficie del tejado era amplia pero nada que no pudiera solucionar gracias a su velocidad vampírica consiguiendo escudriñar dicha superficie en un tiempo ciertamente escaso y consiguiendo dar con una trampilla que parecía dar acceso al interior de la nave donde retenían a Emerald, sólo necesitaría abrirla para poder entrar.

Sin embargo volvería a no tener éxito tirando con todas sus fuerzas de la puerta de acceso sin que esta se moviera un milímetro, parecía que la vida le jurara en contra, frustrada, no dudó en golpear esta soltando un gruñido, no era su día y definitivamente no le salía nada bien.