Era una mujer inquieta, impredecible. Peligrosa.

Tan solo la había investigado por unos días y había llegado pronto a aquella conclusión. Dake era una de las cazadoras que se reunían bajo la sombra de la Condesa más infame de la historia, sin embargo nadie sabía exactamente qué buscaban, o de qué eran capaces. Necesitaba más respuestas, y creía que ella las tendría. O quizá se había obsesionado ligeramente con aquella búsqueda en particular.

Esa noche también la había seguido. La morena había abandonado Mystic Falls y recorrido las carreteras en un Jeep bastante rápido, y él lo había hecho en un viejo mustang de color azabache. Bueno, viejo no; aquello era ofensivo. Se trataba de un clásico. Como el propio Desmond.

Quizá precisamente por ser demasiado clásico, se sentía incómodo en aquel tipo de fiestas tan concurridas. El Scull Bar estaba repleto de gente aquella noche, celebrándose algún tipo de evento especial, en el que se reunían no solo humanos, sino seres como él o como su investigada. Aquel lugar era conocido por ser regentado por una poderosa bruja, que daba cobijo a todo tipo de criaturas desde hacía décadas.

¿Qué buscaba allí exactamente la cazadora? O, mejor dicho, a quién.

—Una soda, gracias —le indicó a uno de los camareros, atrayendo la atención de la anfitriona, que se acercó a él—. Me alegro de verte, Gloria —alzó la mirada hacia la bruja y le dedicó una sonrisa, o al menos el intento de una. Eran viejos conocidos, y aunque admitía que no siempre habían mantenido una buena relación, desde que las cosas habían cambiado para él todo era diferente... o al menos en parte.

—Yo no, siempre que vienes aquí terminas metido en algún lío. Y yo, por lo tanto, también —lo miró con reprobación, colocando los brazos en jarra—. Y encima me ofendes pidiéndote... ¿qué? Agua con gas —la bruja rodó los ojos y negó con la cabeza. Justo entonces se percató de que la atención del vampiro estaba puesta en otra parte: una mujer morena que se había pedido una copa y avanzaba demasiado directa, sin molestarse en mimetizarse con el ambiente y la gente que bailaba a su alrededor—. No te metas en ningún lío, o te prohibiré el paso —le advirtió, señalándolo con un dedo, antes de dejarlo en su mundo.

Justo entonces, por un breve instante, la mujer se giró sutilmente como si notada su mirada y estas se cruzaron. Desmond tardó demasiado en apartarla, y cuando volvió a mirarla ella ya se había girado. ¿Sospechaba de él o había sido solo una coincidencia? Lo que no lo era fue el modo en que la cazadora se detuvo ante un hombre que Desmond no reconocía, estampándole la copa en la cabeza sin miramientos.

Al final sí que se metería en un lío. Al menos esta vez no lo habría iniciado él.

La estaban siguiendo.

Dake no era imbécil, sabía que había alguien tras ella. Ya no solo era cosa de la intuición o de su sexto sentido que el 99% del tiempo nunca le fallaba. Esta vez se trataban de hechos probados.

Desde hacía ya un par de días, se encontraba un anticuado mustang —demasiado fácil de reconocer— cerca de los sitios que frecuentaba. El mismo modelo que poseía Camren en la época en la que se conocieron. Tenía que ser una puta broma.

Aparcó el jeep en el estacionamiento del Skull Bar. Ante todo, tenía que aparentar normalidad. Y antes que nada, tenía unos asuntos que resolver dentro del local.

— Dime que has averiguado algo — exigió, apoyando ambos brazos en la barra para encararse con la bruja que se encontraba —. Vale, sí, perdón. Ponme un Jagger Bomb — añadió cuando la mirada de la mujer se endureció ante la falta de modales que presentó la contraria. Algo que, por otra parte, era muy habitual en ella.

—Recuerda que usar las palabras por favor y gracias sigue siendo gratis — le contestó la mujer, mientras comenzaba a prepararle el cocktail que la cazadora le había pedido —. Absolutamente nada de ese tal Camren Miller. A no ser que haya cambiado identidad, mis contactos no han encontrado nada sobre él — ante esa respuesta, la cazadora se llevó ambas manos a la cabeza, paseándolas por su cabello de forma nerviosa —. ¿Por qué estás tan segura de que sigue vivo? — cuestionó, frunciendo el ceño ante el estado de la contraria. No lo estoy, ese es el problema. Perdida en sus pensamientos, volvió en si cuando la mujer le pasó la copa —. Como sea, Reed... Ni se te ocurra volver a liarla en mi local, ya te he dejado pasar dos. No habrá una tercera — le advirtió la bruja de manera rotunda.

— Lo sé, lo sé... A la próxima me echas a patadas — rodó los ojos, tomando la copa de cristal entre sus dedos, volviéndose hacia la multitud que atestaba el concurrido local —. En fin... — le dio un trago a su bebida y se alejó de la barra.

Su mirada se paseó minuciosamente por entre la multitud, mientras caminaba entre ellos, en busca de cualquier indicio que la hiciera sospechar. Fue entonces cuando se dio cuenta de que alguien la estaba observando desde la barra; joven, atractivo, cierto toque de misterio y pintas de playboy.

Su mirada se cruzó con la de aquel hombre y permaneció fija en la de este, negándose a ser la primera de los dos en apartarla. Frunció el ceño cuando este finalmente la desvió. ¿Y si sabía algo? Avanzó con decisión hacia este, pero a los pocos pasos se detuvo cuando una figura se cruzó delante de ella. Alguien de su pasado y que conocía a Camren; uno de los vampiros que lo torturaron.

Maldito desgraciado...

Olvidándose por completo del tipo de la barra, fijó su nuevo objetivo en aquella sanguijuela y sin miramiento alguno, estampó contra su cabeza la copa que llevaba en la mano.

Al final, el Jagger Bomb sí que hizo "boom".

— ¡Maldito desgraciado! ¡Has sido tú todo este tiempo! — siseó con rabia, empezando a encajar las piezas hacia aquello que le parecía tener sentido —. ¡Teníamos un jodido trato y yo cumplí mi parte! — al ver que el vampiro se reponía y parecía dispuesto a atacarla, la cazadora agarró un taburete libre que se encontraba a su lado y golpeó al vampiro —. Está vivo ¿Verdad? ¿Ahora trabajas para él? — a pesar del volumen de la musica estaba segura de que sus gritos serían escuchados y no solo eso, sino que ante ese escándalo, la gente del local se estaba volviendo hacia ellos. No pasó desapercibido para ella que, el tipo de la barra, se encontraba ahora a su lado.

— ¿Tú también estás con él? — con el taburete todavía en alto se giró hacia el playboy —. Porque te aseguro que también tengo para ti — le advirtió dispuesta a lanzárselo si hacía falta. El problema era que, en ese movimiento, había descuidado a su primer objetivo que no estaba para nada contento.

0-25: Fail, el vampiro golpea a Dake.
50: Dake le consigue dar al vampiro con el taburete.
75: Desmond se mete en medio y recibe un puñetazo del vampiro.
100: Desmond se mete en medio y... recibe el taburetazo.

Violencia. Estalló del mismo modo en que lo hizo aquel pequeño vaso de cristal sobre la cabeza del hombre que ella atacó, sin miramientos, atrayendo la atención de los presentes y, por supuesto, la suya. No lo dudó y se acercó, aunque aquella mujer no parecía ser de la que precisaban ayuda, y pudo escuchar con claridad lo que expresaba con sus gritos.

Algo sobre un trato, una persona que la cazadora creía muerto. Desmond se fijó mejor en el segundo implicado. Lo reconoció: un vampiro, uno que no era conocido precisamente por su reputación y la veracidad de su palabra. No tuvo mucho más tiempo para analizar la situación, pues la morena comenzó a increparle a él también.

—¿Qué? No —se apartó en el momento justo de la trayectoria del taburete que ella utilizó como arma para atizarle al otro vampiro, que cayó hacia atrás y se tropezó con un segundo, terminando ambos en el suelo—. Simplemente quería apreciar el espectáculo de cerca —bromeó, sonriendo de forma socarrona, viendo por el rabillo del ojo que su víctima se estaba volviendo a levantar y tenía la mirada fija, como una bestia enfurecida, en la contraria.

—Acabas de cometer una estupidez. Atacar a un vampiro en medio de un bar repleto de sobrenaturales. Es una suerte que él no tenga muchos amigos, nadie va a defenderlo —no le importó que el aludido lo escuchara, de hecho habló lo suficientemente alto como para que lo hiciera a propósito. Así su atención se vería dividida, así como sus ansias de venganza. Cabía decir que no era demasiado inteligente— ...pero Gloria va a enfadarse mucho por esto —casi podía oler su ira desde allí. Quizá esta vez sí que fuera a vetarle la entrada.

—¡Eh, quieto! —Charles se había cansado de los jueguecitos y sus ojos reflejaban ahora un color rojizo, a la par que su sonrisa mostraba unos dientes afilados y vengativos.

—Alguien tiene que enseñarle una lección —respondió este, ignorando a Desmond y lanzándose directo a por la cazadora, sin embargo él la empujó para apartarla de su camino, llevándose un mordisco en el brazo, y actuando inmediatamente en consecuencia al pegarle un buen puñetazo al contrario en la cara.

—¿Sigues creyendo que estoy de su lado? —esperaba que no, aunque la cazadora parecía dispuesta a darle una buena paliza a todo aquel que se le pusiera por delante para obtener respuestas.

0,25: El vampiro (llamémosle Charles) enseña los dientes y va directo a morder a Dake. Desmond interviene y se lleva el mordisco, auch.
50, 75: Le atizan entre los dos y el vampiro queda a su merced para interrogarlo.
100: Interviene Gloria y los echa a los tres antes de que todo se desmadre.

 

”Acabas de cometer una estupidez”

Ese era precisamente el tipo de frase que alguien con carácter tan temperamental, explosivo e impredecible como Dake no quería escuchar. Y menos cuando venía del típico guaperas con complejo de héroe. Uff que ganas más tontas de borrarle esa sonrisa de un puñetazo.

— Espera, ¿Me estás llamando estúpida? — oh, oh... cuidado. La mecha de la cazadora amenazaba con prenderse —. ¿Quién coño se supone que eres tú para cuestionar lo que hago o dejo de hacer? — de momento no empezaba con buen pie, si se salvaba de su ira era porque tenía otro objetivo prioritario.

En un principio, cuando el guaperas la empujó hacia un lado, a punto estuvo de creer que por fin este había revelado su verdadera cara al ponerse del lado de su enemigo. Tuvo que sujetarse a una mesa para no perder el equilibrio y entonces se dio cuenta de que tan solo la había protegido de los afilados colmillos del vampiro que acabaron clavados en su brazo.

— ¡Oh! ¡Mi héroe! — pronunció de forma irónica, con una expresión de evidente molestia que asomaba en su rostro —. ¿Tengo pinta de ser una jodida damisela en apuros? — porque simplemente darle las gracias por intervenir era un duro golpe para su orgullo —. Intenta que no te arranque la cabeza — advirtió cuando el vampiro, furioso ante el puñetazo recibido, se abalanzó contra el hombre, muy dispuesto a hacer justo lo que Dake había advertido

— No tendrías que haberte metido en esto. Ahora voy a tener que matarte a ti también — amenazo el vampiro, agarrando por el cuello de la camisa al guaperas. Grave error por su parte el darle la espalda a la cazadora, que aprovecho ese momento para sacar una estaca y clavársela entre las costillas a su enemigo, por debajo del corazón.

El vampiro se retorció de dolor, dejando libre al otro tipo, y cayó de rodillas sobre el suelo, tratando de sacarse el pedazo de madera de su espalda. Sin embargo, la cazadora fue más rápida y dotada de una ligera mejora en sus sentidos gracias a los últimos meses de entrenamiento con los brujos, consiguió reducir al vampiro, sujetándole ambas manos por detrás.

— De nada, héroe. Ha sido todo un placer salvarte el culo — se dirigió hacia al guaperas. En realidad, no habría podido hacerlo sin él, pero detalles sin importancia —. Por cierto, tenías razón en eso de que nadie aprecia al tipo — comentó, pues el resto de presentes se habían limitado a observar como si de un espectáculo en vivo se tratara. Algunos incluso se encontraban aplaudiendo.

Aunque no todos estaban de buen humor. Instintivamente, su mirada buscó la de Gloria, la cual parecía echar chispas mientras se dirigía hacia ellos.

— Hora de pirarse — antes de que la bruja cumpliera su amenaza de echarla a patadas. Todavía le quedaba la suficiente dignidad como para abandonar el local por su propio pie —. Por cierto, guaperas... Olvídate de pisar el Scull Bar en los próximos 20 años — o más bien, mientras Gloria siguiera con vida —. Y tú te vienes conmigo. Todavía tenemos una charla pendiente — su tono de voz cambió a uno más brusco, mientras intentaba arrastrar al vampiro hasta la salida. Sería mucho más fácil si le pidiera ayuda al desconocido, pero eso era algo que atentaba de forma directa contra su orgullo.

0-25: A Charles no le hace ni puta gracia. Se revuelve furioso y lanza a Desmond contra Dake. Acaban rodando por el suelo como bolos.
50: El vampiro se retuerce, Desmond consigue liberarse de su agarre, pero otro vampiro se une a la fiesta e intenta atarcarlo por la espalda mientras Charles empuja a Dake.
75: Charles cae y nadie le ayuda porque no le quieren.
100: Charles cae, pero Gloria se mosquea mazo y los echa a todos del local. Entrada prohibida para Desmond y Dake de por vida.

—Un estúpido es aquel que comete actos estúpidos —respondió simplemente, evidentemente para vacilar a la contraria, que reaccionó de forma iracunda—. Estoy tratando de ayudarte, no es a mí a quién deberías dirigir tu enfado... De hecho, lo mejor habría sido que te hubieras quedado tranquilita en tu casa —y no armar aquel espectáculo en un sitio concurrido. Pero, por alguna razón, la mujer se había dejado llevar y todo le daba igual; era evidente que aquello era muy personal.

Y él, como un estúpido más, se lanzó de cabeza a la piscina, llevándose un mordisco en el proceso. Reaccionó mostrando su verdadera naturaleza y gruñéndole a su atacante, escuchando de fondo a la cazadora.

—Una damisela es lo último que pareces —respondió, pensando que quizá ese no era el momento para ponerse a discutir cuando el vampiro volvió a lanzarse a por él. Era grande y fuerte, y lo alzó por el cuello de la camisa sin dificultad— Soy duro de mollera, y también de oído. ¿Qué has dicho sobre matarme? —le escupió en la cara, y justo entonces vio que la mujer lo atacaba por detrás, clavándole una estaca cerca del corazón.

—Vaya, eso ha estado bien. Gracias —con los pies de nuevo en el suelo, el Kane se extendió la camisa y observó las reacciones de la gente que los rodeaba. Todos parecían bastante tranquilos, y otros celebraban lo acontecido—. Cuando alguien te salva de algún apuro se hace así, se dice "gracias" —la miró con reprobación y seriedad, viendo a lo lejos la amenaza implícita en las facciones de Gloria. No habría forma de aplacarla esa noche, así que optó por ser respetuoso y marcharse de allí.

—Pesa demasiado, ¿verdad? —no esperó a que le diera permiso y colocó un brazo de Charles sobre sus hombros, ayudándola a cargar con él hasta salir del local, y dejándolo descansar de forma un poco brusca contra la pared del callejón más cercano— ¿Qué planeas hacer con él? —sabía que no era su asunto, pero no iba a dejarla sola. Conocía al vampiro y, aunque ahora estuviera en desventaja, se había labrado una fama peligrosas. Si le preguntaban a él... tipos como él estaban mejor muertos.

 

— ¿Con actos estúpidos te refieres a intervenir en asuntos que no te incumben? — podía sentir como el foco de su ira se dirigía hacia aquel playboy intruso que parecía empeñado en sacarla de sus casillas con sus comentarios estúpidos con los que bien se podía atragantar —. Una lástima para ti que hoy no tuviera ganas de encender Netflix y prefiriera salir a dar guerra — siseó, olvidándose por poco del vampiro con el que se estaban zurrando. Tuvo que recordar sus clases de yoga con Salem y contar hasta diez para centrarse y recordar el verdadero motivo por el que estaba allí; Camren.

Casi sonrió cuando su enemigo le clavó los colmillos a su supuesto aliado provisional. Un hecho que sirvió para que se diera cuenta de que compartían especie.

— Lo que me faltaba, me ha tocado el Edward Culo de turno — o como fuera que se apellidase el vampiro de esa famosa saga de películas que volvía locas a las adolescentes —. En fin, hombres... — rodó los ojos. Charles estaba tan concentrado en su pelea de machirulos que se había olvidado por completo de ella y, en especial, de vigilar su espalda. Por lo que no le fue difícil enterrar el filo de su estaca en ella, dejándolo así fuera de juego.

— Sí, sí, de nada por salvarte del lío en el que tú mismo te has metido — no, no se había dado por aludida a sus reproches, pero aquel tonito con el que pretendía sermonearla ya la había sacado de quicio hacía un buen rato. Y seguía sumando puntos —. ¿Por qué asumes que necesito tu ayuda para encargarme de él? — soltó un resoplido y apretó un puño mientras cargaba al vampiro del otro hombro —. Me he enfrentado a tipos mucho más grandes y fuertes que este enclenque — rechinó los dientes, mientras salía del local con su nueva e insoportable compañía.

— No es asunto tuyo, pero ya que te interesa tanto, este capullo lleva días siguiéndome y quiero saber por qué — respondió, soltando sin ningún cuidado el cuerpo del vampiro en medio de un callejón. Y sí, ya había asumido que el tal Charles estaba detrás de todo. Después de lo que sabía, era lo que más sentido tenía — Ah, por cierto. No se me ha olvidado... — se volvió hacia el vampiro playboy y tomando impulso, trató de atizarle un puñetazo en la cara —. Odio que se entrometan entre mi presa y yo — aclaró con una templanza impropia de ella, que solía actuar por impulsos. Al final las clases de yoga sí que iban a servir de algo.