Últimamente se sumaba más trabajo de lo normal en el banco, buscando enfocar su mente en actividades productivas que lo alejaran de las preocupaciones de su vida privada, las cuales parecían ir en aumento cada día, sin darle algún tipo de tregua.

Y aunque sabía que intentar escapar del cúmulo de preguntas atoradas en su mente, no era lo más indicado, sí más fácil que enfrentar su penosa situación. Así que al salir de la oficina, no retorna a su hogar junto a su esposa e hija, no. Ezrael, o “Ezra” como normalmente le llaman sus amigos y conocidos, marcha hacia uno de los bares más famosos de la ciudad, buscando hacer un poco de tiempo antes de llegar a casa…

A enfrentar las preguntas sutiles de su mujer.

En el proceso, se tropezó con un viejo conocido.—¿David? —Por supuesto que lo recordaba, eran de la misma edad. Incluso, ambos habían asistido a la misma escuela.—Pero qué sorpresa tan agradable.—Afable, Ezra le ofrece la mano para ser estrechada, al tiempo que le sonrió.—Regresé hace unos meses de Manhattan, pero no te había visto por aquí.—¿Acaso también estuvo fuera?

Podría decir que la ciudad era lo bastante grande como para que ambos no hubieran coincidido hasta ahora, sin embargo, hasta donde recordaba, David era del Barrio Francés. Y bueno, Ezra estaba más que enlazado a ese barrio, su tío político era nada más y menos que el Regente, así que rondaba mucho por aquella zona. Incluso trabaja allí.