«¿¡Qué crees que estás haciendo!?»

Se quita el móvil del oído por un momento y le dirige a Elena una mirada exasperante. —¿Salvándote la vida, te suena? Me lo agradecerás después.—Está loca si cree que le permitirá marcharse junto a él. Y está aún más re loca si cree que le permitirá arriesgar la vida.

Damon alarga su mano para alejar el móvil de Elena y su pobre intento por convencer a Ric de dejarla ir. Cómo si en verdad tuviera oportunidad de decidir eso…

Cuelga el móvil.—¡Con un demonio, Elena! ¡Deja de actuar tan infantil! Se trata de tu maldita vida.—En verdad, que sea tan testaruda aún a sabiendas de que si vida está en riesgo, lo enloquece. Sin embargo, Elena no se lo pondría fácil, ¿verdad? No, claro que no. ¿Por qué lo haría?

Elena Gilbert nació y se cruzó en su camino para volverlo loco de forma perenne, y a veces, no en el buen sentido de la palabra.

—¡Claro que puedo obligarte! Son tus tendencias suicidas hablando por ti y no me da la gana de dejarte hacer esta tontería.—Porque la ama demasiado como para consentir que pierda su vida de esa manera.—¡Exacto Elena! No sé por cuánto tiempo tendré que hacer esto, ni siquiera sé si voy a sobrevivirlo, ¿de acuerdo? —¿Cómo es que ella era tan inconsciente? Damon escurre su mano desde la frente hacia la barbilla. En verdad no puede creer que deba explicarle esto.—Claro que lo harás, Elena. Porque este fue mi error y tú no tienes que cargar con esto.—No le hará eso. Si algo le sucediera junto a él, jamás se lo perdonaría.

Pero hacer entrar en razón a Elena Gilbert era peor que hablar con la pared, ¿no?

«Ahora arranca el coche y larguémonos de aquí [...]»

—¿Es que acaso no lo entiendes? —Susurró con la vista anclada en el volante, su rostro comenzó a mostrar realmente el  temor que sentía al imaginar a Elena corriendo el mismo peligro que él.—Adoraría verte huir conmigo, pero no puedo ser tan egoísta, no contigo. Sí algo te pasa…—Damon se niega a arrancar el auto, se niega a internarla a ese infierno.

Ella simplemente no se lo merece.

SHIP: #DELENA

La mirada de Elena y la de Damon lucen muy diferentes cuando ambas se encuentran. La de ella: emoción contenida ante una aventura incierta; el miedo ante lo desconocido; una explosión de adrenalina. La de él: cavilando entre el desconcierto, la incredulidad...

Y sobre todo, el terror.

Porque Elena se está arriesgando, lo está arriesgando todo por él, y el universo de Damon Salvatore deja de girar sobre su eje en el momento en el que las tornas se vuelven y, por una vez, no es él quien podría perderlo todo —inclusive la vida—, en nombre de la persona amada.

El beso entre ambos no es más que el reflejo de lo efímero e intenso de aquel instante, que para Elena, se convierte inmediatamente en aceptación. Una parte de ella quiere pensar que su plan ha funcionado; que el tiempo es demasiado valioso como para perderlo en medio de una discusión inútil, y que sea lo que sea que el destino le tenga preparado, ella estará allí para acompañarlo... y él podrá aceptar su decisión.

Pero como decía: sólo fue un instante. Y si hay algo que ambos comparten, es su testarudez.

Aquel beso no es un signo de aceptación, sino una despedida. Apenas tiene tiempo de recuperar el aliento cuando Damon ya ha marcado el número de @Alaric Saltzman. Por supuesto: debió imaginarse que él lo sabría. —¿¡Qué crees que estás haciendo!?—¿No es obvio? La expresión de Elena se desencaja.—¡No pienso quedarme aquí mientras tú te marchas, Damon! ¿¡Me oyes, Ric!?—Alza un poco más la voz, queriendo asegurarse de que él también puede escucharla.—¡No pienso hacerlo!—Ya está decidido.

Y esta vez, no habrá nada que ni Damon, ni nadie, pueda decir para hacerla cambiar de opinión.

«Tú te bajas aquí.»

—No.—Sentencia.—No puedes obligarme.—O tal vez sí, pero eso podría acabar muy mal para ellos.—No pienso quedarme aquí mientras... huyes de Rayna, a saber por cuántos...—¿Meses? ¿Años? Simplemente, no está dispuesta a pasar por eso.—Y no voy a permitir que pases por esto solo.—Porque no se trata sólo de ella, al contrario de lo que puedas pensar. No: se viene una etapa difícil, puede que la más difícil a la que Damon se haya enfrentado jamás, y no va a abandonarle en el proceso.—Ahora arranca el coche y larguémonos de aquí; no debemos perder más tiempo.—No hay lugar a discusión o debates: deben aprovechar cada minuto antes de que Rayna les atrape.

SHIP: #DELENA

Rayna Cruz le ha marcado.

Por primera vez en mucho tiempo, Damon se ha sorprendido de sí mismo. Y no porque haya sido incapaz de huir de la letal cazadora antes de ser marcado —pudo haberlo hecho en un santiamén—, sino porque todavía era capaz de cometer la estupidez de sacrificarse por una madre ausente sin pensar en las consecuencias…

Como por ejemplo, verse en la obligación de alejarse de Elena.

O al menos, tratarlo. Porque mientras Damon huye de Rayna y se apresura a prepararlo todo para poner distancia de su depredador, su pensamiento se centra Elena. Le costó demasiado que la vampiresa entendiera y aceptara que él era su destino y su verdadero amor... Damon la persiguió y la obligó a enfrentar la realidad de sus sentimientos, a no dar la espalda al futuro —lleno de una pasión capaz de consumirla— que tanto había anhelado…

Y ahora Damon es quien le está dando la espalda.

Sabía que Elena no se lo perdonaría, pero Damon confía en que habrá puesto bastante tierra entre ambos para cuando la vampiresa se entere. Porque aunque no quiere alejarse de ella, debe hacerlo. Siempre, por encima de todo, Damon escogería protegerla. Aunque eso signifique perder todo lo que ha construido con ella, y con el tiempo, lanzarla a los brazos de alguien más…

Tanto su camaro como sus pensamientos intrusivos se han visto en la obligación de parar abruptamente en medio de la carretera. A Damon solo le dio tiempo de fruncir el entrecejo, molesto por su mala suerte. Sin embargo, nada pasa en Mystic Falls por mala suerte, ¿no?

Como si hubiese salido de la nada, como si hubieran quedado para realizar la escapada del siglo, ella se sube a su auto sin dar ninguna explicación, dejándole literalmente con la boca abierta.

—Elena.—Pronuncia su nombre en un susurro. Sus manos siguen apretando el volante con fuerza, ellas quieren seguir, ese no es el problema. Sí lo son sus ojos. No puede dejar de mirar a la vampiresa, entre sorprendidos y disgustados.

Ella no debería estar aquí.

Y sin embargo, como si de repente le diera por apoyar su último acto de locura, Damon le sujeta del rostro con una rapidez sobrenatural y presiona sus labios contra los suyos, devorándolos. Invade su boca, aunque de manera fugaz. Aquel beso no está pensado para ser largo y tendido como normalmente acostumbra. Es un beso de alivio, y a su vez, despedida.

Sin pronunciar palabra alguna, el vampiro se separa de ella y arranca el auto, pero no para continuar el largo camino hacia su destino, sino para alejarse y poner suficiente distancia del árbol caído.

Damon estaciona descuidadamente y tras apretar un par de botones en su móvil, lo pone en su oído.

—@Alaric Saltzman, traidor.—Sí, obvio que le dijo a su mejor amigo sobre lo de Rayna. Fue mucho más fácil confesarlo a él que a su novia y su hermano. Lo que no imaginó es que resultaría traicionado rápidamente.—Ven por Elena al puente Wickery. Y ven con @Caroline E. Forbes.—Necesita todo el apoyo que pueda para hacerle entender a Elena que esto es una muy mala idea. Tan solo cuando cuelga, Damon gira la mirada y por fin, encuentra los ojos de Elena.

Está enfadado, muy enfadado.—Eres necia, obstinada, y mandona, y por lo general obtienes todo lo que quieres.—Espera, ¿acaso está hablando de sí mismo? Ah sí, ambos son más similares de lo que les gustaría admitir.—Pero adivina qué, yo también lo soy. Y hoy no harás esto Elena Gilbert, no. Tú te bajas aquí.—Debe ser así. @Rayna Cruz iría a por él, debía marcharse solo.

Poner distancia… Aunque también lo haga de Elena.

SHIP: #DELENA

Lily R. Salvatore escribió:Rayna le ha marcado, pero aún tendrá una oportunidad de escapar.
No le dejes marchar solo.

No tuvo la oportunidad de tomar contacto con Lillian Salvatore cuanto hubiera deseado —en calidad de suegra y nuera—, pero Elena jamás olvidaría aquel breve, aunque dilapidante mensaje, que hizo llegar a su teléfono apenas sucedió lo inevitable. Las amenazas de @Rayna Cruz finalmente tomaron forma, la peor de las posibles: Damon ha sido marcado.

Tiene que escapar. Escapará de Mystic Falls todo lo rápido posible, para ponerse a salvo y, lo que es más importante: para no poner en peligro a sus seres queridos. Pero Lily tiene razón: Damon no debe marchar solo.

No se lo merece.

De modo que, sea cual sea el destino que le depare al mayor de los Salvatore, Elena está dispuesta a compartirlo.

La réplica conoce bien a su pareja, sin embargo. Sabe que Damon se opondrá en rotundo a ser acompañado —aún más por otro vampiro, y en especial, por ella—, y una discusión se convertirá en una pérdida de tiempo que sólo jugará en su contra. Las medidas de Elena deben ser más drásticas: lo suficiente como para que Damon, simple y llanamente, no pueda negarse.

De modo que a la salida de Mystic Falls por el puente Wickery —la salida más cercana al hogar de los Salvatore—, el Camaro azul del 69 habría de detener su huida: el temporal ha propiciado la caída de un gran tronco justo ante el puente, cortando el paso.

¿El temporal?
No: una novia desesperada.

Antes de que el vehículo pueda siquiera dar media vuelta para retomar el camino, Elena abre la puerta del copiloto y toma asiento, sin previo aviso. Sin preguntar. La morena cierra la puerta con un golpe seco antes de dirigirse al conductor—: La salida este está despejada.—Como si hubiera estado sentada allí todo el tiempo. Como si su presencia formase parte del plan.

La mirada de Elena, en cambio, habla más en su lugar.

«Estoy aquí. Estoy contigo, Damon.»
«Estamos juntos en esto.»

SHIP: #DELENA

"¿Por qué estás tan segura de ello?".

— ¿Qué por qué? ¿De verdad necesitas que te haga una lista? Porque podría hacerla y no llegaríamos a Mystic Falls hasta mañana — se llevó las manos a la cabeza, echándose el cabello hacia atrás en un gesto de desesperación.

Pero Elena parecía tenerlo bastante claro. Demasiado claro.

Con el ceño todavía fruncido, contempló a su amiga, escuchando sus palabras y aquella promesa que deseaba pudiera mantenerse.

— Ojalá que tengas razón — asumiendo su derrota, rodeó a la Gilbert con sus brazos para abrazarla —. Pero lo digo en serio. Como te vea llorar por él... — no acabó su amenaza hacia el Salvatore, simplemente, la estrechó entre sus brazos con más fuerza —. Te mereces ser feliz — y si bien no estaba segura de que el Salvatore pudiera darle esa felicidad que Elena merecía, por el momento, no seguiría atormentándola.

Al fin y al cabo, Caroline también había tropezado con sus propios errores.

— Venga, terminemos la maleta antes de que se nos haga más tarde — apremió, soltando finalmente a su amiga —. No quiero llegar tarde a mis vacaciones de verano — unas en las que, aparentemente, el mayor de los Salvatore iba a estar demasiado presente.

#CAROLENA, #BAROLENA, #DELENA

«¿Para todos nosotros?»
Tocada y hundida.

La joven Gilbert deja escapar un suspiro. De acuerdo: puede que no haya estado para todos, sino para Elena... pero porque tiene que estar para Elena, ha tenido que estar para los demás. La morena es consciente de que actúa como un ineludible hilo conductor; intenta ser mejor por ella, lo está consiguiendo...

Pero Caroline es incapaz de hallar el mérito. —¿Por qué estás tan segura de ello?—Inquiere entonces, sin saber muy bien cómo puede hacerla entrar en razón.—Oye, lo entiendo. Tuvisteis vuestro pasado, pero ya no es el mismo. Damon sería incapaz de hacerme daño.—Puede que el vampiro sea capaz de muchas cosas, pero jamás habría podido romperle el corazón. No, después de haber estado por y para ella; después de haber velado todo este tiempo y de esperar, pacientemente, su momento.

Sonriendo, y poniéndose en su posición, Elena avanza hacia ella, contemplando a su amiga con ternura. —Sé que te preocupas por mí.—Del mismo modo que la réplica siempre se preocuparía por ella.—Pero confía en mí. Puede parecer... absurdo, bizarro, o totalmente sin sentido, pero sé que es lo correcto. Estar con él, es lo correcto.—Damon y Elena están hechos el uno para el otro. Nada ni nadie podría convencerle de lo contrario.

Nadie... ni tan siquiera su testaruda amiga, Caroline.

—Así que no hará falta que nadie salga corriendo por una carretera.—Añade, bromeando para restarle algo de hierro al asunto.—Te lo prometo.

#CAROLENA, #BAROLENA, #DELENA

— ¿Para todos nosotros? — vale, quizás estuviera siendo un poco quisquillosa, pero lo cierto era que si Damon hacía algo por alguien, no era precisamente por la bondad que albergaba su corazón; sino por Elena.

Lo que podía traducirse también a propio beneficio y reafirmaba así sus palabras; egoísta.

— ¿El tiempo suficiente como para saber que salir con él es una idea pésima? — meneó la cabeza de un lado a otro, incrédula. ¿Es que era la única de las dos que veía el problema?

"Estoy enamorada de él".

La rubia enmudeció de golpe. La sinceridad con la que su amiga pronunció aquellas palabras fue como una bofetada de realidad. Y estaba segura de que para Elena no había sido fácil admitirlo.

Igual que para ella tampoco lo era expresar en voz alta sus sentimientos hacia cierto híbrido.

Lo cuál, por cierto, la convertía en una hipócrita.

Pero no estaban hablando de ella, estaban hablando de Elena.

— No puedes estar enamorada de él — ¿Y por qué no? —. Te hará daño. Aunque no quiera hacerlo — porque si algo tenía que admitir en favor del Salvatore, era que no haría daño de forma intencional a su amiga —. Lo acabará haciendo — por mucho que estuviera decidido a cambiar. Y eso era algo que, precisamente el tiempo que llevaban conociéndolo, le daba la razón —. Y no quiero que llegue el momento en que te tenga que decir "Te lo dije". Porque odio tener que decirlo — y de verdad esperaba poder equivocarse por una vez. Porque nada haría más feliz a Caroline que la felicidad de la propia Elena.

Pero después de todas las cosas que Damon había hecho, le costaba creer que realmente pudiera cambiar del todo.

Lo cuál, también era bastante hipócrita de su parte.

— Y si te hace daño, no tendrá carretera para correr — le advirtió. Pobrecito del Salvatore si ese día llegaba a suceder.

#CAROLENA, #BAROLENA, #DELENA

¿Le culpa por haberse insinuado a Rayna Cruz? En absoluto: la réplica viene conociendo bien la lascivia y la pasión de su pareja, y no se habría extrañado por que Damon la encontrase en los bosques, concediéndolos a ambos unos minutos para dejarse llevar por el deseo. No, claro que no: le culpa —aunque intenta no hacerlo—, por no haberse dado cuenta de que no era ella.

Y jamás lo admitiría en voz alta, pero el fugaz —e intrusivo— pensamiento de que tal vez, Stefan sí se hubiera dado cuenta, se le enclava en el corazón.

¿Es egoísta por comparar a los dos grandes amores de su vida, o sólo humana?

En cualquier caso, ambos tienen preocupaciones más importantes que aquel desafortunado desliz. —Muchos vampiros.—Le recuerda. Muchos seres queridos en peligro. Ignora si Damon se siente tan seguro porque de verdad sienta que tienen posibilidades, o sólo trata de tranquilizarla.—Dios... Esto no puede estar pasando.—Otra vez, no.

¿A cuántos enemigos habrán de plantar cara y derrotar para poder vivir en paz? ¿Es que están condenados a mantenerse siempre alerta, con un ojo abierto durante la noche, y revisando constantemente sus espaldas?

Eso parece.

—Si es algo así como una cazadora sobrenatural, no podrá ser tan fácil.—Incluso la Hermandad ha demostrado ser vulnerable —y lo ha vivido en sus propias carnes, perdiendo a @Jeremy G. Gilbert—, pero ni siquiera ellos son fáciles de matar.—Tenemos que encontrar a @Gwen L. Ashkore.—Propone acto seguido; se trata de la que fuera antaño, entrenadora de su hermano.—Su familia proviene de un largo linaje de cazadores; quizá ellos sepan algo. Puede que Bonnie también pueda encontrar algo en sus libros o grimorios...—La mente de Elena ya está trabajando a toda velocidad, pensando en las opciones, en cómo erradicar aquel problema de raíz.

Pero no van a arreglar nada hoy.
Y Damon, lo sabe.

Por ello, son sus palabras las que invitan a la morena a guardar la calma. Elena ya no se siente a salvo en aquel lugar, con aquella mujer rondando la zona, pero puede que sea eso precisamente lo que pretende: provocarlos para obligarles a huir, tal vez esperando que se expongan aún más.

«Voy a protegerte, cueste lo que cueste.»

—Lo sé.—Y le gustaría pensar que llegará el día en el que aquello no sea necesario. Que no esté constantemente en peligro; que sus seres queridos puedan dormir en paz, y sentirse a salvo...

Pero hoy no será ese día.

Y así, aferrándose a aquel beso como quien sigue la luz de un faro en la oscuridad, finalmente Elena se deja llevar de vuelta al río. Una carrera de canoas está a punto de empezar.

SHIP: #DELENA

No le ha sentado bien la noticia.

Elena y Caroline prácticamente se han criado juntas, así que la morena reconoce a la perfección aquella mirada juiciosa. Se esperaba aquella reacción, aunque debe reconocer que la decepción en la expresión de Caroline le ha roto un poco el corazón. —El egoísta de Damon Salvatore —le recuerda—, que desde hace mucho tiempo ha demostrado estar ahí para todos nosotros.—Para Elena, más bien. En el fondo lo sabe, y no puede evitar sentirse culpable, porque muchas de las decisiones del egoísta Damon han sido precisamente, por ella.

Reconocerlo en voz alta, sin embargo, sería admitir su culpabilidad y, lo que es más importante, concederle el punto de razón a su mejor amiga. No es la vía si quiere convencerla de que ha tomado la mejor decisión. —Claro que no ha cambiado de la noche a la mañana.—Le dice entonces.—Vamos, Care, ¿hace cuánto le conocemos?—Los hermanos Salvatore llegaron a Mystic Falls en 2009: hace ya más de cuatro años...

Es increíble lo deprisa que pasa el tiempo.

—Ha vivido un proceso y... sufrido sus recaídas, pero...—En su mayoría, propiciadas por una sola persona: Katherine Pierce. La influencia que la réplica malvada de Elena ha llegado a tener sobre él, le ha llevado a toda clase de actos deleznables. Pero, con Katherine fuera de juego...—Sé que es mejor persona. Que quiere ser mejor, por mí.—O al menos, eso es lo que la morena siente que le ha venido demostrando todo este tiempo.—Estoy enamorada de él.—Boom. ¿Necesitaba Caroline una confirmación más a si Elena está segura de que podrá ser feliz a su lado?

Una cosa es hablar de mantener una relación, y otra... implicar verdaderos sentimientos.

#CAROLENA, #BAROLENA, #DELENA

—Por alguna razón... No le gusta que pensemos de él lo mejor. Le... aterran las expectativas.—Reflexiona en voz alta. Es la primera vez que habla de @Damon Salvatore en aquellos términos.—Pero no nos fallará, Bon. Ni a mí, ni a ninguno de nosotros.—Le cueste reconocerlo o no, ahora son todos su nueva familia.

—La verdad es que siempre lo admitió, Bonnie.—Niega la cabeza mientras sonríe amargamente, recordando la primera vez que se le declaró.—Siempre ha sido consciente de sus sentimientos por mí. Aunque supiera que...—Que no estaba bien enamorarse de la chica de su hermano.—Fui yo quien... no quiso enfrentarse a la verdad.—Asume finalmente, dejando escapar un suspiro.—Pero, aunque pueda parecer irónico, fue Stefan el que me abrió los ojos. Según él, yo... puedo ver lo mejor de Damon. Y gracias a mí, él también lo hace ahora.—Porque @Stefan Salvatore le animó a ser valiente, Elena se atrevió a dar aquel paso abismal en su vida...

Y no se arrepiente.

Aunque, hablando de todo un poco...
«...Invité a Matt Donovan al baile.»

Vaya, eso sí que no se lo esperaba. —En realidad, se me ocurren pocos candidatos mejores como compañeros de baile.—Le sonríe con cariño. @Matt Donovan es un joven apuesto, cariñoso y entregado a los suyos; si Bonnie irá con alguien al baile, ¿qué mejor opción?—No creo que vaya a poder asistir a ese baile, pero... me lo contarás todo después, ¿verdad?—¿Quién sabe? Puede que sus amigos se conviertan en Rey y Reina del Baile.

Eso sería... simplemente maravilloso.

#BONLENA, #BAROLENA, #DELENA, #MONNIE

No pudo evitar soltar una pequeña carcajada mientras encogía los hombros. —¿Qué puedo decir? Me gusta decir lo que pienso de corazón.— Y es que ella era así, sincera y empática. A veces hasta pensaba que palabras decir para que la otra persona no se sintiera mal. —Pero creo que piensas eso porque te conozco muy bien, Elena. Supongo que a un desconocido no le diría algo así, quizá cambiaría algunas palabras. — O quizá no, a decir verdad y para su suerte, la bruja no tuvo que lidiar con una situación así y, esperaba que no pasara.

—Más le vale.— Advirtió con un tono medio en broma, medio en serio. —Se me hace raro que me digas que Damon es leal, pero... Yo también lo siento así. Desde hace tiempo te es leal y, aunque él tampoco quisiera admitirlo, se le notaba demasiado lo enamorado que está de ti.— Eran hechos que, aunque uno quisiera disimular no se podía. Y aunque a Elena quizá no se le notaba tanto como a Damon, la bruja también lo podía percibir.

Negó con la cabeza ante la gratitud de su mejor amiga. —Gracias a ti por decírmelo, seguro que te ha costado lo tuyo decir en voz alta lo que sientes. Me alegra ver que lo lograste.— Aseguró con cariño. La bruja sabía que esa decisión le había costado mucho a su mejor amiga. Y, aunque había tardado un tiempo, agradecía de corazón que se sincerara con ella.

Ante la pregunta que le hizo Elena, ella no pudo evitar desviar su mirada entre carcajadas, pero un poco sonrojada por lo que iba a decir. —No, no he conocido a alguien, he invitado a alguien que conocemos ambas.— Carraspeó y volvió a dirigir su mirada a su mejor amiga. —Invité a Matt Donovan al baile.— Y, si Elena conocía bien a la bruja Bennett, podía intuir que desde siempre, ella había tenido algún tipo de sentimiento por el camarero. —Y antes de que me lo preguntes, no, no somos nada más que amigos. Supongo que aceptó por compromiso, pero... Estoy un poco emocionada por ello.— No podía evitar sentirse con esa sensación en el estómago.
       

#BONLENA, #BAROLENA, #DELENA #MONNIE

—Iugh.—La mueca de desgrado en el rostro de Elena lo dice todo. Sí, puede imaginarse en qué consistía esa dosis de cariño, de parte del pasional Damon Salvatore.—Está bien, mejor no... me des detalles.—¿Honestamente? Le duele que ni siquiera su propio novio haya sido capaz de reconocerla —la actitud hosca, el ceño fruncido, aquel brillo violáceo en su mirada—, pero no es momento para echarle en cara que debería haberlo hecho.

—Nos ha amenazado, Damon.—Y aquella puede que sea, sin duda, la peor parte; incluso más que la posibilidad de que Rayna haya hecho los deberes, que haya interrogado a Katherine, o que haya acudido a alguien más para descubrir todo lo que necesite saber.—Rayna Cruz os dará caza una a una.—Aquellas fueron las palabras textuales de la réplica: unas que Elena no podría olvidar.—Habló de Katherine, de Amara y de mí, pero puede que sepa de más vampiros en el pueblo; puede que nos tenga localizados a todos.—Y el mensaje de la cazadora sobrenatural no ha podido ser más claro.

Los vampiros son su objetivo.
Y aquel pueblo... está plagado de ellos.

«Elena, escúchame...»

La réplica focaliza toda su atención en Damon, tratando de aliviar la repentina ansiedad mientras el vampiro trata de reconfortarla con sus palabras. Jeremy está bien, todos lo están... —De momento.—Ni tan siquiera Damon puede prometerla que las cosas no vayan a volver a complicarse otra vez, puede que más que nunca.

Pero algo está claro: recibida la advertencia, estarán preparados para plantar cara a lo que esté por venir. —Tenemos que volver.—Le dice entonces.—Avisaremos a Anna y Jeremy, y nos iremos a casa. No están seguros aquí.—Ningún vampiro lo está, en realidad, pero cuanto más tiempo pasen cerca de Rayna, más se arriesgarán a que mueva ficha en el instante más inesperado...

A menos, claro está, que sus amenazas no hayan sido sino una puesta a prueba.

SHIP: #DELENA