Aún me daba un poquito de cosa salir sola por los sitios. quien dice un poquito, dice bastante cosa. Pero me había enterado de que iban a poner muchas cosas divertidas en el pueblo. Claro que también me enteré que no podría ver a Salena hasta la noche y... En ese instante me plantee seriamente quedarme en la casa del bosque junto con Moca mientras ella dormía y yo hacía alguna cosa.

Peeeero... no se muy bien como, finalmente, había salido de casa, había ido al pueblo, por suerte sin ningún altercado y no dejando que Moca viniese y ahora paseaba por sus calles observando como lo habían decorado todo y lo bien que había quedado. Era un pueblito pequeño, pero parecía bastante adorable. Y además, era la primera navidad que pasaba aquí por eso... quería aunque fuese disfrutarla un poco.

Vi entonces la pista de hielo. Hacía muchos años atrás había patinado alguna vez en Charlotte. No es que fuese la mejor patinadora, ni por asomo. De hecho, si, lograba separarme del borde de la pista y soltarme pero... solo sabía dar vueltas y agitar los brazos cuando veía que me iba a caer. Y hacía muchos años que no lo hacía por lo que no guardaba muchas esperanzas.

Pero realmente me apetecía a si que entré, pagué lo necesario y tomé el par de patines que me dieron. Me preguntaba si ahora tendría más equilibrio, aunque seguramente la respuesta sería no. Pero por el momento, me acerqué a la pista esperando que empezase mi turno y cuando así fue entré con cuidado a la pista.

Ya desde el primer instante en que apoyé un patín en el hielo, este intentó huir rápidamente y di un pequeño resbalón que solucioné agarrándome a la barrera que limitaba la pista. Casi. Una vez ahí empecé a moverme sin separarme de la barrera. Una vuelta después intenté probar a soltarme. Temblaba mucho y sentía que mis patines se iban a ir enfadados cada uno por un lado. Pero parecía que estaba aguantando al menos hasta que sentí como alguien se acercaba con camino directo a chocarse... creo que iba a caer al suelo antes de lo pensado...

Cuando miré, una mujer venía dispara hacia mi y si no me apartaba iba a chocar conmigo. Prometo que en ese momento intenté apartarme, lo intenté de verdad. Pero creo que lo intenté tan desesperadamente que mis pies no quisieron seguir al resto de mi cuerpo y cuando quise darme cuenta.. bueno, dejémoslo en que moví las manos como loca, mientras perdía el equilibrio y... notaba como chocaba contra alguien.

Después de unos segundos, si, ambas estábamos en el suelo. Vale que soy inmortal y todas esas cosas, pero ahora estaba llena de hielo y me dolía el culo. Suspiré mirando a la mujer que intentaba ponerse en pie de forma... poco eficaz. - Si.. solo fue un golpe. Perdón por no poder apartarme. - Intenté ponerme en pie, pero mis patines no querían colaborar a si que decidí que estar un ratito más sentada en el hielo igual era hasta buena idea.

Que me preguntase si estaba sola era un poco raro. Pero quizás era yo sola que me imaginaba cosas raras donde no las había. - y si... estoy sola. - Iba a venir con mi novia pero hasta la noche no iba a aparecer a si que si, estaba sola. Lev tampoco sabía donde estaba. Suspiré y terminé por alzar la mirada aguantando una pequeña sonrisa en los labios al ver la posición de ella. - No se si es buena idea...

Pero podíamos probar. Lo peor es que nos cayésemos ambas de nuevo. Nada raro. Mucho al menos. - Vale.. - Me deslicé un poco por el suelo hasta poder tomar su mano. No era mucho de hablar con desconocidos, pero bueno. Tomé su mano, apoyé un patín y tiré de su mano ligeramente mientras apoyaba la otra. - cuidado... - Por que parecía un poco que íbamos a caer de nuevo las dos y por lo que estaba tocando en su mano, era una humana. No quería que se hiciese daño. - ¿Te resbalas? - Pregunta importante antes de terminar de ponerme de pie. No quería tirar de más.

La chica confirmó que había ido sola así que no quedaba otro remedio que arreglárselas entre las dos, ya que ningún extraño parecía querer socorrerlas. Algún que otro patinador las miraba de reojo al pasar junto a ellas y también había vecinos de Mystic Falls que las miraban con diversión y curiosidad en el rostro. Aunque era cierto que Erin no detectaba burlas sí había alguna expectación para ver cómo acababa la historia.

—No, tranquila... Creo que puedo sujetarte, cógeme fuerte y yo tiro, tendrá que ser un movimiento rápido —alertó a la chica enarcando las cejas y dando órdenes con el mismo con que podría darlas en una cacería nocturna —Preparada... lista... ¡Ahora!

Salió sorprendentemente bien. Erin agarró con fuerza la mano de la chica y tiró de ella con un solo movimiento, firme y rápido, hasta llegar al punto en el que pudo aprovechar el propio peso de la joven para enderezarse ella misma y recuperar el equilibrio. Creyó escuchar algún aplauso espontáneo a lo lejos pero decidió no girarse.

—No te has roto nada y estás bien, ¿verdad? —preguntó mirándola de arriba a abajo mientras se sacudía las manos. Después, miró de nuevo a la joven y alargó la mano —Soy Erin y también he venido sola. Somos dos bichos raros, sin compañía en Navidad y calzando patines sin tener ni idea —comentó mientras su sonrisa se torcía de aquella forma suya tan característica, con cierta ironía en su voz.

Cuando me respondió tan segura de que iba a salir bien no pude evitar confiar un poquito en ella y en que podríamos hacerlo sin que ninguna tocase de nuevo con su culo el suelo. A si que solo asentí y seguí sus órdenes como si fuese la persona más obediente de todas. Y...

Funcionó!

Apenas unos segundos después ambas estábamos de pie sin haber tenido que lamentar ningún otro resbalón. Lo cual creo que se puede decir era un gran logro por que no estaba yo demasiado convencida de ello. Por si acaso, mientras estuviésemos paradas, apoyé mi mano en el borde mientras con la otra me sacudía bien el hielo que había quedado en mis pantalones.

- Si, si, estoy bien. Solo fue un golpe. - Y aunque hubiese sido algo más, probablemente a esas alturas ya se me hubiese curado. Algo que no podía decir igual de la contraria. - ¿Tu estás bien? - La pregunta era importante y surgió incluso antes de que tomase su mano.

Aunque después para no parecer antipática si que alargué una de mis manos para estrechar la contraria. No era un gesto que hiciese mucho, pero la mujer había sido muy simpática. Aunque primero me hubiese arrollado claro. - Victoria. - Solté su mano algo rápido tras el saludo y esbocé una pequeña sonrisa. - Llevo toda mi vida siendo un bicho raro a si que no pasa nada. - Por no decir que ahora era mucho más bicho raro. Incluso en el mundo sobrenatural era un bicho raro. - Quizás entre las dos podamos tener algo más de idea de los patines. Al menos... para no matarnos. Si quieres. - Era mi forma de ofrecerle pasar el rato en la pista juntas? Si, lo era. Lo gracioso de todo era que yo no era consciente de que estaba ante un ex miembro de la armería. Ese lugar que aún me traía pesadillas...

¿Por qué una joven como Victoria estaba sola en un festival navideño como aquel? Era lo que Erin se moría por saber pero decidió no hablar de más ni hacer que la chica se sintiera incómoda o se enojara. Era como cuando a ella las mujeres de Mystic Fall le preguntaban por qué estaba soltera recién llegada a la ciudad.

—El regalo de esta Navidad puede ser no rompernos un hueso intentando patinar, sí —afirmó con gesto escéptico pues no acababa de llevarse bien con los patines .

Tras decir aquello, se aferró a la precaria barra que delimitaba la pista de patinaje y animó a Victoria a hacer lo mismo. Al menos podrían patinar, o algo parecido, y mantener la dignidad al mismo tiempo hasta que se envalentonaran para soltarse de nuevo.

—A veces no está tan mal ser un bicho raro, te da mucha más libertad de lo que crees —aventuró a decir, pensando que quizá una chica de esa edad se sentiría bastante mal sin estar ahí rodeada de amigas o con el chico que le gusta —Te lo dice un bicho raro con veteranía —añadió señalándose a sí misma.

Sonreí con aquellas palabras, fue una sonrisa pequeñita, pero bastante sincera y dulce. - Me parece un gran regalo. Mejor la diversión sin hacerse daño. - En mi caso exactamente lo peor sería el dolor pero... no quería que la pobre mujer se hiciese daño. Ella si que lo pasaría mal.

A si que... sin más imité a la mujer para al menos tener un seguro de agarre, pero la cosa es que probablemente mis pies resbalarían más de lo que yo quisiese. Pero más o menos... parecía que lo estaba controlando. Por favor patines... portaros bien.

Pero fueron sus siguientes palabras las que de verdad sacaron una pequeña sonrisa bastante más amplia que la interior. - Vaya... Por eso eres tan simpática entonces. Los bichos raros nos entendemos entre nosotros? - Dije un poco lo último en broma y tras dar un pequeño resbalón que solo quedó en susto y en yo muy agarrada a la barandilla, añadí algo más. - Entonces... Ojalá ser como tu de mayor. - Por que la mujer era muy guapa y parecía muy lista y agradable. Y era un bicho raro! Solo había un "problema" yo no iba a envejecer como ella. Pero bueno.