Happy hour en Rousseau's

Puedo decir que aquella noche que en apariencia iba a pasar como un alma en pena, solitaria y triste, se estaba convirtiendo en una noche de lo más entretenida. O al menos, extraña. Después del mercadillo y la inesperada ayuda al hombre de la redecilla, había terminado por dar con mis pasos en aquel bar que hacía un tiempo que no pisaba.

Era un local conocido en la ciudad, por humanos y no humanos. Y sinceramente... durante este tiempo había preferido pasar más por un perfil bajo. Más de lo normal. Con unos y con otros era un peligro lo que suponía para mí. Pero al final... hoy era fin de año, todos nos merecemos arriesgarnos un poco más de lo normal.

Por eso estaba en aquel local y por eso me hice hueco entre la gente que ya bebía y disfrutaba de más alcohol en sus venas del que pudiese resistir. Ahogar en alcohol las penas, siempre había sido algo interesante, aunque no siempre efectivo. Me apoyé finalmente en la barra al llegar, tuve que empujar a algunas personas por el camino y alcé mi mano para llamar la atención del camarero y poder pedir una copa. Por lo visto daban un 2x1 en chupitos. Una pena que yo venía sola.

Happy hour en Rousseau's

El recorrido del día había sido bastante largo, mentiría si dice que no va ya un poco pasada con el alcohol, pero poco le importa. ¡Es año nuevo y está con sus amigos, disfrutando del día antes de que acabe! Y esperando que no suceda ningún incidente que rompa la tranquilidad y el festejo de las calles de Nueva Orleans. Pero no debe distraerse mucho, que en un par de horas comienza su estrellato en el Jazz Club con su pequeña actuación.

No obstante, en su cabeza todavía hay hueco para unas canciones más en el Rousseau's. Junto a su grupo de amigos se presenta en el local y se abren un espacio entre la multitud, el lugar está a rebosar de gente. En rara ocasión lo ha visto de esa manera, en fechas señaladas únicamente; y el 31 de diciembre lo es sin duda alguna.

Como puede, atraviesa las multitudes hasta alcanzar la barra. Respira hondo unos segundos para recuperar el aliento perdido sobrepasando a todas las personas por el camino y llama la atención del camarero.—¡La oferta de chupitos, por favor!—Solicita elevándose en la barra, sin parar a pensar el golpe que le ha dado a la muchacha que tiene al lado, tirándole el contenido del vaso que sujeta con su mano.

Happy hour en Rousseau's

Con la copa en mi poder la gente a mi alrededor desapareció en gran parte. Mis labios habían probado el alcohol y este había bajado quemando mi garganta. Recordándome que aunque presente, no serviría para ahogar mis penas en él.

Mi mirada estaba perdida en seguir a los camareros que apenas tenían tiempo para atender a todas las personas que se amontonaban esperando conseguir algunas de las ofertas que tenían aquella noche. Aquel estrés que ellos habían buscado pero que luego tan felices serían al tener las ganancias.

¿Dije que me había abstraído del mundo? Un golpe repentino e inesperado me hizo volver a la realidad de donde me encontraba. Fue tan inesperado que sentí la copa caer de mis dedos y verterse casi por completo sobre la barra. Retrocedí algo más rápido de lo normal para evitar mancharme mientras una de mis manos ponía la copa en pie. Aunque bueno... poco quedaba ya que salvar del alcohol que llevaba.

Giré con cierta molestia mi mirada hasta encontrar a la causante de aquello. Una joven que ni se había preocupado de dar una "simple" disculpa para aquello. A todos podía pasarnos, pero nunca estaba de más excusarse por aquello. - Eh... tú.- Llamé su atención con aquellas palabras y un pequeño golpe en su hombro. Mi voz era tranquila, algo seria y con un tono un poco demandante. Pero en absoluto enfadada o demasiado alta. - ¿No puedes tener cuidado? - Por que ahora me había quedado sin bebida y sin tranquilidad. Genial. No me apetecía tener que enfrentarme a una borracha.

Happy hour en Rousseau's

La espera la está matando. Sus dedos golpean suavemente la madera de la barra mientras aguarda a los chupitos que ha demandado para ella y sus amigos; son tan solo unos segundos, pero se le hace eterno. Los efectos del alcohol son cada vez más visibles en su persona, y en su mente.

La confusión es tan grande que no ha notado el golpe que le da a la chica de al lado y continúa a lo suyo. Bufa descaradamente, echando la mirada hacia atrás de vez en cuando para buscar a sus amigos entre la multitud y no perderlos de vista, amenizando así también la espera. Percibe como varias gotas mojan sus dedos y estos se estremecen bajo el frescor del líquido, aunque no se molesta por ello. No lo hace hasta que una mano se acopla a su hombro con un toque.

—¿Uhm? —Gira la cabeza por encima del hombro para encontrarse con una mirada penetrante sobre su persona. Las palabras de la muchacha la pillan tan de sorpresa que tarda varios segundos en reaccionar, mostrándole un silencio que, en cualquier caso, podría molestarla más—. ¿Qué? ¿Qué ha pasado? —Incredulidad en estado puro, y ebriedad también. Gita no comprende el motivo de la pregunta y lleva la mano que tiene sobre la barra hacia su rostro para acariciarse el mentón.

El frío todavía se mantiene ahí y entonces cae en la cuenta. Su mirada pasa de la muchacha hacia una copa vacía justo a su lado, abriendo los ojos como platos—. ¿He hecho yo eso? ¡Perdón, perdón! —Suplica, juntando las palmas de sus manos por delante formando el usual gesto de confesión y disculpa—. Déjame que te pague una nueva, o invitarte a algo. —Insiste.

Happy hour en Rousseau's

La chica que me había tirado la copa parecía estar algo borracha por lo que al parecer, ni siquiera se había dado cuenta de lo que había ocurrido. Suspiré despacio para dar tiempo, no quería montar ningún número allí y tampoco me iba a morir por una copa. Al menos, no me había manchado.

Y bueno, se está disculpando. ¿Eso es lo que importa no? No, en verdad no. ¿A quién quiero engañar? No estaba para estas cosas y siendo sinceros, el alcohol tampoco me había ayudado. - No.. da igual. Déjalo. - Negué despacio poniéndome de pie y tomando mis cosas. - Feliz año y esas cosas. - Y con un chasqueo de lengua me alejé para perderme entre la gente.