Nueva Orleans. ¿Quién no conocía esa ciudad? Cualquier ser que tuviese un poco de conocimiento acerca del mundo sobrenatural sabía de la importancia de esa ciudad. Originales, Aquelarres centenarios, manadas poderosas, Strix...todos grupos repletos de monstruos que no merecían vivir. Enfrascados en sus luchas de ego dejaban a un número enorme de víctimas tras ellos y los SACMIS venían a acabar con aquellos. Precisamente por eso estaban todos en la ciudad, listos para actuar.

Arno no llevaba más que unos días allí. Se había instalado en el piso de Buffy, su antigua camarada, donde esta le había dejado un sinfín de información que había obtenido en su trabajo en la Interpol, información más que valiosa para  él. Sin embargo, la forma más sencilla de conseguir nombres, datos y hechos era, cómo no, la calle.

Atraviado de forma casual, el joven se dispuso a recorrer una de las calles más concurridas del centro. Miraba a su alrededor intentando detectar cualquier estímulo. Y sus pasos lo llevaron a aquel bar del que tanto le habían hablado. Podía decirse que ese sitio era el centro de ocio de todas las facciones. Entró con decisión, como si fuese uno más, y se acercó a la barra, donde pidió un trago. Ahora tocaba ver con quien podía relacionarse.

¿Encontraría a alguien de provecho?