Volver a Nueva Orleans ha sido especial en muchos sentidos para él. Preocupante en otros. De no haber sido por todo lo que había pasado entre él y Deucalion, quizás aquella ciudad habría recuperado el brillo para el mucho tiempo atrás. Cierto es que… echa de menos poder compartir todo aquello con Deucalion, pero debe darle más tiempo. Aunque eso le mate por dentro es lo que necesita.

Ha ido allí con la intención únicamente de despejar un poco la mente, y lo que menos se esperaba en verdad era encontrarse con alguna cara conocida. Pero al menos se alegra de que sea la suya y no la de otra persona. Quizás porque conectaron durante la fiesta del pasado treinta y uno de agosto, Dion se ha acercado a ella con total confianza.

— Reconozco que siempre es un placer reencontrarse con alguien —dice saludándola—. Pero más grata es la sorpresa si se trata de una educada dama —añade señalando la silla frente a la contraria—. ¿Esperas a alguien? —pregunta con cortesía. Porque de ser así se marchará. Si por el contrario está sola. Quizás quiera su compañía un rato.

Al final, después de todo, se había terminado alegrando de que su hermano le insistiera en asistir a la fiesta de la ciudad el pasado treinta y uno de agosto. Si bien al principio que pudiera estar lleno de gente era una razón para echarse atrás, al final de la noche, había conocido bastante gente, y se había reencontrado con otra tanta. Volve a ver a Zephyr y a Logan había sido reconfortante, en especial, el apoyo que el primero le había ofrecido mientras contemplaba a su hermano pelear en lo alto del ring.

La preocupación por el más joven, sin embargo, aún permanecía rondando por su mente, pero no sabía niguna forma de ponerse en contacto con él, o por dónde se movía para poder buscarle, así que tenía que esperar a coincidir de nuevo con el chico por azares del destino. Y en esa ocasión se encargaría de conseguir alguna forma de contacto.

Había salido poco después de que el último rayo de sol se perdiera en el horizonte, y después de un rato pensando dónde podría ir, se topó frente al local. No estaba segura de cuándo había comenzado a dirigirse hacia allí, pero ya que estaba delante, tampoco se iba a negar a entrar. Tampoco tenía ningún plan en mente, y si estaba allí sería por algo ¿no?

Se paseó entre las mesas hasta encontrar una libre, y allí se acomodó. Ni siquiera el camarero había tenido tiempo de acercarse cuando una voz conocida se dirigió a ella. Una sonrisa apareció en sus labios al reconocer la figura del hombre. —También es un placer para mí verle de nuevo.— Y no mentía. Se había llevado un agradable recuerdo del contrario en aquella fiesta. —No, para nada, siéntese, no espero a nadie, así que será una gran compañía.— De un momento para otro, su noche había mejorado considerablemente. —¿Cómo se encuentra?— Cuando el camarero miró en su dirección, alzó la mano para llamar su atención, y apenas unos instantes después estaba allí para atenderles. —Para mí será una copa de vino ¿Qué quiere tomar?— Esperó a que Bartholomew decidiera pedir también, y una vez estuvieran solos, seguir su conversación.

Bartholomew sonríe con agradecimiento mientras toma finalmente asiento enfrente de Úrsula, y cuando el campanero llega a su altura el hombre observa al mismo—. Pediré lo mismo que ella —responde antes de que se marche, dirigiendo su mirada de nuevo a Úrsula—. Todavía sigo adaptándome a mi regreso en la ciudad —responde a la pregunta formulada anteriormente.

Lo cierto es, que después de todo, han pasado muchas cosas. El hecho de que él y Deucalion parezcan tener otra oportunidad es algo que el esperaba con demasiada necesidad las cosas solamente pueden complicarse con la situación actual. Han pasado tantas cosas que el todavía no ha sido capaz de asimilarlas. No al menos todas.

— No recuerdo si llegaste a quedarte la noche de la velada —le dice al cabo de un rato—. Creo recordar haberte visto en la velada. ¿Salieron bien las apuestas? —pregunta entonces, buscando quizas un tema de conversación que le permita desviar la atención de su persona y de todo lo que ha tenido que pasar desde que ha llegado. Puede que le venga bien hablar de todo eso, pero… en el fondo siente que todavía no está preparado. Y tampoco esconce demasiado para ello, ¿verdad? O quizas si, eso depende de las circunstancias.

Agradeció al camarero con un gesto de cabeza y una sonrisa antes de que se marchase, y entonces puso su atención en el hombre. Había sido una suerte que llegase, un poco de compañía no estaba nunca de más, y menos cuando Bartholomew era alguien que podía considerar un buen acompañante, a pesar de que apenas se conocían. —Espero que lo consiga pronto, si hay algo que pueda hacer por ayudarle...— Aunque dudaba que hubiese mucho que ella pudiera hacer, necesitaba ofrecerse para que él pudiera saber que podía contar con ella.

El camarero no tardó mucho en llegar con sus copas de vino, y con ellas en la mesa, tomó la suya y la alzó en dirección al hombre, esperando a poder brindar con él antes de darle un pequeño sorbo a la copa con delicadeza, sin hacer el menor ruido.

Asintió despacio mientras dejaba de nuevo el vino en la mesa y se acomodaba en la silla, removiéndose ligeramente. —Sí, de hecho fue la razón por la que estaba allí esa noche. Mi hermano era uno de los que peleaban, y por suerte ganó.— No sabría cómo habría terminado ella de haberle visto caer redondo sobre la tarima del ring. —Así que puedo decir que las apuestas salieron bien.— La papeleta con el nombre de Rowan fue la única con la que se había hecho, y lo había hecho convencida de que su hermano podría vencer a cualquiera que se le pusiera delante.

Rebuscó entre sus cosas, y al encontrar el tabaco, lo sacó y se lo ofreció al contrario, recordando que aquella noche le vio fumar. —¿Usted hizo alguna apuesta? Espero que saliera ganando.— Si le preguntaban por el resto de peleas que se sucedieron aquella noche, Ursula no le prestó atención a ninguna de ellas, así que no supo cómo terminó ninguna de ellas. Tampoco conocía a ninguno de los luchadores, así que no hubo nada que le llevara a prestar atención. —Y hablando de todo un poco... Creo que aquella noche no llegó a decirme a qué se dedica ¿cierto?— Algo hizo click en su cabeza que le hizo formular esa pregunta.

La ayuda que Dion necesitaba no era una ayuda que nadie pudiese proporcionarle en verdad. Porque solamente era algo que dependía de él después de todos. su situación con Deucalion no era algo en lo que pudiesen ayudarle, porque dependía de ellos dos y de cómo quisieran seguir haciendo las cosas. Dependía solo de ellos.

— Oh, comprendo. Me alegro de que tu hermanos saliese vencedor —le responde alzando el vaso con la bebida para brindar por ese echo. Dion bebe de la misma y hace tintinear ligeramente los hilos en el interior del baso—. Digamos que mis apuesta también salió conforme yo lo deseaba. Gane una buena suma de dinero —Y eso que aposto por un hombre con el que previamente había tenido un curioso y amenazante encuentro. Pero le sirvió para tener una buena suma de dinero. Suficiente por una noche.

Asique sencillamente él se limitó a pasar un buen rato, alejado de todos los problemas que en ese momento tenía. Los problemas que sigue teniendo y que en su mente siguen siendo fuertes emociones a la par que contradictorios. Con una sonrisa en los labios el vampiro sonríe ante la contraria, observándola.

— Digamos que mi apellido me permite no tener que trabajar desde hace mucho tiempo —declara, lo cual en verdad no termina de ser mentira del todo—. Mi familia proviene de un nombre linaje inglés y bueno… digamos que toda la fortuna que amasaron es algo que yo he recogido. Asique, me dedico a reinvertirla con la finalidad de ganar más. —Y eso no tiene que ser necesariamente malo, porque todo lo que tiene en parte pertenece y ayudaba a los suyos.

Alzó su copa para brinda con él con una pequeña sonrisa en los labios. Si podía decir que había sacado algo bueno de aquella, aparte de conocer al hombre que tenía ahora delante de ella, había sido ganar un poco de dinero extra con el que no había contado antes de que empezara la noche, porque tampoco había ido con la idea de hacer ninguna apuesta.

Después de ese primer trago se encendió un cigarro y le acercó el paquete, dándole libertad de tomarlo cuando le apeteciera, mientras atendía a lo que le contaba. Así que inversionista, era bastante interesante, ella no se veía capaz de hacer algo como eso. Por suerte, siempre fue Rowan quien se encargó del dinero familiar, si algo bueno les había dejado su asqueroso padre, aparte de un hermano, fue el dinero que dejó atrás cuando murió.

Echó la cabeza atrás mientras soltaba el humo despacio. —Envidio a los que sois capaces de invertir y sacar provecho, creo que si yo lo intentara lo perdería todo. Por suerte tengo a mi hermano que tiene más cabeza que yo para eso.— Terminó mirándole de nuevo con una sonrisa. —Debería conocerle, estoy segura de que os llevaríais bien. Aunque es bastante protector conmigo, todo hay que decirlo, se preocupa demasiado por mis amistades.— Aunque de momento los detalles no eran necesarios, sus problemas psicológicos hacían que la actitud de Rowan hacia ella se intensificara. Y mentiría si dijera que no le gustaba que cuidara como lo hacía de ella.

Aunque pensar en Rowan le traía nuevas preguntas a la cabeza. —¿Tiene alguna familia en la ciudad? ¿Hermanos, padres, tíos...?— Quizá eran preguntas demasiado personales y no se daba cuenta de ello. ¿Le habría molestado? —No tiene por qué responder si no quiere, es solo... Me causa bastante curiosidad, y me gusta conocer las historias de la gente. A veces pueden esconder cosas fascinantes.— En especial gente como ella que había vivido más años que una persona corriente.

Lo cierto era que Dion pocas veces encontraba personas con las que relacionarse. El tipo de vida que había llevado siempre no se lo permitía. En el fondo aquello podría decirse que era parte de aquella vida pasada donde no tenía que estar pendiente más que de cumplir con la nobleza de su apellido. En ocasiones, lo echaba de menos.

— Los hermanos siempre deben permanecer unidos —comenta con una sonrisa. En e l fondo el no sabe lo que es eso de forma carnal, pero si considero a muchos d ellos componentes de los Strix como tal. Incluso los hermanos de Deucalion son importantes para él, aunque siga sintiendo cierto rechazo por algunas situaciones—. Mis padres murieron cuando yo era niño, herede todo de ello y desde entonces he estado solo, carnalmente hablando —responde con una sonrisa. No le importa responder, esas conversaciones se basan precisamente en esas cosas.

Con una sonrisa, el hombre bebe un poco más de su bebida y observa a la contraria. Ella también incita cierta curiosidad en el hombre—. Responder no es falta de preocupación, es lo que hacemos las personas cuando buscamos relacionarnos con otras. ¿no es así? —pregunta de forma retórica, no espera respuesta—. Estoy en Nueva Orleans para recuperar a alguien. Podría decirse… un viejo amor. Le hice daño en el pasado. —Puede que este hablando de más, pero Úrsula no le conoce, y de todos aquellos que le conocen saben su relación con Deucalion. Ella se encuentra en ese grupo de desconocimiento por lo que no sabrá, de quien habla.

Una sonrisita apareció en sus labios. Bartholomew tenía razón, los hermanos tenían que permanecer juntos, aunque en su caso particular habían pasado demasiado tiempo separados el uno del otro, cuando Rowan la había creído muerta. Aunque eso no lo podía decir en voz alta, desde luego.

—Tienes toda la razón, sobre todo cuando es la única familia que te queda con vida.— Escuchó en silencio lo que el contrario le contaba de su propia vida, aprovechando para beber un poco de su propia copa, con la mirada puesta en él, una forma de hacerle entender que tenía su atención puesta en él. —Entiendo lo que es eso... Yo no llegué a conocer a mi madre, murió en el parto, y mi padre... Bueno, murió cuando yo era joven. Podría decir que si sigo aquí es gracias a mi hermano, aunque pueda sonar algo dramático o exagerado.— Pero no había más verdad que aquella, cuando la había salvado de innumerables palizas que sin duda habrían llegado a terminar con ella.

Se encogió ligeramente de hombros, acariciando las curvas de su copa con los dedos, distraída con aquello, pero no lo suficiente como para abstraerse de la conversación. —No quería pecar de entrometida, solo... Siento curiosidad, eso es todo.— Terminó tomando la copa de la mesa, y alzándola levemente en su dirección. —Espero que consiga recuperar a esa persona, muchas veces hacemos daño a las personas que queremos sin ser conscientes de ello, o nos damos cuenta cuando ya es demasiado tarde... Pero si uno lo siente de verdad, siempre hay tiempo para arreglar las cosas y recuperar a la persona que uno quiere.— La sonrisa de sus labios se volvió nostálgica. Sin poder evitarlo, su mente se fue hasta aquella persona que tanto daño le hizo. No se lo imaginaba en la misma situación que el hombre que tenía delante, luchando por su perdón, pero por alguna extraña razón, su rostro había regresado a su mente. —Perdona, me puse a pensar en otra cosa.— Sacudió la cabeza para sacar al italiano de su mente. —¿Quieres tomar algo más?— Señaló su copa con el mentón al notar que apenas quedaba bebida en ella.

No puede evitar sentirse identificado con Úrsula. Al menos en cierto modo ambos se encuentran solos, y tienen a pocas personas a su alrededor que realmente merezca la pena proteger. Él podría considerar que solo tiene a Deucalion, si consigue que en algún momento su relación regrese a ser lo que fue antaño.

— El vínculo entre tú y tu hermano es fuerte. —Lo nota. Es un comentario, pero por como habla Úrsula de su hermano siente que es así. Y en cierto modo ese es un vínculo que el nunca ha compartido con nadie y no le habría importado—. Me alegro de que este aquí contigo —responde mirando a su interlocutora.

Hablar con ella resultaba relajante en muchos sentidos. Se sentía cómodo y eso no es algo común en alguien como él. Finalmente, el comentario respecto a parecer o no entrometida hace que sonría—. No considero que haya sido así en ningún momento —puntualiza tomando algo más de su bebida, vaciándolo casi al completo—. A veces, hay daños que son… irreparables —comenta con cierta tristeza y con su mirada perdida—. Pero al menos sé que no todo está perdido —añade, pues eso es lo que ha descubierto en los últimos días. Hablar con alguien es algo agradable. Y cuando se da cuenta de su silencio Úrsula a invadido de nuevo su mente.

— Tengo una idea mejor —responde levantándose y dejando el pago por aquellas bebidas. A continuación, se cuadra a so lado y le ofrece el brazo—. ¿Te gusta la buena música? —pregunta. Esta claramente ofreciéndola que vaya con él a otro sitio. Quizas a escuchar música, a beber o incluso a bailar. Dependerá del devenir de la noche.