Su viaje a Nola ha sido cuanto menos prometedor. Su regreso a Mystic Fall, mucho mejor. Ahora que ya ha comenzado la cuenta atrás es cuestión de tiempo que los vampiros acaben dentro de la piedra fénix, teniendo que enfrentarse a su destino. El destino peor que la muerte que ella les tiene preparado.

No ha vuelto a reunirse con la hermandad por una sencilla razón: no quiere problemas aun cuando sabe que no puede contar con ellos.

Porque uno de sus miembros, el pequeño Gilbert es ahora una amenaza para Rayna tras descubrir que su hermana Elena es también aquello a lo que el joven cazador debería haber destruido. Asique, sencillamente prefiere no tener problemas con aquel hermandad que sabe que tarde o temprano acudirá a ella. Igual que la Armería.

No ha visto a Gin en un mes… y prefiere que siga siendo así. No le gusto lo que su último encuentro género en ella. No. Asique sencillamente está evitando lo que puede dañarla y cazando a aquellos que se ponen a tiro. Al menos eso es lo que hace hasta que siente la magia de la Hermandad.

Esa sensación de que uno de los cinco está cerca. Suspira, ante el inminente encuentro cerca de aquel puente del pueblo, pero se sorprende cuando ve que no conoce a la persona que desprende dicha sensación.

— Vaya… asique al final aparecéis poco a poco. Os estáis tomando vuestro tiempo, de eso está claro —dice cruzándose de brazos y observando a aquella muchacha. Rayna inclina la cabeza, preguntándose hace cuanto que despertó la marca.

Aún no me acostumbraba a aquella locura. Por partes. Primero, me había reencontrado con mi madre, la cual pensaba primero que era una loca, pero no, era mi madre. Segundo, bueno, en verdad sería al revés, pero me había mordido un vampiro y todo eso.

Ahora si, Segundo, estaba aprendiendo con mi madre y nos ataca otro vampiro y va y bum, ahora resulta que soy una cazadora de la hermandad que es un grupo así super cool de cazadores. Y encima, ahora soy mucho mejor. Como si hubiese hecho mucho ejercicio, que había hecho, pero no para esto. Bueno, que todo era una locura, resumiendo.

Y por eso había vuelto a Mystic Falls. Por que éramos en total cinco en la hermandad, cinco. Y algunos eran mi familia! Buah, había pasado de ser una niña de acogida, que pasaba las noches de fiesta, a ser una guerrera cazadora van helsing super pro de un grupo super pro que tenía un montón de familia que no conocía pero se dedicaban a cazar monstruos. ¿Increíble no?

Todas esas cosas, solo podía pensarlas una y otra y otra vez. Por eso, cuando en medio del puente, una mujer me habla... bueno, lo primero es que creo que no me habla a mí. Pero me está mirando, a si que  miro hacia atrás, pero no hay nadie. A si que la vuelvo a mirar y me señalo. - ¿Me hablas a mí? ¿Nos conocemos? - Por que, eso era raro. ¿Sería un archienemigo de la hermandad?¿Una liado? ¿Me estaba ya flipando? Por que ella no sabía que yo era, eso, no? O si?

Rayna estaba segura de que aquellos portadores de la marca de la hermandad no eran estúpidos. Tenían siempre un mínimo de inteligencia. Aquella muchacha sin duda sabe perfectamente que la está hablando a ella. Por toda respuesta la Cazadora enarca una de sus cejas.

— No veo a nadie más por aquí cerca asique… —responde cruzándose de brazos—. Está claro que es a ti a quien me dirijo, pero evidentemente no me conoces, asique prefieres… ¿pensar que no te hablo a ti? —pregunta acercándose más a ella—. Es curioso teniendo en cuenta que deberías ser capaz de sentir la magia de los cazadores. —Por un momento puede llegar a pensar que se ha confundido en su intuición, pero… sabe perfectamente que no lo es—. ¿Me vas a decir que no tienes una misteriosa marca en el brazo? —pregunta.

Un marca que los identifica como tal y que, aunque ella no pueda ver sabe muy bien cuando está allí. Porque ella sabe muy bien cuando se encuentra en presencia de la Hermandad. Por mucho que la contraria se niegue a creer en sus palabras o siquiera a hablarle, Rayna sabe perfectamente, a quien tiene delante.

Vaale, quizás y solo quizás, no había sido la pregunta más inteligente. Pero es que ante cosas raras aún soy una novata. Cosas raras sobrenaturales, mejor aclaremos. Pero, esto claramente no es nada normal. Por que la gente no te empieza a decir cosas raras en mitad de un puente..

Pero como no quiero seguir pareciendo una pardilla... pues me cruzo de brazos mientras la escucho e intento poner cara de interesante concentrada, en vez de la de perdida que no sabe que está ocurriendo. Intento responderle de forma así inteligente o interesante pero de mis labios solo sale un eh... mientras ella sigue hablando.

Solo cuando hace mención a la marca subo una de las manos por uno de mis brazos. Es verdad que tengo los brazos y el cuerpo en general lleno de tatuajes. Pero hay uno, en concreto, que no me lo hice yo... ni un tatuador. Simplemente puf, apareció. Y no es un tatuaje realmente, pero bueno, nos entendemos. - Eh... no. Es decir, si la tengo en medio de los tatus. - Por fin había logrado arrancar a responder.

La miro entrecerrando los ojos concentrándome en no se muy bien que y debo confesar que si que siento algo raro, pero no se si es a lo que se refiere. - Es que soy un poco novata. - Por no decir mucho y quizás no debería haber dicho eso, pero no veo sentido cuando se ve lo perdida que ando. - Pero no te conozco, no. Tu no eres de los cinco... ¿Tú eres...? - La señalo con un dedo que muevo ligeramente. Lo que quería haber preguntado más bien es. ¿Amigo o enemigo? Como en una peli así to guay, pero pensé que quizás era demasiado.

— La Cazadora —responde cuando la contraria pregunta quien es—. Aunque como todos los jóvenes a los que parece que ha afectado la marca, desconoces realmente quien soy y el propósito por el que precisamente la Hermandad a la que ahora perteneces fue creada —puntualiza, porque aquella muchacha, claramente no tiene ni idea de lo que está pasando.

Rayna echa de menos aquella época en la que podía compartir cacerías con otros cazadores como por ejemplo @John T. Ashkore. El sí que era un verdadero aliado y no alguien a quien tener que enseñar porque se encontrase n pañales. Fue el mejor que encontró en mucho tiempo y le molesta tener que lidiar actualmente con tantos críos dentro de la Hermandad.

Pero el destino es caprichoso y Rayna aun quiere descubrir porque precisamente tantos jóvenes son ahora portadores de aquella marca—. ¿Tienes algún tipo de entrenamiento? ¿Cuánto tiempo llevas con la marca? —inquiere acercándose a ella, observándola sin apartar la vista de ella—. ¿Cuánto sabes de lo que ahora se ha convertido en tu misión? —pregunta, quizas demasiado deprisa para que la contraria pueda responder con calma. Aun así, mantiene silencio, esperando respuestas rápidas y contundentes.

¿La cazadora? Okei eso sonaba incluso más increíble que lo mío. Como si al decirlo todo resonase con música de misterio y terror. No sabía realmente quien era, quizás aún no había llegado a esa parte de la clase, pero me parecía que era alguien que sabía de lo que hablaba. Si, alguien contrario a mi totalmente.

Lo que si se es que no le voy a llevar la contraria por que creo que la tipa esta sabe realmente de lo que estamos hablando. Bueno, de lo que está ella hablando. O sabe bien del tema o es una tipa que se ha escapado de un psiquiátrico. Pero dado el historial que llevo en el último tiempo como que va a ser lo primero. To guay.

Aunque no es tan guay con tantas preguntas seguidas que me hacen ir abriendo la boca para volverla a cerrar y volverla a abrir y así un buen rato mientras intento yo que se, responder a todas esas cosas que en verdad tampoco me deja responder y ante las que al final termino por alzar ambas manos para pedir un tiempo muerto.

- A ver voy por partes para no quedarme nada. Eh... - Dejo una de mis manos en la barbilla y miro unos segundos al cielo pensando o más bien contando en mi cabeza los meses. Difícil oye, me siento como en uno de esos exámenes que tanto odiaba.

- He entrenado un poco. Pero aún soy una padawan. - Prometo que intentaba ser seria pero es que pensando en todo acababa mezclándolo. - Unos tres meses meses llevo con la marca. - Asiento despacio por que por más que contaba creo que era eso. Aunque admito que cuando bajo la cabeza y veo que se acercó me asusto como que un poco. - Y digamos que se un poco. La base. - Lo que me habían contado hasta el momento vaya. Tampoco iba a decir que sabía un montón, no fuese a hacerme preguntas y luego la hubiese cagado por no saber responder. - Esto, solo por aclarar. ¿Eres aliada de la hermandad?

Cada vez, tenía más clara la decadencia de la hermandad en cuanto a la efectividad que debería haber tenido siempre con la caza de los vampiros. El único hombre veterano que quedaba al parecer era John y ella misma. Aunque ella no pertenencia claramente a la hermandad, y lo único que la unía a la misma era la similitud de los intereses.

Intereses no obstante que parecen haberse debido bastante de la senda original para la cual fue creada la hermandad. Rayna suspira, claramente exasperada. La joven de enfrente claramente no sabrá de donde parte dicho mal estar.

— Soy lo más cercano una aliada que vas a tener sí. Pero la Hermandad últimamente tiene demasiada… gente joven —se queja esperando que la contraria se sienta ofendida. No por ser joven era malo, pero para Rayna eso equivaldría a más trabajo—. ¿Qué entrenamiento tienes para cazar vampiros muchacha? Porque tu misión consiste en eso. Dar caza a los vampiros con independencia de lo que opines de ellos. —No quiere escuchar a nadie más decir que no todos son iguales, que quizas podrían vivir y convivir. Pero seguramente, tenga que escucharlo más veces.

Me rasco la barbilla mientras la miro y asiento despacio. Podría considerarme una tonta por pensar en creer a una tía así de primeras. Pero a ver, realmente ella estaba muy seria y parecía que sabía mucho del tema y no se, a mi, me convence. Definitivo. Todo vaya a ser que al final la liemos.

- Es que los jóvenes somos el futuro sabes. - Una respuesta inesperada como suele pasar. Pero oye, que se le va a hacer si la marca esa apareció en mi brazo. Ni que yo lo pidiese. Que el disgusto de Diane aún me da penita. - O eso dicen, yo no lo tengo muy claro por que hay mucho imbécil. - Y creo que estoy hablando demasiado. Ya me lo decían hace tiempo, la boca me pierde, pero ya ves tu el caso que les hice.

Lo del entrenamiento es más difícil por que no es que yo sea jackie chan o Van Helsing. Más bien no, más bien ahora soy el típico personaje graciosete que va descubriendo un nuevo mundo. Soy como alguien que recién ha descubierto que posee la fuerza. Algo así. - Pues no mucho. Solo así lo básico. - Lo que me había enseñado Diane y no mucho más. Aunque... - Pero no se que tengo que opinar, aunque a mi los vampiros no me gustan. - Puse cara de enfado. Era verdad que no había superado el matar a ese... vampiro del todo. Pero luego recordaba el tío raro vampiro del parque y me daba un escalofrito. - Uno me atacó y otro atacó a mi madre. Hacen daño. No son tan guais como parecían en Underworld. - Quizás no iba a pillar la referencia, pero esperaba que el conjunto si.

Joven, despistada y desconocedora de todo lo que le había deparado el hecho de convertirse en cazadora de la Hermandad. Podían ser cosas malas, pero había algo bueno en todo aquello. Era joven, inexperta y por tanto moldeable. Y eso era lo que Rayna quería. Jóvenes que ella pudiese entrenar, inculcar sus valores. Quizas así erradicaría la estupidez actual de muchos.

— Los jóvenes podéis ser el futuro —coincide, aunque hay cierta ironía en su tono—. Pero tambien podéis representar un cambio que acabe con vosotros para siempre —añade acercándose—. Ahí quienes piensan que los vampiros pueden ser salvados. Sin embargo, la misión de la Hermandad es erradicarlos —explica antes de continuar—. Comenzaras a sentirlos cerca, porque todo cazador tiene la necesidad de matarlos nada más verlos. Ese es tu nuevo instinto y no podrá resistirlo —Es así de sencillo. La sed de caza siempre esta con ellos. Acompaña a la Hermandad allí donde va. Y eso es algo que no pueden evitar—. ¿Quieres entrenar? ¿Evitar que te maten? Yo puedo ayudarte —declara finalmente.

Una propuesta que la contraria claramente puede rechazar pero que Rayna duda que vaya a hacerlo. Al fin y al cabo, parece creerla y ella, aunque no tenga la marca comparte muchas cosas con la Hermandad. La sed y necesidad de matar una de ellas.

La contraria comienza a acercarse pero la verdad es que creo que ya hemos dejado en claro que no es una "amenaza" o al menos, eso es lo que quiero pensar. Que si, que confiar en la gente es un jodido error y bla bla bla bla... pero oye que tampoco voy a ir pegando puñetazos al primero que se me cruce.

A ver, pensar que todos son malos tampoco se si es mi rollo. Por que solo he conocido a dos, pero yo que se. Tampoco voy a ponerme al lado de uno y decirle "ey que pasa colega quieres un traguito?" Que tamos locos o que? - Ostia eso es muy heavy eh. Eso de querer matarlos todo el rato.. - ¿Te imaginas estar haciendo la compra en el super y de pronto querer clavarle algo a la tía que está viendo las naranjas? Joder, que flipe todo, espero no sea tan así.

Pero esa oferta...la verdad es que ahora que me había reencontrado con mi madre no quería perderla. Y joder, después de lo del bosque y la marca y tantas cosas raritas y peligrosas hasta yo me preocupaba. Y no quería ver a Diane triste a si que supongo que habrá que ponerse a hacer pesas y entrenar cual Rookie. - Pero si, sabes, no es mi ilusión que me maten. A si que estaría guay si me ayudases. - Hice un movimiento de manos como si fuese una experta en artes marciales. Cosa que no era. - Y eso de entrenar suena guay.

Aquella muchacha no solo llama su atención, sino que también ve potencial en ella. No es una muchacha normal y corriente y mucho menos se imagina que sea una Ashkore. Porque conoce a la gran mayoría de esa familia y últimamente no han hecho más que decepcionarle. Asique sencillamente no espera estar delante de una.

— Así es —responde con sequedad—. Y tendrás que acostumbrarte a ello. —Porque no va a tener una vida normal, ni sencilla—. Eso es lo que significa ser parte de la Hermandad de los Cinco —aclara finalmente cruzándose de brazos—. Si no quieres morir o que hagan daño a los tuyos, puedes aprender de mí. —Y así será. Por el momento. Porque eso también puede cambiar si la mentalidad de la muchacha así lo hace.

Rayna cree haber tenido suerte de encontrar a alguien a quien moldar. Pero puede que incluso ella misma se esté confundiendo. Por el momento cree haber conseguido lo que quiere—. Vendré a buscarte, asique espero que estés preparada —declara finalmente—. Sigue entrenando tu cuerpo hasta ese día —finaliza pasando por su lado. Puede que la próxima vez, cuando tenga claras su aptitudes, incluso le revele su nombre.

No se si me hace especial ilusión eso de convertirme en una obsesionada con matar vampiros. Quizás esté exagerando un poco la contraria o quizás no. La verdad, es que no lo se, pero no quiero morir y mucho menos quiero que le hagan daño a Diane. Ya una vez casi se lo hacen... delante de mí. Y esa vez logré impedirlo, aunque por culpa de eso estoy en esta situación. Pero pienso protegerla como sea. No voy a perder a mi madre, esta vez no.

- Genial. Verás que aprendo rápido. - Alcé el puño por que había que mostrar confianza, pero dependía de que igual no era tan rápida. O si. Habría que verlo. Por el momento... - Uhm, vale. Esperaré a que aparezcas entonces. - ¿Aparecería de verdad? ¿O desaparecería para no volver? La verdad es que no lo sabía, pero me moría de curiosidad por saber cuando lo haría o si lo haría. Por el momento, no era una mentira que seguiría entrenando, por que no puedo matar a vampiros con un bate de beisboll. O si? Quizás pronto lo averiguase.