La música va en decadencia, la multitud comienza a segregarse por grupos y la fiesta va teniendo toques de final. Ryan mira con disgusto la hora en su reloj de muñeca. Aún no se acostumbra a ciertos lujos y modernismos, pero está cogiéndole el tranquillo a lo básico.

Como todos los festejos, este está empezando su descenso final. Y es la señal para que Ryan finalmente se deje ver entre los invitados. La amenaza que tanto ansiaba evitar no ha dado señales de estar cerca, por lo que se siente a salvo y, además, satisfecho de no haber tenido que debutar, cual trofeo, en esa pantomima.

Se apoya en la barra dejando caer su cuerpo hacia delante. No es el más elegante ni distinguido de los invitados. Viste ropa común: una camiseta cualquiera, vaqueros más que gastados y unas deportivas de colores dispares. No tiene el porte, ni los modales de los presentes. Pero no le importa. Él solo quiere una bebida fuerte y disfrutar lo poco que queda de ese acto que sigue considerando una locura.

Pero antes siquiera de tener la primera copa en la mano, vislumbra un objetivo. Y una sonrisa ladina, curvada hacia la derecha, se asoma en cuanto la idea se forma en su cabeza. Apena toma dos copas que estaban sobre la barra, desconoce cuál es el contenido, pero le servirán de estratagema. —Tarik.— Lo llama para atraer su atención. Ryan abre los brazos como si de una invitación se tratara, con alegría fingida y la misma sonrisa maliciosa de antes en su boca.

Extiende una copa hacia el brujo: —¿Qué tal lo has pasado en esta maravillosa festividad?

Había intentado estar a la altura de las circunstancias, a pesar incluso de que aquella idea no le hubiera parecido adecuada y hubiera intentado disuadir a Auron de todas las formas posibles. Veía bien mostrarse al mundo, aunque no cuando entre sus invitados pululaban otros no deseados, de los que el egipcio no lograría fiarse del todo nunca.

En tensión, mientras interactuaba con algunos de los invitados más célebres que habían acudido interesados por la invitación, no le quitaba el ojo a aquellos súbditos leales de Auron que circulaban, camuflados entre tanto lujo y tanta gente.

Aunque unos destacaban más que otros.

—¿...y tú eras? —entrecerró los ojos, mirando con desdén a aquel demonio quien lo sacaba de quicio de forma particular. No sabía porqué tenía esa extraña fijación con él y aquello hacía que desconfiara— Interesante elección de vestimenta —lo miró de arriba a abajo, intentando pensar en una excusa para desaparecer lo más pronto posible, aunque intuía que no iba a ser sencillo.

—¿Qué te hace pensar que aceptaré esa copa? Quizá la has envenado para algún fin perverso —suspiró, y terminó aceptándola, aunque no bebería hasta que él lo hiciera primero. Cada músculo de su cuerpo estaba tenso cerca de aquellas criaturas de las que apenas sabía nada... y, si había aprendido algo, era que el conocimiento era poder. Uno que no poseía, uno que lo ponía en desventaja. Quizá podía aprovechar aquella ocasión para obtener un poco de este.

—Ha sido entretenido. ¿Y tú?, ¿y los tuyos? No creo que os interese mucho este tipo de eventos, o que allí abajo tengáis un espíritu muy festivo —comenzó con un comentario inocente, animándose a dar un primer trago a la copa, sin detectar nada extraño de primeras.

Por un leve, pero notable, segundo arrugo el gesto en una mueca. Ja, ja. Muy gracioso por parte de Tarik hacerlo sentir más insignificante de lo que por sí se sentía.

Simula que no le ha molestado, y, como si de una broma se tratara, se arquea en una risa silenciosa y teatral. —Muy gracioso, de verdad.— Chasquea la lengua y niega con la cabeza, pero no borra aquella media sonrisa del inicio. —Deberías cambiar de profesión. Te iría muy bien como comediante o monologuista.

Con aquellas maneras exageradas, Ryan baja la mirada e inspecciona con cuidado la ropa que lleva. Debido al gesto, ha abierto ambos brazos en cruz, alejando levemente las copas e inclinándolas casi llegando a derramar su contenido. —No veo que tiene de malo.— Se encoge de hombros, como si no fuera nada. Ni un insulto. —Al menos, se me distingue entre la multitud.— Pica.

Le da un ligero sorbo a su copa cuando termina aceptando la contraria. —Jamás tal cosa.— Y, de nuevo, exagera en sus maneras, ofendido por una acusación totalmente válida y coherente. —Auron no me lo permitiría.— Y le guiña un ojo con una complicidad inexistente, pero, a sabiendas, de que comprende cuáles son sus intenciones. O parte de ellas.

No le importa que Tarik le tema o se moleste con su presencia, que adivine los planes que fragua en su mente y sus ideales de grandeza. Porque no es él quien manda, sino Auron.

—Aburrido. Muy, muy aburrido.— Se queja. —Le dije a Auron que no debía hacer la fiesta, que no era buena idea dejar que toda esta muchedumbre se colara, pero no me hizo caso.— Con un compañerismo y una confianza que tampoco tienen, extiende el brazo y lo golpea ligeramente en el brazo. —Es una locura, ¿verdad?

—No sabía que los de tu especie teníais emociones como para sentiros ofendidos —captó la ironía de su comentario y respondió, de nuevo, con desdén y desprecio. ¿Cómo tenía que decirle que su compañía le resultaba molesta? ¿Es que acaso no era evidente?

—Quizá se te distingue demasiado —comentó con aburrimiento y aborrecimiento a partes iguales. No entendía qué veía Auron en aquellos seres descarados y seguramente mezquinos. Sabía que planeaban un levantamiento, y quizá aquel demonio fuera a darle alguna pista esa noche.

—Y pretendes que me crea que sois leales a él —murmuró entre dientes, una amenaza clara porque, a diferencia de ellos, Tarik sí que estaba seguro de su lealtad—. Solo sois una pandilla de oportunistas. Lo traicionaréis en cuanto no os haga falta —lo presionó, clavando en él una mirada cargada de desconfianza. Quería que hablase, teniendo en cuenta que era un bocazas no podía ser tan difícil.

—¿Qué haces? —se apartó, aunque no a tiempo— Vuelve a tocarme y pierdes esa mano —lo amenazó, dejándose llevar por el rechazo que sentía ante el contrario—. Puedes ahorrarte los esfuerzos. Te aseguro que no te ganarás mi confianza —le aseguró, cortante.