Su regreso a Mystic Falls fue exclusivamente por un pedido de Minerva pero por desgracia desde que llegó no pudo encontrarse con la vampira, de hecho, tuvo que ir buscando uno por uno a sus hermanos para saber cómo están las cosas. Desde la muerte de Vulcano decidió que ayudaría al máximo a Minerva en lo que ella le pidiera incluso por su cuenta mantendría un ojo sobre el resto de sus hermanos para que no causen ningún problema, en especial en este momento. No quiere expresarlo en voz alta pero está muy preocupado por la salud mental de la líder del clan, ese sentimiento nace desde lo más profundo de su corazón porque vió durante mucho tiempo el amor que se profesaban mutuamente Vulcano y Minerva, jamás había visto a una pareja que se complemente tanto a tal punto de tener casi los mismos pensamientos o completar la frase del otro.

La unión entre ellos era tan intensa y profunda que la ausencia de Vulcano es un infierno. No hace falta que su madre lo exprese con palabras porque cualquiera que haya tenido la oportunidad de ver cómo interactuaba la pareja, se hubiera hecho una idea de cómo se encuentra la mujer. Un suave suspiro se escapa de sus labios mientras que va avanzando por un largo pasillo para dirigirse hacia al despacho de Minerva con la esperanza de que la mujer esté ahí porque no sabe a dónde buscarla, sus hermanos ni siquiera pueden darle una respuesta concreta, lo cual le molesta demasiado. No puede permitir que sus hermanos sean tan descuidados con Minerva, no quiere que invadan el espacio personal de la mujer pero por lo menos saber a donde está.

Detiene sus pasos al llegar al despacho, el cual tiene la puerta cerrada. Golpea con firmeza sobre la madera oscura para luego esperar una respuesta que le indique que puede ingresar o escuchar algún sonido que delate la presencia de la mujer dentro de esas cuatros paredes. — Se que estás ahí — Pronuncia al escuchar un pequeño sonido dentro del despacho. — ¿Acaso no quieres ver a tu hijo? — Cuestiona.

La espera de que abra la puerta es eterna pero no se mueve ni un centímetro porque tiene en claro lo que quiere conseguir y eso es verla. Ya que sus hermanos ni siquiera pudieron hacer una simple tarea como corresponde, es su turno de hacer las cosas como tienen que ser. Es consciente que la distancia de Minerva con todos ellos es algo que está muy presente pero de igual manera no pudo evitar reprochar a sus hermanos que no hayan sido un poco cuidadosos, por lo menos saber a donde estaba la mujer en todo este tiempo.

La respuesta llega tan clara que no hay margen de error y por un segundo agradece haber recibido una respuesta desde la habitación porque de esta manera, el único testigo del dolor que acaba de reflejar en su mirada es la puerta de madera. Se queda en silencio un par de segundos para luego mover su brazo y abrir la puerta con cuidado para entrar al espacio personal de Minerva. — Si no lo tuviera no hubiera venido hasta aquí — Responde. Cierra la puerta detrás de sí mismo pero no avanza ni un paso más, de hecho, su cuerpo queda ligeramente apoyado en la madera.

Se queda en silencio observando a su alrededor encontrándose con varios libros fuera de lugar, dando un aspecto desprolijo, lo cual es un posible anticipo de cómo se encuentra actualmente la mente de Minerva. Finalmente sus ojos se posan en la mujer, rápidamente se da cuenta de que está cansada y que el aislo que se impuso esta dando frutos pero no positivos. — ¿Confias en mi, madre? — La pregunta es tan directa que cualquiera hubiera preferido quedarse callado o por lo menos desviara la mirada luego de haber pronunciado esas palabras pero él no lo hace. Permanece bien recto en su posición y su mirada se mantiene sobre el rostro de la mujer.

— No quiero una respuesta vaga ni siquiera que menciones el clan porque me da igual si confías en mis hermanos o no — Le aclara. Si tiene que ser muy sincero, el resto de sus hermanos le caen bien pero tampoco se ofenderá si no confían en alguno de ellos porque bueno, él ni siquiera lo hace al cien por ciento. De hecho, solo confia en si mismo y en dos personas más, Minerva y Vulcano. Las revelaciones que tuvo con Reviere lo tienen preocupado aunque no lo demuestre pero antes de mover un solo pie, necesita volver a tener conexión con su madre, no puede perderla.