Síndrome de estrés postraumático. Aquel fue el diagnóstico que @Elena M. Gilbert recibió en el hospital — con un poco de ayuda de sangre vampírica, por supuesto. Después de que @Damon Salvatore la acompañara hasta el lugar, @Stefan Salvatore se encargó de avisar al resto de sus amigos: @Caroline E. Forbes, @Bonnie Bennett, @Jeremy G. Gilbert e incluso la propia @Annabelle R. Zhu, cada vez más cercana al grupo. @Matthew G. Donovan, por su parte, llegaría más tarde; como camarero en el Grill, habría de colaborar con el resto de empleados a cerrar el local tras la fiesta.

Parece que todo haya sido un mal sueño. Las amenazas de Katherine Pierce, una vez más, quedaron en eso: amenazas. Elena ha salido ilesa aunque, por recomendación de los médicos, pasará la noche en el hospital. Por suerte, antes de descansar, le han concedido un rato para poder ver a sus amigos.

Qué irónico que su primera reunión tras los eventos del confinamiento, sea en aquel lugar.


• Para evitar que el tema grupal se estanque, no habrá orden de posteo, bastará con esperar a que dos personajes hayan posteado antes de volver a intervenir.

• Asimismo, para evitar que el tema se nos haga demasiado tedioso (pues sois 8 participantes), evitad las respuestas demasiado largas en vuestros post, y sobre todo, dadle prioridad de respuesta frente a otros temas.

Debía ir. Si, estaba claro que era algo importante y que tenía que hacer acto de presencia. Joder, era mi hermana la que estaba ahí, en esa cama, en el hospital y solo algo como lo que estaba pasándome podía impedir que fuera ahí.
Hacía un tiempo que me había convertido en cazador y la sed de matar vampiros apareció. Desde entonces estoy escondido en la casa del lago en donde yo solo y con ayuda de Elena y Bonnie estábamos intentando revertir esa paranoia mía. Por desgracia, aún seguía sufriendo ciertos arranques, si bien lo estaba controlando y en un ambiente en calma sería capaz de ellos, en el primer momento en el que me alterase se desataría la bestia.
Justo el día de antes había estado en el grill, en una reunión de cazadores y Katherine para ir a por Silas y la última portada de aquella noche fue Anna. Se metió en medio de mi camino cuando estaba cabreado por lo ocurrido en dicha reunión y casi la mato en los baños del local.

Ya llegaba tarde, finalmente me decidí a hacer acto de presencia y ya por el pasillo empezaba a escuchar que no era buena idea. La voz de Damon daba a entender que el ambiente estaba caldeado, aún así continué mi paso hasta la puerta la cual toqué tres veces antes de entrar.
—Hola, perdonad la tardanza, esto… —empecé a hablar con voz débil intentando cruzar miradas con nadie, ayudándome del suelo y de Bonnie para no tener que mirar fijamente al resto —. Esto es un poco complicado para mí, estate alerta Bonnie, por si acaso. —le dije a la bruja que ahí esperaba, en busca de una salida rápida a una posible ida de pinza.

Entonces caminé mirando al suelo hasta la cama mientras tenía la mano izquierda puesta sobre el tatuaje del cazador, como si eso me ayudase a controlarme.
—Elena, cuando salgas de esta te vendrás a la casa del lago conmigo —dije con la misma voz débil y dejando caer una lagrima sobre la cama —. No sé que hacer si tu no estás. —mis palabras sinceras fueron acompañas de un apretón de manos con la Gilbert mayor.

No le sentó bien que Damon y Stefan tuvieran ahí un pequeño roce pero no pudo evitar pensar en qué momento los papeles cambiaron. Frunció ligeramente los labios, la tensión existente entre el trío era en parte su culpa, lo sabía y no había comenzado con el Stefan lacayo de Klaus.

Casi todos los que quiere están reunidos ahí y aquello la hacía sentir segura, a salvo. Lamentaba que fueran esas circunstancias los que permitían que todo el grupo se reuniría, ojalá fueran noticias más agradables y la convivecia fuera otra. Su mirada recorrió de nuevo aquel espacio y se posó en el rostro de cada uno de sus amigos y antes de pudiera decir algo más, Annabelle atravesó la puerta trayendo una noticia que ninguno de los presentes vio venir: la cura estaba en Mystic Falls. Repentinamente la vampiresa presente tenía la atención de todos sobre ella, ¿quién se la habría quitado? No, Katherine no era porque la hubiera traído a colación.

Bonnie como siempre fue la primera en identificar el caos en su interior o eso creyó al sentir de nueva cuenta aquel sutil pero significativo apretón de manos que la hizo enfocar la vista en ella y curvar los labios en una rígida sonrisa. La situación se salía de control en todo sentido y ahora resultaba que la cura estaba en manos de alguien más. Su única oportunidad para acabar con Klaus estaba perdida. Entonces su mejor amiga puntualizó algo que puso todas las miradas en el menor de los hermanos. — Stefan...— Quiso levantarse, no no se podía ir así, ¡sin siquiera mirarla! Un nudo revolvió su estómago, no podía pararse e ir detrás de él, ¿cómo detenerlo?

Entonces Jeremy hizo acto de aparición y tuvo que abandonar esa idea para concentrarse en su hermanito que la necesitaba, podía verlo. — Jer...— Sabía lo que estaba en riesgo con la presencia de su hermano en la habitación, habiendo tres vampiros aun en ella. Sus manos buscaron tomar la del menor entre las suyas y darle un poco de confort y cariño. — Estoy bien y tú, lo estás, lo prometo.— Aseguró, incorporándose un poco en la cama para abrazar a su hermano y dar un beso en su mejilla. — Prometo que así será. Volveré a la cabaña mañana mismo. Pero antes debo pasarme a casa, con Jenna fuera y nosotros en la del lago, hay que echarle un vistazo, ¿no crees? Además, necesito algunas cosas.—

Quería comprender a Stefan, pero este tampoco se lo estaba poniendo demasiado fácil. Y al parecer la bruja Bennett quería poner la guinda sobre el pastel al recordar una vez mas lo obvio: mi hermano había dejado de ser nuestro aliado hace un mes, y si estaba allí era porque Elena, seguía importándole por mucho que se negase a reconocerlo.

Eso al menos le hacía ver al mayor de los hermanos que había una ligera esperanza, pero no se sabía cuánto duraría. Al verle marcharse de aquella manera, Damon creyó que lo más oportuno era no decir ni hacer nada. El mismo había provocado aquello porque quería portier a los demás, quería proteger a Elena.

Y aunque le dolía enormemente tener que tratarle así, en ese momento no podía considerarle un aliado, ni su hermano. Eso le destrozaba por dentro. Cuando el pequeño Gilbert hizo acto de presencia, el tema relacionado con la cura pareció desvanecerse.

El vampiro sabía que más tarde tendría que hablar con Annabelle, pues era un asunto que no podía esperar, no debía esperar. Darle opciones al enemigo de descubrir sus planes no era una opción.

El vampiro se mantuvo en su posición, con Ric a su lado, alegrándose en parte de que su amigo de copas estuviese de vuelta. También era su confidente y le necesitaba. Al escuchar a Jeremy una mueca se dibujo en sus labios.

— Encerrarla no es la forma de hacer la cosas —susurró el vampiro sabiendo que el único que podría escucharle seria Alaric, o al menos eso quiso puesto que había mas vampiros allí, y sabia que le escucharían. Aunque en el fondo le daba lo mismo ser escuchado.

Cuando Stefan me avisó de lo que le había ocurrido a Elena, no pude creérmelo, al menos, al principio. Pues... ¿no se suponía que estaba a salvo con ellos? Pero no era así y los hechos lo acababan de demostrar. Tan preocupado me había dejado la noticia que, a partir de ese momento, la noche se me hizo eterna.

La verdad es que fue una suerte que Caroline también estuviese por allí, y, en cierto modo, su presencia logró tranquilizarme un poco, pero no podía evitar que la ansiedad me consumiera al no saber lo que había ocurrido. Al no saber si, realmente, Gilbert se encontraba tan bien como ellos me lo querían pintar.

Después de que el último cliente abandonara el local, tuve que pedirle a Evangeline que se ocupara de echar la llave. Ya fuera del Grill, subí a mi camioneta y, quemando rueda, salí de allí. Diez minutos más tarde, me encontraba aparcando frente al hospital. Tras comprobar el número de la habitación, corrí hacia ella lo más rápido que pude, parándome, únicamente, cuando alcancé el umbral de la puerta.

—¡Elena! — Bramé casi sin aliento. Una vez estuve en el interior del cuarto, me aproximé a su posición. —¿Qué ha pasado? — pregunté mirando tanto a Damon como a Stefan. —¿No estaba con vosotros? ¿Por qué ahora está en una maldita cama? — Volví a cuestionar, pero, en esta ocasión, mientras observaba a todo el grupo. Como si esperara, de alguna manera, que estos pudiesen darme la respuesta que buscaba.

La bruja no había pretendido hacer que Stefan se marchase, que se sintiese desplazado o herido hacia sus comentarios. Sin embargo, el había hablado con ella sobre eso mucho tiempo atrás. La compulsión no podía ser evitada, a no ser que como vampiros que ya conocían hubiese consumido previamente verbena ¿lo sabría el Salvatore? Seguramente no, porque sabia que Stefan tenia fuerza de voluntad suficiente como para soportarlo.

Antes de que el menor de los vampiros abandonase la habitación, la bruja le agarro del brazo derecho, ejerciendo cierta presión sobre el mismo. Cuando sus miradas se cruzaron, no había amenaza en los ojos de Bonnie, si no comprensión—. Tenemos que hablar —dijo secamente en voz baja—. Y créeme, te interesa saberlo —dijo mientras le soltaba. Sabía bien que más tarde seguramente él se ocupase de encontrarla.

No iba a decirle que se despidiese de Elena por mucho que le doliese ver a su amiga rota. Sabia de soba que lo que Stefan hacía, o hacía para protegerlos a todos, aun cuando la situación se había desencadenado de es amanera. Ver a Jeremy allí, fue algo que a ella también la hizo sentirse aliviada. Pese a sus palabras, Bonnie asintió con una sonrisa, que intento quitarle preocupación al chico. Elena le había contado su situación, ella misma estaba al tanto de lo que le ocurría a Jeremy y el porqué de aquellas palabras.

— Te acompañare a casa cuando vayas a ir a por tus cosas Elena —dijo la bruja centrándose de nuevo en su amiga—. Pero tenemos que enfocar esto de otra manera —dijo hablando para todos—. La magia no es eterna, pero si transitoria. Esto no quiere decir que no tenga poder suficiente para ocultar la casa del Lago, pero Elena necesita vivir —dijo mientras la observaba—. Además, de que existen fuerzas mayores que las mías, y tendremos que tener cuidado si alguien la ha visto o reconocido esta noche —advirtió. Quizás la casa del Lago seguía siendo la mejor opción, pero tenían que encontrar otras maneras de no condenar a Elena.

Antes de poder decir nada, un alterado Matt entro en la habitación, haciendo que la bruja se sobresaltase—. Matt, tranquilo, esta bien… —dijo la bruja tratando de frenar aquella conmoción que seguramente tenia —y que no era par amenos—después de ver a Elena postrada en la cama—. Lo que ha pasado se podría resumir con un nombre: Katherine —dijo la bruja, lo cual seguramente no cambiase la ansiedad del muchacho, pero se apartó para que pudiese acercarse a su amiga, y ver que estaba bien.

Volver a estar encerrada no era la respuesta pero tampoco debían ignorar lo que había sucedido esa noche con su réplica y quizá era una señal para suponer que había sido precipitado, no tenían ventaja todavía y que Annabelle llegara a decirles de la cura, quería decir que alguien más la había conseguido. Tal vez habría que considerar otro plan para vencer a Klaus de una vez por todas.

El medicamento comenzó a hacer efecto en su sistema, luchaba con manterse atenta y despierta pero probablemente serían cuestión de minutos antes de que quedara dormida. La llegada de Matt la despabiló un poco por la forma en la que entró, sonrió débilmente buscando tranquilizarlo. — No ha sido culpa de nadie aquí presente, Matt. Estoy bien, sólo ha sido... — Iba a decir que una mala jugada de la noche, una señal o mal augurio pero Bonnie tuvo las palabras correctas resumida en un nombre: Katherine.

Llevó la mano a su pecho, envolviendo su collar y apretándola un poco. Aferrándose al recuerdo de su Stefan. — Stefan tiene razón, tal vez fue muy pronto... He decidido que saliendo de aquí volveré a la cabaña, al menos un par de semanas más. Así puedo estar con Jeremy y seguir buscando la manera de lidiar con la marca del cazador, ¿crees que pueda funcionar un poco más, Bonnie?— Entonces se giró al mayor de los hermanos, buscando su mirada. — Mientras tanto, más que nunca tenemos que recuperar a Stefan. Tenemos que aprovechar que está aquí, no podemos dejarlo volver con Klaus.

Caroline apretó la mano de su amiga por un instante, sonriendo ligeramente aunque todo lo acontecido a lo largo de la noche se lo estaba poniendo difícil. Elena no se merecía lo que le estaba pasando. Ninguno de ellos lo hacía. — No pude decírselo, y sabes que aunque lo hiciera no me haría caso.

Después de eso permaneció en un segundo plano, al lado de Bonnie pero sin alejarse demasiado de su amiga, y quitar el ojo de encima a Stefan. Estaba molesto con la situación, y con ellos por haber permitido que Elena se expusiera al peligro de ese modo. En eso tenía su parte de razón, pero la parte más irracional de ella, esa tan emocional que seguía enfadada por su partida a pesar de las circunstancias, no le permitía dar su brazo a torcer y darle la razón.

Poco después apareció Anna, haciendo un inciso en ese momento tenso entre los hermanos, ese en el que ninguno de los presentes tendría ganas de mediar, pero la rubia tenía ganas de reprenderles por no saber estar enfrente de su novia convaleciente. Aún así, a punto estuvo de pedirle a Stefan que se detuviera; a punto, pero recordando lo bien que le había ido la última vez, desechó la idea.
— ¿Cómo llegó la cura hasta el Mystic Grill? — quizá no fuera del todo relevante, ¿pero era la única que se preguntaba eso?

Jeremy tampoco se hizo esperar mucho, el pobre también debía estar harto de visitas al hospital y sustos como aquel, pero lo que estaba diciendo le sonaba tan críptico que sentía que algo se le estaba escapando.
Dirigió la mirada a Damon por primera vez desde que había entrado. — No es una solución permanente, pero en vista de lo ocurrido esta noche no parece tan mala idea, al menos hasta que se nos ocurra algo mejor — replicó en tono conciliador. Y Alaric tenía razón, debían rebajar la tensión.

Entonces llegó Matt, y lo que fuera a decir justo antes de su entrada quedó atrapado en su garganta como un nudo atravesado. Debía hablar con el en cuanto pudiera, no podía ocultarle lo que sabía por más tiempo, pues sabía que no se lo perdonaría. Pero por el momento permanecía ahí, al lado de Bonnie, sacudiendo la cabeza antes de volver a prestar atención a su entorno.
— Entiendo que lo quieras de vuelta Elena, pero en eso tiene razón. Y retenerlo aquí levantaría las sospechas de Klaus. — Él estaba muy ocupado en Nueva Orleans, pero la rubia no volvería a subestimar el extraño vínculo que compartía con Stefan.

Con Matt allí ya estábamos todos. Y no solo eso, sino que ya éramos demasiados y Elena estaba bien acompañada, yo ya podía irme. Llevaba demasiado tiempo allí dentro… Y Elena ya había aceptado volver a la cabaña de la que nunca debió salir, aunque dijo que primero quería ir con Jenna, lo que hizo que esbozase una mueca, pero como estaba de espaldas a todo nadie me vio.

Damon se mostró inconforme con la decisión, pero no dije nada más, porque ya había puesto mi punto en la sartén y no quería más tensiones. Alaric abogó por la paz y yo no iba a contrariarlo, lo pensaran ellos o no, no deseaba hacer sentir mal a ninguno de los presentes.

Cuando Matt entró y preguntó por la situación ni me molesté en intentar responderle, porque yo ya iba a marcharme. No obstante, cuando estaba a punto de marcharme, Bonnie me sujetó del brazo con la suficiente firmeza como para detenerme, al menos por la sorpresa. Así que me detuve y la miré. La escuché y dije:

—Te espero fuera, no tardes —Oí luego cómo Elena quería intentar que me quedase aquí, pero no pude decir nada porque Caroline misma habló con la voz de la razón. Yo no podía permanecer más tiempo allí, Klaus iría a buscarme sin dudarlo. Y si no él, mandaría a alguno de sus perros. O incluso a su hermana… Una nueva mueca se dibujó en mi rostro. Me giré hacia todos para echarles una última mirada, como si temiese olvidarme de sus rostros, salvo el de Elena y el de Damon, porque los de ellos los tenía grabados a fuego en mi mente.

Quise decir algo, quien me estuviese mirando podría notar mi duda, pero no sabía qué podría decir, así que preferí guardar silencio y, mientras mentalmente me repetía una y otra vez “no te rompas”, me di la vuelta y abandoné la habitación.

A esas alturas, poco le importaba ya al mayor de los Salvatore que todos expusiesen sus ideas. Estaba claro que la decisión estaba tomada, incluso por la propia Elena. Eso no significaba que fuese a desentenderse de su seguridad, porque en parte, lo ocurrido aquella noche, había sido culpa de el por no saber protegerla bien. Eso era algo que no conseguía quitarse de la cabeza.

La entrada de Matt y posteriormente la de Jeremy, le hicieron ver que se estaba llenando el lugar demasiado. Aunque Caroline intento hacer que él se relajase —o al menos fue lo que el Salvatore vio en sus intenciones— estaba claro que todo aquello a Damon le había afectado, sobre todo al tener a su hermano allí, tan cambiado tan… poco fiable después de todo lo que había pasado. Eso aun seguía clavándosele en el pecho.

No paso por alto las intenciones de la bruja, que claramente había dicho que quería hablar con Stefan. Damon pensó que quizás Bonnie había descubierto algún amanera de recuperar a su hermano, pero su relación no era lo suficientemente buena para siquiera preguntar. Con ella era precisamente con la última con la que hablaría para comentar nada, o buscar soluciones, aunque bien sabia de su poder y capacidades.

— Creo que tu y yo también deberíamos mantener una charla —le dijo a Alaric. Al fin y al cabo, después de tantos meses fuera, llegar y encontrase con aquella situación, no era algo que le hubiese tenido que sentar ni bien ni agradar. El mayor de los Salvatore, además, necesitaba hablar con su amigo e copas, porque el podía entenderle—. ¿Tienes tiempo dentro de unas horas Ric? —preguntó, mirándole directamente. Luego su mirada se dirigió a Stefan, que estaba de espaldas al, y miro finalmente a Elena, que parecía estar quedándose dormida.

Quizá, mi forma de atravesar el umbral de la puerta no había sido la mejor, pero es que... ¡Por el amor de Dios! Se suponía, según me hicieron creer, que con los Salvatore, Elena estaría a salvo. Sin embargo, no era así. Si no estaba en una camilla de hospital, sufría algún otro tipo de ataque. Aunque no era eso lo que ahora me molestaba. Lo que más me estaba molestando era ver que todo el mundo parecía estar bastante más preocupado por Stefan que por ella.

Cuando la morena confirmó que estaba bien, una amarga sonrisa apareció en mis labios, porque en cierto modo, no conseguía creerla, no del todo. La conocía lo suficiente como para saber que algo iba mal. —Eso sigue sin explicar que ahora sea Elena la que está en una cama — ¿Tan fuerte era que dos vampiros no habían podido detenerla? Menudos guardaespaldas.

En cuanto a lo de la cabaña, preferí no meterme. Tampoco estaba muy al día de lo sucedido. Aparte, si Gilbert ya tenía tomada la decisión, había que respetarla. Aunque, la verdad, a mí no me hacía especial ilusión esa —al parecer— única alternativa. Poco después, dirigí la mirada hacia Caroline quien, a mis ojos, se la veía preocupada. Por supuesto, era algo normal si teníamos en cuenta la situación.

—Elena no debería pasar la noche sola. Si Katherine ha sido la culpable de todo esto, ¿quién dice que no vaya a volver a terminar con lo que ha empezado? — pregunté, al ver como todos estaban más que dispuestos a abandonar la habitación. —Estaré con ella —. Decidí. Es cierto, poco podía hacer para protegerla en caso de que esa dichosa mujer decidiese aparecer, pero, por lo menos, no estaría sola. —Además, creo  que cuantos más seamos, mejor — comenté tras ver cómo Stefan, finalmente, salía del cuarto.

Maldita sea, tan sólo tenías que quedarte. Pensé con rabia al verlo marchar.

Un incómodo silencio se había formado en la habitación una vez que habló y dijo lo que sabía sobre la supuesta cura. Sí, quizás no era ni el lugar ni el momento para hablar de ello, pero era importante que todos supieran lo que había sucedido en el Grill apenas un par de horas antes. Incluso si no había conseguido hacerse con la cura finalmente era una mínima pista que tenían.

Quiso impedir que Stefan se fuera, lo que menos quería y todos necesitaban en esos momentos era que el menor de los Salvatore volviera junto con su enemigo, pero antes de que pudiera decir algo, Jeremy entro en la sala y se quedó callada. Instintivamente, agarró el brazo de Caroline, reprimiendo el deseo que tenía de darle un abrazo a su novio. Justo antes del tema de la cura ambos habían tenido un encontronazo en el que el chico estuvo a punto de matarla, una vez más. Y aun así, Anna seguía creyendo en Jeremy, pensaba que en algún momento él podría vencer a sus instintos homicidas. Pero algo le decía que no sería esa noche, por lo que decidió permanecer al lado de la rubia.

— De todas formas, no sé que tan buena idea es que Elena vuelva a ocultarse en la casa del lago. Han pasado casi dos meses y es inhumano que no pueda seguir con su vida — la vampiresa había sido la primera en exponer aquel problema la tarde que discutieron sobre la masacre de los híbridos — Y de todas formas Stefan sabe que está viva. ¿No sería mejor que saliera del país por un tiempo? — quizás era una idea descabellada, pero al menos en otro lugar lejano no tendría vivir escondida y podría tener una vida relativamente normal.

Stefan se estaba marchando, pero al parecer no se alejaría de ellos sin antes tener una charla con Bonnie - después de la cual tenía toda la intención de ir a sonsacarle todos y cada uno de los detalles, obvio. Elena estaba visiblemente afectada por el fugaz retorno de su novio, quien no había mostrado la más mínima calidez en presencia de ella como solía hacer antes de que todo les estallara en la cara pero Caroline no era idiota, y a pesar de la expresión distante de su amigo, intuía que le estaba matando por dentro tanto como a Elena.

Su propio resentimiento hacia el verdadero culpable iba en aumento, si es que eso era posible.

Sintió que Anna le agarraba el brazo de forma repentina y se volvió hacia ella con una mirada interrogante. Siguió su mirada hasta el pequeño Gilbert antes de volverse hacia ella de nuevo y estudiar su expresión; se veía como si mantuviera una lucha interna, de modo que la rubia se limitó a apretarle el brazo en señal de apoyo. Esperaría a que su nueva
amiga le contara lo que ocurría en otro momento, si así lo quería.

— No se trata de volver a encerrarla en esa casa, sería como dar dos pasos atrás y volver al principio. Solo hasta que se nos ocurra otra cosa, y aunque parezca lo contrario, no creo que sacarla del país mejore la situación actual. Lo de esconderla a plena vista nos ha ido funcionando hasta ahora — respondió a la vampiresa, aunque con menos seguridad que al principio.

También Damon y Alaric pensaban marchar a ponerse al día - o lo que era lo mismo, armar un plan absurdo y peligroso inspirado con un par de botellas de borurbon, y suavizado con la tan necesaria sensatez del señor Saltzman. No podía negar que la amistad de Alaric sacaba lo mejor de Damon, no sólo se trataba de la influencia de Elena.

Estaba con Matt, ella tampoco quería dejar a Elena y no tenía intención de dejar el hospital mientras ella permaneciera ingresada. Pero tenía que salir al menos unos minutos con él, debía contarle algo que no podría guardarse para sí por mucho más. De todos modos, eran muchos, y Elena merecía unos minutos de paz al menos, para relajarse y dormir un poco. — Matt, ya que vamos a quedarnos, ¿te importaría acompañarme a por un café? Lo vamos a necesitar, y hay una cosa que te debo contar — le dijo con seriedad, apoyando la mano en su brazo y apretando suavemente.

Caroline tenía razón. Por más que quisiera a Stefan de vuelta, no iban a poder con Klaus pues apenas su lacayo dejara de reportarse en un abrir y cerrar de ojos lo tendrían en Mystic Falls metiendo las narices. De momento, recuperar a Stefan se veía tan lejano. Buscó la mano de Matt entonces, buscando tranquilizarlo, no había sido culpa de nadie. Katherine les ganaba en fuerza y edad, ninguno de los presentes hubieran podido con ella, tal vez juntos... Si, probablemente tendrían mejor oportunidad. — Estoy bien, Matt. En serio.—

Ya para el resto de la conversación, las voces comenzaron a sonar distantes y confusas. Los ojos le pesaban y luchaba con mantener los ojos abiertos. Frunció ligeramente el ceño, aun no estaba lista para irse a dormir. — Sólo... sólo mientras Katherine se va de Mystic Falls. — Murmuró en respuesta al debate sobre si debía o no volver a la cabaña pero no estaba segura de que la hubieran escuchado. Soltó un suspiro cediendo poco a poco al medicamento en su sistema. Su cuerpo se relajó, las voces se apagaron y se quedó dormida finalmente.

Había escuchado a lo lejos que sus amigos se quedarían, eso le daba tranquilidad y confianza de que podía bajar la guardia por un momento. Después de la noche que había tenido si era justo y necesario conciliar el sueño y que su cuerpo recuperara fuerzas y descanso para el siguiente día.