Síndrome de estrés postraumático. Aquel fue el diagnóstico que @Elena M. Gilbert recibió en el hospital — con un poco de ayuda de sangre vampírica, por supuesto. Después de que @Damon Salvatore la acompañara hasta el lugar, @Stefan Salvatore se encargó de avisar al resto de sus amigos: @Caroline E. Forbes, @Bonnie Bennett, @Jeremy G. Gilbert e incluso la propia @Annabelle R. Zhu, cada vez más cercana al grupo. @Matthew G. Donovan, por su parte, llegaría más tarde; como camarero en el Grill, habría de colaborar con el resto de empleados a cerrar el local tras la fiesta.

Parece que todo haya sido un mal sueño. Las amenazas de Katherine Pierce, una vez más, quedaron en eso: amenazas. Elena ha salido ilesa aunque, por recomendación de los médicos, pasará la noche en el hospital. Por suerte, antes de descansar, le han concedido un rato para poder ver a sus amigos.

Qué irónico que su primera reunión tras los eventos del confinamiento, sea en aquel lugar.


• Para evitar que el tema grupal se estanque, no habrá orden de posteo, bastará con esperar a que dos personajes hayan posteado antes de volver a intervenir.

• Asimismo, para evitar que el tema se nos haga demasiado tedioso (pues sois 8 participantes), evitad las respuestas demasiado largas en vuestros post, y sobre todo, dadle prioridad de respuesta frente a otros temas.

Lo siguiente que supo después de desfallecer fue cuando abrió los ojos en la cama del hospital que le habían asignado, el médico a su alrededor le atendía, canalizando la vena de la humana para administrarle un analgésico. Se sintió confundida de momento, entonces poco a poco los recuerdos de instantes antes a desfallecer vinieron a ella. Katherine la había dado de su sangre y la había herido, había tenido intención de matarla. Su mirada busca a alguien conocido, ¿Damon la había llevado? Tenía el vago recuerdo de la petición que le hacía a Stefan de ir en busca de Katherine. «Tus amigos esperan afuera, tendrás unos minutos antes de que el sedante haga efecto» Comenta el doctor y ella asiente obedientemente. Desconocía que hora sería, ¿cuánto tiempo habría pasado?

Entonces la puerta se abre y busca poner su mejor sonrisa a sus amigos. No quiere preocuparlos. Y es que en realidad físicamente se sentía mejor, la sangre en su sistema había hecho lo suyo. Al pasarle la diestra en el cuello ya no puede sentir la herida que la vampiresa había abierto con sus colmillos. — Estoy bien...— Comienza a decir, sospechando que alguien diría pronto que había sido arriesgado salir, que debieron haber esperado, que aun no era tiempo. Y es que de ella saber que los invitados de la noche iban a aparecer, probablemente acordaría con ellos. — ¿Y Stefan?— Inquirió alarmada, temiendo que se hubiera ido de nuevo.

Damon sabía que parte de la culpa sobre lo que había ocurrido era suya. No dejaba de darle vueltas a esa idea en la cabeza. Aunque en el fondo sabía que había hecho lo que debía hacer, proteger a Elena. Y sin embargo se sentía derrotado porque Katherine había conseguido casi hacer realidad la mentira que ella misma había propuesto un mes atrás.

Damon no se había marchado, había tratado de avisar a quien había podido sobre la delicada situación de Elena, una vez esta estaba estabilizada gracias a su propia sangre, pero su hermano se había adelantado a él. El mayor de los Salvatore había estado allí, presenciando en todo momento lo que el médico que tenía que decir, y cuando este se marcho su figura fue la primera que aprecio tras esa puerta.

Poco apoco todos irían entrando pero al final una vez más, Elena volvía a preguntar por Stefan. Entendió que por temor a que se hubiese vuelto a marchar. Igualmente dolió que esa fuese su primera expresión tras un quedo “estoy bien”. Sin embargo a diferencia de su reunión en el Grill, allí había más gente.

— Están todos aquí Elena —dijo Damon mientras se acercaba un poco más a la ventana del lugar—. ¿Recuerdas todo lo que ha pasado? —quiso saber el mayor de los vampiros. Aun estaba furioso, la sangre le hervía porque sabía que Stefan no había conseguido coger a Katherine. El mismo iba  a ocuparse de ella.

El error estaba cometido. ¿La culpa? De todos. De todos incluida ella por haber dejado sola a Elena cuando bien se había percatado de la presencia de Stefan en el Grill. Era imposible no haberle visto.

Pero le había perdido de vista y no sabía donde se habían metido. La bruja había estado preocupada desde entonces pero queriendo confiar en Damon, quien supuestamente había de proteger a su mejor amiga. No lo había hecho bien.

Elena había acabado en el hospital y ella todavía no terminaba de tener claro que era lo que había pasado, por mucho que Stefan la hubiese avisado. En un principio no le había creído, ¿cómo creerle después de todo lo que había pasado?

Estaba con Klaus, ¿y si todo aquello era una mentira? Estaría preparada, puesto que si era cierto lo ocurrido Elena no ser lo merecía, necesitaba a sus amigos lo antes posible, con ella.

— Por el amor de dios, Elena… —susurro la bruja una vez dentro. Observo que el mayor de los Salvatore se había aproximado a la ventana. La mirada que le dedico no era precisamente una mirada buena.

Estaba llena de rabia hacia su persona. Pero prefirió no montar un numerito allí—. Si juzgamos tu aspecto, precisamente bien no estás —dijo con voz lastimosa, pero intento mostrar una sonrisa sincera conforme agarraba una de sus manos.

Después de la infructuosa búsqueda de Katherine, me tragué el resentimiento contra ella y la preocupación de tener que interactuar con mis amigos. O los que habían sido mis amigos… yo me había encargado de apartarlos y no podía culparlos por haberlo hecho. Aunque no parecía que fuesen a hacerme caso. En realidad, parecía que nunca me lo hacían.

Después de avisarlos a todos, incluido Matt, me dirigí al hospital y me aparté de los demás para hacer menos incómoda la espera hasta que nos dejaran entrar a ver a Elena, aunque no sabía si nos dejarían entrar a todos a la vez…

Cuando finalmente nos dejaron, entré después de Bonnie y Damon y cuando Elena preguntó por mí hice una mueca y suspiré.

—Estoy aquí, Elena —respondí a su pregunta, dejándome ver por un lado de Bonnie, quien probablemente no estaría muy cómoda con mi cercanía—. Pero no por mucho tiempo.

Estoy bien. Se tranquilizó a sí misma la castaña tras inspeccionarse una vez más. Por un momento creyó que Katherine no se detendría. Qué iba a morir. La voz de Damon captó su atención, girando el rostro en dirección a él. No se había percatado de que ahí había estado todo el tiempo, aun se sentía confusa y con los pensamientos nublados pero, comenzaba a creer que era por el medicamento que poco a poco comenzaba a hacer efecto. Le sonríe, agradecida y asiente. — Estoy un poco confundida con lo que pasó después, ¿dónde está Katherine?— Entonces giró el rostro hacia los recién llegados. Bonnie fue la primera en entrar, se acercó y apretó su mano cariñosamente a lo que ella devolvió el gesto y negó con la cabeza, buscando tranquilizar a la morena.

— Estoy bien, Bonnie. Esto... No fue culpa de nadie.— Agregó finalmente, no había ignorado la mirada que le echó a Damon que si bien, usualmente podía hacer las cosas mal, esa noche él la había salvado. Finalmente tuvo respuesta a su  pregunta inicial. Stefan. Siente un ligero brinco en su pecho, quiere acortar la distancia y acercarse a él pero la situación parece estar igual. Su se detiene en él y frunce ligeramente el ceño. — ¿Tienes que volver con Klaus?— No negaría que le dolía pero, ¿qué podía hacer ella para retenerlo estando convaleciente? Nada.

Entonces un invitado inesperado entró a la habitación y la sorpresa denotó en sus facciones, sonrió más animada al percatarse de la presencia de Rick, ladeando la cabeza ligeramente hacia el ante el gesto cariñoso que le proporcionó. — Estoy bien.— Repitió por tercera vez. Físicamente al menos, parecía estarlo, emocionalmente... No sabría definir su sentir. — Katherine, eso pasó pero... Honestamente quiero olvidarme de todo ello por ahora. Ahora me siento mucho mejor teniéndoles a todos ustedes aquí.—

Una vez más, Katherine Pierce había hecho acto de presencia en el momento menos oportuno - para ellos -, y una vez más los había dejado con el culo al aire.

Todos sabían que había riesgos en poner fin al confinamiento de Elena de aquella forma tan sonada, en un lugar en el que estaría todo el mundo luego de creer que su amiga había desaparecido realmente. Habían decidido jugársela, creyéndose merecedores de una noche de paz por lo menos.Todos ellos unidos una vez más en el sitio de siempre, sin secretos esta vez. Más o menos.
Nadie contaba con que la vampiresa rompiera su propia norma al volver al pueblo, después de tantos sermones sobre cumplir el plan sin excepción.

Era Katherine, ¿acaso tenía que sorprenderse?

Caroline había llegado al hospital con los demás, tras haber tranquilizado a Matt en lo que pudiera ya que todavía se encontraba en medio de su turno en el Grill y no podía salir antes en una noche tan concurrida como aquella. Se quedó un poco atrás en la sala de espera al escuchar el sonido de su teléfono y ver que era su madre quien llamaba, a quien había dejado un mensaje informándola de la urgencia.
Justo antes de colgar, pudo ver a Stefan por el rabillo del ojo, entrando en la habitación con un aire de incertidumbre, y a Alaric poco después, de modo que se apresuró a acompañarles para preocuparse por el estado de su amiga.

Abrió la puerta despacio, justo en el instante en que Elena les aseguraba que estaba bien - cosa que ni ella ni nadie se creían - y confirmaba lo que la mayoría ya sabía. Miró a Stefan con cierto recelo, lo ocurrido en Nueva Orleans aún estaba fresco en su memoria, antes de dirigirse a Elena. — Estaba hablando con mi madre, está preocupada y se pasará por aquí cuando salga de trabajar. — Lo importante ahora es que descanses — continuó, segura de que la sangre de vampiro no curaba el cansancio mental. — Pero, ¿qué quería exactamente? Esto podía haberse cargado la tapadera que a ella misma se le ocurrió — preguntó a nadie en particular, refiriéndose a Katherine.

Tras de mí entraron Alaric y Caroline y todo se volvió aún más entretenido e incómodo. Dejé que los demás hablasen un poco y luego suspiré.

—Sí —contesté a Elena con simpleza, no había razón para adornar o añadir más a mi respuesta. Las preguntas eran de esperarse, pero el comentario que hizo Caroline me molestó.

Ya no estaba tan descontrolado emocionalmente porque había bebido esa noche antes de ir al hospital y me sentía mejor, aunque algunos sentimientos se entremezclaran y lucharan en mi interior, pero no cabía duda de que Elena podría haberse evitado aquella estadía en el hospital si se hubiese quedado en la maldita cabaña. Así pues, miré a mi amiga rubia y le dije:

—No fue Katherine la que casi se carga la tapadera de Elena, Caroline, fue la propia Elena por salir de la cabaña, donde estaba segura. ¿Creen que soy el primer “espía” que llega a Mystic Falls? Algunos de sus híbridos ni siquiera se han marchado —Por un momento estuve a punto de echarles la culpa a todos los presentes, pero me contuve—. Lo que le pasó a Katherine es que tuvo un berrinche —expliqué e hice una mueca, alejándome un poco del grupo y dándoles la espalda—. Eso fue culpa mía, se puso así cuando la amenacé con echársela a los leones, es decir, a Klaus.

Cada minuto que pasaba en el hospital ponía a todos los presentes en peligro…

Probablemente su autodeclaración de bienestar nadie se lo creería, después de todo no había sido como si se hubiera tropezado o se hubiera simplemente golpeado, estuvo a punto de morir a manos de su inmortal réplica. Y no solo era el malestar físico, era todo lo que conllevaba aquella acción, lo emocional, lo mental y hasta lo social, porque aun le daba vueltas al pensamiento que surgía de la duda: ¿qué hacía Katherine vestida como ella? No tenía congruencia en la mente de la castaña.

Miró a Caroline entrar detrás de Stefan y sonrió también en su dirección. Sin duda alguna, la familia que ella había escogido siempre estaría para ella y viceversa. El cariño y la lealtad que tenían los unos a los otros, le daban esperanza y ánimo de seguir. — Gracias, Care. Dile que no venga hasta después que amanezca, es justo que descanse también. — Comentó, sacudiendo ligeramente la cabeza. Liz Forbes había sido amiga de su madre y cuando sus padres murieron, había estado ahí para ella y para Jer para cuidarlos y brindarles amor y comprensión en aquel momento tal difícil. — Y Katherine... ¿Tiene algún motivo? Siempre, esta noche iba caracterizada de mi...  —Sin embargo, las palabras de Stefan congelaron el curso de sus pensamientos y de inmediato regresó la mirada hacia él. — Tienes razón, Stefan. Ha sido mi culpa. Yo decidí que no podía seguir más tiempo encerrada porque de ser el caso, tendría que ocultarme el resto de mis días y no podía imaginar que esto iba a pasar. — Comentó, regresando entonces la mirada a Rick, curvando apenas los labios y agradeciendo en un asentimiento. — Tal vez si deba volver a la cabaña por un tiempo. — Finalmente dejó salir, sin mirar fijamente a nadie esta vez.

Recibió un mensaje en su teléfono de Caroline avisándola de que Elena estaba en el hospital después de haber sido atacada por Katherine. Definitivamente esa no iba a ser su noche. Con una nueva preocupación en mente, Anna se despidió de su buena amiga Agnes y marchó al hospital para ver como se encontraba la mayor de los Gilbert.

Se lo pensó varias veces antes de cruzar la puerta principal del hospital pues imaginaba que Jeremy también estaría allí y no tenía ni idea de como podía reaccionar si la volvía a ver aquella noche. Finalmente, y teniendo en cuenta que la mayoría de los que se encontraban allí eran vampiros, decidió entrar al sentirse más respaldada y se dirigió a la planta que Caroline le indicó por mensaje e ingresó en la habitación junto al resto justo para captar parte de la conversación.

Era un momento íntimo entre los amigos, pero había algo que rondaba por la cabeza de la vampiresa y necesitaba soltarlo para que todos lo supieran — Siento interrumpir este momento, pero creo que es algo que todos debéis saber. Antes en el Grill apareció alguien que decía tener la cura del vampirismo en su poder — pronunció finalmente pasando la mirada entre los presentes — Intenté conseguirla, pero una vampiresa más fuerte me la quitó — por no decir que un poco más y la habría matado, algo que por suerte no tenían que lamentar — No se si es algo real o no, pero de ser cierto, quizás haya una posibilidad para detener a Klaus — centró su mirada esta vez en Stefan. Por mucho que quisiera la cura para ella y que así Jer no tuviera el instinto de asesinarla, su amigo seguía siendo prisionero del híbrido y todos los que estaban allí también merecían librarse para siempre de aquella amenaza.

Quiso mantenerse lo más alejado posible de todos aquellos que estaban entrando. Por eso simplemente ese desplazo hacia la ventana y se quedo allí, observándolo todo. Al menos hasta que una vez más noto como la rabia de la situación crecía internamente, por todo lo que sus oídos captaban y escuchan.

— ¿Y qué pretendes que hiciera Stefan? —estallo finalmente—. ¿Tenerla encerrada meses hasta que consigamos deshacernos de Klaus? ¿Hasta que consigamos matar a Katherine? —pregunto sin buscar realmente una respuesta—. Sabes perfectamente que es o no va a pasar, el error se iba  cometer tarde o temprano —finalizó dándose cuenta de que estando los presentes no era el momento—. Si tantas ganas tienes de largarte, hazlo —escupió, enfadado, cabreado por todo aquello.

Cuando Ric se acercó, el vampiro le dedico una sonrisa torcida, asintiendo a su petición de hablar mas tarde. A él tampoco le vendría mal hablar con el único hombre que al parecer en aquel lugar, y pese todo el pasado que tenían compartido, conseguía comprender a Damon. Por no mencionar que por norma general sus consejos eran los mejores.

Sin más que comentar su mirada volvió una vez más hacia la ventana, al menos hasta que Annabelle hizo acto de presencia, y sus palabras generaron el mayor silencio incomodo que quizás hubiese existido. Damon giro en redondo, clavando su mirada en ella.

— ¿La cura? ¿La perdiste? —preguntó, aunque parecía ser de forma acusativa no lo era. Una vampira mas fuerte… ¿Katherine? Espero que no, era lo último que necesitaba escuchar—. Dime que no era Katherine por favor —dijo mas clamado, mirando a Annabelle. No había sido un tema que se hubiese tenido que sacar pero… cierto era que les daba un posibilidad, quizás, una sola posibilidad para que no tuviesen que volver a encerrar a Elena.

La bruja no podía creer lo que estaba escuchando por parte de Damon, ni la frialdad que mostraba Stefan hacia Elena, quien por el momento seguía siendo a ojos de Bonnie su novia. La bruja no terminaba de entenderlo, pero desde luego el mayor no estaba poniendo las cosas fáciles, el pequeño tampoco.

Tanto Caroline como ella trataban de darle una explicación a todo lo que había pasado, el porqué de esa forma de actuar Katherine. Finalmente, comprendió que no iban a entenderlo ni aun con las explicaciones de Elena. La bruja Bennett que comprendía a Stefan sintió una punzada cuando este menciono que Elena no sabía haber salido, algo que ella corroboro e hizo que Bonnie negase.

— Tarde o temprano tenia que pasar —dijo, no queriendo darle la razón a Damon, pero siendo sincera consigo misma. Aquello era inevitable—. Todos deberíamos clamarlos un poco —trato de mediar, al menos hasta que Annabelle apareció y soltó lo bomba que traía consigo. Bonnie acaricio ligeramente la mano de Elena que una seguía sujetando, con Caroline a su lado. Pero en su interior las palabras de la vampiro sonaron alarmantes.

— Esta bien. Antes de precipitarnos —dijo la morena mirando a la bruja, acaricio la mano de Elena y la soltó, acercándose a Annabelle, que se notaba nerviosa—. ¿Estás segura de que era la cura de verdad? ¿Tienes alguna certeza de ella? —quiso saber por encima de las palabras de queja del Salvatore—. Espera, mejor no me respondas a esto, no es un tema para hablarlo ahora mismo, no con todos los presentes —puntualizó la bruja, mirando de reojo a Stefan que estaba detrás de ella. No se fiaba.

Quería dejarle claro a Annabelle que no, que no delante de Stefan. Si Klaus se obligaba, podía cantarlo todo, y eso fastidiaría la única posibilidad que tendrían en caso de que eso fuese cierto y hubiese “perdido” la cura para el vampirismo. Iban a necesaria y Anna involuntariamente quizás ya había hablado demasiado. Mejor que no dijese en voz alta nada más, como apariencia de quien la tenía.

A aquellas altura de la película ya no servía de nada contestar las palabras de Elena y preferí ignorar deliberadamente a Damon porque no estaba teniendo mi mejor noche y no quería meterme en una pelea de vampiros en una habitación de hospital en la que, además, estaba Elena recuperándose de lo que le había hecho Katherine. Mi hermano no hacía más que presionarme, quitándose toda la culpa de lo que había pasado y queriendo echármela a mí, queriendo hacerme sentir mal. Eso era lo que mejor se le daba, después de todo.

Miré a Anna brevemente cuando entró y suspiré antes de volver a mirar la pared como si fuera lo más interesante que mis ojos hubiesen visto en toda la noche. Pero luego la miré con el ceño fruncido. ¿Qué estaba haciendo? ¡¿Qué hacía hablando de eso estando yo allí?! Damon no dijo nada al respecto, pero Bonnie sí.

—Bonnie tiene razón, Anna, no puedes hablar de esas cosas delante de mí —Ahora ya sabía demasiado, lo suficiente para fastidiar los planes de mis seres queridos—. Será mejor que me vaya. De todos modos, estoy harto de escuchar los berrinches de Damon —mascullé y me dispuse a marcharme, sin mirar a nadie, porque eso lo haría más duro.