—Se ha quedado buena noche, ¿no? —Ya está, ya se le ha pasado todo sentimentalismo barato que Mikael pudo sentir anteriormente. El odio por sus hijos y la desconfianza siguen ahí; es un guerrero, el orgullo prevalece y es más importante que cualquier otra cosa.

Pero por suerte, no contra todos. Es un paso, ¿o no?

El híbrido que tiene a su lado le llama la atención. Se la llama porque sabe quién es. Ha oído hablar de él—. Jackson, ¿no? Mikael. —Es una conversación de lo más normal, en realidad. ¿Cuáles son las probabilidades de encontrarte al papá original del híbrido original en un bar del barrio francés? No muchas. Mikael da un trago más a su bebida—. Ponle algo fuerte al muchacho. Yo invito.

Está demasiado de buen humor... Demasiado. Y eso que la reunión con Oliver en el pasado fue... ciertamente nula.

—Verás Jackson, creo que tenemos ciertas cosas que tratar.

Jackson no presta demasiada atención al hombre de edad avanzada que le interpela, hasta que este realiza su presentación. «Jackson, ¿no? Mikael.» El híbrido entra en estado de tensión de forma inmediata, aunque se esfuerza por no demostrarlo.

Jackson nunca había conocido a Mikael hasta ahora. Sí había oído hablar de él; las leyendas cuentan que el Destructor hizo arder esta ciudad hasta sus cimientos varias décadas atrás, siendo el único hombre capaz de atemorizar a la criatura más peligrosa en esta tierra: Klaus Mikaelson. Sus salvajes historias son más que conocidas por los de su especie. Y gracias a Jay, Jackson quedó al corriente sobre que Mikael había vuelto, probablemente para comprobar que los rumores sobre la muerte de su hijo predilecto fueran ciertos.

Lo que desde luego jamás se habría imaginado, es que Mikael hubiera buscado un encuentro con él personalmente.

De suerte que el vampiro original se adelanta para pedir algo fuerte para Jackson, y aunque no le dice nada, el híbrido acepta la invitación. Lo va a necesitar.

—Me temo que te equivocas de persona con la que tratar.—Le responde entonces, con toda la tranquilidad de la que puede servirse, y habiendo llegado a una conclusión del porqué habría querido hablar precisamente con él—. Ya no soy el alfa de los Media Luna.—Sin embargo, tampoco tiene claro que sea una buena idea implicar a Alice, de modo que omite mencionarla directamente.

—Me ofendes si crees que no he hecho los deberes antes de venir a buscarte. —Se encoge de hombros dando un sorbo a su copa—. Ya lo sé. Mi hijo fue el que provocó la masacre. —Y, aunque los licántropos son una especie que también detesta profundamente, eso de que Niklaus haya matado a niños también pues no es algo que a Mikael le haga mucha gracia precisamente. No es un hombre de fiar, es verdad, pero tampoco es tan desconsiderado.

—Pero tienes presencia y poder, que es lo que me interesa. ¿O me equivoco? —La última noticia que tiene es que Jackson convive con otros tantos híbridos. Gracioso, porque por lo visto Hayley tiene algo que ver con él también. O tenía. Está desinformado de la prensa amarilla actualmente—. ¿Qué tal Hayley? ¿Y Hope?

Ahí, metiendo el dedo en la herida.

Mikael deja escapar una muy sutil carcajada, casi sarcástica y burlona, antes de pasar la lengua por sus labios para recoger el sabor a alcohol que ha quedado en ellos—. Me temo que tu amigo Oliver es una persona difícil de convencer ahora mismo.

Y por eso lo intenta con Jackson. Si él no accede, sacará su último as en la manga... Aunque puede que lo haga de todas maneras.

Denotando desconfianza, el híbrido alza la mirada hacia su interlocutor. De acuerdo: sabe quién es él, y sabe que no es el alfa de los Media Luna. Entonces, ¿por qué acudir precisamente a Jackson? Sea como fuere, se abstiene de evitar aquella reunión. Kenner es consciente de cuánto le debe tanto a Alice como a Oliver; lo menos que puede hacer por ambos es aliviarles parte de su pesada carga.

—No te equivocas.—Comenta con sencillez—. Aunque sigo encontrando... curioso que sea mi presencia y mi poder los que estás buscando.—Sea como fuere, prefiere dar margen a Mikael para que él mismo pueda explicarse, si bien su mención a las chicas le obliga a volver a entrar en tensión—. A salvo.—Como hija de Klaus, es probable que Hope esté en peligro. Su madre lucharía con uñas y dientes por protegerla.

Y Jackson también, por muy hija de Klaus que fuera.

—Vaya. Veo que ya has coincidido con el rey de la ciudad.—Comenta, arqueando una ceja. Quizá eso explique que haya acudido a él: porque ya ha tratado de acudir a Oliver antes—. Una elegante forma de decirlo, pero sí. Mi amigo Oliver está intratable en estos días... y me temo que así seguirá hasta que decida recuperar la humanidad.—La resignación en la voz del híbrido es evidente. Pareciera que ya hubiera desistido con Trudeau, y en parte, así es. A su juicio, si ni siquiera Evangeline ha conseguido devolverle la humanidad... ninguno de ellos lo conseguiría.

—Tú y tus... híbridos podéis concederme algo que me gustaría tener. Junto con los licántropos de Alice. Acudo a ti como tercera opción, Jackson, no te lo tengas tan creído. —Y si fuera por él sus cabezas estarían decorando la pared del salón de su casa. Habría sido una caza increíble, y nadie podría discutirle lo contrario.

Nunca nadie se atreve, o casi nadie, y el que lo hace no vive para contarlo. ¿No es excitante?

—Tu amigo Oliver puede ser un problema si no vuelve a su humanidad, y rápido. Como mínimo. —Esa parte puede que sí les convenga a los dos, o bueno, tal vez a todos—. Hay que pararle los pies antes de que haga una estupidez. A estas alturas, le da igual perderos de vista a ti, a Alice, a toda su manada y a quién sea.

E incluso a Evangeline se atrevería a decir.

—No te estoy poniendo en sobre aviso. Pero soy vuestra mejor baza contra lo que se os viene encima, y mi intuición me dice que tenéis muchos flancos abiertos.

Demasiados. ¿Los críos de ahora no saben manejar sus guerras o qué?

Tercera opción. Sí, por supuesto; lejos de ofenderse, aquello le resulta verosímil y más creíble que el hecho de que Mikael recurriera a él en un primer lugar. Las dos primeras opciones aparecen claras —Supongo entonces que ya has hablado con Alice.—Aunque el camino que toma aquella conversación se torna inesperado para Jackson: la mención a Oliver y su preocupante estado no es nada que esperase tratar con el Destructor.

—Agradezco la preocupación —si bien Jackson no duda ni por un sólo instante que no esté un ápice preocupado por ellos—, pero me temo que por el momento, no hay nada que podamos hacer. Su esposa y su manada son sus mayores vínculos afectivos, las personas por quienes más siente y padece; y ya lo han intentado todo. Oliver sigue negándose a regresar.—Y Jackson, sinceramente, no tiene claro por qué. Puede que la presunta pérdida de Evangeline le supusiera un dolor difícil de soportar; que fuese necesaria una crueldad al nivel de la de Klaus para acabar con él. Pero ahora tiene a Evangeline a su lado, y Klaus ya no es ninguna amenaza. ¿Entonces? ¿Qué sentido tiene seguir con la humanidad apagada?—. Claro que si tienes alguna idea, soy todo oídos.—Duda que Mikael cuente con el santo grial para resolver la situación, pero si tan convencido está de la necesidad de recuperar al verdadero Oliver Trudeau, como mínimo puede que tenga un plan.

O puede que no

—Tienes una buena intuición.—Reconoce con un asentimiento—. Pero tengo lo mismo que opinar que Alice sobre este tema.—Y si ya ha acudido a ella, la propia Alice se lo ha debido decir—. No dudo de que tus intenciones para con el resto de Mikaelsons sean compatibles con las nuestras, pero no podemos tener garantías contigo, Mikael. No con la fama que te precede.

—Llevo más de mil años en guerra, chico. Te sugiero que no me subestimes. —Él, Alice, Oliver. Todos ellos lo han hecho en algún punto. Está claro que de Mikael no hay que fiarse, pero tampoco hay que echar por tierra lo que sabe y su utilidad—. Os doy tiempo que no es poco en estas circunstancias.

El desastre que se les va a echar encima si continúan con ese orgullo y soberbia va a ser devastador a corto y a largo plazo. ¿Tan dispuestos están de echarlo todo a perder?

—Es muy fácil. Forzadle. Atadlo y obligarle a que sienta, así tenga que casi morirse en el proceso. —Se encoge de hombros. No le parece un mal plan—. Pero teniendo en cuenta lo que me dices, tenéis miedo. Estáis acojonados, os da miedo Oliver y ahora no sabéis cómo frenarle. Pues te diré una cosa: os va a llevar a la muerte, y eso es un hecho que, en el fondo, sabes.

Claro que lo sabe. Solo con verle los ojos cuando Mikael le dice algo tan obvio puede percibirse.

—Espero que, cuando estéis moribundos porque mis hijos os han arrancado la cabeza o sacado el corazón del pecho, no vengáis a buscarme. La oferta ya no está en pie. —Y ahora estáis más solos todavía.

Tendrá que hacer todo el trabajo sucio con sus hijos él solo, como antaño ha hecho.

«Es muy fácil. Forzadle.»

—Nosotros no somos así, Mikael.—No somos como tú. Pero aprieta ambos puños al comprender que tiene razón: de un modo u otro, le tienen miedo. Todos temen a Oliver, porque ha demostrado ser capaz de cruzar ciertas líneas que ninguno imaginó, Trudeau podría traspasar. Hiriendo a sus propios seres queridos; sometiendo a los suyos a su imperio de terror.... demostrando que, en ocasiones, o mueres como un héroe, o vives lo suficiente como para convertirte en un villano.

«La oferta ya no está en pie.»

El híbrido tensa la mandíbula mientras contempla a Mikael marcharse, sin estar del todo seguro si han hecho bien descartando aquella oportunidad. ¿Están en posición de rechazar a nuevos aliados, inclusive tan peligrosos como el Destructor...?

Sea como fuere, ya es tarde para echarse atrás.