—¿Mayores? —Apenas es un madurito de más de 1060 años, ¿y lo llama mayor? ¿Qué va a pasar cuando se encuentre con alguno de 2000 años? Mikael mira a Gideon de arriba a abajo, ciertamente asqueado—. Prefiero a una mujer con buenas curvas. Lo que la verdad, a ti te falta. —Curvas, experiencia... Y ser una mujer—. Si te vistes de mujer, tal vez me lo piense. —Igual así lo espanto.

Su felicidad ahora mismo es plena, aunque los comentarios con respecto a su edad se le hacen molestos y divertidos a la vez. Sobre todo lo primero. Pobres, que no saben lo que se les puede venir encima solo por respirar en su misma dirección—. Ni tampoco quiero. —Se lo dice a Melea—. Me valgo de algo más que de mi cara bonita para ser un vampiro. —¿De dónde han salido todos estos niños? Ugh. Retira lo dicho sobre lo de que le parecen divertidos. No, 100% molestos.

—Supones bien. Si no lo fuera tú no estarías aquí. —Mikael tiene buen oído, por supuesto, así que no duda en escuchar el comentario de parte de Yvette, además de captar su mirada.

Pero bueno, que se muere un Mikaelson y van a por el otro. ¿Es que quieren llevarlo a la tumba? No hombre no. No tan rápido. Mikael entonces toma otra copa de bourbon, y después otra. Se ha bebido dos en menos de cinco minutos si quiere aguantar a la manada adolescente que tiene alrededor, y después toma un cupcake de Grethel.

—Efectivamente, El Destructor. Es un placer conocerte, señorita. ¿Tu nombre...? —Se lo comenta a Lilith. Por fin alguien que parece ser le respeta. Comiendo del cupcake, rueda los ojos cuando escucha a Katherine. La que faltaba—. Por favor no me llames papá original... —Se le escapa un gruñido—. ¿Te crees que me hace gracia que lo intentaran? —No es como si Katherine no fuera una mujer atractiva. Lo es, y mucho. Pero sus hijos eran tan molestos...

—Voy a coger otro cupcake más.  

¿Se encuentra Mikael un dedo en su cupcake? —Y, tal cual, se lo come. Qué noche más larga.

» ACIERTO: sí, y pone el grito en el cielo. ay, el drama.
» FALLO: no, y va para dentro.

Una joven encantadora (Mia) fue quién disipó sus dudas sobre la celebración que allí estaba aconteciendo. — Es una bonita forma de celebrar un entierro. El mío no me importara que fuera así.  le comentó bastante interesado. Era un evento único, y por ello, tomaría nota para ofrecer tal vez alguna cosa por el estilo en su funeraria. Quizá, alguien se animara a celebrar los entierros con grandes fiestas y banquetes como si hacía antaño.

No dejaba de llegar más invitados a la fiesta, por lo que fuera como fuera no podía dudar de que aquello era un total éxito. Uno de ellos (Dexter), lanzó una aclaración del porqué de la fiesta. Aquel tal Klaus no parecía ser alguien muy querido, pero fuera como fuere, no sería él quién lo juzgara. — ¡Larga muerte el rey! — repitió antes de beberse de un solo trago aquel chupito gratuito.

Al poco tiempo, llegaron también cupcakes gratis los cuales una rubia (Grethel) dejó en la barra. Aquella noche se pondría las botas. — Con permiso, si me permiten —. El vampiro tomó uno de ellos antes de que una de las dos jóvenes que estaban encima los terminaran pisando con tanto jolgorio. Al morderlo le impresionó que pudiera sentir su sabor, aunque no era de extrañar si el sirope estaba hecho con sangre. — ¡Están deliciosos! —Le comentó tras finalizar con el primero. — Me tendrá que decir donde conseguir más, porque probablemente me haré con toda la tienda. — anunció mientras iba ya a por el segundo cupcake.

Uno de los invitados (Gideon) pasó su brazo alrededor de los hombros de Circe haciendo que, instintivamente, Lilith soltara un gruñido. Ok, quizás era un poco exagerado, pero la confianza que el otro tenía le ponía un poco… nerviosa. Aun así, procuró mantener la calma y pensar que solo se trataba de un amigo más de la vampiresa. Su atención se centra en Katherine a quien le sonríe ampliamente.

—No podía perderme semejante celebración—respondió con emoción—Además, vi morir a Klaus, es un recuerdo difícil de olvidar, pero que voy a atesorar el resto de mi vida, que va a ser muy larga—añadió. Oh sí, aquella imagen se repetía en su cabeza cada que Lilith quería sentirse bien. —Bueno, ahora que podemos ser libres, ¿Por qué no darnos un poco de gusto y tener una vida feliz?—preguntó, dándole un apretón a la mano de la vampiresa.

Cuando el Destructor se dirigió a ella, Lilith sonríe. —Lilith Saberhagen, es un placer, señor Mikaelson—porque a diferencia del resto – por lo que pudo apreciar – Lilith aprendió que Mikael era un vampiro poderoso. —Oh vamos—dijo Lilith—Tengan un poco de respeto por el Destructor, esta noche tenemos un gran honor—guiñó un ojo. Tomando el cupcake que le ofreció Kat, se giró hacia Circe.

—¿Qué dices amor? ¿Nos comemos uno?—preguntó, aunque prácticamente ya se lo estaba llevando a la boca. ¿Qué tendrían aquellos cupcakes que sabían tan bien? Se chupó los dedos. —Mis felicitaciones a la cocinera—dijo en voz alta.

¿Qué tiene el cupcake de Lilith?
0 – 25: Simplemente sangre. ¿Es de animal o de humano?
50: Está relleno de alcohol.
75-100: ¡La hora feliz! Está atiborrado de droga deliciosa.

Klaus Mikaelson ha muerto.

Era algo que aún no podía creerse. Después de mil años, aquel que había sembrado el terror sobre la faz de la tierra había sido asesinado por una de sus propias creaciones. Y con su muerte, su madre, Pearl, había sido vengada.  Y ahora... ¿Podría Anna por fin pasar página y empezar una nueva vida? Quizás era el momento de hacer sus maletas y marcharse a recorrer el mundo... Pero por el momento, dejaría esas cuestiones para más tarde y se centraría en aquella fiesta a la que había sido invitada por Katherine.

— Yo solo estoy aquí por los chupitos prometidos — comentó, apoyada en la barra del local. Tomó uno entre sus dedos y pa dentro —. Aquí algunos sobrepasamos el medio siglo de vida — le comentó a la chica de la barra que cuestionó la edad de Mikael (Yvette).

A decir verdad, que El Destructor estuviera en la fiesta le incomodaba un poco. Vamos, cualquier vampiro que hubiera escuchado historias sobre Mikael era consciente de que podía convertirse en un chupito de sangre si se encontraba durante mucho tiempo cerca de este.

— Vale, la hora de los cupcakes — se acercó hacia las bandejas, alguna de las cuales desprendían cierto olor a sangre y, al azar, tomó uno. Aunque justo en ese momento un chico (Patrick) preguntó si podía tomar uno —. Si claro, toma — respondió como si fuera la ella quien los hubiera hecho, ofreciéndole el que había tomado —. Que aproveche — ya tomaría ella otro.

¿Qué tipo de felicidad lleva el cupcake?
Acierto: María.
Fallo: Bourbon.

La bastet era ciertamente irreverente, no le importa quién se pudiera ofender con sus comentarios, no era su culpa que hubiera personas tuvieran la piel muy fina o que no les gustase escuchar verdades, si no les gustaba entonces tenían la opción de obviar sus comentarios sino les quedaba la opción más escogida por el público, sufrir por sus palabras.

-Vamos, hombre, no sea así-le dedicó al ser mayor que parecía haberse ofendido (Mikael)-disfrute de la fiesta y no envidie lo que ya no puede recuperar-mencionó aun hacia él tomando otro chupito con una sonrisa ladina en sus labios, ni que fuera su padre que bien podría serlo seguro-Sólo que por lo que veo hay quien se conserva mejor que otros-le respondió a la otra chica (Annabelle) aun con esa sonrisa perversa, no, Yvette no le temía a nada.

No mentiría, no confiaba en los cupcakes de la chica menos aun tras anunciar lo que llevaban por eso prefirió no tomar de estos y si se se veía en la necesidad de fingir entonces fingiría que se le había ido la mano con el alcohol lo cual le resultaría mucho más fácil llegado el punto si quería estar atenta a lo que se cocía a su alrededor-¡Brindemos por la liberación de la ciudad de las garras del tirano tras su muerte!-propuso a los que pudieran escucharla cerca de la barra mientras agarraba otro chupito levantándolo.

El ambiente parecía caldearse a cada momento, quizá fuera exceso de seguridad en sí mismo al ser bastante diestro a la hora de defenderse o puede que simplemente tras todo lo que estaba pasando necesitase una noche de desahogarse pasando de dramones innecesario, fuera como fuera lo cierto es que Pat estaba allí con la intención de pasárselo bien.

Al menos tenía en claro que todos estaban allí para lo mismo, para eso era esa fiesta, ojalá Alice hubiese acudido, sabía que tenía muchos asuntos que atender pero le vendría también el poder divertirse un rato sin preocuparse del futuro, apuntaría el convencerla para que saliera en alguna ocasión de fiesta con él, sí, Patrick podía ser muy convincente cuando se lo proponía.

Antes de que pudiera tomar uno una chica muy mona a su lado le ofreció el suyo y el segundo nombre de Pat era peligro... bueno, no en realidad era Antoine pero le gustaba más el otro, tenía más sonoridad-Oh, vale, me fío de ti, ¿eh?-mencionó el chico con una sonrisa en sus labios-Pero claro, si yo me fío de ti-comenzó mientras tomaba el cupcake que antes iba a tomar y se lo ofrecía a la contraria-entonces lo justo es que tú te fíes de mí, ¿no?-el cupcake esperando en su mano mientras el chico le dedicaba una sonrisa inocente de no haber roto nunca un plato-Soy Patrick pero me suelen llamar Pat-se presentó aun sonriente-¿A la de 3?-quiso confirmar, por su parte se comería el cupcake de un bocado tuviera lo que tuviera aunque quizá se arrepintiera de eso.

La vampiresa ingresó al local de la mano de su novia, observando con una amplia sonrisa cómo todos festejaban la mar de felices el fallecimiento de Klaus Mikaelson. Si le hubiesen preguntado unos años atrás, hubiese respondido que no le importaba en lo más mínimo lo que le pasase, pero ahora, después de conocer la historia de su morena preferida, anteriormente pelirroja, era la persona más feliz del planeta y deseaba que ese malnacido estuviese ardiendo en el infierno durante toda la eternidad. Le sonrió a Lilith —Me alegra verte feliz, y que digas eso, hubiese sido un dueo golpe para mi autoestima que me rechazases.— Bromeó, lo cierto era que nunca había tenido una relación seria propiamente dicha, por lo que la Hereje se podría considerar la única persona importante en la vida de Circe,  ahora más que su hermano se había marchado de nuevo.

Se acercaron a una mujer que identificó cómo Katherine Pierce, había oído muchas historias sobre ella, la verdad es que la consideraba digna de admiración, ella habría cometido alguna estupidez por la poca paciencia que poseía.—Encantada de conocerte por fin, soy Circe.— la saludó con la mano, no creía que estuviese muy lúcida cómo para estrecharle la mano. Otro hombre entró en escena, uno al que Lilith se dirigió, Circe no puedo evitar actuar cómo una fan ante la mención de Mikael el destructor.—Perdone si le molesto, pero soy una gran fan de todo el terror y respeto que inspira.— Comentó con una sonrisa.—Me gustaría algún día ser un cuarto de lo crack que es usted.— Y le palmeó el hombro de forma amigable. ¿Quizás se había pasado? No importaba, porque otra persona entró en escena, sólo que esta vez la mujer no actuó de forma animosa. Se deshizo del agarra de Gideon y le agarró la muñeca.—¿Por qué no me dices tú dónde está esa asquerosa y sucia rata? Tengo entendido que sois tal para cuál.— Siseó, claramente molesta ante la mención de su mellizo, cómo volviese a reclamar su atención esta vez sí que le arrancaría la cabeza de cuajo.

Lilith hizo mención sobre los cupcakes y la rubia accedió.—¿Qué es lo peor que puede pasar?.— Preguntó, alzando una ceja con diversión. Y tomó dos de la bandeja, una para ella y otra para su novia. Le dió un bocado sin siquiera inspeccionarla.—Pues está buena...— Comentó, acercándose a Lilith para susurrarle al oído.—Aunque no más que tú, amor.— Porque no se le había pasado por alto aquel gruñido cuándo Gideon le había pasado el brazo por encima.—Y estás tan sexy celosa....— Dijo, rozando sus labios por el lóbulo de su oreja para luego separarse, sonriéndole de forma ladina.—¿Vamos a por chupitos?.— Le guiñó un ojo, coqueta.

La contestación de Circe a la pregunta que le hizo fue tan mordaz que retiró el brazo que rodeaba los hombros de las chica y levantó ambas extremidades como señal de perdón. —Entiendo que tú tampoco sabes donde está. Que boca más sucia. Recuérdame que te la lave con agua y con jabón.

Una risa divertida se asomó de sus labios en cuanto escuchó hablar a Mikael y llevó inconscientemente su mano para palmear el hombro del viejo pero los adjetivos con los que le nombraron los demás presentes, hizo que vacilara con el gesto y dejase caer el brazo a medio camino.—No es como si nunca lo hubiese hecho, así que la próxima vez que nos encontremos ten por seguro que me verá lucir unos buenos tacones.—Guiñó el ojo antes de desviar la atención a alguien que sin duda se la había arrebatado.

Giró su cuerpo hacía la rubia vampiresa que acababa de llegar (Mel), centrándose totalmente en la recién llegada. —A quién le voy a dar una oportunidad, o las que sean necesarias, va a ser a ti. ¿Puedo saber tu nombre? -Cuestionó a la joven.

Y él, que tampoco podía quedarse atrás de los demás, también tomó la decisión de probar uno de esos cupcakes que habían traído a la fiesta. Cogió uno sin mirar en cual de las bandejas estaba, total, no había prestado atención a lo que había dicho la rubia; y le dio un mordisco mientras esperaba ansioso la respuesta a su pregunta.

Dados:
0-25%: Es sangre inofensiva.
50%: Sirope de Bourbon.
75-100%: Lleva maría.

Observó maravillada la buena acogida que habían tenido sus pequeñas creaciones y escuchó con atención los halagos que los invitados hacían al respecto. Y aunque no fuese una pitonisa, podía entrever que iba a ser una velada muy pero que muy divertida. Y había llegado su momento de ser famosa.

Al escuchar a uno (Zephyr) preguntando sobre donde podía obtener más bollitos, abrió su bolso con rapidez y sacó un taquito de tarjetas dónde venía impresa la información de su pequeña tienda. —¡Aquí! También hago encargos por si quieres otro tipo de ingredientes. —Le entregó una de las tarjetas y se metió en medio del grupo, yendo uno a uno repartiendo.

En el momento que cruzó con Katherine, se quedó unos segundos más de lo normal frente a ella, examinándola. —Que pelo más bonito tienes, me gustan tus ondas. ¿Cómo lo haces? ¿Con calor o son naturales? —Ella siempre había tenido el pelo liso y cuando intentaba peinarse, se solían bajar las ondas en cuestión de segundos. Que envidia. ¿Podría hacerse una peluca con su pelo? Sería divertido pero no podía comportarse así con sus próximos clientes, tendría que buscarse otra víctima.

Cuando terminó de repartir tarjetas a los presentes, decidió que ella también tenía que probar su propia creación y con gusto, le dio un mordisco a uno de los cupcakes que contenía maría. Estaba allí para divertirse.

La fiesta se animaba por momentos, no paraba de llegar gente a cada cual más peculiar. Ella desde un rincón miraba a todos y la situación en general, nunca se le había dado especialmente bien eso de las multitudes. Hizo una mueca cuando el chico (Zephyr) le respondió con aquello sobre su funeral y después sonrió dando un trago al chupito que acababan de colocarle delante.

Los cupcakes eran tentadores, bueno, unos más que otros, pero por el momento prefería no probarlos, no se arriesgaría a terminar liándola en un local hasta arriba de vampiros, apreciaba mucho su vida, aunque no podía evitar pensar en la fuente de magia tan potente que tenía en el local con todos esos seres sobrenaturales juntos.

Si te detenías a observar la situación podía distinguirse con facilidad, en algunos o algunas, que no eran humanos. Solo había que tomarse la molestia de ser observador, cosa que pocos hacían.

Pidió una copa al camarero y continuó desde su lado de la barra, apoyando los codos en esta, observando las situaciones que se iban dando con unos y otros y a juzgar por lo que veía, tenía la intuición de que se iba a liar y mucho aquella noche.