Recuerdo del primer mensaje :
Bird cage
12/06
03:00 AM
Nick Vause
Warning
Este tema contiene:
- Depresión.
- Desnudos parciales.
- Sexo explícito.
Bird cage
Dejé la colilla del cigarrillo en el cenicero y lo cerré.
Quedaba poco camino para llegar a mi hogar y de momento no me habían seguido, de todas formas había dado más vueltas sólo por si acaso y luego me metí a un callejón donde apagué las luces y el motor del auto. Me apoyé en silencio en el asiento, luego bajé del auto llevando la llave conmigo, la cual usé para abrir el maletero. Allí tenía un bolso con algo de ropa, así que tomé una camisa negra y un abrigo. Luego tomé un jeans y una camiseta con el logo de una banda y un suéter. Me fui con ellas hasta el asiento del copiloto y abrí la puerta.
Me incliné por encima del menor para sacarle el cinturón de seguridad y sobre lo que llevaba de pijama, le puse la camiseta y el abrigo, en cuanto al pantalón, no iba a poder ponérselo por encima del que llevaba, así que se lo dejé nada más. Cerré la puerta de nuevo y volví a mi asiento, tiré el pantalón al asiento trasero, donde antes había arrojado mi camisa manchada de sangre y me revisé un poco en el retrovisor para ver que no estuviese tan manchado, aunque iba a necesitar una ducha al llegar de todas formas.
Salí del callejón y me metí al estacionamiento subterráneo de mi edificio. Desde ahí sería todo más fácil, especialmente porque el conserje nocturno estaba bien sobornado para hacer vista gorda a lo que viera y borrar las grabaciones si hacía falta. Tras estacionarme, le hice una seña y la cámara se movió de la posición en la que estaba y apuntó hacía un punto en el que no nos verían llegar hasta el ascensor.
Abrí la puerta del copiloto nuevamente y pasé el brazo del menor por encima de mi hombro y lo llevé caminando hacía el ascensor, había cerrado ambas puertas antes de irnos y activado la alarma, aunque me importaba bien poco si robaban ese auto, yo mismo lo había hecho a una victima hace meses.
Entré al ascensor y marqué el piso cuatro, era uno que quedaba por la penúltima planta, un departamento que el resto de residentes evitaba, debido a los rumores de estar maldito, y que quienes vivían ahí acababan suicidándose. Por lo mismo me salía barato y no tenía vecinos.
Caminé por el pasillo oscuro de alfombra manchada y pestilente hasta mi puerta y abrí con la llave correspondiente. Llevé al joven hasta mi cama, donde le dejé descansar mientras yo volví a la puerta y cerraba con llave, luego me fui al baño.
Mi reflejo me devolvió la mirada, me veía mucho más saludable que cuando salí, era un aspecto agradable, ignorando las manchas que tenía aún por el cuello.
Quedaba poco camino para llegar a mi hogar y de momento no me habían seguido, de todas formas había dado más vueltas sólo por si acaso y luego me metí a un callejón donde apagué las luces y el motor del auto. Me apoyé en silencio en el asiento, luego bajé del auto llevando la llave conmigo, la cual usé para abrir el maletero. Allí tenía un bolso con algo de ropa, así que tomé una camisa negra y un abrigo. Luego tomé un jeans y una camiseta con el logo de una banda y un suéter. Me fui con ellas hasta el asiento del copiloto y abrí la puerta.
Me incliné por encima del menor para sacarle el cinturón de seguridad y sobre lo que llevaba de pijama, le puse la camiseta y el abrigo, en cuanto al pantalón, no iba a poder ponérselo por encima del que llevaba, así que se lo dejé nada más. Cerré la puerta de nuevo y volví a mi asiento, tiré el pantalón al asiento trasero, donde antes había arrojado mi camisa manchada de sangre y me revisé un poco en el retrovisor para ver que no estuviese tan manchado, aunque iba a necesitar una ducha al llegar de todas formas.
Salí del callejón y me metí al estacionamiento subterráneo de mi edificio. Desde ahí sería todo más fácil, especialmente porque el conserje nocturno estaba bien sobornado para hacer vista gorda a lo que viera y borrar las grabaciones si hacía falta. Tras estacionarme, le hice una seña y la cámara se movió de la posición en la que estaba y apuntó hacía un punto en el que no nos verían llegar hasta el ascensor.
Abrí la puerta del copiloto nuevamente y pasé el brazo del menor por encima de mi hombro y lo llevé caminando hacía el ascensor, había cerrado ambas puertas antes de irnos y activado la alarma, aunque me importaba bien poco si robaban ese auto, yo mismo lo había hecho a una victima hace meses.
Entré al ascensor y marqué el piso cuatro, era uno que quedaba por la penúltima planta, un departamento que el resto de residentes evitaba, debido a los rumores de estar maldito, y que quienes vivían ahí acababan suicidándose. Por lo mismo me salía barato y no tenía vecinos.
Caminé por el pasillo oscuro de alfombra manchada y pestilente hasta mi puerta y abrí con la llave correspondiente. Llevé al joven hasta mi cama, donde le dejé descansar mientras yo volví a la puerta y cerraba con llave, luego me fui al baño.
Mi reflejo me devolvió la mirada, me veía mucho más saludable que cuando salí, era un aspecto agradable, ignorando las manchas que tenía aún por el cuello.
12/06
03:00 AM
Nick Vause
Bird cage
De alguna manera, escuchar que bien podría haber sido forzado de no cooperar, me hizo sentir cierto alivio; no debía ser así, y, sin embargo, así fue. Por razones que no comprendía, la cruda realidad me hacía sentir mejor que la imagen mental que yo mismo creaba de la situación, en la que yo era cómplice de lo que pasaba, en la que yo decidía que sucedía y que no, cuando, en realidad, ya mayor parte estaba fuera de mi control, y lo que pasara, bueno o malo, iba a pasar, quisiese o no. Si el deseaba alimentarse, lo haría, si decidía matarme, lo haría, y si pretendía procurar mi bienestar, lo haría también. Por el momento, estaba encerrado en su casa, bajo sus condiciones, y por extraño que fuese, eso estaba bien para mí.
No respondí nada en el momento, solo observé su sonrisa y asimilé el resto cuando se levantó, sorprendido de que llegara a escuchar que el hombre ya venía, incluso cuando todavía no se escuchaban sus pasos en el pasillo. La lavadora ya había terminado, así que afiné un poco el oído para escuchar el ascensor. Nick se levantó con aquella pereza suya que comenzaba a ser costumbre, y abrió antes de que el señor tocara la puerta. Al hacerlo, entró, y lo observé cuando lo hizo, al igual que él mismo me miró después de repasar el lugar y dejar la pizza. El hombre de tez oscura me sonrió al instante, pero yo tardé unos minutos en hacerlo.
Nick le entregó algo en un termo de la nevera, algo que supuse que no era precisamente café, y que no preguntaría que era por el momento, preferiblemente para no abusar demasiado de la paciencia que el vampiro estaba teniendo conmigo, y mientras le explicaba la situación, yo mismo analicé su forma de ver las cosas, o al menos, la versión que le contaba.
No me moví del sofá hasta que el señor de mediana edad se acercó a darme la mano, y ni siquiera entonces llegué a levantarme como tal, solo deshice un poco la posición que mantenía, puse los pies en el suelo, y me incliné para estrecharle la mano. Apenas percibí el murmullo de Nick al final, casi como un gruñido, eso me sacó la esperada sonrisa. -Sé que no lo es… Y gracias, Gaspar. -Respondí al final, a sabiendas que subestimaba a mi captor y al posible asesino de mi madre. Realmente no esperaba ser cuidado, al igual que tampoco llegué a predecir que el cómplice de un vampiro fuera a parecer una persona tan honesta y amable, pero no me quejé al respecto, aunque cada vez que tratara de asimilar que mi situación no era precisamente favorable, el destino pareciera indicarme lo contrario.
Gaspar se fue, y de nuevo volví a quedarme a solas con Nick. Olisqueé el aire entonces, hasta el momento no había sentido el aroma de la pizza, así que me levanté para dar unos pasos hasta el mesón de la cocina y abrir la tapa para curiosearla. Nick no se había movido del sitio desde entonces, pero mi atención se vio desviada por lo que realmente tenía enfrente. -Pizza barbacoa… -Murmuré, con algo de ilusión incluso. Olisqueé de nuevo. -¡Y tiene beicon! -Exclamé, aunque mantenía el tono de voz bajo.
Tomé un trozo de papel de cocina de un rollo que había a medio gastar a forma de servilleta, y sirviéndome de eso para no mancharme, me senté para tomar uno de los trozos de pizza y comerlo sobre la caja como si fuera el propio plato. Suspiré conteniendo un sonidito de placer, esa cosa me sabía a gloria, mis padres no solían comprar pizza, y, de hecho, apenas la había comido un par de veces que conseguí convencerlos por mi cumpleaños.
Después de mi pequeño pico de felicidad, volví a recordar la conversación que estaba manteniendo con Nick. Lo miré desde mi posición a la suya durante un tiempo, y tragué antes de volver a abrir la boca para decir algo más. -Lo que dijiste antes… Supongo que tenías razón. -Le respondí, aunque fuera tarde. -Solo… Me cuesta acostumbrarme a esto, es todo. -Le dije, sin esperar que le importara demasiado. Volví a darle otro mordisco al trozo de pizza, y de nuevo sentí algo de alivio. -No te daré problemas.
No respondí nada en el momento, solo observé su sonrisa y asimilé el resto cuando se levantó, sorprendido de que llegara a escuchar que el hombre ya venía, incluso cuando todavía no se escuchaban sus pasos en el pasillo. La lavadora ya había terminado, así que afiné un poco el oído para escuchar el ascensor. Nick se levantó con aquella pereza suya que comenzaba a ser costumbre, y abrió antes de que el señor tocara la puerta. Al hacerlo, entró, y lo observé cuando lo hizo, al igual que él mismo me miró después de repasar el lugar y dejar la pizza. El hombre de tez oscura me sonrió al instante, pero yo tardé unos minutos en hacerlo.
Nick le entregó algo en un termo de la nevera, algo que supuse que no era precisamente café, y que no preguntaría que era por el momento, preferiblemente para no abusar demasiado de la paciencia que el vampiro estaba teniendo conmigo, y mientras le explicaba la situación, yo mismo analicé su forma de ver las cosas, o al menos, la versión que le contaba.
No me moví del sofá hasta que el señor de mediana edad se acercó a darme la mano, y ni siquiera entonces llegué a levantarme como tal, solo deshice un poco la posición que mantenía, puse los pies en el suelo, y me incliné para estrecharle la mano. Apenas percibí el murmullo de Nick al final, casi como un gruñido, eso me sacó la esperada sonrisa. -Sé que no lo es… Y gracias, Gaspar. -Respondí al final, a sabiendas que subestimaba a mi captor y al posible asesino de mi madre. Realmente no esperaba ser cuidado, al igual que tampoco llegué a predecir que el cómplice de un vampiro fuera a parecer una persona tan honesta y amable, pero no me quejé al respecto, aunque cada vez que tratara de asimilar que mi situación no era precisamente favorable, el destino pareciera indicarme lo contrario.
Gaspar se fue, y de nuevo volví a quedarme a solas con Nick. Olisqueé el aire entonces, hasta el momento no había sentido el aroma de la pizza, así que me levanté para dar unos pasos hasta el mesón de la cocina y abrir la tapa para curiosearla. Nick no se había movido del sitio desde entonces, pero mi atención se vio desviada por lo que realmente tenía enfrente. -Pizza barbacoa… -Murmuré, con algo de ilusión incluso. Olisqueé de nuevo. -¡Y tiene beicon! -Exclamé, aunque mantenía el tono de voz bajo.
Tomé un trozo de papel de cocina de un rollo que había a medio gastar a forma de servilleta, y sirviéndome de eso para no mancharme, me senté para tomar uno de los trozos de pizza y comerlo sobre la caja como si fuera el propio plato. Suspiré conteniendo un sonidito de placer, esa cosa me sabía a gloria, mis padres no solían comprar pizza, y, de hecho, apenas la había comido un par de veces que conseguí convencerlos por mi cumpleaños.
Después de mi pequeño pico de felicidad, volví a recordar la conversación que estaba manteniendo con Nick. Lo miré desde mi posición a la suya durante un tiempo, y tragué antes de volver a abrir la boca para decir algo más. -Lo que dijiste antes… Supongo que tenías razón. -Le respondí, aunque fuera tarde. -Solo… Me cuesta acostumbrarme a esto, es todo. -Le dije, sin esperar que le importara demasiado. Volví a darle otro mordisco al trozo de pizza, y de nuevo sentí algo de alivio. -No te daré problemas.
13/06
00:30 AM
Nick Vause
Bird cage
Desde la altura en la que vivía, las luces de los faroles de la calle se veían desde arriba y no es que se tratara de un edificio excesivamente alto, a fin de cuenta en Algiers no habían rascacielos como los que había en mi ciudad natal. Pero era lo suficientemente alto como para ver a la gente desde el ángulo de un ave rapaz. Con la sangre que había bebido la noche anterior, podía mantenerme perfectamente unos días, pero no debía dejar pasar tantos como la última vez, en los que la pereza me habían llevado hasta casi la momificación en ese departamento en el que nadie hubiese ido a buscarme. Eso me hizo estar consciente de lo solo que estaba, pero eso me gustaba el noventa porciento del tiempo, incluso si es que decidía abandonarme completamente estaba bien con eso. La idea de tener a alguien compartiendo mi espacio era peor que la soledad, pero tampoco era capaz de tirar a la calle al pobre muchacho. Me quise convencer a mi mismo que era por medios egoísta y no por compasión. Pero, la verdad, es que si no hubiese percibido en él esa urgencia por no ser devuelto a su padre, ya lo hubiese echado.
Me moví de mi posición estática cuando me dirigió la palabra, pero sólo para mirarlo de reojo y luego volver la vista a la calle, pese a que llevaba mucho sin prestarle atención a esta, ensimismado en mis pensamientos. Ni siquiera su alegría ante la sorpresa me había inmutado antes, sólo cuando se dirigió directamente a mi dejé de parecer una estatua puesta frente a la ventana.
—Eso espero.—añadí a lo último que dijo. Era lo último que quería, un problema más. Esperaba, por otro lado, que fuera su mismo padre quien se encargara de cubrir el asunto del incendio, que no era mi responsabilidad. Tampoco la muerte de su madre, aunque no le quise aclarar eso, que no había bebido hasta matarla. Que si había muerto, en el suelo lo había hecho por otros factores.
No podía evitar recordar de nuevo su rostro al abrir la puerta, su sonrisa que al recordarla casi me pareció de alivio ¿Sabría que llevaba su muerte conmigo? Recordaba como se estremeció de placer antes de quedar inconsciente y como todo hubiese parecido un acto de amor y compasión hasta que recibí el ataque de su esposo. Sacudí ese pensamiento de mi cabeza y me acerqué a Blanc. Le acaricié la nuca hasta cubrir con mis dedos la zona donde había clavado mis colmillos y que además de esas marcas, tenía varios chupones. Me incliné hacía él y con la mano le hice girar la cara en mi dirección. Lo besé, sin preocuparme si es que había terminado de tragar siquiera.
Lo giré del hombro y con una mano apreté hacía un lado la caja de pizza, sin tirarla del mesón, sólo para hacerle espacio. Lo levanté y senté sobre el mesón, sin dejar de besarlo en lo que hacía todo eso y me posicioné entre sus pierna, las cuales separé con mis caderas.
—¿Quieres evitarlo? Intenta rehusarte.—le susurré contra sus labios, dispuesto a demostrarle por la fuerza que aunque antes hubiese querido, no hubiese podido, pero además de eso, para cargar la culpa que sintió como propia. Yo podía ser su villano.
Me moví de mi posición estática cuando me dirigió la palabra, pero sólo para mirarlo de reojo y luego volver la vista a la calle, pese a que llevaba mucho sin prestarle atención a esta, ensimismado en mis pensamientos. Ni siquiera su alegría ante la sorpresa me había inmutado antes, sólo cuando se dirigió directamente a mi dejé de parecer una estatua puesta frente a la ventana.
—Eso espero.—añadí a lo último que dijo. Era lo último que quería, un problema más. Esperaba, por otro lado, que fuera su mismo padre quien se encargara de cubrir el asunto del incendio, que no era mi responsabilidad. Tampoco la muerte de su madre, aunque no le quise aclarar eso, que no había bebido hasta matarla. Que si había muerto, en el suelo lo había hecho por otros factores.
No podía evitar recordar de nuevo su rostro al abrir la puerta, su sonrisa que al recordarla casi me pareció de alivio ¿Sabría que llevaba su muerte conmigo? Recordaba como se estremeció de placer antes de quedar inconsciente y como todo hubiese parecido un acto de amor y compasión hasta que recibí el ataque de su esposo. Sacudí ese pensamiento de mi cabeza y me acerqué a Blanc. Le acaricié la nuca hasta cubrir con mis dedos la zona donde había clavado mis colmillos y que además de esas marcas, tenía varios chupones. Me incliné hacía él y con la mano le hice girar la cara en mi dirección. Lo besé, sin preocuparme si es que había terminado de tragar siquiera.
Lo giré del hombro y con una mano apreté hacía un lado la caja de pizza, sin tirarla del mesón, sólo para hacerle espacio. Lo levanté y senté sobre el mesón, sin dejar de besarlo en lo que hacía todo eso y me posicioné entre sus pierna, las cuales separé con mis caderas.
—¿Quieres evitarlo? Intenta rehusarte.—le susurré contra sus labios, dispuesto a demostrarle por la fuerza que aunque antes hubiese querido, no hubiese podido, pero además de eso, para cargar la culpa que sintió como propia. Yo podía ser su villano.
13/06
00:30 AM
Nick Vause
Bird cage
De un momento a otro, percibí a Nick de manera diferente al resto del tiempo, como si de repente, hubiera cambiado de idea, o decidiera comportarse de otra manera. Mientras que en el día anterior, o incluso hace un rato, lo había sentido como alguien paciente o incluso sin malas intenciones, en el momento de irse Gaspar fue como si él mismo se distanciara y tomara una posición más firme en su rol como “secuestrador”.
Decidí en el momento dejarlo en paz y mantener el silencio entre ambos mientras continuaba comiendo, porque eso, aunque disfrutara de la pizza, era parte del trato. No darle problemas significaba cumplir con mi acuerdo, no intentar escapar, alimentarme y hacer lo posible por no enfermar, aparte de no romper ninguna de las normas que había dictado antes, no solo a mí, sino también al portero. Si hacía eso, pensaba, viviría una estancia tranquila hasta saber que hacer, sin sorpresas, sin sobresaltos… Nick parecía demasiado vago para eso, como un gato viejo.
En parte, me equivocaba.
Suspiré de manera suave al notar sus manos acariciándome de nuevo al volver hacia mí, entrecerrando un poco los ojos mientras tragaba y paraba de comer por un momento. Sus dedos, el tacto que producían contra la piel, eran agradables, y con ello, volvió a asomar ligeramente parte de la vergüenza que había sentido antes. Le expresé con la mirada mi sentir en lo que se agachó y me hizo girar la cara, pensando, de nuevo, de manera ingenua, que solo quería mirarme nuevamente. Debía dejar de hacer eso si pretendía sobrevivir allí.
Mi boca se vio ocupada por la suya de manera tan repentina que me sobresalté, perdí parte del equilibrio sobre la silla y me apoyé contra la mesa. Apenas apoyé un pie en el suelo, para mantenerme mientras me giraba, pero en realidad, era la mano de Nick agarrando mi nuca la que verdaderamente me daba estabilidad.
Aquella era la primera vez que me besaban, y si lo pensaba, en mis diecisiete años como persona nunca había tenido la oportunidad de tener un noviazgo, o que me gustara alguien, por lo que ni siquiera había podido experimentar lo que se sentía al recibir un pico suave sobre los labios, y por lo mismo, era que el sabor y la sensación de la lengua de Nick invadiendo la cavidad de la boca mientras me reclamaba con la suya resultaba en parte abrumador, hasta el punto de no poder reaccionar en absoluto, mas que con vulnerabilidad, y de nuevo esa vocecita en la cabeza que me sugería dejarle continuar.
Nick apartó la pizza del espacio y me levantó con sus brazos para sentarme de nuevo en el mesón. Poco a poco intenté asimilar lo que estaba pasando, me retorcí un poco a ratos, y luego, al invadir el espacio entre mis piernas, volví a tener la sensación de querer dejarme llevar. Solo entonces nuestras bocas se separaron para que él pudiera hablar, y por algún motivo, todo cobró un poco más de sentido, aunque en parte me negaba a entenderlo.
Lo miré a los ojos, dándome unos segundos para decidir, y después de eso, a pesar de no estar seguro de querer evitarlo, acepté lo que proponía y traté de apartarlo; me retorcí de nuevo, intenté bajarme de la mesa y presioné mis manos contra sus hombros sin la verdadera intención de empujarlo con toda mi fuerza. Estaba sorprendido, confuso quizá, pero mi lenguaje corporal daba a entender que no tenía miedo, solo pretendía comprobar por mi mismo que allí una lucha en contra no tenía cabida, y que cualquier esfuerzo por cambiarlo, sería inservible. Incluso si eso llegaba a herirme, era mayor la urgencia por sentirme mejor.
Decidí en el momento dejarlo en paz y mantener el silencio entre ambos mientras continuaba comiendo, porque eso, aunque disfrutara de la pizza, era parte del trato. No darle problemas significaba cumplir con mi acuerdo, no intentar escapar, alimentarme y hacer lo posible por no enfermar, aparte de no romper ninguna de las normas que había dictado antes, no solo a mí, sino también al portero. Si hacía eso, pensaba, viviría una estancia tranquila hasta saber que hacer, sin sorpresas, sin sobresaltos… Nick parecía demasiado vago para eso, como un gato viejo.
En parte, me equivocaba.
Suspiré de manera suave al notar sus manos acariciándome de nuevo al volver hacia mí, entrecerrando un poco los ojos mientras tragaba y paraba de comer por un momento. Sus dedos, el tacto que producían contra la piel, eran agradables, y con ello, volvió a asomar ligeramente parte de la vergüenza que había sentido antes. Le expresé con la mirada mi sentir en lo que se agachó y me hizo girar la cara, pensando, de nuevo, de manera ingenua, que solo quería mirarme nuevamente. Debía dejar de hacer eso si pretendía sobrevivir allí.
Mi boca se vio ocupada por la suya de manera tan repentina que me sobresalté, perdí parte del equilibrio sobre la silla y me apoyé contra la mesa. Apenas apoyé un pie en el suelo, para mantenerme mientras me giraba, pero en realidad, era la mano de Nick agarrando mi nuca la que verdaderamente me daba estabilidad.
Aquella era la primera vez que me besaban, y si lo pensaba, en mis diecisiete años como persona nunca había tenido la oportunidad de tener un noviazgo, o que me gustara alguien, por lo que ni siquiera había podido experimentar lo que se sentía al recibir un pico suave sobre los labios, y por lo mismo, era que el sabor y la sensación de la lengua de Nick invadiendo la cavidad de la boca mientras me reclamaba con la suya resultaba en parte abrumador, hasta el punto de no poder reaccionar en absoluto, mas que con vulnerabilidad, y de nuevo esa vocecita en la cabeza que me sugería dejarle continuar.
Nick apartó la pizza del espacio y me levantó con sus brazos para sentarme de nuevo en el mesón. Poco a poco intenté asimilar lo que estaba pasando, me retorcí un poco a ratos, y luego, al invadir el espacio entre mis piernas, volví a tener la sensación de querer dejarme llevar. Solo entonces nuestras bocas se separaron para que él pudiera hablar, y por algún motivo, todo cobró un poco más de sentido, aunque en parte me negaba a entenderlo.
Lo miré a los ojos, dándome unos segundos para decidir, y después de eso, a pesar de no estar seguro de querer evitarlo, acepté lo que proponía y traté de apartarlo; me retorcí de nuevo, intenté bajarme de la mesa y presioné mis manos contra sus hombros sin la verdadera intención de empujarlo con toda mi fuerza. Estaba sorprendido, confuso quizá, pero mi lenguaje corporal daba a entender que no tenía miedo, solo pretendía comprobar por mi mismo que allí una lucha en contra no tenía cabida, y que cualquier esfuerzo por cambiarlo, sería inservible. Incluso si eso llegaba a herirme, era mayor la urgencia por sentirme mejor.
13/06
00:30 AM
Nick Vause
Bird cage
La forma en que me miró antes de tomar sus labios me había encantado, una especie de suplica silencia por mantener la pureza que estaba a pasos de corromper y él lo sabía. Le había mirado como un depredador y él me había vuelto la mirada de una presa. Completamente indefenso.
Sus labios se sintieron increíblemente suaves, carnosos, que incitaban a ser mordidos. Aunque quedaba en ellos el sabor de la pizza, no me molestó sentirlo. Me hice cabida en su boca separándola con mis labios, metiendo mi lengua en ella hasta encontrarme con la suya y mientras iba acomodando las cosas, creando el escenario para nosotros, no dejé de besarlo, entregado con ojos cerrados al placer.
Provocarlo fue sólo parte de un juego que me siguió, sonreí de medio lado cuando intentó apartarme y le agarré de la muñeca, firme y se la eché hacía atrás. Empujé mi pelvis hacía adelante, encerrándolo entre mi cuerpo y el mueble, para que no se pudiera bajar cuando hizo el intento.
—¿Ves? No hubieses sido capaz, ni anoche, ni ahora y no estoy haciendo nada de fuerza.—le aseguré, lo cual era cierto, porque había notado que ni él mismo le puso muchas fuerzas a su burdo intento de escape. Volví a acercarme a sus labios, pero antes de tomarlos, me detuve para ver si estaba ansioso por continuar, si es que estaba dispuesto. Sonreí contra sus labios por la jugarreta y luego tomé su labio inferior con los dientes, lo succioné suave antes de volver a besarlo.—¿Te vas a rehusar de verdad? Antes, ni lo intentaste...—le dije, para que tuviera claro que me di cuenta.
Sus labios se sintieron increíblemente suaves, carnosos, que incitaban a ser mordidos. Aunque quedaba en ellos el sabor de la pizza, no me molestó sentirlo. Me hice cabida en su boca separándola con mis labios, metiendo mi lengua en ella hasta encontrarme con la suya y mientras iba acomodando las cosas, creando el escenario para nosotros, no dejé de besarlo, entregado con ojos cerrados al placer.
Provocarlo fue sólo parte de un juego que me siguió, sonreí de medio lado cuando intentó apartarme y le agarré de la muñeca, firme y se la eché hacía atrás. Empujé mi pelvis hacía adelante, encerrándolo entre mi cuerpo y el mueble, para que no se pudiera bajar cuando hizo el intento.
—¿Ves? No hubieses sido capaz, ni anoche, ni ahora y no estoy haciendo nada de fuerza.—le aseguré, lo cual era cierto, porque había notado que ni él mismo le puso muchas fuerzas a su burdo intento de escape. Volví a acercarme a sus labios, pero antes de tomarlos, me detuve para ver si estaba ansioso por continuar, si es que estaba dispuesto. Sonreí contra sus labios por la jugarreta y luego tomé su labio inferior con los dientes, lo succioné suave antes de volver a besarlo.—¿Te vas a rehusar de verdad? Antes, ni lo intentaste...—le dije, para que tuviera claro que me di cuenta.
13/06
00:30 AM
Nick Vause
Bird cage
Contuve la respiración cuando, de inmediato, su mano rodeó la mía para hacerla retroceder, todo mientras su pelvis se enterraba en el hueco para terminar de acorralarme entre su cuerpo y la mesa sobre la que estaba sentado. Había caído en su provocación, y lo peor, es que le había dado el gusto de hacerlo.
Su sonrisa lo confirmaba, y a eso, además le siguieron sus palabras. Para él, eso no era más que parte de un juego, uno que no se tomaba en serio, por que se podía permitir hacerlo, y eso, en cierto modo, me hizo sentir algo mejor. La sensación de impotencia crecía, claro, al igual que lo hizo el deseo cuando se acercó hasta casi besarme, solo para detenerse al final, como una burla. Casi alcé los labios con la intención de facilitarle el trabajo, y con la mirada aflijida, le hice saber que me sentí engañado, hasta que sus dientes se adelantaron para apoderarse del labio inferior para morderlo sin dañarlo, y acto seguido, succionarlo un poco. Sentí de nuevo la tentación de entregarme, hacer caso a la fuerza que me arrastraba hasta su boca, y así lo hice, con los ojos cerrados, hasta que volvió a hablar. Sus palabras me sacaron los colores al punto de que mi pálida piel recuperó el rosado en las mejillas.
Nick lo sabía, se había dado cuenta de que ni siquiera me había esforzado realmente por empujarlo, a pesar de querer sentir que de verdad no tenía nada que hacer contra él, y me lo estaba haciendo saber por esa sonrisa que mostró momentos antes de tomarme de nuevo. Apreté los puños al sentir que no me estaba tomando en serio, haciéndome ver lo dispuesto que estaba en realidad, engañándome y matándome de la vergüenza. Se me pasó por la cabeza enfrentarlo de verdad, hacer un esfuerzo real, a ver que pasaba, pero antes de eso, llené mis pulmones del mismo aire que él exhalaba, ese que me veía forzado a compartir entre cada beso. -¿Quieres que lo haga? -Le respondí, tratando de ser más serio. Me temblaba algo la voz. -Porque puedo hacerlo. -Afirmé, aumentando el ritmo de mis respiraciones al enfrentarlo. Mirarlo a los ojos lo hacía todo más difícil, era como si, por primera vez, le hablara realmente a la criatura que se alimentó de mi madre, y que, durante todo el tiempo, había tratado la situación como solo eso, “un problema con su alimentado”. Terminé por ponerle la mano libre en el hombro, firme, y contuve el impulso de imponerme hasta obtener una reacción por su parte.
Su sonrisa lo confirmaba, y a eso, además le siguieron sus palabras. Para él, eso no era más que parte de un juego, uno que no se tomaba en serio, por que se podía permitir hacerlo, y eso, en cierto modo, me hizo sentir algo mejor. La sensación de impotencia crecía, claro, al igual que lo hizo el deseo cuando se acercó hasta casi besarme, solo para detenerse al final, como una burla. Casi alcé los labios con la intención de facilitarle el trabajo, y con la mirada aflijida, le hice saber que me sentí engañado, hasta que sus dientes se adelantaron para apoderarse del labio inferior para morderlo sin dañarlo, y acto seguido, succionarlo un poco. Sentí de nuevo la tentación de entregarme, hacer caso a la fuerza que me arrastraba hasta su boca, y así lo hice, con los ojos cerrados, hasta que volvió a hablar. Sus palabras me sacaron los colores al punto de que mi pálida piel recuperó el rosado en las mejillas.
Nick lo sabía, se había dado cuenta de que ni siquiera me había esforzado realmente por empujarlo, a pesar de querer sentir que de verdad no tenía nada que hacer contra él, y me lo estaba haciendo saber por esa sonrisa que mostró momentos antes de tomarme de nuevo. Apreté los puños al sentir que no me estaba tomando en serio, haciéndome ver lo dispuesto que estaba en realidad, engañándome y matándome de la vergüenza. Se me pasó por la cabeza enfrentarlo de verdad, hacer un esfuerzo real, a ver que pasaba, pero antes de eso, llené mis pulmones del mismo aire que él exhalaba, ese que me veía forzado a compartir entre cada beso. -¿Quieres que lo haga? -Le respondí, tratando de ser más serio. Me temblaba algo la voz. -Porque puedo hacerlo. -Afirmé, aumentando el ritmo de mis respiraciones al enfrentarlo. Mirarlo a los ojos lo hacía todo más difícil, era como si, por primera vez, le hablara realmente a la criatura que se alimentó de mi madre, y que, durante todo el tiempo, había tratado la situación como solo eso, “un problema con su alimentado”. Terminé por ponerle la mano libre en el hombro, firme, y contuve el impulso de imponerme hasta obtener una reacción por su parte.
13/06
00:30 AM
Nick Vause
Bird cage
Disfruté la forma en que se le cortó el aliento al demostrarle que lo podía doblegar fácilmente, lo que me motivó a seguir jugando con él. Ver hasta que punto llegaba la inocencia para abrir paso al instinto.
Tomar sus labios, finalmente, me empezó a provocar el deseo, uno casi depredador. Una mezcla de hambre y ardor en las entrañas.
—Quiero verte intentarlo.—le respondí desafiante, seguro de que lo podría doblegar fácilmente, no tenía ni siquiera que ser vampiro para saber eso, si fuese un humano aún, tambien podría hacerlo. Él era una criatura menuda, delgado y pequeño, sin músculos marcados y dudaba que fuese rápido para correr. Su única posibilidad sería esconderse, pero ya me había grabado su aroma y podría encontrarlo a través de éste.
Cuando me puso la mano en el hombro, la miré y luego, alzando una ceja le devolví la mirada, clavándola en sus ojos. Alcé ambas cejas en una muda pregunta de si acaso, eso era todo. Contuve una leve sonrisa y volví a relajar el gesto, serio de nuevo y le tomé de esa muñeca, con la izquierda y me separé un poco de él, para jalar de su mano, en un movimiento rápido que lo forcé a girarse, llevándole la mano hasta la espalda, en una llave de agarre. Lo dejé mirando hacía el mesón y conmigo a su espalda; con la otra mano, le agarré de la cadera y la jalé hacía mi, para que pegara su trasero contra mi cuerpo y aproveché de agacharme un poco para solventar la diferencia de tamaño y frotar mis partes contra su trasero. Me moví impulsando mi pelvis como si le estuviese penetrando, con la única barrera que me lo impedía hacerlo de por medio, la ropa. Pero, aún a través de esta podría ser capaz de notar lo duro que estaba. Como mi cuerpo había reaccionando al estimulante juego. A aquellas ganas de poseerlo por la fuerza.
Tomar sus labios, finalmente, me empezó a provocar el deseo, uno casi depredador. Una mezcla de hambre y ardor en las entrañas.
—Quiero verte intentarlo.—le respondí desafiante, seguro de que lo podría doblegar fácilmente, no tenía ni siquiera que ser vampiro para saber eso, si fuese un humano aún, tambien podría hacerlo. Él era una criatura menuda, delgado y pequeño, sin músculos marcados y dudaba que fuese rápido para correr. Su única posibilidad sería esconderse, pero ya me había grabado su aroma y podría encontrarlo a través de éste.
Cuando me puso la mano en el hombro, la miré y luego, alzando una ceja le devolví la mirada, clavándola en sus ojos. Alcé ambas cejas en una muda pregunta de si acaso, eso era todo. Contuve una leve sonrisa y volví a relajar el gesto, serio de nuevo y le tomé de esa muñeca, con la izquierda y me separé un poco de él, para jalar de su mano, en un movimiento rápido que lo forcé a girarse, llevándole la mano hasta la espalda, en una llave de agarre. Lo dejé mirando hacía el mesón y conmigo a su espalda; con la otra mano, le agarré de la cadera y la jalé hacía mi, para que pegara su trasero contra mi cuerpo y aproveché de agacharme un poco para solventar la diferencia de tamaño y frotar mis partes contra su trasero. Me moví impulsando mi pelvis como si le estuviese penetrando, con la única barrera que me lo impedía hacerlo de por medio, la ropa. Pero, aún a través de esta podría ser capaz de notar lo duro que estaba. Como mi cuerpo había reaccionando al estimulante juego. A aquellas ganas de poseerlo por la fuerza.
13/06
00:30 AM
Nick Vause
Bird cage
Respiré de forma lenta al escucharlo decir que quería verme intentarlo, tratando de contener ese pequeño temblor que nacía de forma natural al intentar sobreponerme a su presencia. Nick me desafiaba, me retaba a rehusarme para zafarme de la situación en la que estaba metido, de mi posición entre su cuerpo y la mesa, y eso, en cierto modo, me provocaba una mezcla entre impotencia y rabia, sobretodo al ver que por muy en serio que yo pudiera tomármelo, para él solo iba a ser una fase más de su juego para demostrar quien tenía el poder allí.
Apreté la mano en su hombro, preparándome para que cualquier esfuerzo que hiciera fuera anulado al instante o poco después, pero, lo que no esperaba, es que ni siquiera me diera tiempo a mentalizarme o empezar el forcejeo. Bastó con una mirada suya para que quedara paralizado en aquel desdén que emanaba y me hacía sentir pequeño, y antes de lo que pude darme cuenta, emití un quejido al sentirme forzado a girarme y acabar con el cuerpo dado de vuelta y pegado contra la superficie de la mesa.
Me revolví un poco, esperando que aquello fuera otra simple provocación, pero me di cuenta de que me estaba reteniendo de verdad. -¡No me has dado tiempo, me estaba preparando! -Reclamé, moviendo la mano, tratando de liberarla, y arrastrando el cuerpo para ganar algo de espacio. -Quiero… quiero una segunda oportunidad. -Exigí, a pesar de saber que no la tendría, pues si lo pensaba, realmente aquella segunda oportunidad era la que acababa de ser desperdiciada.
Sentí como me arrastraba, agachaba su cuerpo para compensar la diferencia de estatura, y por primera vez, pude notar de manera explícita el tamaño de su sexo a través de la ropa, retenido por la tela de sus pantalones, que lo contenían como algo que luchaba por ser liberado ahora que estaba despierto. Quedé inmóvil por un instante, sintiendo una estocada, luego otra, como el aviso de algo que estaba por venir y solo llamaba a la puerta por educación antes de derribarla. Tragué saliva en un escalofrío con la sensación de su mirada fría e impasible en la nuca, y cuando tuve fuerzas suficientes para asimilar sus movimientos, volví a retorcerme en su contra, luchando contra sus instintos, contra los míos también en parte, y quejándome por los esfuerzos. En uno de los forcejeos atiné a contraer la pierna un poco y patearlo un par de veces con todas mis fuerzas, primero en las piernas, luego cerca de la cadera. Me mordí el labio de pensar que quizá le estaba dando lo que quería, o peor, que eso era lo que quería en el fondo yo también.
Apreté la mano en su hombro, preparándome para que cualquier esfuerzo que hiciera fuera anulado al instante o poco después, pero, lo que no esperaba, es que ni siquiera me diera tiempo a mentalizarme o empezar el forcejeo. Bastó con una mirada suya para que quedara paralizado en aquel desdén que emanaba y me hacía sentir pequeño, y antes de lo que pude darme cuenta, emití un quejido al sentirme forzado a girarme y acabar con el cuerpo dado de vuelta y pegado contra la superficie de la mesa.
Me revolví un poco, esperando que aquello fuera otra simple provocación, pero me di cuenta de que me estaba reteniendo de verdad. -¡No me has dado tiempo, me estaba preparando! -Reclamé, moviendo la mano, tratando de liberarla, y arrastrando el cuerpo para ganar algo de espacio. -Quiero… quiero una segunda oportunidad. -Exigí, a pesar de saber que no la tendría, pues si lo pensaba, realmente aquella segunda oportunidad era la que acababa de ser desperdiciada.
Sentí como me arrastraba, agachaba su cuerpo para compensar la diferencia de estatura, y por primera vez, pude notar de manera explícita el tamaño de su sexo a través de la ropa, retenido por la tela de sus pantalones, que lo contenían como algo que luchaba por ser liberado ahora que estaba despierto. Quedé inmóvil por un instante, sintiendo una estocada, luego otra, como el aviso de algo que estaba por venir y solo llamaba a la puerta por educación antes de derribarla. Tragué saliva en un escalofrío con la sensación de su mirada fría e impasible en la nuca, y cuando tuve fuerzas suficientes para asimilar sus movimientos, volví a retorcerme en su contra, luchando contra sus instintos, contra los míos también en parte, y quejándome por los esfuerzos. En uno de los forcejeos atiné a contraer la pierna un poco y patearlo un par de veces con todas mis fuerzas, primero en las piernas, luego cerca de la cadera. Me mordí el labio de pensar que quizá le estaba dando lo que quería, o peor, que eso era lo que quería en el fondo yo también.
13/06
00:30 AM
Nick Vause
Bird cage
—La vida no da tiempo.—le dije en respuesta a sus alegaciones. Podría haberle recordado su noche anterior incluso, para confirmarle que nada en un ataque le daría tiempo suficiente para responder. Además, yo sabia lo que era estar en su lugar, forzado, impotente y vulnerable, pero ahora yo tenía el poder. Ya no había vulnerabilidad para mi.—Esa era tu segunda oportunidad. Si quieres una tercera, vas a tener que rogar por ella.
Por un momento, lo sentí dócil, acorralado y sabiendo lo que estaba sintiendo y por un momento, al escuchar su respiración, pensé que se rendiría, pero entonces, empezó a forcejear y pegarme.
—¡Auch!— me quejé y me reí en serio esta vez, alto sin poder contener lo divertido que estaba. Le solté la muñeca para meter los dedos por el cabello desde la nuca a la parte trasera de su cabellera, entonces aferré mis dedos y agarré firme su cabello, posteriormente, forcé el agarre para hacerlo levantar la cabeza, arqueándole tanto el cuello como la espalda. Me acerqué a su cuello y le pasé la lengua hasta su lóbulo y el borde de la oreja, pasé la lengua lento creando cierta calma hasta que la interrumpí yo mismo con una nueva estocada.
Por un momento, lo sentí dócil, acorralado y sabiendo lo que estaba sintiendo y por un momento, al escuchar su respiración, pensé que se rendiría, pero entonces, empezó a forcejear y pegarme.
—¡Auch!— me quejé y me reí en serio esta vez, alto sin poder contener lo divertido que estaba. Le solté la muñeca para meter los dedos por el cabello desde la nuca a la parte trasera de su cabellera, entonces aferré mis dedos y agarré firme su cabello, posteriormente, forcé el agarre para hacerlo levantar la cabeza, arqueándole tanto el cuello como la espalda. Me acerqué a su cuello y le pasé la lengua hasta su lóbulo y el borde de la oreja, pasé la lengua lento creando cierta calma hasta que la interrumpí yo mismo con una nueva estocada.
13/06
00:30 AM
Nick Vause
Bird cage
Al fin, por primera vez, sentí realmente el peso de la realidad, de la suya, la mía, la de ambos, aplastándome y oprimiéndome el pecho. Aquel no era un juego justo, él tenía las de ganar, y las oportunidades que tenía solo eran para reafirmarlo, pero eso yo ya lo sabía. Dejé que me empapara un poco el miedo y la impotencia, sentir algo de temor en ese momento no era malo, de hecho, era lo que había estado buscando desde que me sacaron de casa. Había encontrado cierto deseo por preservar la vida.
Pero el alivio duró poco, fue efímero y corto; en cuanto le golpeé con mis piernas, se rio más fuerte que nunca, divertido por su propio juego, complacido, como si las patadas le hubieran pillado por sorpresa. Sentí mi muñeca libre por un instante, pensando que todo había acabado, solo para volver a sentir la opresión en los cabellos de mi nuca. Sus dedos se enredaban y me agarraban del pelo, fuerte, y la sensación de su mano forzando mi postura hubiera resultado incluso placentera de no ser porque el tirón dolía más de lo que cabía esperar en un primer momento.
Me quejé un poco, emitiendo un gemido escueto y flojo, y exhalé con mi aliento el aire que contenían mis pulmones al percibir su lengua recorriendo lo largo de mi cuello. Dejé de resistirme, cerré los ojos incluso, estaba dispuesto a que eso terminara, que me mordiera al igual que el día anterior, a mi cuerpo había vuelto la calma, y esperaría paciente a que la debilidad de la falta de sangre me dejara inconsciente. Entonces volvió, otra estocada, y me volví a quejar, apretando los parpados.
-No me puedo mover. -Le dije, como acto de rendición, incluso teniendo mis brazos libres. Respiré de manera entrecortada y abrí los ojos buscando los suyos. -Tú ganas, es lo que querías ¿No? -O lo que queríamos ambos, pero eso estaba intrínseco, como algo que no merecía la pena decirse. Después de todo, al fin lo entendía todo. Él tenía razón.
Pero el alivio duró poco, fue efímero y corto; en cuanto le golpeé con mis piernas, se rio más fuerte que nunca, divertido por su propio juego, complacido, como si las patadas le hubieran pillado por sorpresa. Sentí mi muñeca libre por un instante, pensando que todo había acabado, solo para volver a sentir la opresión en los cabellos de mi nuca. Sus dedos se enredaban y me agarraban del pelo, fuerte, y la sensación de su mano forzando mi postura hubiera resultado incluso placentera de no ser porque el tirón dolía más de lo que cabía esperar en un primer momento.
Me quejé un poco, emitiendo un gemido escueto y flojo, y exhalé con mi aliento el aire que contenían mis pulmones al percibir su lengua recorriendo lo largo de mi cuello. Dejé de resistirme, cerré los ojos incluso, estaba dispuesto a que eso terminara, que me mordiera al igual que el día anterior, a mi cuerpo había vuelto la calma, y esperaría paciente a que la debilidad de la falta de sangre me dejara inconsciente. Entonces volvió, otra estocada, y me volví a quejar, apretando los parpados.
-No me puedo mover. -Le dije, como acto de rendición, incluso teniendo mis brazos libres. Respiré de manera entrecortada y abrí los ojos buscando los suyos. -Tú ganas, es lo que querías ¿No? -O lo que queríamos ambos, pero eso estaba intrínseco, como algo que no merecía la pena decirse. Después de todo, al fin lo entendía todo. Él tenía razón.
13/06
00:30 AM
Nick Vause
Bird cage
—¿Te rindes tan fácil?—le pregunté cuando me dijo que yo ganaba. Sentía que no había sido suficiente para mi y en parte sentí que para él tampoco, pero prefería seguir engañándose a si mismo y fingir que no le gustaba todo aquello, cuando le había sentido entregarse hace unos segundos, completamente sumiso y dispuesto, de no ser porque yo mismo lo saqué de ese trance.
Le besé el cuello y deslicé mi mano desde su cadera hasta su vientre, por debajo de las prendas para tocar directamente sobre su piel, subiéndola hacía el pecho hasta buscar uno de sus pezones, el cual acaricié con los dedos. Me moví besando desde su cuello, hasta su mandíbula y sus labios entreabiertos por la postura que mantenía forzada. Le pasé la lengua por la abertura entre sus labios y cara interna de estos antes de ocupar el espacio con mi lengua y sellarla con mis propios labios en un beso hambriento. Seguí moviéndome detrás suyo, más suave, pero más constante mientras seguía con mi mano jugueteando con su pezón y apoderándome de sus labios y aliento.
Le besé el cuello y deslicé mi mano desde su cadera hasta su vientre, por debajo de las prendas para tocar directamente sobre su piel, subiéndola hacía el pecho hasta buscar uno de sus pezones, el cual acaricié con los dedos. Me moví besando desde su cuello, hasta su mandíbula y sus labios entreabiertos por la postura que mantenía forzada. Le pasé la lengua por la abertura entre sus labios y cara interna de estos antes de ocupar el espacio con mi lengua y sellarla con mis propios labios en un beso hambriento. Seguí moviéndome detrás suyo, más suave, pero más constante mientras seguía con mi mano jugueteando con su pezón y apoderándome de sus labios y aliento.
13/06
00:30 AM
Nick Vause
Bird cage
Al escuchar su voz, me arrepentí ligeramente de sentirlo, bajo mi percepción, decepcionado. Él había creado todo ese escenario, y yo me había rendido apenas al tercer intento, intentando buscar el final del sentimiento de culpa que me abordaba, pero sin llegar a aceptar en cierto modo que incluso con eso, no había nada de malo en querer seguir.
Suspiré con cierto alivio al sentir que seguía, reanudando el contacto con unos besos suaves que iban escalando, mientras que su otra mano, pasaba de mi cadera para deslizarse hasta mi vientre, donde me contraje suavemente en un espasmo al tacto que me hacía vulnerable bajo sus dedos. Mi cuerpo continuaba igual, en la misma postura incómoda, pero eso ya no me molestaba, porque una vez relajaba todos los músculos, el esfuerzo por mantenerme dejaba de doler al ser sostenido por los dedos en mi cabello.
Disfruté de la humedad de su lengua lamiendo y jugando con mis labios entreabiertos, buscando incluso cerrarlos un poco para sentirla, explorando a su gusto y sin prisas, pero el acto no hizo falta porque al final, el vampiro terminó por ocuparla igual que antes de manera algo más gentil, pero aún ansioso. De nuevo sentí que lo gozaba, me regocijé entregándole todo lo que pedía, hasta el último centímetro de mi boca, la última pizca de oxigeno, mis labios; solo me dejé devorar mientras sus yemas jugaban con mis pezones y me producían esa sensación que me obligaba a respirar hondo de nuevo.
Creía que podría haber luchado más, sentir su fuerza hasta el límite de romperme, pero aquello lo deseaba tanto como deseaba la manera en la que me trataba en ese momento en específico. Durante un rato había vuelto a dejar que me llevara la oscuridad cerrando los ojos, y cuando el beso terminó, entonces los volví a abrir acompañando el gesto con un jadeo. Lo miré sin saber que decirle, y aun así, pretendí que a través de mis ojos lo entendiera todo. Deseaba la contradicción; luchar para que fuera violento, ser dócil para ser tratado con dulzura, pero de todas formas, no era yo quien decidía todo eso. Lo busqué de nuevo, con mi movimiento extremadamente limitado, para rozar mi nariz con la suya e invitarlo de nuevo a tomar todo lo que se le antojara, mientras en mi retaguardia, el movimiento de su pelvis seguía, suave. -¿Qué es lo que hace una presa en estos casos? -Necesitaba saberlo, ya había asumido mi condición en esa casa.
Suspiré con cierto alivio al sentir que seguía, reanudando el contacto con unos besos suaves que iban escalando, mientras que su otra mano, pasaba de mi cadera para deslizarse hasta mi vientre, donde me contraje suavemente en un espasmo al tacto que me hacía vulnerable bajo sus dedos. Mi cuerpo continuaba igual, en la misma postura incómoda, pero eso ya no me molestaba, porque una vez relajaba todos los músculos, el esfuerzo por mantenerme dejaba de doler al ser sostenido por los dedos en mi cabello.
Disfruté de la humedad de su lengua lamiendo y jugando con mis labios entreabiertos, buscando incluso cerrarlos un poco para sentirla, explorando a su gusto y sin prisas, pero el acto no hizo falta porque al final, el vampiro terminó por ocuparla igual que antes de manera algo más gentil, pero aún ansioso. De nuevo sentí que lo gozaba, me regocijé entregándole todo lo que pedía, hasta el último centímetro de mi boca, la última pizca de oxigeno, mis labios; solo me dejé devorar mientras sus yemas jugaban con mis pezones y me producían esa sensación que me obligaba a respirar hondo de nuevo.
Creía que podría haber luchado más, sentir su fuerza hasta el límite de romperme, pero aquello lo deseaba tanto como deseaba la manera en la que me trataba en ese momento en específico. Durante un rato había vuelto a dejar que me llevara la oscuridad cerrando los ojos, y cuando el beso terminó, entonces los volví a abrir acompañando el gesto con un jadeo. Lo miré sin saber que decirle, y aun así, pretendí que a través de mis ojos lo entendiera todo. Deseaba la contradicción; luchar para que fuera violento, ser dócil para ser tratado con dulzura, pero de todas formas, no era yo quien decidía todo eso. Lo busqué de nuevo, con mi movimiento extremadamente limitado, para rozar mi nariz con la suya e invitarlo de nuevo a tomar todo lo que se le antojara, mientras en mi retaguardia, el movimiento de su pelvis seguía, suave. -¿Qué es lo que hace una presa en estos casos? -Necesitaba saberlo, ya había asumido mi condición en esa casa.
13/06
00:30 AM
Nick Vause
Bird cage
Disfrutaba de la sumisión de su entrega, tanto como lo hacía de su lucha. Podía escuchar, perfectamente, el latido de su pulso en el cuello, como estaba acelerado en ese momento. Pero, al mismo tiempo, el olor en el aire me recordaba que apenas lo había dejado comer. No lograría reponer fuerzas de aquella forma, por lo que fui soltando el agarre y luego de terminar con el beso, me separé un poco de él, pero mantenía la cercanía. Le permití girarse y apoyé las palmas de las manos a ambos costados, sobre el mesón, inclinado hacía él.
—Muere.—le dije en un susurro contra sus labios, lo besé nuevamente y lo abracé para volver a cargarlo y subirlo a la superficie del mesón. Continué besándolo y tambien rodeándolo en un abrazo que se complementaba con caricias es su espalda y costillas, allá donde fuera que alcanzara con mis manos, le regué de caricias.
Me separé un poco de él y le tomé con la mano abierta la parte trasera de la cabeza y me acerqué a besar su frente.
—Come, La pizza fría no es tan rica.—le dije y bajé las manos por sus muslos, acariciándolos, luego estiré la mano para alcanzar un trozo de pizza y se lo acerqué a los labios.—Abre.—le ordené de forma gentil y esperé para mirar como abría su boca.
—Muere.—le dije en un susurro contra sus labios, lo besé nuevamente y lo abracé para volver a cargarlo y subirlo a la superficie del mesón. Continué besándolo y tambien rodeándolo en un abrazo que se complementaba con caricias es su espalda y costillas, allá donde fuera que alcanzara con mis manos, le regué de caricias.
Me separé un poco de él y le tomé con la mano abierta la parte trasera de la cabeza y me acerqué a besar su frente.
—Come, La pizza fría no es tan rica.—le dije y bajé las manos por sus muslos, acariciándolos, luego estiré la mano para alcanzar un trozo de pizza y se lo acerqué a los labios.—Abre.—le ordené de forma gentil y esperé para mirar como abría su boca.
13/06
00:30 AM
Nick Vause
Bird cage
No fui consciente en el momento, pero su agarre se había ido suavizando con el tiempo, y en lo que su beso finalizaba, a su vez, recuperaba el espacio. Él seguía cerca, sí, no se había ido a ningún lado, pero me permitía moverme, y con ese mismo permiso, me giré de nuevo para volver a estar cara a cara contra él. Sin embargo, sus brazos continuaban formando una especie de barrera a ambos lados que me mantenía encerrado, y tranquilo, esperé a que su figura se cerniera sobre mí al inclinarse.
“Muere”. La palabra resonó en el aire, difuminándose pronto en aquel susurro que resbaló por mis labios. De repente, me sentí triste, extrañamente reconfortado, pero triste, al fin y al cabo, porque la muerte sería un descanso que no obtendría por él. Me dejé arropar por sus brazos, que volvieron a alzarme sobre la mesa, y por sus labios, que de nuevo besaron los míos sin violencia. Mi gesto se contrajo un poco al contacto y sollocé a duras penas por una pequeña ruptura de voluntad que traté de contener a la fuerza. Sus caricias pasaron por todos aquellos moratones y golpes anteriores cubiertos por la ropa, y al final, en el punto de quiebre, me dejé consolar.
Sorbí algo la nariz cuando se alejó, por suerte no hubo mocos que llegaran a mancharlo, pero volví a sentir un profundo sentimiento de vergüenza por dejar que un completo desconocido me viera así, incluso si tenía todas las razones del mundo para no sentirme bien.
Permití que ese beso en la frente me hiciera sentir algo mejor, y con su orden, abrí la boca y recibí su gentileza dando un bocado a la pizza, comiendo de su propia mano. Mastiqué y tragué con paciencia, para luego dar otro mordisco enseguida. De nuevo lo miré sabiendo que él lo que no deseaba era verme morir. -Sigue estando rica. -Intenté no tocar demasiado el tema.
“Muere”. La palabra resonó en el aire, difuminándose pronto en aquel susurro que resbaló por mis labios. De repente, me sentí triste, extrañamente reconfortado, pero triste, al fin y al cabo, porque la muerte sería un descanso que no obtendría por él. Me dejé arropar por sus brazos, que volvieron a alzarme sobre la mesa, y por sus labios, que de nuevo besaron los míos sin violencia. Mi gesto se contrajo un poco al contacto y sollocé a duras penas por una pequeña ruptura de voluntad que traté de contener a la fuerza. Sus caricias pasaron por todos aquellos moratones y golpes anteriores cubiertos por la ropa, y al final, en el punto de quiebre, me dejé consolar.
Sorbí algo la nariz cuando se alejó, por suerte no hubo mocos que llegaran a mancharlo, pero volví a sentir un profundo sentimiento de vergüenza por dejar que un completo desconocido me viera así, incluso si tenía todas las razones del mundo para no sentirme bien.
Permití que ese beso en la frente me hiciera sentir algo mejor, y con su orden, abrí la boca y recibí su gentileza dando un bocado a la pizza, comiendo de su propia mano. Mastiqué y tragué con paciencia, para luego dar otro mordisco enseguida. De nuevo lo miré sabiendo que él lo que no deseaba era verme morir. -Sigue estando rica. -Intenté no tocar demasiado el tema.
13/06
00:30 AM
Nick Vause
Bird cage
Percibí un ápice de tristeza en su mirada cuando le respondí, el cual me fue más clara cuando lo tuve sentado frente a mi. No era bueno consolando, menos aún podría decirle nada que le reconfortara cuando yo lo había puesto en aquella situación. Para mi no había sido más que el azar, buscando algún vagabundo del bosque, o gente que acampara por ahí, errantes que serían difíciles de rastrear una vez murieran, pero al final había acabado destrozando una familia, su familia. Al ver su reacción, me arrepentí de mi respuesta y me pareció de mal gusto. No lo había dicho con malas intenciones, pero no había sido prudente mencionar la muerte frente a alguien que la había vivido hace poco.
Como no tenía palabras que me justificaran, ni que le consolaran, sólo le acerqué la comida.
—Me alegro.—le dije con un pestañeo lento, casi adormilado y le dejé que tomara por su cuenta el trozo de pizza, para no sostenerlo todo el tiempo hasta que sus dientes llegaran a mis yemas, pues no sabía cuanto le tomaría hacerlo. Di un paso atrás para separarme de él y luego me alejé unos pasos, pasando la mano por encima de la superficie del mesón mientras me alejaba. Buscaba en mi mente alguna conversación trivial que pudiera aligerar el ambiente, o volver a la ventana para no tener que hablar. Pero, al final decidí tener un poco de valor y me volví para mirarlo.
—¿Estabas mal?—le pregunté, casi seguro de que la respuesta era afirmativa, aunque se atreviera a mentirme, no había otra forma en que viera al monstruo, como un salvador. Al menos que hubiese estado con uno al que le temiera más.—Tú madre me miró de la misma forma, cuando abrió la puerta. Como si yo estuviera ahí para rescatarla. Es la misma forma en que me has mirado tú. Lamento no ser lo que esperaban, pero no existe tal cosa, como un salvador o un héroe y si es que existe, soy el menos indicado para ese rol.—le dije, endureciendo la mirada.—No creas que he hecho las cosas por caridad. Eres un error y voy a tomar provecho de eso. Te quedarás aquí, para alimentarme de ti. Yo te mantendré alimentado y saludable para no tener que salir a cazar nuevamente como lo hice anoche. No quiero que el hambre me vuelva a dominar. Pero, no te garantizo que tu vida vaya a mejorar. ¿Entiendes? No te he salvado, es un acto puramente egoísta y estarás aquí, hasta que yo te diga. O hasta que no quede nada de ti.
Como no tenía palabras que me justificaran, ni que le consolaran, sólo le acerqué la comida.
—Me alegro.—le dije con un pestañeo lento, casi adormilado y le dejé que tomara por su cuenta el trozo de pizza, para no sostenerlo todo el tiempo hasta que sus dientes llegaran a mis yemas, pues no sabía cuanto le tomaría hacerlo. Di un paso atrás para separarme de él y luego me alejé unos pasos, pasando la mano por encima de la superficie del mesón mientras me alejaba. Buscaba en mi mente alguna conversación trivial que pudiera aligerar el ambiente, o volver a la ventana para no tener que hablar. Pero, al final decidí tener un poco de valor y me volví para mirarlo.
—¿Estabas mal?—le pregunté, casi seguro de que la respuesta era afirmativa, aunque se atreviera a mentirme, no había otra forma en que viera al monstruo, como un salvador. Al menos que hubiese estado con uno al que le temiera más.—Tú madre me miró de la misma forma, cuando abrió la puerta. Como si yo estuviera ahí para rescatarla. Es la misma forma en que me has mirado tú. Lamento no ser lo que esperaban, pero no existe tal cosa, como un salvador o un héroe y si es que existe, soy el menos indicado para ese rol.—le dije, endureciendo la mirada.—No creas que he hecho las cosas por caridad. Eres un error y voy a tomar provecho de eso. Te quedarás aquí, para alimentarme de ti. Yo te mantendré alimentado y saludable para no tener que salir a cazar nuevamente como lo hice anoche. No quiero que el hambre me vuelva a dominar. Pero, no te garantizo que tu vida vaya a mejorar. ¿Entiendes? No te he salvado, es un acto puramente egoísta y estarás aquí, hasta que yo te diga. O hasta que no quede nada de ti.
13/06
00:30 AM
Blanc Bonnet
Bird cage
El tema terminó por quedar en el olvido - tal y como quise - y por un rato, me sentí en calma. No sabía si se trataba de la comida, de que Nick me la estuviera dando por su propia mano, o si era el vampiro propiamente dicho, que emanaba cierta personalidad que me impedía entrar en pánico como lo hubiera hecho cualquier otro. Su mirada, además, con su parpadeo lento, me mantenía atrapado en un estado que me impedía pensar demasiado en el riesgo que corría, pero, en cualquier caso, en ese momento de tranquilidad, me sentí mejor y terminé por aceptar el trozo de pizza que me ofrecía para poder alimentarme yo mismo mientras él se alejaba un poco y rodeaba la mesa.
Se alegraba, eso me repetía yo en mi mente mientras miraba al fondo de la sala, y entre y mordisco trago, reflexionando sobre la inmortalidad del cangrejo, me preguntaba si era realmente así. Su parpadeo había sido lento y su expresión no daba mucho juego para adivinar sus emociones tampoco, si es que realmente las poseía, pero tenía claro que, de tenerlas, el juego de antes era definitivamente el momento que más había disfrutado, aun a costa de que su diversión me hubiera costado un pequeño desgaste energético y emocional que no tenía previsto vivir pronto. Aunque, desgraciadamente, nada de lo ocurrido había estado planeado por ninguno, y así seguiría siendo.
El momento de paz se terminó cuando su voz grave volvió a introducirse por mis oídos e interrumpió mis pensamientos. Mi gesto se contrajo como si hubiera mordisqueado algo amargo entonces, y tras darme cuenta de que ya no existía más de la antigua porción de pizza, decidí tomar otra sin llegar a morderla.
Incliné la cabeza como única respuesta, una que no llegaba a ser afirmativa ni negativa, pero que estaba seguro que él sabría bien como interpretar. Que estuviera mal era algo de lo que yo ni siquiera había sido consciente - y de hecho - todo lo que me sucedía era casi como si todo el tiempo hubiera estado maldito, pero con la condición de no poder hablar de ello, o incluso, ni siquiera estar consciente de la maldición per se.
De nuevo me sentí abrumado al sentirme relacionado con mi madre, pero la ironía en la manera en la que habían ocurrido los sucesos uno tras otro, me hizo emitir una pequeña risa agria, imperceptible y que parecía más un sonido lastimero que salía desde mi garganta. A su vez, lo que parecía ser un intento por explicarme la situación, terminó volviéndose un intento por parte del vampiro para justificar de nuevo cuan terrible y egoísta era, y a posteriori casi percibí como trataba de hacerme ver la seriedad del asunto.
Estaba atrapado con él, un vampiro, no una hermanita de la caridad, lo que significaba que mi destino sería permanecer allí, no dar problemas, y servir de bolsa de sangre hasta que se hartara, yo envejeciera lo suficiente para dejar de ser rentable, o en el peor de los casos, muriera por alguna razón u otra; pero por alguna razón, nada de eso me pareció tan terrible, e incluso me atrevía a decir que no distaba tanto de mi vida anterior; en ambas significaba mantenerme alimentado, vivo y cansado cuando en lugar de magia me extrajeran sangre.
-Entonces mi vida depende de ti. -Musité, tomando un mordisco de la pizza que todavía tenía en la mano sin tocar. Volví a buscarlo con la vista cuando terminó de hablar. -Me parece bien. -Atiné a decir. Realmente fue lo único que se me ocurrió. De mis labios asomaba una sonrisa muy leve, pero honesta, casi de alivio. -Parece que podrían ser más de tres meses entonces; supongo que así tendré tiempo de ganarte a la próxima, o de planear un escape. -Cavilé, algo distraído, como si no le hablara a él directamente. Luego parpadeé lento y mi boca se ensanchó algo en una sonrisa más afligida. -Lo siento, se supone que debería estar aterrado, realmente lo estoy, al fin y al cabo, no eres una buena persona ¿Verdad? -Pero, a su vez, no lo estaba, realmente no, era una mezcla extraña. Debía ser que me gustaba estarlo.
Volví a comer.
Se alegraba, eso me repetía yo en mi mente mientras miraba al fondo de la sala, y entre y mordisco trago, reflexionando sobre la inmortalidad del cangrejo, me preguntaba si era realmente así. Su parpadeo había sido lento y su expresión no daba mucho juego para adivinar sus emociones tampoco, si es que realmente las poseía, pero tenía claro que, de tenerlas, el juego de antes era definitivamente el momento que más había disfrutado, aun a costa de que su diversión me hubiera costado un pequeño desgaste energético y emocional que no tenía previsto vivir pronto. Aunque, desgraciadamente, nada de lo ocurrido había estado planeado por ninguno, y así seguiría siendo.
El momento de paz se terminó cuando su voz grave volvió a introducirse por mis oídos e interrumpió mis pensamientos. Mi gesto se contrajo como si hubiera mordisqueado algo amargo entonces, y tras darme cuenta de que ya no existía más de la antigua porción de pizza, decidí tomar otra sin llegar a morderla.
Incliné la cabeza como única respuesta, una que no llegaba a ser afirmativa ni negativa, pero que estaba seguro que él sabría bien como interpretar. Que estuviera mal era algo de lo que yo ni siquiera había sido consciente - y de hecho - todo lo que me sucedía era casi como si todo el tiempo hubiera estado maldito, pero con la condición de no poder hablar de ello, o incluso, ni siquiera estar consciente de la maldición per se.
De nuevo me sentí abrumado al sentirme relacionado con mi madre, pero la ironía en la manera en la que habían ocurrido los sucesos uno tras otro, me hizo emitir una pequeña risa agria, imperceptible y que parecía más un sonido lastimero que salía desde mi garganta. A su vez, lo que parecía ser un intento por explicarme la situación, terminó volviéndose un intento por parte del vampiro para justificar de nuevo cuan terrible y egoísta era, y a posteriori casi percibí como trataba de hacerme ver la seriedad del asunto.
Estaba atrapado con él, un vampiro, no una hermanita de la caridad, lo que significaba que mi destino sería permanecer allí, no dar problemas, y servir de bolsa de sangre hasta que se hartara, yo envejeciera lo suficiente para dejar de ser rentable, o en el peor de los casos, muriera por alguna razón u otra; pero por alguna razón, nada de eso me pareció tan terrible, e incluso me atrevía a decir que no distaba tanto de mi vida anterior; en ambas significaba mantenerme alimentado, vivo y cansado cuando en lugar de magia me extrajeran sangre.
-Entonces mi vida depende de ti. -Musité, tomando un mordisco de la pizza que todavía tenía en la mano sin tocar. Volví a buscarlo con la vista cuando terminó de hablar. -Me parece bien. -Atiné a decir. Realmente fue lo único que se me ocurrió. De mis labios asomaba una sonrisa muy leve, pero honesta, casi de alivio. -Parece que podrían ser más de tres meses entonces; supongo que así tendré tiempo de ganarte a la próxima, o de planear un escape. -Cavilé, algo distraído, como si no le hablara a él directamente. Luego parpadeé lento y mi boca se ensanchó algo en una sonrisa más afligida. -Lo siento, se supone que debería estar aterrado, realmente lo estoy, al fin y al cabo, no eres una buena persona ¿Verdad? -Pero, a su vez, no lo estaba, realmente no, era una mezcla extraña. Debía ser que me gustaba estarlo.
Volví a comer.
13/06
00:30 AM
Nick Vause
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